Capítulo con retraso, pero siempre me pasa igual, después de exámenes me quedo con seca, nada viene a mi mente :-S. Por cierto os debía el capitulo de la semana pasada, así que este es un dos en uno ;-)
Y sin más, os dejo conociendo a la familia…
Capítulo 5 – Presentaciones (1ª y 2ª parte)
“Aún once días antes de la boda…”
-Menos mal que tu ya pareces conocerla Edward – si, ni te imaginas cuanto – Bueno, esta es tu habitación, quizás tenga algo de polvo pero…no sabía…
-Pues si, solo esta el de abajo y porque tu padre mi obligo – claro.
-Tranquila, todo va a salir bien…
Era la cuarta vez que el sonido profundo y seductor de la voz de mi perfecto acompañante susurraba esas palabras.
Tranquila Bella, no vas al matadero ni tampoco a la silla eléctrica, vas a casa, con tu familia, esa a la que estas casi tres años sin ver…Y además, no vas sola, vas con un completo desconocido al que vas a presentar como tu novio, pero no vas sola…
Dios, ¿porque no se abría ahora mismo la tierra y se tragaba el taxi? Aunque, si deja en suelo firme al conductor, por mi encantada, siempre y cuando Edward se hunda conmigo claro….
Controla esas hormonas Bella, hace apenas seis horas que lo conoces…Seis de las cuales, cuatro me las he pasado sentada a su lado en un avión con más de cincuenta personas, pero daba igual, para mi era como si solo hubiéramos estado él y yo, sentados juntos, a escasos centímetros de entrar en contacto piel con piel, apunto de rozarnos, sonriéndonos de vez en cuando con cierta timidez…
¡Bella!...Joder…si pienso en mi familia malo, si me dejo llevar por mis hormonas peor… ¿En qué se supone que tengo que pensar?... ¿en ovejitas?...
-Ya hemos llegado – pronunció el taxista, haciendo que con sus palabras todo mi estómago diera un giro de trescientos sesenta grados.
-No puedo – fui lo único capaz de decir.
-Bella, mírame – negué con la cabeza agachada al escuchar a Edward llamarme – Bella – dijo mi nombre otra vez en tono guasón, seguro que ahora mismo estaría pensando lo ridícula que era – Bella, estoy contigo, no tienes porque estar nerviosa – comenzó a susurrar en mi odio, haciendo que toda mi piel se estremeciera con tan solo sentir su aliento tan cercano a mí, demasiado cercano a mi– Todo va a salir bien ¿de acuerdo? – siguió hablando, consiguiendo con su penetrante voz que levantara la cabeza y lo encarara – Confía en mi – susurro clavando su mirada en la mía.
¿La tierra se mueve o soy yo que me estoy mareando?
-Vale… – balbucee sin despegarme por un momento de esos ojos tan verdes como hipnotizantes, verdes como el color de la esperanza, esperanza que se suponía, debía tener…Al menos él, me hacía tenerla.
Va Bella… ¿Qué puede ir mal? Ya se lo que me espera ahí dentro, vengo preparada ¿no?...Así que…adelante…
-Es preciosa – dijo Edward contemplando mi…casa, una vez bajamos del taxi.
-Si – susurre observándola.
Era inevitable que los recuerdos de la última vez que la vi, no vinieran a mi mente. Era un día lluvioso, recuerdo que la lluvia se mezclaba con mis lagrimas y hacía frio, mucho frío, pero yo no lo sentía, solo sentía miedo, miedo mezclado con las ganas de querer salir de aquí. De eso hacía justo casi tres años.
-No ha cambiado nada – continúe diciendo mientras miraba el patio en el que tantas veces habíamos jugado mi hermana y yo. Esos eran otros tiempos, de eso hacía ya muchos años.
-Parece cálida – hablo Edward, trayéndome nuevamente de vuelta del mundo de mis recuerdos.
-Mi madre sabe darle ese aspecto – colores suaves, toda una experta en el mundo de las apariencias – pero como ves, el comité de bienvenida no nos espera – lo dicho, nada había cambiado, todo seguía estando en su sitio.
-Tengo un dicho para eso, si Mahoma no va a la montaña, la montaña tendrá que ir a Mahoma – sonrío, haciéndome sonreír a mi también. ¡Dios!, ¿porque eres tan guapo?
-¿Y si la montaña no puede moverse? – pregunte enfocando mi vista hacía las escaleras que conducían a la puerta principal, mal iba como siguiera mirándolo.
-Pues alguien tendrá que ayudarla a moverse – respondió agarrando mi mano y tirando de esta.
-¡Espera…mis maletas! – grite mientras me arrastraba por todo el camino de piedras que conducían hacía la puerta.
Y yo con tacones. ¡Dios!…esto era un caída contra el suelo segura.
-Estas loco – dije una vez puse un pie en el suelo de madera oscura del pequeño porche.
-Ya estamos aquí – sonrió nuevamente tras un leve suspiro. Dios, lo que no habían conseguido los tacones lo iba a conseguir él - ¿Llevas llave? – no, y aunque la llevara…, no…no entraría sin llamar, para que mi madre me confunda con una chonqui o algo peor y acabe tirándome alguna de sus caras y pesadas figuras. No, me haría pagársela y dinero…dinero era algo de lo que yo carecía en este momento.
-Mejor…toco el timbre – dije intentando recuperar mi habitual respiración.
-Llama mientras voy a por las maletas – no….no, no…tú tienes que estar delante – Bella…llama – repitió tranquilo a la vez que soltaba mi mano y me daba la espalda…Con lo a gusto que estaba mi mano entrelazada con la suya.
¿De verdad a sido buena idea traer a este hombre conmigo?...Madre mía…
Vale Bella, respira hondo y llama, solo tienes que levantar el brazo y tocar al botoncito negro de la derecha, no es muy complicado así que hazlo, hazlo antes de que Edward lo haga por ti…
“Ding, Dong”
Diez segundos, ese fue el tiempo que tarde en escuchar las pisadas tras la puerta dirección a abrirla, diez segundos en los que me plantee varias formas de escapar de allí, ninguna con éxito dado a que aún seguía esperando delante de la imponente puerta de roble natural, diez segundos en los que sentí el temblor por cada uno de mis músculos, llevándome incluso a apoyar una de mis manos en el marco del portón, temblores que se acentuaron una vez comencé a escuchar el ruido de la manivela al girarse…
¿Dónde esta Superman cuando se necesita?... ¿Kansas no estaba muy lejos de aquí no?, además, él puede volar, la distancia no es impedimento para él….
-¿Bella?
-¿Carmen?…Oh dios mío… ¡Carmen! – grite tirándome a sus brazos nada más darme cuenta de que era ella.
Carmen, llevaba trabajando para mi familia desde que nos mudamos a Seattle, justo cuando el imperio de mi padre se convirtió en eso, en un imperio. Debido a la dimensiones de mi nuevo hogar, mi madre vio oportuno contratar a alguien que la ayudara en las labores de este, más bien a alguien que las hiciera, ya que ella nunca estaba, y en eso no fue en lo único en lo que tomo su lugar, ya que para mi, Carmen siempre fue algo más que una simple ama de llaves.
-Mi niña… ¿Cómo has estado?... – decía esta mientras acariciaba mi rostro con sus cálidas manos.
Su niña, eso había sido siempre para ella, su niña.
-Feliz de volver a verte Carmen y de volver a sentir como me achuchas entre tus brazos – conteste volviéndola a abrazar. Si alguien me había echado de menos, esa sin duda había sido Carmen.
-Pequeña, que alegría de volver a verte por aquí, y estas guapísima…muy delgada eso si, pero verás como eso lo arreglo los días que estés por aquí – decía mientras sus ojos se iban aguando cada vez más, consiguiendo con ello que los míos la acompañasen.
-
Ejem, ejem – tosió una conocida voz tras de mi. Ahí estaba Edward, parado en el marco de la puerta con su resplandeciente sonrisa, mientras los pocos rayos de sol que quedaban se reflejaban en su cobrizo pelo despeinado.
Bella por dios, ¡céntrate!, es hora de mentir no de seguir babeando, además, si farsa colaba con Carmen, colaría con el resto de mi familia.
-Mira Carmen, te presento a mi…. novio – joder, que extraño se me ha hecho decir mi novio… aunque no estaría mal que lo fuera la verdad – Edward – vale, ya - ella es Carmen, el ama de llaves para todos, para mi…, una persona muy especial - dije acariciando la mejilla de esta.
-Encantado señora – respondió él tendiéndole su mano.
-¿Señora?, hijo…que vosotros seáis jóvenes no significa que yo sea mayor – dijo en tono de ofendida – Ven aquí, quien hace feliz a Bella, me lo hace a mi también – dijo tendiéndole sus brazos para abrazarlo, gesto que hizo que Edward se quedara congelado en el sitio por un instante, pero rápidamente, contribuyo en el abrazo con otra nueva sonrisa. Iba a matarme, lo sabía.
-Carmen me quiere mucho – hable mirándolo, solo faltaba que a la primera de cambio se espantara y saliera huyendo, y esto no era nada para todo lo que le tocaba por ver, además, con lo bien que me siento mirándolo, no, no, ahora no puede irse.
-Es imposible no quererte – dijo esta mirándome con sus preciosos ojos azul cielo. No la había conocido de joven, ya que cuando entro a trabajar aquí, el paso del tiempo mezclado con el sufrimiento que la vida le había echo pasar, ya eran patentes en su cara, pero aún así, seguía conservando los rasgos de la belleza que tuvo en su día.
-Eso mismo pienso yo… ¿Carmen? – añadió Edward haciéndome sonrojar al instante. Meterse en el papel, se metía muy bien.
-Si, tú me tuteas, y yo te dejo que sigas haciendo feliz a mi Bella – sonreímos todos ante sus palabras, aunque la sonrisa se me fue de golpe al comprobar que solo estábamos los tres en esa casa.
Mi triste realidad, esa en la que Edward verdaderamente no era mi novio y mi familia, mi familia ni estaba presente después de tanto tiempo.
-Veo que mi familia todavía no ha llegado, y eso que pensaba que llegaba tarde – dije caminando hacia el interior de la que en su día fue…mi hogar – Vaya, y por lo que veo Renee a echo remodelaciones – mi madre y su aburrimiento, con esta ya eran tres las veces que cambiaba los muebles del salón, tres, sino a echo ninguna mas durante estos años.
-Verás cariño, debe haber habido alguna confusión porque te esperábamos mañana no hoy, de todas formas tu madre…
-¿Bella?...
-¿Mama? – pregunte sorprendida dándome la vuelta al escuchar su voz.
-¡Bella!….mi pequeña hija ingrata – grito corriendo hasta a mi para abrazarme, nada raro la verdad, Renee era muy efusiva los primeros veinte segundos, después, volvía a su mundo, ese en el que solo giraba ella.
-Si mama, la hija ingrata ha vuelto al hogar.
-Porque no avisaste que llegabas hoy, no te esperábamos, esta todo echo un desastre y… – lo dicho.
-Mama, hace dos días te dije que llegaría jueves. Hoy es jueves.
-¿Hoy es jueves? – asentí – Con la boda no se ni en que día vivo ¿puedes creértelo? – si solo fuera por la boda – Bueno, lo importante es que ya estas aquí. Tenía muchas ganas de verte cielo – dijo acariciando mi cara y mirándome de manera especial…
¿Dónde estaba Renee y quien era esta mujer?
-Quiero…quiero presentarte a alguien – dije dándole un giro distinto a la conversación, si le decía a mi madre que en el fondo, yo también tenía ganas de verla, acabaría reprochándome la forma en la que me fui – Mira, él…él es Edward, mi…mi novio. Ella es Renee, mi madre.
-Vaya…tu gusto mejora con los años – lo dicho, mi madre y su exceso de efusividad – Encantada Edward.
-Igualmente – sonrió estrechando su mano.
-Bueno, y la novia ¿donde esta? – pregunte antes de que Renee comenzara a hacer sus típicas preguntas, “¿cuánto lleváis juntos?”, “¿cuándo os vais a casar?”, “¿vivís juntos?”...Aún no estaba preparada para todo eso, aún siendo cierto que Edward y yo pues…eso, que lo nuestro si fuera real, dudo que estuviera preparada para contestar su interrogatorio.
-En la cocina con Emmett, estábamos preparando la cena entre todos – dijo mi madre con felicidad…
-Vaya, veo que las cosas si cambian – podía contar con los dedos de una mano las veces que mi madre había pisado la cocina para hacer de comer durante los años que estuve aquí, y gracias a que no lo hizo más veces porque cocinar, cocinar, precisamente no es lo podía llamarse a eso que hacía – Y… ¿has aprendido a cocinar?
-Carmen nos esta enseñando – me gire rápidamente para mirar a esta con cara de sorpresa – Tu hermana Bella, que quiere aprender y nos ha liado a todos – claro, que no conseguía Rosalie.
-También os puedo enseñar a vosotros dos mientras estáis aquí.
-Bueno, unas clases nunca vienen mal – respondió Edward con su, ya, característica sonrisa – Aunque yo…no soy muy buen alumno Carmen, ¿tendrá paciencia conmigo?
-Por su puesto que si joven, además, si lo estoy consiguiendo con Emmett, contigo también - ¿Que narices tenía este tío que conseguía ganarse a todo el mundo con tan solo unos minutos?...Adulador, encantador, guapo hasta la medula, señor, lo tenía todo…
-Entonces, encantado de ser su, perdón, tu alumno – respondió este guiñándole un ojo a Carmen, gesto que hizo que esta se ruborizase un poco.
Carmen…una mujer de mas de sesenta años… ¿ruborizada por…un desconocido? Bueno, no es un desconocido, es el desconocido.
-Vamos a…la cocina, así veo a mi hermana – hable repentinamente antes de que Renee soltara alguna de sus típicas burradas y mi acompañante hiciera más de las suyas, con tenernos hipnotizadas a Carmen y a mi, bastaba.
-Vamos – dijo Edward poniendo una mano en mi espalda, la cual se resintió nada más sentir su contacto, invitándome así a seguir a mi madre y a Carmen, las cuales comenzaron a andar delante de nosotros.
-Con que finjas ser mi pareja sobra, no tienes porque parecer dispuesto a todo – le susurre sin quitar la sonrisa de mi cara mientras caminaba hacia la cocina.
-Es cuestión de educación, nada más – dijo enseñándome sus perfectos dientes blancos y brillantes.
-Claro… - dije sarcásticamente mirándolo, antes de llegar al umbral de la cocina. Chico listo, muy listo.
-¡Emmett!, he dicho que vengas aquí…. – ahí estaba la inconfundible voz de mi hermana. La reconocería a kilómetros de aquí, y no por que fuera molesta, al contrario, era dulce y armoniosa, con el toque justo de dureza que una mujer de su carácter requería. Perfecta, así era Rosalie.
-Ah…Hola – saludo nada más vernos el chico que rápidamente reconocí como Emmet, saludo que hizo que mi hermana se girara para mirarnos. Por la posición de ambos, bien parecía que estaban jugando la pilla pilla alrededor de la encimera central de la cocina.
-¿Bella?... ¡Bella!, ¡Bella!, ¡Bella! – grito esta corriendo hacia mí.
-Si, ese es mi nombre – dije con voz ahogada ya que cuando quise darme cuenta, los brazos de mi hermana apretaban mi cuerpo de cintura para arriba como si de una serpiente se tratara.
-Hermanita, ¿no sabía que venias hoy? – otra que vivía en su mundo - ¿Cómo estas?, ¿qué tal el viaje?, bueno ya habrá tiempo de ponernos al día, primero tenemos que organizar muchas cosas y mañana, sin falta tenemos que mirar lo del vestido porque si no…Y las flores, la chica de la tienda me ha dicho que tu..
-Rose, Rose, calma, tranquila, vas a volver loca a mi cuñadita, ¿por qué puedo llamarte así verdad?
-Eh…claro…llámame como quieras – respondí totalmente aturdida, antes de sentir como los brazos del armario empotrado de mi cuñado, se envolvían en mi pequeño cuerpo. Juró que hasta lo escuche crujir.
-Basta de abrazos chicos, vais a acabar matándola a este paso – irrumpió Renee mientras yo me apoyaba sobre el marco de la entrada a la cocina, ni hablar podía.
-Se lo merece por estar sin venir a visitarnos tres años, ¿si no me llego a casar que? – preguntó mi hermana, haciéndose la indignada – Por cierto, ¿tu eres?
-Edward, y siguiendo la línea de tu futuro esposo, creo que soy tu cuñado – señor…
-¡Anda!, encantada Edward, yo soy Rosalie – contesto con efusividad – Vaya, que guardadito te lo tenias pillina – si, y tan guardadito, en el ropero de las cosas sin estreñar.
-Genial, no solo me gano una cuñada sino que también a un cuñado – dijo Emmett golpeando mi hombro. ¿Este se piensa que soy de piedra como él? - Soy Emmett chaval, y por supuesto, date por invitado a mi despedida de soltero.
-Eh…gracias. Por supuesto, cuenta con ello – respondió Edward con otra sonrisa, no si hasta a Emmett se lo acabaría metiendo en el bolsillo.
-Va chicos, basta de hablar, Bella y Edward estarán cansados, además tendrán hambre, así que vamos a cenar – irrumpió Carmen.
-Y… ¿papa? – pregunte, solo a él me quedaba por ver, por lo menos por ahora.
-Llamo para decir que hoy vendría tarde. Quiere dejarlo todo listo para cuando nos vayamos a Forks – contesto Renee.
-Claro – definitivamente habían cosas que no cambiaban.
Tras los pequeños momentos de recuentro y presentaciones, pasamos a cenar, algo que creía que no iba a ser capaz de hacer, ya que mi estado de nervios todavía no había desaparecido, pero nada vas tener frente a mí el plato de
cordero asado, su olor tan familiar, ese que tanto tiempo estaba sin percibir, me hizo dejar los nervios a un lado, ni siquiera me pare a pensar quien lo había cocinado, pues sabía exactamente igual a lo que recordaba.
No deje ni un instante de observar a mi familia mientras cenábamos, ni un ápice habían cambiado. Mi madre, tan o quizás mas loca de lo que la recordaba, se dedico a contar varias anécdotas de la infancia a mi supuesto novio, él cual reía divertido ante los comentarios, mientras yo no dejaba de ruborizarme. Mi hermana, como no, comentando las mil y una cosas que aún quedaban por hacer, y todos los nervios que tenía por ese gran día.
Emmett…, era tan distinto a ella. Físicamente era cuatro veces mi hermana, alto y corpulento, demasiado corpulento, y mentalmente, vale que aún no lo conocía lo suficiente pero…, por ciertos comentarios parecía un niño de ocho años, una especie de oso mimosin, grande pero con esa inocencia por dentro. Aún así, parecía que se complementaban a la perfección, además, ambos se miraban con adoración, como si las palabras del otro fueran el sustento de sus vidas…
Jamás me imagine ver a mi hermana así, se notaba feliz, muy feliz y eso…me alegraba, vale que no fuéramos la familia predilecta, vale que cuando mas los necesite no los tuve pero…, no dejaban de ser mi familia, y me alegraba, me alegraba de volver a verlos.
Además, Edward había conectado muy bien con ellos, vale que eso debía de importarme bien poco, ya que todo esto no era más que un paripé que acabaría en diez días pero…, mejor así, así sospecharían lo mínimo, aunque, mi miedo a las preguntas de Renee y de Rose, era inevitable. Con ellas, nunca se sabe.
-De verdad Bella, no pudiste encontrar otro joven más encantador – dijo Carmen totalmente adulada por las palabras del joven que estaba sentado junto a mi.
-Si, es encantador – respondí fingidamente a la vez que lo miraba, gesto que lo hizo a él acariciarme la mano que tenía apoyada en la mesa.
Este hombre tenía que ser actor, de otra forma no entiendo como parece tan…cómodo, tan natural, como si no tuviera miedo a ninguna pregunta, además, se comporta conmigo como si me conociera de toda la vida. Bella… ¿de que te quejas?, es eso lo que querías ¿no?...Si pero, no se, es inevitable que no me sienta incomoda, no se, y más teniendo a mi familia mirándonos tan detalladamente.
Además estaba el echo de que mi cuerpo parecía responder demasiado bien a sus caricias…No Bella no, no te encariñes porque solo esta actuando, nada más, esto solo es un teatro, con un tío que esta muy bueno si, pero solo un teatro.
-Huy…algo me dice que tenemos boda pronto – canturreo mi madre.
-¿Eh?...no, no… - comencé a negar rápidamente.
-Bella, si es por lo que paso, eso ya paso, no debes tener miedo – dijo mi hermana, sabía que no iban a ser capaces de olvidarse del dichoso tema.
-Las cosas pasaran cuando tengan que pasar, todo en su debido momento – contesto Edward justo en el momento que yo iba a responder. Señor, recuérdame que le haga el altar.
-Bien dicho – respondió Emmett levantando su copa – Ahora hay que centrarse en mi boda – recalco haciendo que todos riéramos.
-Bueno, yo creo que ya va siendo hora de que nos vayamos a descansar, por lo menos de darnos una ducha – hable antes de que Renee hiciera algún otro comentario, por hoy, ya era mas que suficiente – Mama, ¿en que habitación…se va a instalar Edward?
-En la tuya querida - ¿qué? No, no y no, eso si que no podría soportarlo.
-Mama no creo que sea prudente que…
-Como que no, tu crees que os voy a hacer dormir en habitaciones separadas – ¿y ahora yo que digo?
-Pero mama…
-Renee, creo que Bella tiene razón, es mejor que durmamos separados – interrumpió Edward, salvándome nuevamente el trasero - Además, Bella todavía no se acostumbra a mis ronquidos – sonrió mirándome. Lo dicho, un actor digno de un oscar.
¿Roncaría de verdad? ¡Bella!
-Venden unos tapones de lujo en la farmacia Bella, mañana te los traigo – dijo mi hermana.
-¿Tu tienes que usar tapones? – pregunto Emmett mirándola.
-Cielo, no te ofendas vale pero…que tu no te oigas, no significa que no lo hagamos los demás – contesto Rose bajo las protestas de su futuro marido, haciéndonos reír a todos.
-Buenas noches – se coló de pronto esa voz tan familiar entre nuestras risas.
-Hola papa – dije nada más verlo mientras me ponía de pie.
-Isabella – saludo serio sin moverse del centro de la cocina. Adiós euforia.
-¿Todo bien?
-Si, mucho trabajo, pero ya esta todo controlado – siguió intacto, como si mi visita tampoco fuera una gran cosa, al menos no había dicho que hoy no me esperaba.
-Eso es bueno... – nada, ni un acercamiento, ni un beso, ni un abrazo, ni siquiera un ligero brillo en sus ojos - Bueno pues, voy…voy a enseñarle su habitación a Edward y a descansar un rato, hoy a sido un día duro, y mañana hay muchas cosas que hacer – hable para todos mientras este se levantaba - Por cierto, Edward, él es mi padre, Charlie Swan. Papa, Edward es mi…pareja – susurre agachando la cabeza.
-Encantado señor Swan.
-Igualmente – respondió mi padre estrechando su mano.
-Os acompaño chicos – dijo mi madre levantándose de golpe, rompiendo así la tensión formada en el ambiente – así le enseño a mi yerno su habitación - ¿su yerno?....Señor…
-Buenas noches a todos, y…gracias por el recibimiento – dijo Edward despidiéndose de todos, otro al que le daban cuerda y no paraba…
-Mama no hacía falta que nos acompañaras – dije una vez comenzamos a subir por las escaleras.
-¿Como que no?, además alguien tiene que ayudaros a subir todas estas maletas – si, todas llenas de las muchas cosas que Ángela me había echo comprar, otro motivo más de insolvencia en mi cuenta corriente.
Bueno, cuando todo esto acabe puedo vender toda la ropa en la tienda de segunda mano cercana a casa, así por lo menos sacare para pagar el alquiler del mes que viene.
-Que sepáis que sigo sin concebir que no durmáis en la misma habitación pero…, por suerte la habitación de invitados disponible esta al lado de la de Bella – dijo Renee de manera socarrona mirando a Edward.
-Mama, por favor – ella y su facilidad para sofocarme.
-Bella, ¿crees que no se que los jóvenes tenéis vuestras necesidades?
-No te preocupes Renee, Bella y yo…sabremos contenernos – dijo Edward mirándome, yo ya no sabía donde meterme.
-Bueno, pero por si acaso que sepáis que Rosalie apenas duerme aquí, y nuestra habitación queda muy lejos…
-¡Renee!
-¿Que he dicho? – dijo haciéndose la tonta mientras Edward reía por lo bajo.
-Nada mama, tu nunca dices nada – esta si era mi madre.
-No te preocupes Renee, esta muy bien – respondió él entrando en esta.
-También tienes tu propio cuarto de baño. Mi madre y sus manías.
-Manías no Bella, es horrible que venga un invitado y tenga que compartir el mismo baño que los demás.
-Además ve horroroso que hayan baños por medio de los pasillos.
-Es muy bonito, se nota que tienes mucho estilo – contesto Edward, alabando de lleno a mi querida madre.
-¿De verdad?, gracias Edward. Que chico tan amable Bella, de verdad que cuando me dijiste que venias acompañada, no me esperaba que fuera así – seguro que ya se había imaginado al chonqui de la esquina como mi supuesto novio. ¡Chúpate esa madre!
-Si mama, Edward es muy gentil – sonreí, a este paso la que se acabaría convirtiendo en una actriz, iba a ser yo - Bueno, basta ya de adulaciones, Edward querrá descansar y…yo también.
-Muchas gracias por todo Renee, de verdad que estáis siendo muy amables.
-Es lo mínimo, y más después de tanto tiempo sin ver a nuestra pequeña – oh…que bonito, al final, terminaría llorando.
-Vale. Pues…hasta mañana Edward, que descanses – dije despidiéndome de esos preciosos ojos antes de dirigirme hacia la puerta.
-¿Y ya esta?, ¿ni un besito de buenas noches ni nada? ¡Ay!, no cortaros porque este yo – mato a mi madre, juro que la mato.
-Mama por dios – susurre entre dientes.
-Bella es tan tímida – hablo mi madre dirigiéndose a Edward – Anda Bella, no dejes al pobre chico así, lo esta deseando, encima que no vas a dormir con él.
No me dio tiempo ni a reaccionar ni a decir nada, pues, cuando quise darme cuenta, las manos de Edward envolvían mi cintura a la vez que su cálido aliento rozaba mis labios, los cuales se quedaron intactos, sin apenas abrirse al contrario que mis ojos, pues estos permanecieron atónitos mientras sus labios rozaban levemente los míos.
Para cuando ese ligero contacto comenzó a agradarme, la esencia de Edward ya no estaba tan cercana a mí, lo que me hizo quedarme como la típica tonta que cree que siguen besándola aunque en realidad este sola. Vacía, así me sentí, vacía y con ganas de más, de mucho más…Joder, mal vamos Bella.
De piedra, así me había dejado su reacción, una piedra roja como un tomate, pues sentía mi cara arder mientras Edward volvía a alejarse de mí, posicionándose al lado de mi madre, la cual tenía una sonrisa de satisfacción en sus labios.
-Ahora si, buenas noches – dije apenas sin poder mirarle a la cara, necesitaba salir de esa habitación cuanto antes, ahora si que no podría soportar ningún otro comentario de Renee.
Al paso que iba esta, seguro que era capaz de pedirle una demostración más…profunda de nuestro amor, y Edward, tenía pinta de no querer decirle que no y bueno, yo menos, a quien voy a engañar. Dios…vaya semanita me espera.
Mira el lado positivo Bella, este ha sido tu primer roce con los labios de otro hombre después de…tres años, y no ha sido para nada desagradable así que…aprovéchate. Señor…mierda de hormonas.
-Como ves, sigue intacta a como tu la dejaste – sentí a mi madre decir nada más abrir la puerta de la que en su día, fuera mi habitación – salvo por esa planta, todo sigue en su sitio – continuo diciendo.
-Gracias – susurre. Esa esquina era donde estaba colocado el maniquí con mi vestido de novia. Todo un detalle por parte de Renee el colocar algo ahí que no me hiciera recordarlo, cada vez que mirara a ese hueco vació.
-No es nada. Bueno cielo, te dejo para que descanses, créeme, te hará falta – no, no hacia falta que me lo dijera, ya lo había dejado muy clarito mi hermana durante la cena – Me alegra mucho que hayas vuelto – dijo dándome un beso en la mejilla, antes de darse la vuelta para marcharse.
-Y a mi haber vuelto – dije sin pensar, verdaderamente lo sentía.
-Que lástima, una cama tan grande, y tu aquí sola – añadió de pronto. Estaba claro que no podía dejar de ser ella misma por mucho tiempo.
-¡Mama!
-Me voy – respondió sonriendo, a la vez que cerraba la puerta tras ella.
Hogar, dulce hogar.
Bueno, no ha ido tan mal ¿no? Mi familia parece haberme echado de menos, Edward ha desempeñado su papel mejor de lo que esperaba y bueno, los nervios ya estaban desapareciendo, por lo menos ya era un paso.
Y mi padre, bueno, si soy sincera no esperaba otro tipo de recibimiento por su parte, no después de todo. Estaba claro que seguía sin perdonarme, el que dejara la carrera de económicas dándolo así de lado, para él fue más que un insulto, y si eso le añado la manera en la que me fui, pues a aún más.
¿Qué esperabas Bella?, si en estos tres años no ha sido capaz de llamarte ni una sola vez, ni de hablar contigo las veces que tu has llamado. Claramente, era de esperar, su recibimiento era de esperar, así que, dolía menos.
-¡Hola bañera querida! – grite nada más ver mi preciosa bañera – a ti si te he echado de menos – quién no echaría de menos una bañera hidromasaje tamaño extra grande, y más, si durante todos estos años te has tenido que conformar con un simple plato de ducha, grande eso si, pero…plato de ducha igualmente.
Comencé a sacar, de una de mis tres maletas, las cosas necesarias para poder darme un baño relajante, mientras el sonido del agua iba convirtiéndose en música para mis oídos, cuando mis manos se toparon con el sobre del dinero.
Nueve mil dólares, esa era la cantidad que tenía entre mis manos, ese era el precio que me costaba toda esta farsa. Sostuve el sobre entre mis manos dudosa. ¿Qué hacía?, ¿iba y se lo daba ya?, así una cosa menos, y de paso, comentaba con él todo lo sucedido. Es una opción Bella, además, tienes tiempo, a la bañera aún le queda un rato para terminar de llenarse.
Pero… ¿y si ya se había acostado?, ¿y si estaba ocupado?...Bella, en que hija, en que va a estar ocupado. Vale, pues voy ahora y se lo doy, así le pregunto que le ha parecido mi familia.
No te engañes, estas deseando verlo tonta… ¡Joder!, no.
Sin soltar el sobre, salí del baño hacia la puerta de entrada de mi habitación, a la vez que rezaba para no hubiera nadie en el pasillo, solo me faltaba eso, que me vieran con el sobre, les diera por preguntarme, acabaran descubriendo que era dinero, cosa que descubrirían sin mucho esfuerzo gracias a mis nervios, y ¿entonces que?...”Nada mama, que Edward se ha dejado olvidados nueve mil dólares entre mis cosas de aseo”.
-¿Se puede? - toque la puerta del cuarto de invitados antes de abrirla inocentemente, ajena a lo que me esperaba ver nada más entrar.
-¡Uy! Perdona, perdona, perdona, tenia que haber esperado antes de entrar…. – que vergüenza dios mío, esto era lo último que me faltaba por ver hoy - Te espero fuera – dije cerrando la puerta quedándome yo fuera.
-Haz el favor de pasar – y tu haz el favor de ponerte algo de ropa – no voy a comerte… - dijo abriendo la puerta y quedando su cuerpo semidesnudo ante mi, marcando eso…eso que tenia entre sus piernas con su única prenda… ¡Dios mío!
-Lo siento – susurre cabizbaja. Era incapaz de mirarlo, conocía a mis ojos, eran muy cabrones y menos en la cara, lo iba a mirar en todos los sitios.
-¿Por esto? – preguntó como si fuera la cosa más normal - No me digas que nunca has visto a un tío en calzoncillos – dijo dándose la vuelta y dejándome una perfecta visión de su fornida y ancha espalda…y…y de su culo…¡Dios mío que culo!, eso no era un culo, no, eso era una obra de arte..
-Si pero…tu, tu y yo no… - no podía ni hablar, la baba sumada a la vergüenza no me dejaban hacerlo.
-No seas tan puritana – dijo dándose la vuelta, dándome nuevamente la imagen de….de… ¡de! - Además, el mirar entra en el precio – añadió con guasa.
-Créeme, mi intención no es esa contigo – conteste todavía incapaz de mirarlo.
-Bueno, si cambias de opinión házmelo saber, eso si que no esta incluido en el precio - ¿cómo?
-¿Por quien me tomas? – pregunte encarándolo. Dios, si de normal era guapo, al natural, con el pelo húmedo y las ligeras gotas de agua aún cayendo por su rostro, por sus gruesos labios… y su cuello, ese cuello….Señor…este tío era…era…perfecto.
¡Bella! no te desvíes, mira lo que acaba de insinuar.
-¿Ves?, ya me has mirado – dijo sonriendo. Cabronazo.
-¿No piensas vestirte o… algo? – pregunte sin poder apartar mi vista de su torneado torso. Y decía yo de las abdominales de Paul Walker, si el torso de este ser parecía haber sido esculpido meticulosamente.
Nada exagerado pero todo en su sitio, nada que ver con las típicas barrigas cerveceras, no, ni hablar, esta era firme y tersa, dejando pruebas evidentes del ejercicio al que era sometido.
-No, más bien pienso desvestirme, no suelo dormir con ropa – si omitimos detalles mejor, no por nada, si no porque mi mente es muy soñadora y le da por imaginar, y luego…pasa lo que pasa.
-Bueno saberlo – susurre.
-Tienes muchos tapujos, deberías soltarte más – y tú deberías estar prohibido.
-Soy muy tímida – me obligue a mirarle a los ojos.
-Pues la timidez excesiva no es buena, no nos deja ser felices – siguió hablando mientras continuaba secándose con la toalla, sin ningún tipo de timidez. ¿Por qué me haces esto señor?, me estas castigando por haberte pedido que fuera guapo ¿verdad?, es eso…
-Eso dice mi amiga – conteste agachando nuevamente la mirada.
-¿La del teléfono?
-Si, esa misma loca… Bueno – tenía que cambiar el camino que estaba cogiendo la conversación, como me preguntara por esa llamada, ahí si que me tiraba por la ventana - pasaba a ver si estabas cómodo y eso, y por si necesitabas cualquier cosa.
-Tranquila, estoy bien – se nota, vaya si se nota.
-Vale. No ha ido tan mal ¿no?
-Tu familia es encantadora – respondió con otra sonrisa ¿Por qué sonríe tanto?, ¿por qué?
-Bueno, a ver si dices lo mismo dentro de unos días. Por cierto, aquí tienes – dije alzando mi mano con el sobre, no pensaba poner un pie en esa habitación, no - Se que dijiste que te pagara la mitad primero y al terminar la otra mitad pero, ahí lo llevas todo.
-No voy a fugarme.
-Eso espero – pensamientos malos, no tenéis que hablar en voz alta, ¿yo que os tengo enseñados? –Bueno de…de todas formas tengo que dártelo, que más da ahora que dentro de unos días.
-Como quieras – respondió acercándose para coger el sobre.
-Pues…mañana nos vemos – echo ya lo que tenía que hacer, era una tortura para mi vista seguir aquí parada.
-Tienes una familia muy agradable – hablo antes de que me diera la vuelta - Y por lo que he visto, parece que te echaban de menos.
-Nunca dije que no lo hicieran. Aunque bueno, ya has visto a mi padre – eso si habían sido muestras de afecto.
-Es un hombre serio, pero estaba feliz de verte, se podía ver en sus ojos – seguro, esa frialdad de sus ojos me lo dejaban bastante claro.
-Mañana tengo que ir a varios sitios – volví a cortar la conversación, para que hablar de cosas que no era - por lo de la boda y eso…y por la tarde vendrá la modista con los vestidos de mi hermana.
-Estaré listo temprano.
-Vale, por cierto, siento…el numerito de antes, eso que mi madre nos pidió hacer – concrete debido a su mirada extrañada.
-¡Ah!, el beso dices – rio – no te preocupes, es lo normal si queremos hacer creíble la historia, daba por echo que ocurría y no será el único – pues…no había pensado yo en eso…Madre mía…
-Bueno, tampoco hace falta ser efusivos – que yo lo deseara no significaba que él también. Bella hija, le pagan por hacer cosas peores.
-Basta con que seamos creíbles – y de vuelta la sonrisa torcida, que era ¿como una etiqueta personal?, ¿algo de la casa?…made in Edward…
-Hasta mañana – dije antes de cerrar la puerta, no podía seguir más tiempo embobada mirándolo.
-Pillina, ya sabía yo que acabarías cayendo…
-¡Renee! – dios, vaya diez días me esperaban…
Espero que las 25 páginas de Word no os hayan aburrido mucho :-s, el martes conoceremos a la persona misteriosa. Buen fin de, yo me voy a seguir escribiendo my angel, a ver si me diera tiempo para hoy, besos….
5 Sonrisas:
ALMUUUUUU DIOS SANTOOOO :-D!! KIERO 25 PAGINAS MAS HAHAHA :-D ESTA BUENISIIMO ...PERO NO N TIENDO BELLA NO SEAS TIMIDAAAAA MINIMO UNOS BUENOS BESOS HAHAHA }:-] OMG.. ME ENCANTA :*) GRACIAS POR ESCRIBIR ME HACIA FALTA STABA COMO DESESPERADA ;-)XD
SALUDOSSSS GUAPA!
que chulo! este y myangel son mis preferidos:-}
un besiito(L) 0oyolyndao0
Almu vi la peli hace dias y si... esta divertidisima... pero lo dicho le estas poniendo tu sello ... muy diferente el primer encuentro con la familia con respecto a la peli...... me gusto mucho!!!!!! el personaje de Carmen ... Renne igual .... Charlie ... todos!!
ylo que paso en la habitacion pobre de mi Bella todo el tiempo roja como un tomate XD
Edward le tiene que quitar lo timida!!!!!
Almu te felicito por este fic! es genial!!!
cuidate y buen fin!!
Olé!!!!!!
Tantas paginas??juss..q buena eres con nostras..se me ha hecho super rapido..y casi q con ganas de mas..eh?XD Pero bueno..esperare ansiosaa!!!;-D
Al tema...La vuelta a casa de nuestra Bella...Carmen aii q encanto de mujer :)
Renee tan en su mundo como te la puedes imaginar..Rose, la hermana perfecta..a ver como continuan las cosas entre ellas...Emmet un niño grande seguro q hace mas llevaderas las relaciones familiares..o eso esperoo ;-)
Charlie..pues supongo q se alegrara de la vuelta de su hija, porq al fin y al cabo es sangre de su sangre...pero no lo demuestra por orgullo quizas...No sé, pero confio en q tarde o temprano haya acercamiento padres hija:-)
Que más..la casa es una pasadaa!! Y lo de las habitaciones separadas...no se yo cuanto duraran...;-D
Aisss esta Bella tan timiditaaa y con las hormonas revolucionadas...!!Me gustaaaa!!Soi su fan!!!
Y Edward siempre deslumbrando a todo el mundo...ainss :*)
Bueno...me encanta!!!!!!!!!!!!!!!!!quiero mass!!!
Un besazo!!!! y GRACIAS!
Para la próxima que sean 35!! ;-D
Cuántas veces te he dicho ya que me encanta este fic? Ya no te lo repito más no? jeje
Has sido 25 páginas y se me han hecho poquitas. La presentación de todos, la casa, esa última parte....
Parece que la familia ha sido un poco fría con ella en el pasado, pero en el fondo son buena gente. Hasta el padre, que es el más....:-S, no me tiene mala pinta del todo. Quiero fiarme de las palabras de Edward y pensar que la han echado de menos.
Esa Bella hormonal me encanta, y el otro que le quiere quitar la timidez....Me parto con Bella la verdad jajajaj
Edward....también me encanta este Edward....estoy deseando que se suelte, porque ya sé que está trabajando, pero en algún momento hablará, y se sabrán más cosas de él no? seguro que si!!. Seguro que tiene una historia interesante guardada...(ya estoy empezando a imaginar cosas con este fic también jeje)
Y, por último, la casa.....quién te dió permiso a ti para publicar las fotos que te mandé de mi casa? :-}
Bueno Almu, que está genial, te lo digo siempre. Me rio muchísimo y a la vez tengo curiosidad por como sigue todo esto, me atrapa....
Besos!!
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?