Disturbia - Capítulo XXI (Alba)

Hola chic@s,




¡siento el retraso! Hoy seré breve que ando con prisa.... aquí os traigo el siguiente capítulo de Disturbia. Imagino que debéis andar con mono después de tantos días sin actu, pero por fin llegó. Así que aquí la dejo.

POV Tanya – El primero de muchos

La claridad de un nuevo día me hizo despertar tras la mejor noche desde que Edward había desaparecido, y sí, la razón era que él la había compartido conmigo. Recordando lo ocurrido no podía más que sonreír. Me había escuchado, no me había apartado cuando le encontré en nuestra cafetería, en nuestra mesa junto a su habitual cappuccino. Aquello me dio esperanzas que crecieron cuando, el volver a compartir una cena en nuestra casa, no fue un problema para él. Pero jamás imaginé a donde llevarían las cosas. Me necesitaba tanto como yo a él y en sus ojos aun quedaba amor por mí, lo podía ver. Solo esperaba que el hubiera visto todo lo que yo le amaba. Necesitaba una nueva oportunidad, no quería que esta noche fuera una despedida o un adiós, quería un nuevo comienzo.

Me giré con ganas de encontrármelo aun dormido, me encantaba verle dormir, me relajaba y me gustaba imaginar qué soñaba al mismo tiempo que me intrigaba. Pero no estaba allí, solo quedaba el hueco en su lado de la cama… porque a pesar de todo habíamos mantenido nuestro lugar mientras dormíamos.

Ese vacío me asustó, haciendo que mi corazón latiera a mil por hora y provocando que me levantara rápidamente. Aún desorientada, me puse lo primero que encontré por la habitación al tiempo que pensaba “¿Se habría ido? ¿Se arrepentía? ¿Era una venganza?” Miles de preguntas me aturdían…llegué al baño y nada, allí no estaba.

No, no, no…No podía ser. Edward no era así, además lo vi en sus ojos me añoraba, me quería, no podía marcharse como si nada hubiera ocurrido, como si fuera una cualquiera.

De repente, un familiar olor a café llegó a mi nariz, inspiré profundamente, lo que ayudó a relajarme y frenar la angustia que me estaba empezando a ahogar. No se había ido.

Volví al baño más relajada y me lavé la cara para despejarme. Se suponía que ahora teníamos que hablar de lo nuestro, de cómo iban a seguir las cosas entre nosotros, no había huido. Aunque, si ya lo había hecho una vez ¿podría hacerlo una más?

Tenía ganas de llorar. Como había llegado a pensar que se iría le conocía, sabía que ante todo era un caballero y había sentido de nuevo esa conexión, había sentido como volvíamos a ser nosotros la noche pasada. Y aun así, lo primero que pensé fue que me había dejado.

Inseguridad.

Contuve las lagrimas, intenté borrar esos malos pensamientos de mi cabeza y salí directa a la cocina con la sonrisa con la que me había levantado y tirando todos los pensamientos negativos que la habían seguido.

En efecto, Edward estaba preparando el desayuno. Café y tostadas, como cada mañana, como cada día antes de desaparecer de mi vida. Me quedé observando como lo hacía todo, sin la menor duda. Sabía dónde estaba todo, aun lo recordaba. Era normal, era nuestra casa! Pero una parte de mi temía que lo hubiera olvidado. Y así, observándole como una tonta, me sorprendió:

 - ¡Buenos días! ¿No quieres compartir el desayuno?

-Mm… ¡Sí, claro! No tenías que hacerlo…Simplemente podríamos haber ido a una cafetería o podría haberlo hecho yo.- “Como siempre” quise añadir, pero no me pareció apropiado

-Buenos días! No quieres compartir el desayuno?

-Mm..Sí claro! No tenías que hacerlo…Simplemente podríamos haber ido a una cafetería o podría haberlo hecho yo.- Como siempre quise añadir, pero no me pareció apropiado.

-Quería hacerlo, vienes?- Dijo señalando la silla.

No me pude resistir, ni tampoco quería, era lo que había estado esperando meses y ahora lo tenía. No sabía a quién tenía que dar las gracias pero sin duda se las daría a todos los dioses habidos y por haber que me habían dejado y traído a Edward de vuelta a casa.

 Allí sentados el uno frente al otro, como si el tiempo no hubiese pasado entre nosotros, se sentía como estar de nuevo en casa. Desde que él se fue, no dejé esta casa, nuestra casa, y aunque era mi hogar, nunca me sentí como entonces ni como ahora. Y eso se debía a él, era su sitio estar aquí, pero no podía forzar las cosas. Después de todo, yo era la que había metido la pata, la que le había traicionado y fallado, y debía darle su espacio y su tiempo. Pero de una cosa estaba segura, a día de hoy no iba a renunciar a él

-Y..hum..¿Cómo se presenta el día de hoy?- Dije rompiendo nuestro cómodo silencio.

-Como siempre…clase tras clase…-

-Adorada rutina, ¿eh?- le respondí con una mueca

-Esperaba romperla un poco, la verdad – dijo al mismo tiempo que mostraba esa sonrisa ladeada que tanto me encantaba. Esa sonrisa acompañada de su mirada me relajaba y me hacía sentir que la esperanza aún estaba viva.

-Si? ¿Cómo? ¿Escapándote de clase como un niño de 15 años?-

-No…jjj..Sé perfectamente la edad que tengo y por ello, se me ocurría que podía invitar a una preciosa mujer a una cena.- y ahora esos ojos verdes me miraban con intensidad

-Algo así como una cita?- Le seguí el juego.

-Sí, algo así-

-Y, ¿ya se lo has dicho a la afortunada?-

-Se lo estoy intentando decir, pero no sé si sea lo correcto, no quiero precipitar las cosas.

-¿Tú te sientes bien con eso?

-Sí, es lo quiero hacer, no quiero perderla ahora que sé cuanta falta me hace.

-Seguro que ella está de acuerdo, ¿quién rechazaría una cita con el apuesto profesor Cullen? Además, ella solo quiere que vuelvas.

-Entonces, ¿las 20 es buena hora?

-Perfecta. Gracias Edward.

-¿Por qué?

-Por esto, por darme una oportunidad, por dárnosla a los dos.

-Sh...Es lo que quiero hacer ya te lo he dicho.

-Pensé que las cosas se nos habían ido de las manos, que habíamos cruzado la línea y te habías marchado, y que ya no querrías saber nada de mí.

-¿Cómo puedes pensar eso? Hicimos lo q los dos deseábamos, quizá no fue el comienzo más acertado, pero no me arrepiento de ello, nunca lo haría.

Se levantó de la mesa, me tomó la mano para que lo imitara y me besó. Me besó como si fuera lo último que fuera a hacer en la vida, como si fuera el último beso, o al menos yo lo sentí así y le respondí con la misma intensidad, pero esperando que fuera el primero de muchos.

Controlando aun nuestras respiraciones me dijo

-Ayer cerramos una etapa y me gustaría que hoy empezáramos otra, si tu quiere.

-Es lo que deseaba preguntarte todo la mañana…El primero de muchos?

Volvió a besarme

-El segundo de muchos.

Y ambos nos reímos, emocionados y felices de nuestro nuevo comienzo.

Habría que ir despacio y con cuidado, pero si él estaba dispuesto a perdonarme y seguir adelante, yo le demostraría que no se había equivocado, que este era su lugar y que nadie lo amaría tanto como yo.

Y antes de irme, recordaros que el miércoles colgamos una encuesta sobre el fic. Os la dejo AQUÍ. ¡Aprovechad para dejar vuestro voto y comentario!


¡Nos leemos!

Publicado por Anónimo en 21:15