Hola chic@s,
pues aquí vengo con otro capítulo de Disturbia. Bueno, pues le hice el cambio a Almu por el tema de los exámenes, así que este es el capítulo que ha salido. Lo traigo recién sacado del horno. Espero que os guste.
ACTUALIZACIONES DEL BLOG
Capítulo XXIV – Ahogando las penas
Edward POV
Hay periodos en la vida en los que eres capaz de apreciar lo bueno que ésta te aporta, esos momentos de felicidad. Porque al fin y al cabo, la felicidad son momentos, situaciones, vivencias… Y cuando consigues juntar muchos momentos felices, entonces puedes considerarte afortunado, porque no suelen ser comunes. Lo que sí que es cierto, es que la felicidad también hay que trabajarla, no viene sola a casa a buscarte. Es como una planta, hay que recordar regarla y mimarla para que siga creciendo.
En mi vida, la situación con Tanya estaba volviendo a la normalidad. No sé hasta qué punto nos estamos precipitando pero es algo que se siente bien. Yo no creo en el amor a primera vista, no me lanzaría a un enamoramiento repentino con alguien que justo acabo de conocer, no es mi estilo. Incluso me cuesta entender este tipo de comportamiento en el resto de la gente. Pero con Tanya no es eso, con Tanya es un re-encuentro. Porque nuestra relación no se cortó por desgaste sino por un malentendido.
Supongo que cada persona puede interpretar la situación como quiera y puede valorar los actos de los demás a su manera, pero para mí, aquello no fue más que un beso. Me hizo daño, claro que sí, pero la creo cuando me dijo que no hubo nada más y que no hay de qué preocuparse. Realmente no hay porque exagerarlo. Fue simplemente eso, un beso equivocado. Un malentendido que intentamos superar día a día.
A pesar del tiempo que estuvimos separados, las cosas han vuelto rápidamente a la normalidad, quizás porque nos hemos estado echando de menos todo este tiempo. Al fin y al cabo, todo esto no es un nuevo enamoramiento, es simplemente una recuperación del que ya tenía. Quedaban esas cenizas quemando en el fondo de mi corazón y ellas solas han vuelto a crear la llama. El tiempo y la distancia han conseguido que deje de lado ese triste momento y sea capaz de pasar página y desear escribir ese nuevo capítulo de nuestra vida.
Así que podemos decir que estaba viviendo un momento dulce, un momento feliz. Pero dentro de esa felicidad, aún quedaba una pequeña nube que encapotaba mi limpio cielo azul. La relación con mi padre no funcionaba. Estaba anclada, en un punto de standby, a la espera de retomarla y mejorarla. Y creo que éste va siendo el momento de hacerlo. La felicidad no se gana, se trabaja. Así que me tocaba ponerme las pilas e intentar hablar con él, a pesar de que no me apeteciera en absoluto afrontar la situación. Pero si lograba solucionar mis problemas con Carlisle no sólo me sentiría mejor, sino que también lo harían los que me rodean. Y sobre todo, la que más se alegraría de toda esta situación sería mi madre que es la que peor lo está pasando.
Voy pensando en mis historias mientras vuelvo hacia casa, bueno, casa de Tanya. Pero… es mi casa también ¿no? Quiero decir, ha sido mi casa durante mucho tiempo, me siento como en casa ahora cuando estoy allí y quiero que siga siéndolo por mucho tiempo más…. así que sí, vuelvo a casa de hacer la compra para la cena de hoy. Al volver de la universidad me puse a planear la cena y vi que faltaban algunas cosas, así que me cambié y salí a comprar y hacer algunos recados que tenía pendientes.
Mientras cargo las pocas bolsas camino a casa, voy decidido a solucionar el tema con mi padre. Quizás sea un soñador, pero soy de la idea de que todo se puede mejorar, solo es necesario hacer algún esfuerzo.
Cuando estoy a dos manzanas de distancia puedo ver como en el portal de nuestro piso se encuentran las dos personas que menos deseo ver juntas. Él, moreno con una melena bastante larga, ancho de espaldas, con una musculatura marcada que muestra su clara afición al deporte, la típica camiseta negra ceñida a los brazos con la que bromeábamos que podría atrapar a cualquier mujer que quisiera y apoyado en la baranda de la entrada con pose de estar cazando presa. A su lado, ella, bastante más baja que él, larga melena rubia con unos tonos rojizos, vestida con ropa cómoda y hablando con él demasiado cerca.
Y en ese preciso momento no importa nada más, no importa lo dicho, no importa lo vivido, no importa lo sentido. Nada importa. Vuelven a mi mente todas esas imágenes vividas, recae sobre mi cuerpo todo ese dolor que pensaba superado. Y miles de teorías empiezan a rondar mi cabeza. Soy incapaz de separar la vista de ellos dos aunque ver aquello me esté dañando terriblemente. Vuelven todas las dudas y todo el sufrimiento de los pasados meses. Y frente a todo ese dolor, rabia e impotencia que hierven en mi interior, decido que quizás la mejor opción que tengo es escapar. Huir.
Coger distancia con los problemas siempre permite analizarlos mejor, pero en esta ocasión, no pienso alejarme de nuevo, no puedo alejarme. No va a haber un Londres ni nunguna otra ciudad ya sea europea o americana, voy a afrontarlo. Pero primero necesito calmarme, necesito descargar toda esta ira que llevo dentro, necesito apartar de mi este dolor que va creciendo por momentos.
Giro sobre mis talones y empiezo a caminar rápido, sin ningún rumbo en concreto, sólo alejándome de la visión de ellos dos juntos. La angustia apoderándose de mi cuerpo y mente sin ninguna piedad, la sangre acompañada de la ira corriendo por mis venas y las imágenes una y otra vez presentándose en mi cabeza. En ese momento soy consciente de que necesito un hombro, una mano amiga que me ayude.
Sin dudarlo ni un momento, busco en el bolsillo de mi chaqueta el móvil. Cuando lo consigo, busco el número de Emmet. Necesito a Emmet, él es como es, pero siempre está ahí para mí. Siempre puedo contar con él. Aprieto el botón de llamada y al tercer tono me salta el buzón de voz. Dentro de mi desesperación por llorar y explotar lo intento de nuevo, aunque parezca inútil, pero en estos momentos no me rijo por ninguna lógica. Después de tres intentos desafortunados, me rindo. Mi pensamiento vuela rápido a Alice, pero recuerdo que al pasar esta tarde por su habitación, Bella me ha dicho que seguramente estaba con Jasper.
Y la desesperación aumenta en mi interior, ya no solo por verlos juntos de nuevo, sino por no poder encontrar a nadie que me pueda ayudar a superar este dolor. Porque al fin y al cabo las dos personas que más daño me han hecho en esta vida, han sido mis mejores amigos. Y al hecho de que me han traicionado hay que sumarle que me han abandonado en mi soledad.
Pero no quiero pensar en eso, solo quiero estar con Emmet, irnos a un bar a tomarnos unas cervezas e intentar ahogar mis miserias en ellas. Así que me decido por el plan B, unas cervezas aunque no esté Emmet. Quizás me ayuden como vía de escape para olvidar todo y para que este vacío que siento en mi interior desaparezca. No lo dudo, paro de caminar y miro a mi alrededor. No sé muy bien donde estoy, es una calle poco transitada pero a mí no me preocupa, al revés. Estoy seguro que en este momento soy demasiado transparente para la gente y no quiero que me vean así. Mi cara es incapaz de ocultar toda la rabia y el dolor que llevo dentro. Mi respiración va a cien por hora, pero lo peor es mi cabeza, que va a mil.
No lo pienso demasiado, localizo el primer bar que veo y entro en él. Con la mirada rastreo a través del local dónde está la barra y inmediatamente al camarero detrás de ella. Me acerco y le pido una cerveza. Al sentarme en un lado de la barra, por un momento, espero que al menos una parte de la presión que llevo dentro se vaya, que una parte del dolor desaparezca y se lleve consigo la rabia y la impotencia. Pero no lo hace, por mucho que espere que llegue, no lo hace.
Pasa el tiempo, seguro que está pasando… pero no soy demasiado consciente de nada, sólo soy capaz de sentir la angustia apoderándose de mi alma, creciendo a cada segundo que pasa. Analizo una y otra vez las imágenes. No sólo estas últimas, sino todas las vividas, las de hace meses y las de ahora. Todas ellas forman un todo que me hace daño. Poco a poco, segundo a segundo se van desenterrando de ese rincón de mi mente donde las he ido guardando todo este tiempo, ya sea porque dolían o porque no era el momento de afrontarlo. Siento como mi corazón se va encogiendo con cada una de las imágenes, van oprimiéndolo en mi pecho, creando un dolor punzante. Y lo único que parece aliviarlo es mi mano, que se va moviendo desde la barra, acercando el botellín de cerveza a mis labios.
Soy incapaz de borrarlas, incapaz de no pensar en ellas, incapaz de no llegar a una conclusión clara. Por mucho que me duela, por mucho que no quiera creerlo, la situación es clara. Me han mentido. Están juntos. Me han estado engañando todo este tiempo. Estoy seguro que no fue un simple beso, fue algo más y además se han seguido viendo. Se han reído de mí y lo siguen haciendo.
Pido otra cerveza al camarero y me la sirve rápidamente. No sé de dónde la ha sacado, sólo sé que ha aparecido enfrente de mis manos, dentro de mi campo de visión. La agarro y ahogo ahí todos mis temores, todas mis dudas y toda la ira que acompaña a mi dolor. Como gran masoquista que soy, mi cabeza sigue dando vueltas a todo el tema, sigo imaginando todas esas cosas que me han sido ocultadas, sigo analizando todas las cosas que he visto pero no he interpretado bien todo este tiempo. Esos abrazos, esas sonrisas, esas excusas.
Con la tercera cerveza intento calmarme. Mi nueva medicina, va relajando mi cuerpo, mi respiración ya no es acelerada como al entrar en el bar y mi cabeza está consiguiendo dejar de pensar. Pero aún así las imágenes vuelven a mí de vez en cuando, las malas ideas regresan, cuestionándome la verdad de todo. Haciéndome ver lo imbécil que he sido. Y la rabia vuelve a mí, imposible de aplacar. Resurge en una explosión interior. El dolor regresa con más fuerza de la que alguna vez tuvo, porque yo había vuelto a confiar en ella, había creído en ella cuando me dijo que solamente era un beso, pero realmente era algo más, es algo más. He vuelto a abrir mi corazón y ella lo ha tomado y lo ha destrozado por el simple placer de hacerlo.
Si es que Edward, ¿Cómo puedes ser así? ¿Cómo has confiado tan rápido en ella? Ni siquiera has hablado con Jacob. Es tu amigo de la infancia. Quizás deberías haber hablado con los dos, al mismo tiempo. O por separado. Pero hablarlo. Pero no, te dejaste llevar por el corazón, se lo pusiste en bandeja y lo usaron para jugar con él.
La sensación de ser un juguete, de no ser nadie, de no importarles mis sentimientos en absoluto. Sumada a la soledad que sentía, el no poder compartir con nadie mi angustia. Todo junto me hace sentir aprisionado, encarcelado, atado a la angustia y al dolor. La atmosfera del bar no ayuda, está recargada, hay mucho humo en el ambiente. Y solo consigue que me sienta atrapado en este infierno sin salida.
Sin pensarlo mucho cojo mi cartera. Saco un par de billetes, los dejo sobre la barra y me marcho de esa prisión. Al abrir la puerta del bar veo que aún es de día. No debe haber pasado mucho tiempo. Realmente no debe haber pasado mucho si aún siento el mismo dolor. Pero tengo la impresión que las cervezas han conseguido aplacar un poco el efecto sobre mi corazón. Es como si hubiesen construido un pequeño muro alrededor de él y como si hubiesen puesto una especie de niebla en mi cabeza para no permitirme ver las cosas con tanta claridad.
Cuando doy un paso fuera de la atmosfera cargada de humo del bar me siento por unos instantes como un pajarillo que escapa de su jaula, pero esa sensación me dura sólo unos instantes. Salir del ambiente cargado me despeja y consigue que recuerde quién soy y porqué estoy aquí.
Decido caminar, ir a la deriva. Veo pasar a parejas, ya sean de jóvenes o de mayores. Incluso una pareja de abuelitos. Y al ver la felicidad en sus caras, siento como dagas se van clavando en mi alma. ¿Por qué no puedo conseguir yo algo así? ¿Por qué todo el mundo encuentro su sitio, encuentra su espacio y avanza en su vida? ¿Y por qué yo pongo mi corazón en juego y me lo destrozan? Miles de preguntas se arremolinan en mi mente.
Mientras voy caminando sin un rumbo fijo, simplemente manteniéndome alejado del que fue mi hogar con ella, veo como la puerta de una cafetería enfrente de mí se abre. Y sale por la puerta la alumna que más controversia me trae. Tiene ese aspecto de chica sencilla, vestida con esos tejanos, zapatillas deportivas y camiseta. Aunque detrás de ese aspecto hay una buena chica, también hay una mujer de carácter. He de decir que me ha aguantado actitudes imperdonables y ha sabido ponerme en su sitio cuando ha hecho falta. En cierta manera, nunca en mi vida me había comportado tan raro con alguien. La pobre había pagado todos mis platos rotos.
Mirándola fijamente veo que tiene expresión de enfadada. Bueno, esa cara siempre suele tenerla cuando habla conmigo, pero me temo que ésta vez no es por mi porque ni siquiera me ha visto. Es una buena chica, sino no habría intimado tanto con Alice y Emmet. Bella no sólo es la compañera de habitación de Alice, es también como una amiga. La pequeña duende la trata con un cariño y confianza que sólo usa con Emmet y conmigo. Y Emmet también habla maravillas de ella, es más, el otro día antes de empezar mi clase con los de primero me dijo algo así como que tratase mejor a Bella, que él la conocía bien y que no me estaba comportando como un Cullen lo haría. Y tiene razón.
Doy un par de pasos, me acerco a ella y la llamo:
- Bella
- ¿Profesor Cull…. digo…¿Edward? – Me pregunta con el ceño fruncido
- Hola – La verdad es que no estaba para charlas. O quizás sí. No, no lo estaba, eso creo. Bueno, sí lo estaría si el de las charlas fuese Emmet o Alice. Bueno… mmm… al fin y al cabo están ocupados ¿no?
- Hola – me responde aún sorprendida. La veo que me mira de arriba a abajo. La pobre ya no debe ni saber ni qué pensar de mi.
- Hola – le respondo de nuevo
- Sí, eso ya lo hemos dicho antes. ¿Podemos saltar a la siguiente fase de la conversación? – me responde con una ligera sonrisa en la cara. Y esa pequeña sonrisa consigue transmitirme confianza. Bueno, quizás sí deberíamos pasar a la siguiente fase de la conversación ¿no? ¿no has dicho que Bella está unida a Alice y Emmet? Oye tio, necesitas despejarte, necesitas hablar. ¿Por qué no son ella?
- De acuerdo. ¿Qué haces aquí? ¿Quieres ir a tomar algo? – me mira con cara rara y otra vez me escanea con la mirada.
- Mmm pues un …. conocido me ha dado plantón, llevo más de media hora esperando. ¿Estás bien Edward? Te veo raro.
- Bueno, estoy bien creo. Pero necesito un par de cervezas. – Esa respuesta le hace abrir los ojos y por un momento hay un brillo en sus ojos. Me cala, ha atado cabos. Bueno da igual, que pasa ¿nadie tiene un mal día? Yo tengo uno de mierda así que puedo beber y querer seguir bebiendo. Ella lo nota, en su cara hay una ligera expresión de pena.
- Ok, yo creo que también las necesito. - ¿Ella? ¿Qué narices le pasa?
- ¿Qué te crees, que eres el único con problemas? ¡Pues no te sientas tan especial, todos tenemos los nuestros! – y a esa falsa molestia le sigue una sonrisa abierta – Anda, vamos, que por suerte puedo permitirme una buena resaca, porque mañana no hay clase y no tendré que escuchar al amargado de mi profesor de Historia del Periodismo mientras mi cabeza está a punto de estallar. – Y una pequeña sonrisa se dibuja en mi cara por primera vez en lo que va de tarde. ¡Será descarada! Ya entiendo porque estos dos se llevan tan bien con ella. Seguro que los pone a los dos en su sitio. Además parece ser que ha visto que necesito la charla y para no hacerme sentir mal lo ha camuflado.
Caminamos un par de calles casi en silencio, solamente manteniendo un cordial intercambio de frases. Por mi cabeza siguen pasando las imágenes de Tanya y Jacob, pero gracias a la nube que tengo en la cabeza desaparecen rápido. Creo que la conversación no es demasiado fluida porque no estoy muy rápido mentalmente y una parte importante de mi cabeza no para de pensar todo el rato en el mismo tema.
Llegamos a un bar especializado en cervezas. A veces venimos Emmet y yo aquí a tomarnos algunas y a jugar al billar. Entramos y nos sentamos en una de las típicas mesas de madera oscuras, mientras la camarera se nos acerca. Al verme mira al lado, supongo que esperando encontrar al rompecorazones de mi hermano, por la cara de decepción que pone al ver a Bella. Cuando me pregunta por él y le respondo que no vendrá hoy la cara de fastidio es clara. Pedimos un par de cervezas y mientras llega empezamos a charlar de Emmet y Alice. De las locas historias que tienen cada uno. Lleva muy poco tiempo en la residencia pero los conoce muy bien, los ha calado a la primera. El hablar de ellos hace que me relaje. No consigo apartar de todo el tema de mi cabeza pero si consigo centrarme en la conversación y dejar esa historia en un segundo plano siempre presente.
La cerveza va cayendo y pedimos otra ronda mientras seguimos charlando. La conversación ha pasado a lo que parece ser nuestra pasión en común, el periodismo. En cierto punto noto como en sus ojos aparece una sombra de tristeza. La sombra debe de ser bastante visible, para que con el embotamiento que llevo encima por las cervezas, pueda detectarlo. Le pregunto por el tema y me acaba confesando que echa mucho de menos a sus padres. Que ellos la animaron a venirse aquí a estudiar y aprender Periodismo, porque era su sueño desde pequeña. Pero aún así, no deja de añorarlos. Y además está el tema del dinero, ella había ahorrado lo que podía y sus padres le habían dado los ahorros que tenían para la universidad pero aún así no es demasiado y está preocupada por el tema.
Parece que las cervezas no sólo hacen efecto en mi, en Bella también empieza a notarse. Tiene un ligero rubor en la cara y a pesar de estar contando intimidades que estoy seguro que no había contado a mucha gente, tiene una ligera sonrisilla en la cara.
Me cuenta que teme no ser capaz de poder con la carrera, que se siente presionada por sí misma y que está bastante nerviosa. Cuando acaba de contármelo todo, me dedica una triste sonrisa:
- Bufff, me siento mejor después de decirlo. Ya sabes, si quieres probar a contarme lo que te tiene así, soy todo oídos. – Y ahí vuelve a estar esa calidez que me hace sentir como si estuviese con alguno de mis “hermanos pequeños”. Así que me lanzo.
- No sé si quieres oír las penas de un profesor amargado – le respondo
- Creo que podré soportarlo, además, igual me sirve como chantaje para subir nota al final del semestre – me responde con un guiño y una sonrisa.
Y esa actitud desenfadada me anima a contarle. Así que pedimos otra ronda y le explico todo lo que me ha pasado. Todo lo que no sabe ni Emmet ni Alice ni mis padres ni nadie. Todo lo que sólo sabemos nosotros tres. Pero estoy tranquilo, sé que no irá con el chisme a nadie. Se le nota a la legua que no es ese tipo de personas.
Llegados a este punto yo ya no sé las cervezas que llevamos encima, pero está claro que ya no es recomendable tomarnos ninguna más. Y no sé si es las cervezas, la compañía, el haberlo hablado o que. Pero un pequeño alivio llega a mi angustia y tengo la cabeza tan embotada que no puedo pensar con claridad, con lo cual no pienso en nada doloroso. Por unos momentos ese tema no existe, no importa, ya mañana será otro día. Me levanto de la mesa y noto como la estabilidad de mi cuerpo no está en sus mejores momentos. Pues si yo estoy así, ¿cómo estará ella? ¡Si debe pesar la mitad que yo! La veo levantarse y sostenerse en la mesa al mismo tiempo que una risita sale de su boca. Como un acto reflejo me carcajeo de su falta de estabilidad.
Me acerco a la barra y mientras, saco la cartera de mi chaqueta. Cuando estoy llegando a la barra me cogen del brazo al mismo tiempo que me empujan hacia adelante. Al mirar al lado veo a Bella trastabillando agarrada de mi brazo. Cuando levanta la cabeza veo una fiera mirada en su cara.
- ¿Se puede saber que carajos haces?
- ¿Pagar? Ahora volvía, no te iba a dejar en este estado, tranquila. Creo que necesitas ayuda para volver a casa – le respondo con una sonrisa de superioridad.
- Perdona, machote, pero yo me puedo pagar mis cervezas y además no necesito ayuda – ¡Uy, ya está sacando el carácter! ¡Qué gracia!
- Mira Bella, eres una estudiante….
- ¿Y qué? – ahora sí que se está enfadando
- Pues que no puedes pagar esto
- Claro que puedo, ¿quién te crees tú? – Imposible parar de reír por lo bajo cuando está mosqueada.
- Mira, se acabó, pago yo y además te llevo a casa, ¿entendido? – Que respondona la tía. Si justo me ha contado hace un rato que va justa de pasta.
- ¿Pero de qué vas? No soy una cría, puedo pagar mis cosas y cuidarme yo sola
- No hay más que verte Bella – le suelto en tono burlón.
- ¡Mira Edward, aquí te quedas! Un gusto no volverte a ver. – Y con esa respuesta sale pitando del bar y me deja plantado en la barra esperando a la camarera.
10/09/2010 Ayyys
13/09/2010 Almu
15/09/2010 Mary
17/09/2010 Nuri
20/09/2010 Karla
22/09/2010 Adry
24/09/2010 May
27/09/2010 Alba
29/09/2010 Airam
01/10/2010 Milu
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7 Sonrisas:
crisssssss... vaya sacado de la manga??? vaaa no pareceeeee heheh... estaaaa geniallllllllllllllll... me encanta.. como lo describes las emociones y situaciones... la verdad que eres muyyyy buena escribiendo ehhh...me ha fascinado el cap ay no pense k fuera ed k encontraria pero vaya k sorpresaaaa me gustooooooooo ehhe:-D.. aunk ummm el final me dejoooo :-| fria eheh k cambio de bella hahaa .... yo me huviera quedado y lo llevaba a su casa aahahaha.. pero mira que final ehh... ay ya kiero mas capitulosss :D espero ed alcanze a bella ;-D..... Crissss Felicidades.... me encanto aunk digas k fue sacado de la mangaa :-}
Aaahhh me mato este capi..muy interesante se pone interesante el triangulo edward,jake y Tanya!! y la relación amor-odio de Edwrad haha..me enknta..los 2 borrachitooosss xD
Altamente perjudicados jejeje, vaya ojalá Eddy le de alcance, ya me imaginaba que algo esto le pasaría al bipolar, pensó que seria muy fácil darle puerta a la dsconfianza? Hasta el próximo capi.
Ayyys me gusto!!! eso quiere decir que este Edward no termina de gustarme XD , tomaste la misma linea del personaje ... lo que significa que otra vez huyo del lugar , y :-( enfrentarse al problema, sigue en las mismas XD
pero si no se hubiera ido , pues no se encuentra con Bella , quien me entiende XD .. uff ese encuentro .. se abrio con ella , quiere tratarla y conocerla uyyy es el principio??? y el final mi Bella que tambien huyo ´, en eso se parecen XD
lo dicho me gusto Ayyys ... me intriga todo!!!
genial!!! cuidate y un abrazote !!!
Como me gustan tus capítulos!!
Este Edward no aprende eh! siempre huyendo....Que estarían haciendo Tanya y Jacob juntos? mmm....nada bueno ;-D
Pero la consecuencia ha sido genial, borrachera con Bella!!! jajajaja, para una conversación normal que tienen y están borrachos. Estos dos no tienen remedio xD
Me gusta que vayan teniendo más relación!!!
Perfecto el capi, un besazo!!!
solo tengo algo q decir:
inche bella bipolar!!!! ¬¬
Edward mi amor cullen todo bueno el y sale esta vieja histerica ¬¬
pero ya veremos a la hora q bella qiera jaaa edward mi amor cullen no le hara caso u.u
bueno el capi
XoXo
Vamos por partes que este capítulo tiene tela por cortar XD...
¿Tanya/Jacob?, ¿que hacían juntos los dos?, no voy a ser mal pensada, porque esta Tanya me gusta, si lo admito, me gusta, y quiero pensar que Jacob fue a reclamarle algo, este sigue enamorado de ella ¿no?....bueno, veremos a ver...
Y justo en ese instante llega Edwardin :-(, y siguiendo su línea, pues huye, muy bien Edward, como han dicho por aquí arriba, muy fácil estaba superando Edward todo el pasado, si cuando la confianza se rompe de esa manera....no es tan fácil recuperarla...
Solución...el alcohol, bueno, es una manera de evadirse de los problemas, el problema viene que eso es una moneda de doble cara, es decir, si te evade de estos, pero no los quita y además puede traer mas con ello, veremos a ver XD
Así que se encuentra con Bella...y ambos empiezan a beber....no sigo diciendo nada, ya no puedo hacerlo cuando el siguiente capítulo ya esta :*). El cambio de actitud de Bella, pues yo lo veo normal, es normal cuando se llevan ese esceso de copas encima, una persona borracha de por si es bipolar, pasa de reírse a llorar con una facilidad bestial, así que...eso lo has bordado nena ;-)
¿Le pillara Edward?...¿No la pillara?....X*
Cris, te luces, cada día te luces más, capítulo hiper reflexivo, y clavado en cada palabra. Se puede sentir los miedos de Edward, su incertidumbre, su dolor... así que nena, genial, no hay más palabras...
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?