Hoy con retraso, lo se, pero bueno, un día acabare matando al blog....lo aviso :-S
Capítulo XXV ¿Fantasía o Realidad?
-¡Bella!.... ¡Bella!
Capítulo XXV ¿Fantasía o Realidad?
(Narrador)
-¡Bella!.... ¡Bella!
-Déjame tranquila.
-No puedo hacerlo cuando te tambaleas de lado a lado.
-¡Usted no va mucho mejor que yo!…que lo sepa.
-¿Usted? ¿Ahora soy usted?
-Es…Eres… ¡Ahhhh!, me voy a dormir…
-Déjame que te acompañe.
-Se cuidar muy bien de mi misma, no necesito niñeras.
-Cabezona… ¿Crees que si te suelto serás capaz de llegar hasta esa esquina tu sola?
-Perfectamente. ¡Aparta!... ¡Mierda!… Esto…esto no ha sido culpa del alcohol….soy muy torpe…. ¡Deja de reírte!…
-No puedo…
-¡Pues lo intentas!
-Va Bella, míranos, mira como vamos los dos.
-Borrachos…
-Hacemos algo vale.
-Sorpréndame…profesor.
-Eres….Mira, entramos dentro, nos tomamos un café con algo de comer y esperamos que se baje un poco esta mierda… ¿Qué dices?......
Los ojos de la castaña parpadearon varias veces antes de notar la fuerte luz del exterior, filtrada a través de la ventana. Tardo unos instantes antes de volverlos a abrir lentamente, con miedo, como si esta fuera su peor enemigo. Sus temores se hicieron reales cuando el dolor de cabeza no tardo ni diez segundos en hacer acto de presencia junto a su, ya claro, escozor de ojos.
Desorientada, miro a ambos lados de la que por un instante, dudo que fuera su habitación. Aliviada por saberse allí, fue incorporándose lentamente hasta quedar sentada sobre su cama. Un fuerte pinchazo agudo taladro nuevamente su cabeza haciéndola cerrar los ojos al instante…
-¿No íbamos a pedir algo de comer?
-Esta cerveza es para entretenernos mientras pedimos algo de comer…
Aturdida, volvió a abrir los ojos ante el ligero recuerdo de su mente, acto que hizo que este se borrara rápidamente, como si de una vaga alusión producto de un sueño se tratara.
Se miro a si misma extrañada, como buscando algo que ni ella misma sabía que era, pero lo único que encontró fue su propio cuerpo, vestido con sus raidos jeans y su camiseta desgastada por el uso, y entonces vino la pregunta…
“¿Cómo he llegado hasta aquí?”
Frunció el ceño en un intento de conseguir recordar algo. Andrew…había quedado con Andrew y le había dado plantón. Negó varías veces mientras se recordaba a si misma que siempre era lo mismo, con Andrew siempre habían cosas más importantes que ella, de ahí que nunca fuera capaz de dar un paso más con él. Era tontería, si de ante mano sabes que vas a sufrir, evítalo, ese era su lema.
-Me hizo mucho daño y aún sabiéndolo volví con ella…Si ya sabía que algo así podría pasar… ¿Por qué no lo evite?
-Edward... – murmuro en voz alta recordando de golpe parte de la tarde anterior.
Como se encontró con su profesor al salir de la cafetería, su cara de sorpresa al encontrarla a ella, la sombra de tristeza que reflejaban sus ojos y el repentino deseo de querer saber porque, de querer conocer el motivo por el que ese brillo tan característico en sus gemas esmeraldas, hoy no estaba.
Sonrió ante el nuevo recuerdo de su mente. Ella y él, juntos, sentados en una de las mesas oscuras de la esquina mientras las cervezas iban corriendo cada vez con mayor fluidez. Eso último no fue lo que le agrado, al revés, ya eran dos las borracheras que pillaba en menos de una semana, algo normal en los jóvenes de su edad, pero no en ella. Ella no era como la gente común, al contrario, su madurez era digna de una persona de más de treinta años, o al menos así había sido siempre, salvo alguna que otra vez, pero desde que había puesto un pie en Chicago, ya nada era como siempre.
-Tenías razón…se esta mucho mejor cuando confiesas las cosas.
-Te lo dije.
-Gracias Bella…me ha hecho bien hablar contigo.
Ese recuerdo si fue el que le agrado, y no por el hecho de que una persona mayor que ella y más siendo su profesor se abriera de esa forma, no. Realmente se debía a haberle devuelto ese brillo en sus ojos, ese brillo que no pasaba desapercibido ante nadie, por lo menos no ante ella.
Para que iba a negarlo, le atraía, Edward le atraía mucho más de lo que ella era capaz de afirmar, de ahí el desconcierto que sentía cuando estaba a su lado, ya que perdía la capacidad de ser quien realmente era. Le paso la primera vez que lo vio, se repitió el día de su primera fiesta, y nuevamente volvió a pasarle aquel día en su habitación, aquel día que si no llega a frenarle, a saber…
Pero ante todo era su profesor y eso a ella no se le olvidaba, no podía olvidársele jamás. Ella había ido a Chicago con la intención de convertirse en toda una licenciada en periodismo, sus padres así lo esperaban, no había ido para convertirse en la aventura pasajera de nadie, no al menos de un profesor, y encima uno comprometido.
No, Isabella Swan no sería la amante de nadie…
-Cuantos te han dicho lo preciosa que eres…
-Tú nunca.
-Pues hoy lo hago, eres preciosa.
Se puso en pie de golpe ante el nuevo recuerdo, asustada, tremendamente asustada, pues no le gustaba absolutamente nada. Volvió a centrarse en la escena de la cafetería, intentando así ubicar la pequeña ráfaga, pero nada, solo se veía a ella, hablando con él y bebiendo, bebiendo más de lo que su pequeño cuerpo podía llegar a soportar, y entonces lo vio. Se vio a si misma peleando con su profesor por pagar la cuenta, como este se rehusó en dejarla hacerlo y como guiada por el impulso salió al exterior con dirección a la residencia…Pero nunca llego a ella, no al menos en las siguientes horas.
Suspiro ante la nueva laguna mental, y entonces vino el remordimiento por haber bebido tanto, de no haberlo echo, tendría una claridad mejor de lo sucedido, al menos sería capaz de asociar las pequeñas imágenes que tenía, y no estaría preguntándose si eran producto de su imaginación.
Camino dirección al baño, necesitaba una ducha urgentemente pues su olor tradicional no la acompañaba, este había sido sustituido por una mezcla de alcohol y tabaco. No le paso desapercibido ver la cama de su compañera totalmente intacta, como el resto de días, bien podría parecer que toda la habitación era suya.
Encendió la luz del cuarto de baño, luz que fue directa a sus ojos irritados, los cuales se cerraron al instante de sentir la fuerte iluminación. A tientas, comenzó a caminar por la estancia mientras iba abriendo lentamente sus ojos, intentando acostumbrarlos a los destellos de los focos. Y entonces se miro en el espejo y lo que vio…no le gusto.
Delante de ella estaba su propio reflejo, el reflejo de una chica con los ojos enrojecidos, pero aun así, brillantes, brillantes como la luz del mismo aseo. Su pelo completamente enmarañado, como si varios gatos se hubieran entretenido en jugar con sus mechones ensortijados y sus labios, totalmente hinchados y entre cortados. Instantáneamente llevo una de sus manos hasta estos, estaban ásperos, al igual que la piel de alrededor, igual de ásperos que hacía unos días cuando….
No, no podía ser, se decía a si misma…No, tendría que recordarlo repetía una y otra vez. Angustiada, comenzó a deshacerse de sus ropas comenzando por la camiseta…
-Me encantas….
No, era un sueño, lo era, una gran parte de su mente le decía que no era más que un sueño, la típica fantasía de la alumna con el macizo del profesor de historia del periodismo, nada más…
-Me vuelves loco…no se como…pero lo haces…
No, no, no y no…, grito mientras terminaba de desnudarse, no podía ser. ¿O si?, insinuó el pequeño porcentaje de su cerebro que no estaba de acuerdo con ella, esa pequeña parte de ella que en el fondo le estaba diciendo a gritos que si podría ser…
Y entonces la música vino a su cabeza…
-¿Intenta seducir a una alumna?
-Solo he dado al play.
-Mmmm….es buena…me gusta…
-¿No quieres bailar?
-Me gusta más estar aquí sentada.
-¿Te gusta el billar?…
-Me encanta jugar…
-Y sentarte sobre el, por lo que veo…
Otro recuerdo más, otro que le jugaba una mala pasada, si al menos fuera capaz de recordarlo todo, pero no, solo la música podía recordarla entera, el resto no eran mas que pequeñas imágenes. Ella sentada sobre el tapiz de la mesa de billar de la oscura cafetería, él, a tan solo diez pasos de ellas, una corta distancia para ser quien era él, larga, para lo que su cuerpo clamaba en ese momento…
-¿Y a que más te gusta jugar?
Aturdida por la situación, comenzó a caminar hacia la ducha, necesitaba sentir el agua sobre su cuerpo, necesitaba olvidarse de la mezcla de recuerdos y sueños de su mente…, pues eso eran para ella todas las imágenes, sueños, no podían ser otra cosa…
Dentro ya de esta, apoyo su espalda sobre los fríos azulejos de la ducha, sintiendo el agua fría caer sobre todos sus músculos. Cerró fuertemente sus ojos en un intento de conseguir relajarse, pero lo único que consiguió, fue revivir sensaciones en su cuerpo.
-Eres tan suave…
Sintió sus manos varoniles recorrer sus brazos, sus hombros, su plano vientre…sus largas piernas, así hasta acariciar cada recoveco de su cuerpo. Abrió los ojos ante el miedo de ver esa imagen que tanto sentía, su piel estaba de gallina, su vello en punta dejaba claro que esa sensación era demasiado fuerte para ser solo un sueño.
-Delicada…preciosa…
Cruzo sus brazos sobre su cuerpo intentado hacer un escudo con estos mientras los susurros se repetían en su cabeza y entonces sintió su cálido aliento en su cuello. Fue bajando sus manos por sus brazos y de nuevo volvió la sensación de caricia vivida horas atrás, esa que ahora tanto la estaba atormentando, pero que a la vez, sentía como la iba encendiendo poco a poco, hasta el punto de no notar siquiera la temperatura del agua.
-Pídeme que pare…
Cada zona de su cuerpo acariciada con sus manos era un nuevo recuerdo de cada uno de los besos, de cada uno de los lengüetazos. No podía verlos con claridad en su mente, lo intentaba pero no podía, quizás porque ella misma se negaba a querer verlo, quizás porque lo anhelaba demasiado, lo que si podía era sentirlo, sentirlo a tal grado de creer que estaba junto a ella, acariciándola nuevamente, susurrándole que le pidiera que parara mientras poco a poco la iba desprendiendo de sus ropas.
-No quiero que pares…
No quería parar, una gran parte de su mente, esa que seguía diciéndole que todo eso no era más que una fantasía, le repetía constantemente que eso estaba mal, que esas manos que sentía acariciando toda la extensión de su cuerpo, no eran más que las de su profesor, el bipolar, el comprometido…Edward. Simplemente Edward era para esa pequeña parte de su cerebro, esa parte que estaba consiguiendo ganarle la batalla a ella misma, o quizás fuera ella misma la que de verdad pedía a gritos poder aprovecharse de lo que estaba sintiendo. Realidad o no, ahora mismo ya le daba igual, solo quería seguir disfrutando de esas sensaciones.
Fuego, calor…lujuria…
-Me encanta que todo esto sea por mí…
Jadeo al llegar a su sexo, el cual no dudo en acariciar de la misma forma que su cuerpo pedía, primero lentamente, como inspeccionando el terrero, tanteando la excitación de este. Poco a poco acercándose más al punto clave, ese que sentía levemente hinchando, producto de su clara excitación, producto de una cada vez más clara realidad, eso ella no lo sabía, de eso ahora ella misma ya no era consciente, solo lo era de sus ganas por seguir reviviendo, o simplemente por seguir con su pequeña fantasía, esa de la que ahora era dueña su cuerpo.
-Estas tan húmeda…
Guiada por la excitación del momento, enterró un dedo en su centro sin ni siquiera pensárselo dos veces. Suavemente, comenzó a deslizarlo por todo su interior, primero en línea recta de manera ascendente y descendente, para luego comenzar a rotarlo en círculos, como tal cual le dictaba su cuerpo que hiciera, como tal cual sentía que debía hacerlo. Todo, absolutamente todo, le recordaba a algo, esa forma de acariciarse, esa suavidad… nada le era raro ni extraño, al revés…Todo le era demasiado familiar.
-Más…más….
Como si de una fuerza desconocida, o, más bien, como si de otra mano más fuerte, con mayor desenfreno, fuera la que estuviera en su entrepierna, el lento bombardeo comenzó a ser más acelerado. Sintió como sus caderas de perdían con el movimiento de su mano, como el ritmo iba cada vez en aumento a la vez que los ligeros gemidos eran sustituidos por fuertes jadeos, jadeos que no solo se escuchaban en el baño, sino también en su cabeza, resonando fuertemente mientras otro dedo entraba en su interior.
-Déjame probarte…
De pronto, sintió un gélido aliento en su sexo, aliento que la hizo estremecerse nuevamente, de forma placentera, con deseo, mucho deseo por sentir más. No quiso abrir los ojos, tenía miedo de abrirlos y perder todas esas sensaciones, ver como todo eso no era más que producto de su imaginación, una muy real si, pero nada más que imaginación, ya que salvo los susurros y esas fuertes percepciones, nada más le hacía pensar de la existencia autentica de esos hechos.
-Eres deliciosa…
Y junto al bombardeo de sus propios dedos, se unió la sensación de calidez, esa sensación de placer que era capaz de dar cierto musculo del cuerpo humano. Perdió la fuerza de sus piernas y poco a poco fue dejándose caer sobre el mármol de la ducha. Ya sentada sobre este se dejo llevar. Se perdió entre sus caricias, entre las caricias regaladas por la lengua que acariciaba cada vez más deseosa su protuberancia. Por un momento creyó escuchar al dueño de sus fantasías sonreír entre sus piernas, justo antes de sentir como los lametazos aumentaban, como las oleadas de placer lo hacían con los movimientos circulares, esos que cada vez eran menos imaginativos y si más reales.
-Córrete…te quiero escuchar gritar mi nombre…
Se escucho gemir a si misma una vez explotó por el éxtasis, una vez la presión de su estómago se iba disipando a medida que las corrientes eléctricas que descendían desde sus hombros hasta sus muñecas se iban disminuyendo, disminuyendo igual que la sensación de euforia de minutos atrás…, esa que la había llevado a imaginar su mayor fantasía…
Fantasía que dejo de serlo en el momento que la imagen de su cuerpo desnudo recostado sobre el tapiz de la mesa de juegos, se clavo en su mente de la misma manera que había echo Edward…
-Edward…Edward…
Varías calles más al sur de la ciudad, el sonido estridente de la melodía del teléfono móvil volvía a sonar. Ya iban diez veces. Su dueño, era incapaz de contestar, ni siquiera era capaz de mirar quien era la persona que llamaba. No hacía falta, lo sabía, por eso mismo no era capaz de mirar el teléfono, no quería ver su nombre, no ahora.
El remordimiento pesaba sobre su cabeza, el remordimiento por haberse vuelto a cegar, huyendo de sus problemas como ya era predecible en él, solo que esta vez, el destino quiso interponer un bache en su huida, uno, que debía sobrepasar, uno que no sobrepaso.
La había cagado, no lo recordaba, pero no hacía falta, lo sabia. Lo había sabido en el mismo instante que se despertó junto a ella, junto a su alumna, la cual lo tenía abrazado por la cintura. Era su habitación, su cama, la cama donde ella dormía todas las noches, al menos que él supiera. Lo que si notaba era su esencia, esa que seguía clavada en su cuerpo.
Y otra vez más huyo, como el típico ladrón que entra en casa ajena, como lo que era, un cobarde. Ni siquiera se volvió a mirarla antes de cerrar la puerta, simplemente se limito a cerrarla, marchándose sin dejar rastro alguno de su paso por allí.
-Chicos…tengo que cerrar…
-Una cerveza más, solo una más.
-Si, una más y nos vamos…
Una más, pasaron a ser dos más. Ni siquiera eran conscientes de cómo podían seguir bebiendo, pero así fue. La siguiente imagen que este recordaba, era ver como la camarera se marchaba dejándolos allí, ni siquiera la había escuchado despedirse, no dudaba que lo hubiera echo, pero su concentración estaba centrada en otra persona, otra en la que jamás debió fijarse.
-Explícame, como es que la camarera te deja las llaves del local en nuestro estado, una de dos, o te tiene mucha confianza, o…quiere algo a cambio.
-Simplemente, no es la primera vez que esto ocurre. Mi hermano y yo somos amigos del dueño.
-Así que acostumbras a hacer esto muy a menudo.
-Más o menos, con distintas compañías claro… ¿Música?...
¿Qué coño había echo?..., ¿En que momento sobrepaso la línea que tan clara creía tener?...Hacía unas horas estaba con Tanya, la mujer que juraba amar, juramentos que quedaron en el olvido ante la castaña.
Se sentó sobre el sofá y apoyo su cabeza entre sus manos… ¿Por qué?, ¿por qué?... No entendía porque con ella, por que a ella, pero así había sido desde que la había conocido, desde que esta se había cruzado en su camino. Una obsesión, una vía de escape, una fuerza mayor a todos sus principios, fuerza que le hacía acercarse a ella, fuerza que le evitaba alejarse de ella.
Se maldijo nuevamente por haberse aprovechado de la situación. Pero más se maldijo por no llegar a recordar lo sucedido. Lo había intentado, llevaba horas haciéndolo, pero solo recordaba la comodidad que sentía estando a su lado, la sensación de paz que esta le trasmitía, el deseo de su cuerpo por no dejarla marcharse.
Pequeñas imágenes acompañaban a ese claro recuerdo, imágenes de él besando sus labios, enredando su lengua con la suya, apretando las caderas de la joven para acercarlas más a las de él...Y el de unas manos, el de unas manos que conoció como suyas, desnudando el cuerpo de la adolescente, el frágil, pequeño pero hermoso cuerpo de la chica…
-Hazme tuya…quiero sentirte en mi…
Esa frase daba vueltas en su cabeza, esa frase que fue su perdición, la perdición de algo que lo hacía sentirse mal consigo mismo, algo que lo hacía sentirse un traidor, pero no solo por traicionar a esa persona amada, sino por haberse dejado llevar por sus instintos más primarios, por no poner cabeza, por no intentar remediar nada…Por dejarse llevar…
Ninguno de los dos recordaban claramente lo sucedido aquella noche en esa cafetería, no lo recordaban pero si lo sabían, internamente sabían que nada de sus vagos recuerdos formaban parte de una imaginación, no.
Lo sucedido aquella noche fue una pura entrega, entrega mutua de dos personas que simplemente se dejaron llevar. No eran profesor y alumna, esa noche no, y…jamás volverían a mirarse como tal, pues… aunque su mente no quisiera revelarles su mayor secreto, en sus miradas quedarían clavadas las imágenes de ambos cuerpos desnudos, en sus oídos, los gemidos de ambos mientras las embestidas iban en aumento, los ruegos pidiendo más, rogando por más…Y en sus cuerpos, las caricias quedarían grabadas con fuego, fuego con nombre de deseo.
La vida no tiene un solo camino, y esa noche, el destino había echo que la de ambos se juntara y les golpeara en la cara que cada elección cuenta, y que estas, tienen consecuencias…
10/09/2010 Ayyys
13/09/2010 Almu
15/09/2010 Mary
17/09/2010 Nuri
20/09/2010 Karla
22/09/2010 Adry
24/09/2010 May
27/09/2010 Alba
29/09/2010 Airam
01/10/2010 Milu
9 Sonrisas:
Ejem...sssssssssssssssssss, sigo digiriendo, guay!!! Almu perdonado el retraso.
:-D ... O M G !!!! almu nos kieres matar!!! :*).. uff estos me emocionan hahaha.. dios santooo stoy como bella .. mas.. mas hahahaha... buenisisisisiiiiiiiisimo el cap....
O_o
...............................................
O_O O_- x_X
no manches!!!!!! al fin puedo hablar! esq no es de dios almu esto!!!! xq me haces esto!!! no es d dioss! me vas a venir matando!!!!
no creo q sea necesario decirlo pero este capi es HOT osea
superarchireqeterecontramilparangaricutirimicuaroHOT
JAJAJAJAJAJAJA
espero prox capi
wooooaaaaooo!!! que capitulo , que narracion!!!
les esta cayendo el veinte poco a poco de lo que paso! XD
pobre Edward los remordimientos no lo dejan pero bien que lo disfruto XD
genial! Almu!!! de verdad me encanto, valio la pena el retraso! no importa!
Ya soy libre Almu!! jeje, y ya puedo comentar sin sentirme culpable por no estar estudiando ;-D
Bueno, vayamos lo importante.....que sorpresón!! que se nos han liado Bella y Edward jeje. Y de que manera!
La manera de relatarlo ha sido genial. Con esos recuerdos que le venían a la pobre Bella. Digo pobre porque parece que se lo ha pasado bastante bien y no se acuerda jeje
Eso sí....ahora se nos van a arrepentir por lo que veo. Normal! si es que las borracheras no son buenas jeje. Esperemos que se repita estando en mejores condiciones no? jeje
Me ha gustado mucho el capítulo, no solo por lo que se cuenta, si no por como se cuenta ;-)
Besitos!!
Almu que te puedo decir, es fantastico. Bien une toda la historia desde el principio pero tambien se podria dar como un one shot. Es mi placer leerte. Bezos.
Me ha encantado!!!! esta genial y ademas en tercera persona, me gusta!!!!
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?