Hola chic@s,
pues aquí estamos de vuelta. En primer lugar pediros disculpas por el "abandono" temporal que tengo en el blog. Estoy, creo, que empezando a remontar cabeza con el catarrazo este que he pillado, así que a ver si cuando me encuentre un poco mejor me pongo las pilas. Bueno, el capítulo.... ha salido como ha salido. Tarde, porque mira las horas que son... pero ha llegado. Pues nada, no me enrollo más, os dejo ya el capítulo.
Capítulo XXXIV- Historias de princesas
Rosalie Pov
La vida tiene sus momentos altos y bajos, tiene que tener un poco de cada uno de ellos, tiene que haber un equilibrio. De esta manera eres capaz de poder apreciar lo que tienes y lo que quieres. Porque hay que saber disfrutar los buenos momentos pero también los malos, ya que de ellos se suele aprender mucho. Y eso es lo que realmente importa, aprender de los errores y de los malos momentos, para verlos venir desde la distancia y saber superarlos.
No me puedo quejar, he vivido muchos momentos de felicidad todos a cuenta de mi tesoro. Y gracias a ellos, todos los malos momentos que puedan pasar, dejan de tener importancia cuando oigo su risa infantil al hacerle cosquillas o cuando la veo paseándose por casa con mis cosas intentando imitarme o cuando se queda dormida conmigo en la cama mientras pone sus manitas rodeando mi cuerpo. Así que ese es mi antídoto para los bajones, para los días oscuros, para los momentos de desesperación. Tanto para los que vienen de nuevos como para los que la melancolía trae de vuelta a través de mi memoria.
Nadie ha vivido un camino de rosas, todos llevamos nuestras cargas personales sobre los hombros y estoy segura que las mías serán minucias comparadas con las de otras personas, pero pesan sobremanera cuando echas la vista atrás y recuerdo aquellos momentos que nunca se marcharán de mi memoria.
Recuerdo a la perfección las discusiones que tenían mis padres en casa, sin importarles que estuviéramos delante, ellos solo se preocupaban por sus “asuntos de adultos” como ellos llamaban con lo cual tenían poco tiempo para poner atención a los “asuntos de niños”. No digo que no nos quisieran, solo digo que muchas veces me sentía como si sobrase, como si no fuese más que una carga para mis padres. Estoy segura de que ellos nos querían pero no recuerdo muchos momentos de amor porque siempre reinaba en el ambiente la tensión y los reproches que se lanzaban el uno al otro. Así que desde mi más tierna infancia empecé a soñar con príncipes azules y princesas. Me creé un mundo para mi sola, uno donde era una bonita princesa que esperaba la llegada de su príncipe, que pacientemente se sentaba a peinar sus cabellos soñando con él, una princesa que se arreglaba por él y para él.
Fui creciendo y los pocos momentos en los que veía a mis padres orgullosos de mi era cuando les halagaban por lo bonita que era, así que eso no hizo más que empujarme aún más adentro de ese mundo de la belleza. Era mi preocupación máxima. El colmo de su orgullo llegó cuando conseguí hacer un anuncio infantil donde salía enseñando mi bonito pelo rubio y mi tierna sonrisa para vender una supuesta felicidad con la compra de aquel refresco de sabor naranja. Así que todas mis esperanzas y esfuerzos estaban en lucir bien, en ser la niña perfecta para que ellos estuviesen aún más orgullosos.
Con el tiempo, en el instituto, el ser la chica guapa y la capitana de las animadoras me hizo sentirme alguien importante en ese micro-mundo adolescente y mi único objetivo era ser escogida la reina del baile para demostrar que era alguien, que no era una más del montón; quería conseguir la aprobación no solo de mis padres sino de todos los que me rodeaban. Y todos esos halagos por parte de los chicos y chicas y las miradas de envidia por parte de ellas me daban una sensación de estar consiguiendo algo importante.
En aquellos momentos soñaba con un futuro lleno de momentos estelares, soñaba con ser una modelo, viajar por todo el mundo, desfilar en las mejores pasarelas y ser portada de las revistas de moda más importantes. Pero claro, aquello sólo fueron los sueños de juventud que nunca se cumplieron. Todo porque pensé que había encontrado al príncipe azul de mis sueños, aquel que me querría por siempre y que me haría feliz hasta el último de mis días. Al menos así me lo prometió él, y yo ilusa de mí, así me lo creí. Y por ese mismo motivo me lancé de lleno en la relación con él. Y en el fondo,.. que carajos! No, en el fondo no, simplemente no me arrepiento de aquello, porque de aquella relación conseguí dos cosas: un corazón incapaz de creer de nuevo en el amor al ver cómo me abandonaba al saber de mi embarazo y un tesoro que fue creciendo en mi barriga y que cuando nació fue mi luz y mi guía en esta vida. Mi niña, mi vida, ella con creces me ha ido compensando todos los altibajos que he tenido. Ha sido aquel motivo extra por el cual levantarse cada mañana y seguir adelante.
Así que como decía antes, solo hay que ir encontrando el equilibrio, hay que aprender de lo bueno y de lo malo, porque de lo malo se sacan cosas positivas, y sino solo tengo que mirar a Emma para ver que es del todo cierto.
No he vuelto a tener una relación mínimamente seria con ningún otro hombre, aunque si he tenido mis relaciones temporales y sin ningún compromiso para apaciguar mis necesidades. De algo me ha servido mi obsesión por la belleza todos estos años, no suele ser muy complicado buscar una buena compañía en una noche de soledad. Pero mi corazón incapaz de creer de nuevo en el amor, ha huido corriendo de toda relación con indicios de seriedad, de todo hombre interesado en algo más que una noche de diversión. Porque ya ha aprendido la lección, no existe el príncipe azul. Y aunque existiera, a mi ya no me hace falta, yo tengo todo lo que necesito. He tenido a mi hija y luego con la ayuda de mis padres y un gran esfuerzo por mi parte he conseguido sacar adelante a mi pequeña Emma y al mismo tiempo sacarme la carrera mientras trabaja en una tienda de ropa y hacía algún que otro reportaje fotográfico para pequeñas campañas publicitarias.
Este año por fin había conseguido plaza en la Universidad de Chicago como profesora y con ello ya me podía olvidar de las tiendas y reportajes para promocionar cualquier producto. Por fin conseguiría asentarme y tener un trabajo fijo y que me apasionase. Y por eso, como celebración, cogí a mi niña y nos fuimos mi pequeña y yo a Disneyworld a celebrar el inicio de una nueva vida. Allí conocimos a “el Mickey grandote” como decía mi tesoro. Aunque su nombre real era Emmet Cullen y era un enorme hombre con cara de niño y sonrisa sincera. Su mentalidad infantil al principio me irritó, sobre todo por las circunstancias en las que nos conocimos donde su tranquilidad y despreocupación me molestaron tanto ya que yo me encontraba tremendamente preocupada y estresada. Sin embargo, cuando lo conocí mejor, cuando me mostró su simpatía, su sinceridad y su gran corazón, fui dejando de lado la irritación para quedarme encantada con él. Y no fui la única que se quedó encantada con él, Emma lo tenía idolatrado. Los dos se entendían a la perfección y tenían una complicidad que no era propia de dos personas con tanta diferencia de edad y que se conociesen en tan poco tiempo.
Estuvimos solamente tres días juntos y en ese tiempo solo nos separamos para ir a nuestras respectivas habitaciones. Durante el día disfrutamos de muchísimos paseos por el inmenso parque y de millones de actuaciones de los personajes Disney. Curiosamente Emmet tenía una predilección especial por Mickey Mouse y disfrutaba de aquellas vacaciones igual que un niño. A su lado me sentí contagiada de esa energía positiva que desprendía. Aproveché y dejé de lado por unos días a esa Rosalie preocupada, trabajadora y protectora para ver una nueva manera de plantear las cosas. Me dejé llevar y disfruté de esos días como pocas veces en la vida. Emma era un torbellino de alegría y diversión, y esa visión conseguía hincharme el corazón de felicidad.
Emmet era pura ternura con Emma y conmigo. Creo que realmente se preocupaba por nosotras y en ningún momento vi ningún tipo de insinuación por su parte. Después de mis historias personales, prestaba especial atención a esos detalles y puedo decir que su interés era totalmente desinteresado, lo cual me creó una enorme confusión. No estaba acostumbrada a que ningún hombre se comportase así con nosotras. Bueno, creo que es porque nunca era un nosotras. Nunca dejaba a un hombre acercarse a mi pequeña, si necesitaba algún desahogo la dejaba a cargo de una canguro o con mis padres y salía a algún bar a buscar algo. Alguna vez se nos había acercado en el colegio o en el parque alguno haciéndose el simpático con Emma pero al final el interés era claro hacia donde estaba, por eso nunca los dejaba acercarse a ella. El caso es que a Emmet se le veía totalmente desinteresado, creo que realmente estaba a gusto con nosotras, y nosotras a gusto con él.
Cuando me comentó que él vivía en Chicago me alegré mucho pensando que al menos conocía a alguien en esta nueva ciudad donde nos mudaríamos en breve. Y su reacción al saber que iríamos hacia allá fue de total alegría, lo cual me mostraba que todo ese afecto que nos mostraba era verdadero.
La despedida en Disneyworld fue algo triste pero quedamos que le llamaría al llegar e incluso me comentó que no dudase en pedirle ayuda para el traslado. Así que salimos del parque temático con las pilas recargadas y con un nuevo amigo sincero.
Volvimos a casa con un sentimiento extraño. Emma se pasaba el día hablando del “Mickey grandote”, de lo que le había dicho, de lo que habían hecho, de lo que le había prometido que harían en Chicago. Yo, debo reconocer, que también eché de menos a aquel hombretón con cara de niño y sonrisa contagiosa. De alguna manera se había introducido en nuestras vidas, no me preguntes como lo consiguió en tan solo tres días, y su ausencia se hacía extraña.
Esa reacción me sorprendió tanto que me entró un pánico aterrador. Emma y yo habíamos estado bien las dos solas durante todo este tiempo y no nos había ido nada mal. No necesitábamos a nadie más para salir adelante, y si lo necesitase, sabía que podía contar con mis padres como tantas otras veces. Por eso, cuando nos instalamos en Chicago, no lo llamé. Decidí que sería la mejor opción, no quería que mi niña ni yo sufriésemos por alguien a quien casi ni conocíamos. Emma igualmente insistía día tras día en llamarlo, así que tuve que decirle que había perdido su teléfono.
Estuvimos un par de semanas muy tranquilas en la ciudad. Los primeros días pensaba que me lo encontraría en cualquier parte y aunque realmente estaba segura de que su intención no era hacernos daño conscientemente, sabía con certeza que en algún momento así pasaría. Pasada la primera semana me relajé ya que ya sería demasiada casualidad coincidir en una ciudad tan grande, además de que mi vida social se reducía al trabajo y al parque.
Pero el día menos pensado y en la situación más insospechada volví a coincidir con él. Y no dudó en echarme un cable. Desde ese momento volvimos a entablar relación con él, y Emma estaba la mar de contenta de tenerlo de vuelta en nuestras vidas. Pero mi lado más temeroso salía a relucir en su presencia y lo trataba de forma arisca y cortante. Yo sabía que Emmet era una buena persona, pero al fin y al cabo era un adolescente en el cuerpo de un hombre y yo no quería que mi pequeña Emma ni yo saliésemos mal paradas de este asunto. En cierta manera sabía que estaba interesado en mí, pero yo no necesitaba una relación seria y mucho menos con un hombre 4 años menor que yo con mentalidad infantil y que seguramente no sería capaz de hacerse cargo de la situación que comportaba Emma. Así que lo mejor era mantenerlo alejado, fuera de mi coraza.
Pero una cosa era mi relación con él y otra la de Emma. Y es que mi pequeña le había cogido tanto cariño que me sabía mal separarlos, por eso decidí dejarle visitar a Emma cuando quisiera y la verdad es que los dos estaban la mar de contentos. A veces no entendía como podía soportar todos mis desplantes sólo por poder pasar un rato con mi pequeña. Cuando venía a visitarla me marchaba a mi habitación pero desde allí los oía leer cuentos, jugar a cocinitas, disfrazarse de princesas y dibujar y pintar; todo ello sin parar de conversar. Emmet tenía un interés real en Emma y eso poco a poco fue ablandando mi coraza. Sabía que el tiempo jugaba en mi contra y que llegaría el día en que consiguiese resquebrajarla del todo. Lo que no estaba muy segura es de lo que sentía él por mí. Pero un día después de acostar a Emma se envalentonó y me declaró sus sentimientos por las dos. En ese momento, mi corazón empezó a creer de nuevo en el amor.
Decidimos tomarlo con calma, y ahora desde la distancia, creo que ha sido de las mejores ideas que hemos tenido. Porque de nuevo, la balanza cayó hacia el lado malo. Al día siguiente de iniciar nuestra relación, Emmet me confesó que probablemente sería padre. Y justo aquel punto que siempre había estado en mi mente llegó a mí: él era un crío y no podía permitir esta relación. Y tal y como empezó la relación, se acabó al día siguiente. Eso sí, él siguió viniendo a ver a Emma, aunque con menos asiduidad. Una cosa sí que era cierta, le tenía un cariño tremendo a mi niña.
El tiempo ha ido pasando y no ha vuelto a intentar acercarse a mí en ningún momento. Emmet y Edward, su hermano, han sufrido mucho por el tema del embarazo de esa chica. Ella ha estado enviando la información a cuentagotas no se sabe muy bien desde donde y ha dejado a dos hombres desolados.
Dentro de esa desolación encontré a Edward. Unos meses después de marcharse la chica embarazada me lo encontré en la sala de profesores de la universidad. Ya habíamos coincidido en alguna ocasión en los claustros de profesores. En el primero de ellos nos presentaron a los dos junto con otros dos profesores más, ya que éramos los nuevos ingresos de ese año. En algunos momentos nos habíamos ayudado dentro de esta jungla universitaria, con lo cual habíamos entablado una mínima relación profesional. Poco a poco Edward había ido decayendo y ese día mostraba una cara que lo decía todo.
Estuvimos hablando ese día y decidió abrirse y explicarme su situación. Aquello me dio confianza y me fui abriendo yo también poco a poco. Descubrimos que teníamos muchas cosas en común pero sobretodo había un punto que nos unía y ese era que los dos teníamos un corazón roto. Con el tiempo, nos convertimos en un gran punto de apoyo el uno en el otro. Pasamos muchas horas juntos, incluso compartía tiempo con Emma. Los dos se llevaban genial, aunque claro, no era comparable a la veneración que ella tenía con Emmet. No sé muy bien como sucedió, pero un día dimos un paso más allá y tuvimos un momento de intimidad. Pensé que aquello podría dar pie a malentendidos o que podría destrozar nuestra “amistad”, pero una vez hablado conseguimos mantener la misma situación.
Sí que es cierto que con el tiempo estábamos cada vez más unidos, estoy segura que todo el mundo pensaba que éramos una pareja como cualquier otra, pero no se trataba de una relación de amor, en cierta manera era una relación de apoyo e interés. Nos ayudábamos en los malos momentos, teníamos un hombro en el que apoyarnos y un desahogo físico cuando lo necesitábamos. Desde fuera podríamos parecer un par de enamorados: Edward se pasaba el día con nosotras, nos cuidaba y nos protegía, tenía muestras de cariño con Emma y conmigo, caminábamos cogidos de la mano, nos abrazaba y nos besaba, pasábamos los domingos con su familia… Éramos una curiosa pareja, pero cada uno acababa durmiendo en su casa cada noche.
Este domingo en casa de los Cullen teníamos una invitada “especial”. Sinceramente poco me apetecía conocer a la chica que tantos dolores de cabeza había hecho pasar a los hermanos Cullen. Pero ella había vuelto a Chicago con su niño y con ella había traído el último escándalo y torbellino de dudas. ¿Quién era el padre? No sabría escoger que prefería. ¿Edward? Si fuese él el padre… ¿Rompería esto la actual estabilidad en la que vivíamos? ¿Emmet? Era un crío, Emmet no podía ser. ¿Podría él con esta situación? La verdad es que no me podía decidir, sentía esa necesidad de protegerlos a los dos. La noticia de que el padre era Emmet me sentó fatal, pero a él se le veía tan ilusionado… en realidad era muy niñero, no dudaba que su hijo seria mimado por él, tanto o más como había hecho con mi hija.
Había visto con anterioridad a esta chica y había visto también como Emmet la miraba a ella y a su hijo. Estaba encantado, estaba ilusionado, estaba tremendamente emocionado. Pero hoy sería el primer día que nos sentaríamos todos en una mesa.
Así que hoy vamos de camino a casa de los Cullen en un silencio estraño, por suerte Emma llena ese silencio con du parloteo incesante. Al aparcar enfrente de la casa, Edward baja y me abre y me ayuda a salir como siempre suele hacer. Y cuando estoy de pie fuera del coche abre la puerta y se dirige a la de atrás donde está la pequeña princesa.
- Emma, ya hemos llegado a casa de los abuelitos. ¿No tienes ganas de saludarlos?
- Siiiiiii – responde ella todo emocionada.
Con una habilidad tremenda, la desata de la sillita y la carga en brazos para dejarla en el suelo. Emma cuando por fin se encuentra sobre sus pies sale corriendo hacia la puerta donde su “abuelita” la está esperando con los brazos abiertos.
Pasamos hacia el jardín trasero y allí se encuentra toda la familia, incluida la nueva miembro teórica. Saludamos a todos con cordialidad y nos sentamos por fin a la mesa. Durante toda la comida puedo ver de nuevo esa admiración que Emmet siente por los dos, sobre todo por su hijo. Además, ella consigue ser constantemente el centro de atención de todos. Toda la familia está encantada con ella y con el niño, es como si se olvidasen de todo el daño que ha hecho y de todo el que puede seguir haciendo. Evito cruzar palabra con ella durante toda la comida y me centro en Edward y Emma. No me interesa en absoluto esta chica, dudo de sus intenciones con la familia y con Emmet. No entiendo porque después de haber desaparecido durante tanto tiempo decide en este momento volver de nuevo.
Una vez acabada la comida Emma se empieza a quedar dormida y Edward se ofrece a dejarla en su habitación durmiendo como siempre hacemos. La pequeña ya se siente allí como en casa, cuando se despierta no se asusta, sabe perfectamente donde está.
Como la conversación sigue girando alrededor de la “madre a la fuga”, como yo le llamo para mí misma, decido aprovechar para ir al baño mientras Edward vuelve.
Subo hacia el baño y al salir me encuentro de frente con Emmet. Trae esa mirada soñadora en la cara y una sonrisa de oreja a oreja. Cuando me ve me sonríe y vuelve al único tema que parece que existe en este mundo.
- ¿Verdad que es increíble?
- Si, Emmet, tienes un hijo precioso – le respondo con condescendencia.
- Bueno, es que yo soy el padre! ¡No podía ser de otra manera! – este chico siempre tan modesto, pero en realidad consigue sacarme una sonrisa por lo simplón de su respuesta.
- Si, Emmet, si – sonríe de nuevo ante mi respuesta y me responde:
- Bueno, voy a bajar hacia abajo que seguro que Bella me busca ¿Verdad que es una tía increíble?
- Sí sí… - le respondí
- ¿Sí? ¿Qué pasa Rosalie?
- No pasa nada Emmet, ¿Por qué lo dices? – le respondí intentando camuflar ahora mi desliz
- Venga Rosalie, nos conocemos, ¿qué pasa? Bella es una chica genial, es sincera, es cariñosa y además me ha dado el mayor regalo que me podrían haber dado en esta vida. He de decir que al principio tenía miedo pero ahora estoy encantado… los dos son una maravilla. – de sus ojos volvían a rebosar la adoración que sentía por ambos
- Si claro Emmet, Bella es fantástica….
- ¿A qué viene ese sarcasmo?
- No hay sarcasmo, no hay problema…todo es genial
- Venga Rosalie ¿Qué problema hay? Suéltalo ya
- ¿Qué problema hay? ¿Tú no te das cuenta de nada verdad Emmet? – le digo totalmente irritada y sin ningún intento de disimularlo.
- ¿De qué hablas Rosalie? ¿Se puede saber qué te pasa? – me responde con una cara de absoluta confusión. Y en ese momento exploto y le digo todo lo que pienso.
- ¿Te has parado a pensar porque ha vuelto Emmet? ¿No te parece raro que después de tanto tiempo desaparecida, de repente aparezca? Esta chica busca algo y tú eres tan cabeza de chorlito que solamente eres capaz de ver lo que ella te enseña. Te estás dejando engatusar por esa lianta y vete a saber qué es lo que consigue de ti. Eres tan crío y tan inmaduro que… - pero mi frase se queda inacabada en ese punto
- ¿Qué sabrás tú de Bella y de mi? ¡Ni se te ocurra insinuar nada malo de ella! Es cierto que ha cometido errores pero ahora los está intentando subsanar. Así que no voy a permitirte que digas nada malo de ella o de mi hijo. ¿¡Entendido Rosalie?! – me bramó con la cara colorada por la ira.
Y después de soltarme esas palabras, dio media vuelta y se marchó dejándome en la puerta del baño totalmente impresionada por su reacción.
08/10/2010 Nuri
11/10/2010 Ayyys
13/10/2010 Karla
15/10/2010 May
18/10/2010 Almu
20/10/2010 Al
22/10/2010 Airam
25/10/2010 Milu
6 Sonrisas:
Mi Ayyys que capitulo!!! me ha gustado mucho!!! ahora sabemos por todo lo que ha pasado Rosalie criando a una niña sola eso es de admirarse!! todavia no ha salido el padre de Emma ahhhh todo a su debido tiempo!!
Rosalie esta celosa mi Ayyys ... toda la atencion en estos momentos es para Bella y no lo comprende por el hecho de que se fue asi sin mas ni mas ...pero creo que no sabe como sucedieron la cosas!! por eso Emmet la denfendio de esa manera , porque conoce a Bella y no es capaz de hacer lo que dijo Rose ...y quedo sorprendida en la menera que la defendio!!!
genial mi Ayyys de verdad que me gusto!!! y que Emmet la haya puesto en su lugar XD
besitos y cuidate!!! y gracias por los animos que de verdad los necesito :-)
ayss chunguis ... antes que nada espero ya salgas de esa gripe k es horrorosa jeje io lo detesto..cuidate muxo... y ahora si...
my bueno el capitulo,,, me da pena rosalie.. pobre por ella y k esfuerzo x sacar a su niña.. aunk aun asi la odioooooo jajajajaj....maldita metiendo mala vibraa argg. jaja... me gusto muxoo mi ayys te quedo muy biennn... besitos!
Rose es fiel al personaje de Meyer, me gusta , ojala que se de cuenta que el que le interesa es Emmet. Un bezo.
Cris buenísimo , te pasaste en verdad, me conmovió Rose realmente, pero es que en esta historia no hay princesas ni príncipes, solo humanos que se han equivocado a más no poder. Que liados estan los sentimientos de todos los personajes, puede seguir pasando de todo, y se ve lejos un horizonte donde las parejas se afiancen y se encuentren finalmente aunque mientras puede ser muy divertido.
por favor alguien que relate a Emmmet papá!!!!!
Besos a todas, este fic es único, de eso no hay duda
Genial!! Así, sin más palabras.
Da igual lo que digas, me encanta como escribes, y sino te lo crees te aguantas :-}. Siempre relatas todo con detalle pero sin aburrir, no te dejas nada y me gustan muchísimo las reflexiones que haces.
Era totalmente necesario un capítulo de Rosalie, y ahora la puedo entender un poco mejor. Es un personaje muy interesante, y aunque no me acabe de caer bien.....tienen lógica muchas de sus acciones.
La relación con Edward...era difícil de explicar y tu lo has hecho perfectamente. Y la conversación con Emmett también, me ha encantado ese Emmett poniendo las cosas en su sitio ;-)
A ver como sigue esto, que como bien dice Grisel, es un fic único ;-D
Gracias Cris!! Besitos
Como suelen decir, amén hermana!!! :-}
Capítulo perfecto, en el momento oportuno, y desde la perspectiva necesaria. Hacia falta un pov Rosalie desde hace tiempo, muchos frentes eran los que tenía abiertos y la mayoría sin explicación, hasta que has llegado tu, y los has sellado perfectamente...
Empecemos...Rosalie me caía mal, tengo que admitirlo, pero por lo mismo que ya he dicho hace un momento, muchas cosas sin explicación lógica, que me hacían tenerle ese sentimiento. Ahora, todo tiene más explicación, y se ve a una Rose más humana de lo que yo pensaba. Debió ser duro para ella tener que ganarse el cariño de sus padres a golpe de méritos físicos, cualquier niña quedaría tocada con ello. ¿Donde se reflejo todo eso?, en su búsqueda del príncipe azul, príncipe que se convirtió en sapo cuando consiguió lo que quería, dejando a una Rosalie, totalmente sola. Su tesoro, lo mejor que le ha podido pasar, su flotador en la vida, su motivo a todo...
Ese miedo hacia los hombres, o...ese desinterés al compromiso, totalmente normal en una persona que no ha tenido la vida normal, ni mucho menos fácil, quiere lo mejor para su hija, de lo que no se da cuenta, es que alejándose de ciertos sentimientos, no lo va conseguir. Tampoco es bueno que se refugie en los brazos de una persona solo por el mero interés, pero hasta que ella no este dispuesta a romper la coraza que se ha impuesto con el paso de los años...chungo lo tiene, y mientras tanto la niña, seguirá aprendiendo de todo lo que vea :-S
¿Su reacción ante Bella?...normal, esta celosa, en cierta forma para Rose, Bella le quito lo suyo, esta ocupando el papel que a ella internamente le gustaría ocupar, esas son las consecuencias de darle esquinazo a todo y huir por la vía fácil. Espero que con el tiempo, consigan llevarse mejor, al menos, Rose le de la oportunidad a Bella de conocerla, sino...Rose seguirá cometiendo un error tras otro...
Lo dicho nena, era lo que tocaba, has sabido hacerlo genial, y darle todo tu toque ;-)
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?