Bueno chicas, os dejo con nuevo capítulo de Disturbia, hoy con Alba y desde una perspectiva, bastante, bastante interesante, en vista de cómo están las cosas…
¡¡A ya va!!
Capítulo XXXVIII - Frágil seguridad
Pov – Bella
Revisé por enésima vez la bolsa en la que llevaba todo lo necesario para Elliot. Solo íbamos a pasar la tarde fuera y no era como si Esme no tuviera todo lo necesario en casa por si ocurría algún imprevisto, pero me sentía más segura llevando yo las cosas por mí misma. No sé si esto se debía a la manía que había adquirido con el tiempo de controlarlo todo o la necesidad de demostrar que podía ocuparme perfectamente de mi hijo.
¿Pero demostrárselo a quien? A mí misma.
A ojos de todos me mostraba firme, segura de mi misma y mis decisiones, nada me amedrentaba, ni miradas de desprecio, ni comentarios, ni falsos ánimos ni ayudas lastimeras. Yo podía con ello. Pero en mi interior las cosas no estaban tan claras. A veces sentía tanto miedo, tanta impotencia de no ser una buena madre, de hacer algo mal y que por ello Elliot sufriera, de tomar una decisión equivocada o simplemente de que algo me pasara y no poder estar a su lado. El simple hecho de pensar en separarme de él hacía que todo mi cuerpo se estremeciese. Solo abrazarme a él y escuchar su corazón latir contra mi cuerpo me calmaba en los momentos de flaqueza. Él, Elliot, mi bebé, era mi vida.
Por el pequeño que ahora estaba acomodando en su carrito y al que había puesto el disfraz de Mickey Mouse, su favorito, o mejor dicho el favorito de su padre, iba a esa dichosa fiesta de cumpleaños.
No ere que no quisiera ir, no se me ocurría si quiera pensar en que Emmett no pudiera compartir el día de su cumpleaños con su hijo, ni si quiera se me hacia pesado el compartir una tarde entre amigos que eran la mayoría de invitados, era el hecho de ser el foco de atención: Bella la madre desaparecida está de vuelta.
Ya habían pasado cuatro meses de mi vuelta y parecía que en todo Chicago no había pasado nada más extraordinario que mi regreso, y no lo soportaba. Odiaba ser el objetivo de todas las miradas y de todos los cuchicheos, según Alice solo deberían haber durado un mes después del inicio de las clases, pero yo me sentía a cada paso observada y juzgada. Como si alguien fuera detrás de mí para que cuando tuviera el más mínimo tropiezo señalarme y gritarlo a los cuatro vientos, y esa presión, a veces, no me dejaba respirar.
Suspirando y tomando fuerzas para enfrentarme a una feliz velada iba empujando el carrito por la entrada a la mansión Cullen. Iba a llamar a la puerta cuando ésta se abrió de repente y salió Carlisle con un sonrisa dispuesto a ayudarme a subir los tres escalones que separaban a Elliot de la casa.
-¿Ha llegado ya Emmett?- Pregunté mientras sacaba a Elliot del carrito y su abuelo lo plegaba, para que no incomodara.
-No, de hecho él es el único que falta, no sé dónde demonios se ha metido.
-Bella, cariño.- Una sonriente Esme se acercó a nosotros dándome un abrazo y besando la coronilla de su nieto.- Cada día está mas grande, trae esa bolsa, yo te ayudo.
-Yo puedo Esme de verdad.
-No seas testaruda y deja que guarde la bolsa en el armario, así cuando necesitemos algo sabremos donde está.
Dicho y hecho. Quito la bolsa de mi hombro y desapareció por el pasillo a ponerla a buen recaudo.
Caminamos al salón del que provenían variadas voces y como siempre, al cruzar el marco de la puerta todo quedaba en silencio y podía sentir todos y cada uno de esos pares de ojos mirándome. Por suerte el timbre sonó y un “¡A sus puestos!” mientras tiraba de mi brazo hacia dentro del salón junto a ella me libró de soportar aquellas miradas.
Estábamos todos esperando en silencio y con las luces apagadas la gran aparición del cumpleañero, aunque era obvio que nos encontrábamos ahí, Alice había insistido. Le oíamos acercarse y por el ruido no venía solo. Alice me dirigió una mirada interrogante a la que respondí encogiéndome de hombros. No tenía ni idea de con quién podría venir, ya que por lo que había visto estaba ya todo el mundo cuando yo llegué.
Cuando las luces se encendieron todos gritamos un “Sorpresa!!” mientras en la cara de Emmett su sonrisa se iba ensanchando, él al contrario que yo adoraba ser el foco de todos los flashes.
De su mano traía a la pequeña Emma que saltaba felicitando a Emmett casi igual de feliz. El la cogió en sus brazos y la plantó un sonoro beso que hizo que todos riéramos. Miento, todos no, Rose que se encontraba detrás de ellos, seguía con la mirada indiferente que siempre llevaba en rostro.
Uno por uno fuimos acercándonos a felicitarle.
-¡Pequeñajo! Ven aquí que es el cumple de papi.- Dijo antes de arrebatarme a nuestro hijo de los brazos y después de agradecerme que estuviera allí.
Me encantaba verles así, en su faceta padre e hijo, Emmett disfrutaba cada minuto con Elliot y eso no podía hacerme más feliz. Quería que se tuvieran el uno al otro, aunque entre Emmett y yo no hubiera más que amistad y es que día a día veía más claro que esa iba a ser mi única relación con él. No quería plantearme ninguna relación entre nosotros por el hecho de que fuera el padre de mi hijo, de hecho ninguno de los dos lo habíamos mencionado, pues sabíamos que no sentíamos nada más que un profundo cariño y respeto y no amor.
Me uní a la conversación de Alice y Esme, con ellas me sentía más yo misma, no me juzgaban y me apoyaban en todo, aun así nunca me relajaba al cien por cien, y siempre tenía un ojo puesto en mi pequeño que ahora iba pasando de mano en mano.
En un momento de distracción algo tocó mi pierna y me asusté, pegando un ligero grito.
-Te asusté- Preguntó una inocente Emma, estaba tan concentrada en Elliot que no me había percatado de su cercanía.
-Un poco pero fue mi culpa por estar distraída, ¿querías algo?-
-Sí, Emmett me ha dicho que te tenía que pedir permiso para poder coger a Elliot. ¿Puedo?
-Por supuesto que sí cariño, vamos a buscarle, ¿quieres?-
Ella asintió entusiasmada y de la mano fuimos a por Elliot que ahora estaba en manos de Jacob.
-Nos prestas a mi hombrecito.-
-Soy todo tuyo nena, seguro que a Elliot no le importa que pases tiempo conmigo.- dijo guiñándome un ojo.
-Tú aun eres un bebe Jake, cierra el pico y dame a mi hombre.-
-¡Que mujer! ¿Tú sí que quieres pasar un rato con el tío Jake, rubia?-
-No le hagas caso Emma, de chicos como él es de los que te tienes que alejar cuando crezcas, ¿me oyes?
Nos dirigimos a unas sillas cercanas. La pequeña de sentó sin quitar la vista de mi pequeño y poco a poco lo fui posando en sus bracitos, se veía tan frágil y desprotegido con ella. Pero la imagen era tierna y los ojos de Emma brillan de felicidad al tener por fina a Elliot abrazado ella solita. Le acaricié el rostro a ambos y al quitar mi mirada de ellos, cuando sentí picar mis ojos con amenazantes lágrimas en ellos, pude ver como Rosalie fruncía el ceño y sus ojos destilaban odio. Seguía sin entender que la pasaba conmigo o con mi hijo, pero no pretendía enfrentarme a ella ni mucho menos, si tenía algún problema era ella la que debería enfrentarlo, porque yo no iba a ir a disculparme por algo que ni si quiera conocía.
Llegó la hora de los regalos, el momento más emocionante según Emmett, era todo un niño en cuerpo de hombre. Los fue abriendo desgarrando el papel con ayuda de Emma y Elliot, si alguien miraba la imagen sin conocernos a ninguno podría jurar que ellos eran los hijos de Emmett, cuando solo uno de los dos realmente lo era.
-Hermanito! Este año te has lucido tu regalo es de los más grandes…qué será…- Decía Emmett empezando a romper el papel.
-Venga Emmett! Date prisa que es el último!- Le apremiaba Emma tirando de su pantalón.
Cuando por fin lo desenvolvió se giró encarando a su hermano.
-Libro??¡¡ Edward, me has regalado libros?? Y no cualquier libro..no..libros de bebé??¡¡Que mosca te ha picado!!- Nadie pudo contener las carcajadas, mientras Emmett miraba sin comprender su regalo.
-No os rias!!!
-No sé porque estas tan enfadado, soy el único que te ha hecho un regalo acorde a tu edad. Un regalo a tu medida.-
-Leo el dragón lector, es un libro a mi medida, no me hagas reir Edward. Es un libro a la medida de…de… Elliot- Y la comprensión llegó a sus ojos.
Edward le sonrió en respuesta y Emmet corrió a darle un abrazo sincero. La verdad es que el regalo era precioso, un conjunto de libros muy llamativos y de diferentes edades para que no se quedaran anticuados al poco tiempo.
-Gracias Hermano!
-Nada, es para que pases unos buenos ratos con tu hijo y le enseñes algo más que a golpear.-
Acabó la frase mirándome y se alejó de su hermano acercándose a Esme, que le dio un apretón en el brazo. Había sido un detalle muy significativo por parte de Edward hacer un regalo que pudieran disfrutar los dos, incluso los tres…y una pequeña sonrisa se me dibujó en los labios.
La relación entre ellos había vuelto a la normalidad y sabía que a veces compartían tardes de juegos con Elliot, pero nunca estando yo presente. Desde el día en que Edward irrumpió en mi casa de madrugada y le eché, no habíamos vuelto a dirigirnos la palabra, sino era estrictamente necesario, y eso solo había ocurrido en algún seminario de la universidad. Exceptuando las veces que había intentado quedar conmigo para hablar y disculparse a lo que una y otra vez me había negado y él desistido tras varias semanas. Lo agradecía, ya que cada vez se me hacía más duro rechazar sus invitaciones y ver en esos ojos suplicantes tanta culpabilidad; pero, no iba a ceder. No le debía nada y si estaba sufriendo era su culpa, si no se hubiera comportado como un maldito capullo todas y cada una de las veces que nos habíamos cruzado, quizá habríamos podido hablar como dos personas adultas. Ahora era muy tarde y aunque a mí me doliera y me costara la vida ser tan fría con él, no quería cometer errores y que Elliot pagara las consecuencias. Él era mi profesor, yo su alumna y Elliot su sobrino. Y así debía permanecer en un orden inalterable.
Caminé al baño, tenía demasiados sentimientos en mi interior y no quería que nadie me viera tan vulnerable como me sentía. Respiré profundamente antes de refrescarme la cara y alejar esas divagaciones de mi mente. Abrieron la puerta sin llamar y me sobresalté.
-Rosalie.
-Isabella.
¿Que tal chicas?
Bueno antes de despedirme deciros dos cositas. Una, la actu del viernes, pasa a lunes, ¿porque?, porque ni , Cris ni yo vamos a estar por estos lares este fin de semana, por tanto, hemos decidido pasarla a lunes ¿ok?
La segunda cosita, nada que Montse ha vuelto al fic J, así que dentro de varios capítulos la veremos unida a esta pequeña locura…
Ahora si…más, con Airam….Besitos y a cuidarse!!!
08/10/2010 Nuri
11/10/2010 Ayyys
13/10/2010 Karla
15/10/2010 May
18/10/2010 Almu
20/10/2010 Al
22/10/2010
25/10/2010 Airam
27/10/2010 Milu
29/10/2010 Montse
29/10/2010 Montse
4 Sonrisas:
ay me siento tan aliviada despues de leer este capitulo!!!! muy lindo, muy tierno, muy centrado, todo en calma y poniendo las cosas en su lugar,graciasssssssssss corazón. El innombrable se esta portando mejor ALELUYAAAAAAA
Mmmmm ahora creo que Rose meterá la pata y zas, un problema menos jaja será??????? A ver que dice mi María
Felicitaciones alba 10 puntos!!!!!
al.. muy bien!! m gusto muxo nena..edward como que va mejorando poco a poco y ahora ami me pone dicifil jaja pork tengo otras ideas a ver si os gustais jejeje...o dios me muero jeje...
felicidades alba!
Al lo hiciste lindo!!!!! simpre trasmites esos momentos de tranquilidad, me gusta claro que siiii lindos! y edward parece que se ha portado bien y ha dejado a Bella y ponercela facil todos estos dias que pasaron!!!
ahhh que quedra Rosalie, que le piensa decir!!!
sigue Maria que sorpresa nos dara!
genial Al!
una duda... que significa ser un capullo?? es como ser un inmaduro o algo asi?? DDD:
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?