Otro más. Gracias a…. Airam, Nuri, Karla, May, Marianna, Erin, Maria, Lau, Miluska, Dana, Muñ3, Al, Virgy, Adry, Ayyys y anónima.... ;-)
Se me hizo muy cortito el viaje, jo!!, gracias también por vuestros buenos deseos.
Por cierto, lo que comente la semana pasada, de que quizás no os iba a gustar el capítulo, lo dije en broma, pero en vista a la poca participación, mucho no debió gustar :-S. Me alegro que si lo hiciera con algunas, y que estas me lo hicierais saber ;-).
Hay os dejo con Bella :-}
Capítulo 19 – Fuerzas del mal
“Cinco días antes de la Boda”
“Noventa elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña, como veían que no se caían fueron a llamar a otro elefante… Noventa y un elefantes se”… ¡Dios! es inútil, con cada nuevo elefante que entra en el dormitorio, mis ojos solo consiguen abrirse más en lugar de cerrarse.
Gemí frustrada antes de volver a tapar mis ojos con la almohada, pero ni con esas conseguía cerrarlos. Debió quedarme claro al dejar entrar por la puerta a la oveja numero mil, que esta noche iba a ser larga…, muy larga.
-Bella… Bella…
-Quieres que me deje llevar ¿no?
-¿Estas segura de que esto es lo que quieres?
-Si… si, si… si…
¡Joder!..., grite pataleando fuertemente contra el colchón. Cerrar los ojos era incluso peor que mantenerlos abiertos, pues aunque imaginara mi cuarto repleto de ovejas y elefantes, eso era mejor que volver a sentir su aliento, el aliento de la maldita tentación andante, susurrante en mi oído.
Jodida voz…, jodido aliento abrasador que aún sentía entre mis malditas piernas, jodida lengua, la cual me hacía suspirar mientras mi cuerpo comenzaba a revivir los momentos vividos hacía escasas horas. Sus manos, acariciando mis piernas abiertas hacía él, sus dedos, avanzando lentamente hasta mi humedad, su aliento acariciando ésta justo antes de que su lengua tomara el relevo… y yo… yo.
Un sonoro jadeo procedente de mi garganta, me hizo abrir los ojos de golpe para encontrarme con la imagen de mis dedos, jugueteando con el elástico de mis ya, húmedas bragas. ¡Por dios!… ¿Cómo he podido llegar a este punto?, ¿en que momento de todos estos días, mi mente dejo de funcionar correctamente, y acabe transformándome en…?
Dios… ¿Cómo pude dejarme llevar de esa manera?... ¿Dónde estaban mis principios?... ¿Dónde estaba la Bella que siempre he sido?, esa que no se dejaba llevar por los instintos más primarios… Yo misma me responderé, muerta, muerta gracias a la jodida tentación andante.
¡Genial!, y ahora empieza a amanecer… Perfecto, otra noche más sin dormir, y con esta ya son tres.
Totalmente frustrada, me deshice de la sabana, la cual se hallaba enredada entre mis piernas, y me dirigí hacia el baño, huyendo del zoológico imaginario en el que se había convertido mi habitación.
Mi pulso seguía siendo una autentica bomba de relojería cuando me apoye contra la puerta del baño. Relájate Bella, me dije a mi misma apretando mi mano contra el pecho, el cual parecía rugir como…
No, no, no… Deja de pensar…, céntrate en otra cosa, otra que no sea… Y entonces vi mi reflejo ante el imponente espejo de la pared.
Labios aún ligeramente hinchados, piel cercana a estos, áspera y reseca, brillo especial en los ojos acompañado de cierto tono, poco común, de irradiación en mi rostro, pelo más terso que de costumbre… Y no, no era la narradora de un anuncio de esos en los que empiezan a nombrar síntomas, de los cuales tú asientes desde el sofá de tu salón, para acabar enterándote a través de la pantalla, que probablemente sufres de hemorroides, eso… o un caso clínico de hipocondría. No, era el diagnostico de mi reflejo ante el espejo, “cara de bien follada”, así al menos lo expresaría Ángela si me pudiera ver en este momento.
Y eso sin mencionar la sombra negruzca cada vez más profunda bajo mis parpados, ni la letra escarlata de mi cuello, la cual juraría que estaba comenzando a adquirir forma de dólar.
¡No hace falta que me sigas recordando lo que me va a costar todo esto!, grite mirando al techo, si de verdad existía alguien allí arriba, seguro que en esta ocasión me había escuchado.
Maldiciéndome a mi misma por mi falta de cordura, entre en la bañera, y cerrando los ojos, deje que el agua tibia relajara mis tensos músculos.
-Túmbate.
Abrí los ojos automáticamente, al volver a sentir su voz retumbando en mi cabeza. Detenidamente, comprobé que continuaba sola en el baño, pues no sabía muy bien explicar lo que acaba de pasar, pero tenía la sensación de que él había estado allí, susurrándome nuevamente esas palabras.
Como un cencerro, así vas a terminar como sigas por este camino.
Suspire, todo esta en mi cabeza… todo esta en mi cabeza, me repetía una y otra vez antes de cerrar nuevamente los ojos y dejar que el agua acariciara mi rostro.
-Quiero probar tu humedad… ¿me dejas hacerlo?
¡Dios!, grite volviendo a abrir los ojos, los cuales, aunque borrosa, me dieron una rápida visión de que no eran más que mis paranoias, las que me acompañaban en la ducha.
Mire hacia el desagüe de la bañera en un intento de normalizar mi agitada respiración. El agua se filtraba con rapidez a través de éste, formando suaves espirarles a su alrededor, espirales equivalentes a la que se comenzaba a asentar en mi estomago. Por el rabillo del ojo pude ver como la piel de mi brazo estaba completamente erizada, algo que sería normal de estar duchándome con agua fría, pero este no era el caso.
Volví a mirar hacía la puerta para cerciorarme de que no tenía compañía, cuando un suave escalofrío me recorrió completamente.
Me estoy volviendo loca, es eso… me estoy volviendo completamente loca.
Ya algo más calmada, abrí el gel de ducha, y deje que su aroma a fresa me envolviera. Acaricie mis brazos con la crema, dando ligeros masajes con mis dedos en un intento de relajarme. Embadurné mis piernas con la misma pasando rápidamente por mi sensible y aún ligeramente inflamada intimidad.
Me obligue a mi misma a volver a pensar en elefantes, cuando esa ligera caricia me recordó a otras no muy lejanas. Subí mis manos por mi plano vientre, y nuevamente me vi sumergida entre suspiros cuando mis dedos impregnaron de loción mis adoloridos pezones.
-Relájate… esto te gustara…
La pequeña capacidad de cordura que aún me quedaba, me trajo de vuelta al mundo real, antes de que mis manos, continuaran reviviendo mi locura de la noche anterior.
Ni siquiera me limite a volver a comprobar si estaba sola o no en la ducha, y sin abrir los ojos, lleve mi mano hasta el regulador de la temperatura, llevando este hasta el extremo del agua fría.
Jadee por la impresión de sentir el agua helada cayendo sobre mi, pero ahora mismo, prefería morirme de una hipotermia, a terminar en un psiquiátrico.
La casa continuaba en completo silencio cuando baje hasta la cocina. Entre a hurtadillas en ésta, cual ladrón, y sin encender la luz, avance dirección a la cafetera.
¡Au! ¡Dios!, mierda de… mueble, casi consigue romperme el pie. ¿Por qué tenía que pasarme todo esto a mi?...
¿Por no encender la luz, por ejemplo?
No, por no encender la luz no. Por ser tan masoquista, por evitar a toda costa toparme con todo aquello que me recordase el gran error que estaba cometiendo. Esa había sido la decisión que había tomado mientras eliminaba de mi rostro cualquier signo de haber pasado otra mala noche, evitar toparme con cualquier recuerdo, como por ejemplo, la encimera central de la cocina.
Con lo que no conté, es con la fuerza maligna que había detrás de todo esto, una que no hacía otra cosa que intentar torturarme.
Cojeando, avance hasta el frigorífico para hacerme con el cartón de la leche. No cerré la puerta de éste mientras me preparaba el café, la luz que éste desprendía me ayudaría a no tener problemas mayores con la cafetera…, ni con el azucarero, ni con el cajón de los cubiertos.
A tientas, avance lentamente hacía la mesa con el humeante café, mientras rezaba por no encontrarme con otro obstáculo que hiciera que éste acabara derramado por mi blusa blanca. Aunque la considerable mancha era lo que menos me preocupaba. Solo me faltaba ya, terminar medio quemada por ser gilipollas.
Suspiré aliviada cuando conseguí poner la taza sobre la mesa, no sin antes luchar un poco para que ésta no acabara desparramada por la mesa. Me senté en la silla y abrí mi netbook, dispuesta a hacer aquello que tantos días llevaba sin hacer. Trabajar. Pero para ello primero debía enfrentarme a la bandeja de entrada de mi correo electrónico.
Cuarenta y dos mensajes, tres días sin revisar el correo y este era mi saludo. Pero precisamente, ninguno de ellos era dándome los buenos días. Tras borrar los más de quince emails publicitarios, entre los que se encontraba una rápida solución para mis kilos de más, y mis problemas con la impotencia, entre a los que me interesaban.
La gracia de trabajar en una empresa organizadora de bodas, era ver la histeria de las novias, días antes de su enlace. Sobre todo, si les habías dejado de ante mano dicho, que no ibas a estar disponible en dos semanas. Pero para gente como Jane Vulturi, la parte “no voy a estar, Ángela se encargara de todo”, tenía otro significado, de otra forma no me explico porque tenía dieciocho mensajes suyos, dos de los últimos llenos de amenazas si no la respondía.
Pues no te cases, le harías un favor al futuro novio, eso seguro, pensé en voz alta al leer la ultima de sus amenazas. Estaba a punto de contestarle, cuando recibí un nuevo correo. Ángela;
“Son las ocho de la mañana de un martes. ¡UN MARTES! Que sepas que esta me la pagas cuando vuelvas.
Por cierto, ¿recuerdas que tienes un teléfono?... Es que me gustaría poder hablar contigo y no con tu contestador.”
Sonreí ampliamente ante sus líneas mientras contestaba;
“¿Conoces ese dicho de a quien madruga, dios ayuda?, puede que en tu caso lo haga, en el mío ya es algo inútil. Por cierto, llama a Jane y hazle saber que no es la única novia que se casa el próximo fin de semana, y se sutil, que ya nos conocemos.
PD: No se donde tengo mi teléfono, y tampoco es que haya tenido pensamientos de buscarlo.”
No había terminado de cargarse la página de la floristería donde aún tenía que seleccionar las flores escogidas por mi hermana, cuando la alerta del Hotmail, me aviso de la respuesta de Ángela. Era eso, o un nuevo anuncio publicitario;
“¿Por qué crees que estoy aquí tan temprano? Aún no entiendo como Jacob acepto el encargo de su boda, después de lo que sucedió con la de su hermano Alec.
Por cierto, me alegro de saber que sigues viva, ya pensaba llamar a la científica para que te trajeran de vuelta del lado oscuro, ese del que seguro has sucumbido en más de una ocasión.
Cuéntame detalles, me lo debes golfilla.”
Estaba a punto de confesarle que su gran amiga, es decir, yo, había perdido el norte y el sur, por culpa de ese “lado oscuro”, que de seguro acabaría yendo a visitarme a un psiquiátrico, y que probablemente, ella acabaría pagando mi deuda con el hijo del mal, cuando de pronto, la luz de la cocina se encendió.
-¿Bella?... ¿Por qué estabas con la luz apagada? – pregunto Carmen.
La mire detenidamente, sopesando mi respuesta ante su mirada escéptica.
No podía decirle que era algo habitual en mí, estar en una sala a oscuras, básicamente porque me tomaría por loca, y eso sería un atenuante más para mi póstumo encierro psiquiátrico. Pero tampoco podía decirle que estaba huyendo de la tentación de girar mi cabeza, y volver a ver mi cuerpo tumbado sobre la isla central, porque entonces directamente acabaría encerrada de por vida.
-Me duele un poco la cabeza – me limite a contestar, agachando ésta.
Carmen tenía el don de saber cuando mentía, aunque lo de Edward colara, no estaba dispuesta a volver a arriesgarme.
-Mi niña – susurro acercándose a mi - Tienes cara de cansada, y te veo más delgada – expreso mientras acariciaba mi pelo – por favor, que no lo aparte de mi hombro.
-Son los nervios, últimamente no duermo muy bien – sonreí tímidamente.
Mis dedos índice y corazón, estaban cruzados tras mi espalda, como sí así consiguiera que la mentira fuera más pequeña.
-¿Qué estas tomando?... Café. Deja eso, te preparare un buen desayuno – sonrió ampliamente, llevándose consigo el único sustento que me quedaba para no terminar completamente desquiciada.
-No hace falta que…
-¿Te acuerdas cuando te preparaba tortitas con chocolate y nata? – pregunto ignorando mi comentario.
-Y no olvides el punto de caramelo - respondí ante el recuerdo - Como olvidar ese sabor.
-¿Quieres que te prepare algunas? – pregunto.
La sonrisa pinto sus labios, mientras sus cejas se arquearon hacía arriba esperando mi respuesta.
-No puedo negarme ante tus tortitas – ni ante esos ojos de felicidad.
-Vale. Ve a llamar a Edward mientras las preparo – dijo mientras se colocaba el delantal y sacaba todo lo que le hacía falta.
Un momento…
-¿A Edward? – pregunte en un susurro. ¿Por que tenía que llamarlo a él?
-Si, para que las pruebe él también – respondió con total naturalidad.
-No le gustan – dije atropelladamente.
-¿No? - negué en afirmación - Cambiara de parecer cuando pruebe las mías – insistió.
¿Y ahora que hago?, ¿qué digo?...
-Es que el chocolate no…
Vaya excusa la tuya.
-Bueno, pues se las preparo de otra forma, o le hago otra cosa, da igual. Tú llámalo – repitió, volviendo a regalarme otra de sus dulces sonrisas. Aunque yo sabía que esa sonrisa de dulce, tenía poco.
Que tendrá este hombre, que a todas las tiene locas.
¿Las?, querrás decir nos…
-Si… Voy… - respondí, antes de levantarme de la silla y caminar resignada rumbo hacía la escalera.
¿Y si finjo caerme por estas?... No, bajara él, me tocara con sus finos dedos de pianista y entonces la cosa se pondrá mucho peor. ¿Y si digo que esta durmiendo?...
¿Y que pasa cuando baje de verdad?...
Y hay estaba mi jodida realidad. Por mucho que hiciera, volvería a toparme con Edward, quisiera o no, al menos así sería hasta el domingo. Eso o encerrarlo en la habitación hasta ese día. Aunque siempre puedo encerrarme yo, o puedo…
¡Bella!
Esta bien, esta bien. Bella, sube allí arriba, toca la puerta, y no bajes hasta que no lleves a Edward detrás de ti. Bueno, detrás de mi, pero en el sentido de… Da igual. ¿Qué es lo que he dicho esta mañana mientras me vestía?, nada de darle más vueltas al asunto, he cometido un error si, pero no pasa absolutamente nada, se fingir normalidad, puedo hacerlo perfectamente, de echo, eso mismo estoy haciendo con Jasper, así que con Edward no tendría porque ser diferente.
Bella tu puedes, me repetí a mi misma una vez estuve parada frente a la puerta de su habitación. No es que tuviera miedo de verlo, a ver, lo he visto, vaya si lo he visto, el problema eran los estragos que se provocaban en mi cuerpo al hacerlo. Pero eso iba a acabar, no iba a volver a cometer el mismo error, me mantendría alejada del lado oscuro, y no dejaría que las fuerzas malignas me derrotaran.
Tu puedes Bella, él no es más fuerte que tu.
-¿Edward? – pregunte tras llamar a su puerta - ¿Edward? – repetí un poco más fuerte, pero ni con esas conseguí una respuesta.
¿Y ahora que hago?... ¿Vuelvo a llamar?
Entra.
¿Entrar?... ¿estás chalada?, yo no entro ahí dentro… Esta bien, esta bien, entrare, pero que conste que no lo hago con segundas…
Suspire, gire la manecilla de la puerta y me asome…
-¿Edward? – nada… - ¿Edward? –volví a llamarlo mientras traspasaba el umbral de la puerta.
Ni contestación, ni rastro de Edward en toda la habitación, solo el olor a su fragancia.
Dubitativa, comencé a caminar hacía el interior del dormitorio, arrastrada por el aroma a lavanda, concentrada en la misma. La cama estaba perfectamente hecha, con los almohadones correctamente colocados sobre la colcha color marfil, a juego con las paredes, como bien le gustaba a Renee. Ni rastro por ninguna parte de la maleta de Edward, aunque si habían varias de sus prendas, impecablemente dobladas y colocadas una encima de la otra, sobre una de las sillas.
Chico minucioso, pensé al ver sus zapatos cuidadosamente colocados, uno paralelo al otro, bajo la misma silla donde yacían algunas de sus ropas. Respondiendo a un estimulo de mi cuerpo, lleve mi mano hasta la primera de las prendas, acariciando el suave algodón de la misma. Por el tacto, podía asegurar que esa camiseta no tenía nada de barata.
Es lo mínimo, cobrando lo que cobra, para que encima vistiera con harapos.
Un sonido procedente del baño, me hizo brincar sobre mis pies, apartando de golpe la mano de sus pertenencias. Breves segundos después, Edward apareció tras la puerta, vestido únicamente con unos vaqueros que se ajustaban a sus caderas.
-Hola… No sabía que estabas aquí – susurro con… ¡Dios!, me cago en su… sonrisa.
-Llame a la puerta varias veces pero tu… tu, tu no contestabas – balbucee intentando no mirar su torso desnudo, ni la perfecta simetría de sus brazos mientras se pasaba una toalla por su pelo, ni lo jodidamente bien que se ajustaban esos vaqueros a su… a su cadera, a su cadera si.
-Ahora te ruborizas – espeto risueño, lanzando la toalla hasta la cama.
-Es que no… da igual – susurre cabizbaja.
¿Bella que es lo que hemos hablado?... No puedo… soy débil, él me hace ser débil.
-¿Llegaron ya tus padres? – pregunto sacándome de mi pelea interna.
¿Mis padres?... yo ya no se ni donde están mis padres.
-Dudo mucho que lo hagan hasta el medio día – conteste tragando mi propia saliva.
-¿Y cual es el plan de hoy? – volvió a llamar mi atención.
Ves como él si puede actuar con normalidad… ¿Por qué tu no?
-Pues… - tosí en un intento de aclararme la voz, cuando comenzó a ponerse la camiseta que saco del cajón - de momento hay un gran desayuno esperándonos abajo – me miro con cara de sorpresa, como si fuera yo la que… - No, no, yo no… - aclare rápidamente - Carmen. Por cierto le dije que no te gustaba el chocolate, fue un impulso sin pensar y…
-¿Que te llevo a pensar que no me gusta el chocolate? – pregunto volviendo a encararme.
-¿Eh?... pues no se… - susurre ante esa mirada, la cual por momentos estaba más cerca de mí.
Señor por favor, que no se acerque más… que no lo haga…
-Adoro el chocolate – susurro en mi oído, antes de agacharse a mis pies para coger sus zapatos. Yo mientras luchaba para que mis rodillas dejaran de temblar.
-¿Si? Me… me alegro mucho entonces – murmure intentando no mirar su postura, mas bien intentando no mirar la altura donde quedaba su cabeza, justo en un lugar donde hace horas…
-¿A ti te gusta?
-¿El que? – pregunte aturdida, ya ni sabía de lo que estábamos hablando.
-El chocolate… ¿te gusta? – arqueo sus cejas, antes de terminar de atarse los zapatos.
-Yo… yo – balbucee llamando nuevamente a su risa. Bella, no puedes seguir así – Yo también lo adoro – dije finalmente algo más firme, mientras el volvía a erguirse.
Eso ya es un paso… Firme Bella, firme…
-Es bueno saberlo - ¿Bueno saberlo?... ¿para que es bueno saberlo? - Por cierto… siento lo – calló, sin dejar de señalarse el cuello.
-¡Ah!… esto… - apreté mi mano contra el moratón, cuando por fin entendí a lo que se refería - No… no te preocupes – conteste despreocupada - el corrector de ojeras es muy bueno para estos casos – sonreí fingidamente.
-Veo que eres toda una experta en el tema..
-¿En las ojeras? – arqueó nuevamente sus cejas - Ah, en… No…, esto, esto es gracias a mi amiga. He perdido la cuenta de las veces que la he visto tapándose las marcas de… bueno, tapándose cosas como esta – dejémoslo hay.
-Normalmente no suelo ser tan efusivo – dijo de forma natural…
-No te preocupes, para la boda ya no habrá ni rastro de el – conteste imitando su tono de voz. ¿Por qué para él era todo tan normal y para mí…? – Bueno – suspire tras unos segundos de silencio - ¿Bajamos? – estaba empezando a darme miedo el silencio que se había formado.
-Detrás de ti – sonrió, indicándome con su mano que pasara.
Le dedique una gentil sonrisa una vez pase por su lado, sonrisa que desvaneció, una vez comencé a caminar, con él detrás. Por sus pasos, podría decirse que había un metro de distancia entre nosotros, pero yo lo sentía como si caminara a milímetros de mí, ¿o eran mis deseos de que lo hiciera los que me estaban engañando?...
Me agarre a la barandilla cuando comencé a deslizarme por el primer escalón. Tengo que ser fuerte, tengo que ser fuerte, me repetía otra vez, mientras que su fragancia masculina me envolvía por completo. Una vez en suelo recto, suspire aliviada, ya faltaba menos para llegar a la cocina…
¡Mierda!, yo no quiero entrar con él otra vez a la cocina… No puedo, por favor señor no me hagas esto.
-¿Bella? – escuche la voz de Carmen. Gracias dios mío por escucharme – Es tu madre – me indico pasándome el teléfono.
-Dime – conteste con efusividad. Con un poco de suerte podría hacerla hablar hasta el medio día, y librarme de entrar a la cocina.
-Bella… Tenemos un problema – respondió completamente seria.
Dios… ¿Por qué no me quieres?
Aquí os dejo un pequeño video con la canción que Bella esta cantando al principio del capítulo, por si alguien no la conocía. Por cierto, en mi mente es mucho más alegre y animada :-}
13 Sonrisas:
jajajajaj que buen cap...esta bella siempre saca buenas carcajadas con sus pensamientos y actitudes, jaja dios me cago en su sonrisa me mato d risa.... mas tontita nopodia estar nuestra querida... pero quien no con ese hombre ...que por cierto efusivo e interesado mas en las cosas de bella pork sera? ajaja
bella queriendo escapar de ahi y se mete en otro problema...ahora que pasara???
super buenisimo ya extrañabaa leerte jeje fue rapidisimo pa nosotras :D.. que bueno que la pasaste muy bien se ve se siente :D.... besitos almu y como siempre eres una reinaaa!
por cierto inevitable no cantar esa cancion mientras se leee jajja
oie almu! yo tenia algo q decirte y asi, pero ya se me olvido xD
hubo una frase que no entendi, pero tmb ya se m olvido cual....
y estem ya se m olvido q iba a decir jajajaja
ando cansada, y tengo hartas cosas en q pensar, y estoy como noce...
jajaja pero buenooooooooo, me gusto el capi, la bella esa me da risa la condenada, jajaja
ya m di cuenta q no soy la unica q tiene platicas con su conciencia, y nos agarremos a discutir y asi XD q alivioooooooo
tkm y asi
bye
Me mato la canción, me imagine a Bella en su cuarto tratando de esquivar la cantidad de animales que contaba, y el moratón tendrá algún significado?
jajaja almu yo tambien me imaginaba la cancion de ora manera!!! Y Bella porque sera tan loquita me rio una barbarida con sus trastornos internos jaja Y ed muy efusivo!! que pasara! me alegro de que estes actalizando tan seguido, quiere decir, que ya no habra huelgas tan seguidas jajaja Y por cierto una pequeña curiosidad que falten 5 dias para la boda, no significa que queden tan poquitos cap verdad!! saludos :-)
la concienca de Bella me mata de la risa siempre me pone una sonrisa idiota en mi cara XD ...... ya me imagino el anuncio publicitario de CARA DE BIEN FOLLADA.... hasta ahorita no he visto ninguno seria un exitaso no lo dudo jejej..... pobre queriendolo evitar ..... imposible y ella super nervisosa , hasta yo me antragantara con mi saliva bueno eso es comun en mi pero con semejante tentacion andante hasta la mas fuerte se deja arrastrar a esas
Fuerzas del Mal jeje lokas y debiles que somos jeje me pregunto te dejarias arrastrar almu??? pues yo si lo admito mejor me callo .... es que yo no era asi lo jurooooo ...... me han influenciadoooo... jejej pervertidoras de menores XD
espero con ansias el siguiente , me encanto, cuidate besitos !!!! muchos!!!!!!
aclaro... si.. me dejo arrastrar pero si estubiera tan sola como Bella jejje ya no vale esta aclaracion??? ok ok piensen lo que quieran ejejej besitosss!!!!
No mientas Karla, que tu solita te has delatado XD :-}. Me llamas a mi una pervertidora de menores?, anda que si... ;-D. Y si yo me dejaría arrastrar, con los ojos cerrados XD, el problema es que luego sería peor que Bella, y ya no hablo de mi conciencia XD
Ayy Almu lo que creas en las masas! jajajjaja Está el ambiente caldeándose o me lo parece a mi? Esta pobre Bella va a acabar robando pa pagar todas sus deudas...
Yo me quedo con una frase... que no se porque me ha llegado: "Jodida voz…, jodido aliento abrasador"... no se, me trae recuerdos a algo... ha sido leerla y echarme unas risas tremendas!
Pues nada, aqui estaremos a la espera de tus nuevas locuras! Un besote!
A esta mujer serguro le da un infarto de puro estres!! un abrazo almu!
Ayyyy Almu, no te imaginas cuanto disfruto leyendo esta historia, es tan hilarante que es capaz de levantarte el ánimo no importa que tan por debajo el piso este. Adoro los pensamientos de Bella, nunca habia leido nada con una conciencia tan activa y graciosa, ;-D.
Eres increible y no me canso de decirtelo.
Espero que los problemas de Reneé se resuman en que Bella y Edward van a estar solos un par de días más. Me encanta cuando él la hace perder la poca cordura que le queda, verla tan atrapada y deseperada hace que su conciencia sea más activa aun y es más cómica todavia.
Por otra parte pobre nuestra Bellita, va a terminar en quiebra,en un manicomio y con un severo caso de insomnio por el stress, aunque el insomnio se le curé si duerme con Edward, no? :-}.
Besos desde argentina con amor.
bueno primero Almu!!!!!...este capi ha estado..pero requete bueno!!!...pobre Bella al paso que va..ella solita se mete al psiquiátrico!!.. eso juralo!!! hjajajajaja buenisimo!!.. me he leido los 3 ultimos capis de refilón!!..haha una tras otro... y he quedado anonadada...=)...eres geniall..al escribir almu!!...besitos desde Perú! cuidate...
Me puse al dia!!!!!!!!!!
Ya era hora...es q vaya días q llevo.. :-S
Al tema...
Pero buenooooo....Pobre Bella!! Ella no recuerda que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo??Puede q con tanto Edward se le haya olvidado! XD Pero la pobre lo practica, vaya peleas q tiene consigo misma!
Ya hasta tiene visiones con símbolos de dollar...yo tmb las tendría con semejantes precios...madre mia, seguro q al final la deja pagar en cómodos plazos o en especie...q me da a mi q no para él este trabajo "extra" no le esta importando lo más mínimo!
Y ahora...cual habrá sido el problema??? Intriga, intriga, intriga...Como t gusta dejarnos en ascuas!! ;-)
Un besazo!!! Y sigue q estoy totalmente enganchadaaa! Muaack
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?