Ay que no llego. Chicas… yo creo que tengo un serio problema, no encuentro la diferencia entre lo que es extenso o no:-S, no se, quizás me enrollo demasiado en simples tonterías…
Bueno, finalmente viernes no pudo ser, pero aquí esta el capítulo. Siento el retraso chicas, tanto por las que vais detrás de mi, como por las que leéis el fic pero estoy pasando por unas semanas un poco asfixiantes y la semana pasada no di a mas :-S, espero que no haya perjudicado a nadie de las que vais detrás y si es así, no dudar en tomaros más días como tuve que hacer yo ;-)
Y ahora ya al capítulo, esta claro, vosotras queréis Edward/Bella, y más como nos dejos la cosilla Karla y Airam, así que, sigo yo con un pov Bella…
Disturbia – Dar el primer paso
Bella Pov
-Alice, no pienso ponerme esto – grite desde el interior del probador, una vez vi mi imagen dentro de esta… minúscula prenda.
-¿Por qué?, si el vestido es precioso – clamo ella desde el exterior.
En eso tenia que darle la razón, bonito era, y peculiar también, tanto que aquella mujer que pudiera lucirlo sin ningún tipo de complejo o vergüenza, seria digna de mi mas profunda admiración, por supuesto, una que fuera mi antítesis. Para alguien como yo, las transparencias en exceso, por pecho, brazos, espalda y cintura, no estaban hechas, eso sin contar que perfectamente le faltaban como dos palmos de tela para tapar mis piernas.
-¿Que le pasa a ese vestido? – pregunto Alice, entrando como un torbellino al probador.
-Que le falta tela, y no poca – murmure mirándome a mi misma.
-Tonterías, el vestido es perfecto, y a ti te queda genial – sentencio, mirándome de arriba abajo.
-Alice, se que me quieres, y que todo lo que me dices es por mi bien y todo eso pero…, seamos francas, solo tres de cada cien mujeres quedarían bien aquí dentro, y yo no soy una de esas – afirme tras una nueva mirada en el espejo.
-¿Como que no?, tu estas tonta – dijo mirándome como si lo que acabara de decir, fuera la mayor ofensa del mundo - Se ve que los exámenes te han chamuscado el celebro mas de lo que ya lo tenias.
-Alice…
-Mírate Bella – me interrumpió, a la vez que cogía mi mano y me volvía a girar dirección al espejo de cuerpo entero, que yacía sobre una de las paredes - ¡Es que no te das cuenta del cuerpazo que tienes! – expreso con una gran seguridad.
-¿Me dices a mi? – pero por mas que yo mirara mi imagen, no encontraba ese “cuerpazo”, del que hacía alusiones.
-Que burra. Bella, has pasado de tener un cuerpo recto, del cual no se podía distinguir donde empezaba la cintura y donde la cadera, a tener unas curvas que más de una quisiéramos – dijo señalándolas.
Bueno, no podía negar que el nacimiento de Eliot, no solo me trajo a la razón de querer ser mejor, sino también una talla más de pecho y de cadera, dejando a la flacucha de Bella en el olvido pero…, de ahí a tener curvas con todas las letras pues…
Aun así, este vestido no era el apropiado, por lo menos no el acorde con mi personalidad.
-Bueno, aunque tengas razón, este vestido me parece un poco exagerado para lo que…
-¿Exagerado? – volvió a interrumpirme - ¡Estas loca!, es el ideal Bella. Insinúa lo justo, muestra aquello que tiene que mostrar, por no decir, que lleva escrito un mensaje muy clarito.
-¿Le sobra tela para escribir mensajes? – me mofe. Con este vestido, perfectamente podría vestir a Eliot dentro de un par de años.
-Sabes que te adoro Bella, por eso mismo hazme caso, con este vestido vas a triunfar – dijo sin hacerme el menor caso. Y yo sabiendo esto, ¿para que le pido consejo?
-Alice…, a ver, parece que no lo entiendes – cogí sus hombros para girarla, quedando así su cuerpo justo frente al mío, para que me prestara mucha atención - Voy a cenar con el que hasta ayer, a sido mi profesor durante todo este tiempo, nada más – hable despacio.
-Ajam… - asintió dándome con ello un signo de comprensión - Pero – siguió hablando justo cuando iba a solar mi agarre de sus hombros - a eso hay que añadirle que estas colada hasta las trancas por ese profesor, que ese profesor es el que te ha invitado, algo, poco común en él, a menos, que él también este interesado en ti y… ¡ah!, se me olvidaba, como puedo ser tan tonta, es el padre de tu hijo, es decir, que todo lo que hoy quieres taparte, él ya lo ha visto – vale, la jodia me había dejado sin ningún argumento con el que contraatacar.
-Si pero no se acuerda – bien Bella.
-Por eso mismo, hay que recordárselo – sonrió.
-¡Alice!
-Escúchame Bella, tú eres tímida, él es tímido, este vestido es el empujón para quitar esa timidez. Hay muchos vestidos ahí fuera que seguro te sentarían de fabula pero…, ninguno es el vestido adecuado. Solo este lo es – sentencio, aunque a mi aún me quedaba alguna que otra duda.
-Pero yo no creo que…
-Bella – volvió a interrumpirme - ¿Quieres seguir jugando al ratón y al gato? – ahí estaban sus ojos saltones, mirando minuciosamente todas mis expresiones, y yo, sin defensas con las cuales poder replicar.
-…Esta bien – murmure finalmente, apartando mis ojos de su penetrante mirada. Alice acabaría saliéndose con la suya si o si, así que…, ya era hora de aceptarlo.
-¡Ah!, ya vengo, te falta una cosa muy importante – grito a la vez que daba pequeños saltitos.
-Alice no… - ya era tarde para decir algo mas, pues con esos mismos saltitos, desapareció tras las cortinas del probador, hacia el exterior de la tienda. Esperaba que al menos eso detalle importante, fuera una buena chaqueta porque si no, iba a acabar pillando una buena pulmonía.
¿Al final Alice tendría razón, y el dichoso vestido, consiguiera lo que ni Eliot había hecho?..., no creo, sinceramente, no creo que un simple vestido tenga el poder de borrar los tapujos de nuestras mentes.
Vale que Edward y yo estábamos mejor, sobre todo desde el viaje a las Vegas pero…, aún así, lo nuestro seguía resumiéndose en una noche de alcohol y sexo, de la cual nació Eliot, varios desplantes por ambas partes, el acuerdo infinito de empezar de cero, una supuesta boda falsa, y una noche más de alcohol y sexo, de la cual, al igual que la primera vez, poco me acordaba.
Aunque si había algo de lo que si me acordaba, era del día después a esa noche. La tranquilidad con la que paseamos por las Vegas, la cordialidad con la que hablamos, los gestos y caricias que se escapaban sin control de nuestros cuerpos, su sonrisa…, el brillo con el que me miraba…, ese beso antes de marcharse a su habitación…todo, todo seguía grabado en mi memoria como si acabara de pasar.
Después de aquel día en el que, nuevamente, volvimos a acordar empezar de cero, pocos recuerdos más habían que consiguieran estremecerme como los de ese día. Ambos seguimos con nuestra rutina, él su trabajo, yo mis estudios compaginados con el trabajo, y cuidar a Eliot juntos. Si es cierto que ya no se cortaba tanto a la hora de mirarme o sonreírme, ni yo a la hora de tener que decirle algo, o simplemente, ya no me ruborizaba tanto al acariciar su mano por casualidad pero…, aun así, todavía no habíamos llegado a ese punto al que, desde hacia ya algún tiempo, tenía tan claro de querer llegar con él.
¿Sera esta la noche de un nuevo comienzo entre nosotros? ¿De verdad podría haber un nosotros?, eso era lo que yo más deseaba, justo desde aquel momento en el que mi mente comenzó a aclarar mis sentimientos hacia él. Pero siempre estaba de lado la maldita timidez, el miedo a que él no sintiera lo mismo por mi, además, por ese entonces, mi relación con él, distaba a ser muy distinta a la de ahora y aunque, por dentro me estuviera muriendo de ganas por besar sus labios hasta hartarme, tenía dignidad.
Pero eso ya era agua pasada, poco a poco Edward se había ganado nuevamente mi confianza y porque no decirlo, la parte de mi corazón que aún no blincaba al escuchar su voz, u oler su perfume, aquella que hoy día si lo hacía.
Aún así, había algo que nos frenaba a ambos, ¿el que?…, aún no lo tenía muy claro. Puede que fuera el miedo a no cagarla o…, realmente el hecho de que hasta hace unas horas, aún siguiera siendo mi profesor, pesara tanto, no se… no se. Lo único que sabía con claridad, es que Edward me gustaba, me gustaba más de lo que yo misma creía capaz de sentir y…, no soy tonta, se como me mira y…, esta claro que yo también le gusto…
¿Sería hora ya de andar el primer paso?
-¡Ya estoy aquí! – canturreo Alice con su voz saltarina, sacándome de mis mas profundos pensamientos – Me ha costado dar con el, pero tengo el complemento perfecto para ese vestido – dijo emocionada, justo antes de estirar su brazo hacia mi dirección, mostrándome con ello…, el “complemento perfecto”.
-Alice… da igual – bufe resignada. Era inútil hacerla entrar en razón, además pensándolo bien, no tenía ningún conjunto interior adecuado para el vestido así que…
-Cuando Edward te vea con el, querrá quitártelo con los dientes – dijo Alice, con cierta sonrisita maléfica.
-Edward no va a ver nada – afirme mientras me popaba el sujetador por encima del vestido, para ver si era mi talla.
-Nada que no haya visto todavía – contesto pícaramente.
-Alice…, me gustaría tener algo serio con él, no convertirme en el desahogo temporal – respondí mientras me colocaba los pantalones, ya era hora de salir de aquí.
-Que antigua eres, y eso que ya tienes un hijo con él – dijo ganándose una mirada reprobatoria por mi parte – pero como tú veas – sonrió.
-No quiero forzar nada, lo que tenga que ser será y punto – exprese mientras terminaba de quitarme el vestido.
-Si así lo prefieres, así será… pero que sepas que me debes una – me guiño un ojo. ¿Qué estaba tramando el pequeño duendecillo?
-¿Por pedirte que me ayudes? Si a ti te encanta hacer esto.
-Si, pero si se que tienes fotos de ciertos chicos con pelucas, vestidos y maquillajes, tengo que intentarlo ¿no?
-Eres lo peor – dije entre risas, haciendo que ella me sacara la lengua en respuesta.
….
-Bella arréglate tranquila, yo entretengo al niño – dijo Andrew, quitándome a un lloroso Eliot de mis manos.
-Andrew…, el niño no se calma, no se si…
-He, eh, eh… ¿Y para que esta el tito Andrew? – pregunto a la vez que intentaba calmar a Eliot - Estas nerviosa y el niño capta tu nerviosismo por eso esta así ¿verdad pequeñín? – pregunto a mi hijo, mientras seguía meciéndolo entre sus brazos, ganándose un gruñido más sonoro por su parte.
-No se…
-Bella, hazme caso, ahora me pongo a jugar con él y verás que rápido lo entretengo.
-Está bien – dije no muy convencida antes de salir corriendo hacia el baño. Faltaban cinco minutos para que Edward llegara, y mi cabeza aun estaba llena de rulos, obra de la duende, por supuesto.
-¡Juega a los cochecitos con él! Y si no funciona, ponle la película del ratoncito Pérez, sabes que le encantan todos esos colores, y a unas malas… ¡Ah!, mierda de rulos – grite arrancándome un pequeño mechón de pelo.
-Que si mami, ya verás como estaremos bien – contesto Andrew entre gritos, bajo los fuertes llantos de mi hijo.
Eliot no solía llorar demasiado, a menos que tuviera hambre, o cuando no le cambiaba el pañal rápidamente, pero, desde que había entrado en la etapa de los dientes, no se conformaba con nada.
Edward me decía que era normal, cada vez que mi preocupación de madre primeriza, me hacía coger el teléfono para llamar al doctor. Decía que ese dolor era uno de los mas intensos que podíamos llegar a sentir, y que todos habíamos pasado por ello, pero, ver a mi hijo llorando sin consuelo, me partía el alma a la vez que me desesperaba, por no saber que hacer.
-Toma, pásele esta crema por las encías cada media hora, esta fresquita, y al menos le calma un rato – dije a Andrew, mientras le daba las indicaciones de cómo hacerlo.
-Quieres terminar de vestirte y dejarme con el niño ya – protesto este.
-Voy…
Ding, Dong…
-Mierda – grite poniéndome aún mas nerviosa - ¿Y mis zapatos?, ¿y mi bolso?, ¿y el maldito abrigo?
-Termina de arreglarte y no salgas hasta que no estés lista me oyes – dijo Andrew, antes de desaparecer por la puerta con mi niño en brazos, dejándome sola ante la marabunta en la que se había convertido mi habitación.
Bien Bella, tienes una cita esta noche con el hombre que quieres, te has gastado trescientos dólares en el vestido que llevas puesto, y otros ciento cincuenta entre la ropa interior y los zapatos, respira tranquila, busca con tranquilidad, y no dejes que nada te estropee esta noche.
Respire fuertemente, esperado que con ello desaparecieran todos mi nervios, si tenia poco con la cena, ahora el niño llorando.
Finalmente, y tras varias respiraciones que me recordaron al día en el que me puse de parto, conseguí calmarme un poco, y encontrar la caja de zapatos bajo varías chaquetas que había sacado del armario. No tuve que buscar mucho el bolso, cuando lo vi sobre la cómoda de la habitación, solo me faltaba el abrigo, el cual recordé que había dejado sobre el sofá, justo en el momento en el que Eliot comenzó a llorar.
-Perfecta – dije ante el reflejo de mi imagen en el espejo, justo antes de salir de la habitación - Ah, el perfume – Alice me mata si llega a enterarse, que salgo sin echarme perfume.
Unas gotitas en el cuello, otra en la muñeca… Venga por si acaso, otras en la pierna, pero por si acaso solo… Lista.
-Ya estoy, siento el retraso – exhale el aire, una vez llegue al salón, donde un impresionante Edward, vestido con un traje de paño negro y una camisa azul marino, la cual resaltaba a un más sus perfectas facciones, y el color verde de sus ojos, me estaba esperando con Eliot en sus brazos.
-¡Wow Bellita!, estas impresionante – grito Andrew, marcando con ello el rubor en mis mejillas.
-Cállate, por favor – susurre cabizbaja.
-No estoy diciendo ninguna mentira, estas tremenda, que suerte tienes chaval – expreso a la vez que golpeaba el hombro de Edward, el cual no aparto su mirada de mi, ni tampoco su sonrisa.
-Vale Andrew, basta con que lo digas una vez. Bueno nos vamos ¿no? – pregunte a Edward, quien seguía embobado mirándome, no si al final, Alice tendría razón y todo.
-Si, claro – susurro tras unos segundos - Venga Eliot, te vas con el tío Andrew – dijo al niño, provocando que este se aferrara a un más a su cuello, con sus cortos bracitos.
-Otra vez, con lo calladito que estaba – hablo Andrew, una vez el niño comenzó a llorar de nuevo.
-Parece que no quiere que nos vayamos – dije a Edward.
-¿Cómo que no?, tu dame al niño, y tu, coge el abrigo y ambos, largaos de aquí – sentencio mi amigo, cogiendo a mi hijo y dándome el abrigo casi simultáneamente.
-¿Estaréis bien seguro? – pregunto Edward.
-Venga, ahora la sesión del padre, ¿no os fiais de mi? – cuestiono este
-Pues… - dijimos al unisonó.
-Es es un si. Venga, venga largaos – gruñía Andrew, empujándonos dirección a la puerta, mientras Eliot, se agarraba entre lloros a su camiseta.
-Andrew cualquier cosa llámanos ¿ok? – demando Edward.
-Largo de aquí y no quiero veros hasta bien entrada la noche – finalizo nuestro amigo, dando un sonoro portazo con la puerta.
-Bueno, nos han echado – murmuro Edward.
-Si, eso parece…
-Tenemos la reserva a las nueve.
-Entonces vámonos, no es plan que lleguemos tarde – conteste con una tímida sonrisa.
-No – sonrió mirándome fijamente - Por cierto, estas increíblemente preciosa – susurro a la vez que entrelazaba mi mano con sus dedos.
-Gracias, tu también estas muy guapo – dije algo avergonzada, pero era verdad, para que negarlo.
-Gracias…
….
Media hora de trayecto tranquilo por, las no tan tranquilas calles de Chicago, Edward freno su volvo plateado frente a uno de los Edificios más singulares del centro de la ciudad, lugar donde se encontraba el restaurante.
-¿Vamos a cenar aquí? – pregunte mirando maravillada el lugar, desde la ventanilla del interior del vehículo.
-Por supuesto. No esperarías que te llevara a cualquier sitio ¿verdad? – dijo justo antes de dedicarme una de sus maravillosas sonrisas, y desaparecer por su puerta hasta llegar a la mía, la cual abrió tendiéndome su mano para ayudarme a salir - ¿Vamos?
-Gracias – dije una vez estuve fuera del coche.
-Este lugar es increíble, a penas he estado dos veces pero… se come de vicio – comento mientras juntos, cruzábamos la calle hasta llegar a la imponente puerta de cristal.
-Desde luego, el sitio es precioso – murmure mirando el pequeño jardín que rodeaba el edificio, si por fuera era así, por dentro seguro que no tenía ningún desperdicio.
-Vaya – exprese maravillada, una vez entramos en el interior.
No era para menos, ya que no tuve que adentrarme mucho en el lugar, para que la calidez que este desprendía, acabara deslumbrándome. Colores suaves y en perfecta armonía, se repartían simétricamente entre las paredes, columnas y decoración del lugar. Las mesas, perfectamente colocadas, daban una sensación de mayor amplitud, por no hablar de la luz tenue y estratégicamente situada, la cual invitaba a sentarte y relajarte mientras durara la estancia.
Y a todo ello, había que añadir los leves murmuros, apenas perceptibles, de las mesas casi repletas del restaurante, dejando incluso, que la música de fondo, nos envolviera a un más. Pero si algo primaba en todo el sitio, era la gran sencillez, nada ostentoso, ni cargante, nada fuera de lugar, todo demasiado natural, como a mi me gustaba.
Significaba todo esto, ¿Qué había posibilidad de un paso más?, no había otra cosa ahora mismo, que deseara más.
-Bienvenidos al Charlie Trotter, espero que todo sea de su agrado y pasen una buena velada. En seguida un camarero vendrá a tomaros nota – nos dijo el maître del restaurante, mientras nos acompañaba a nuestra mesa.
-¿Te gusta? – pregunto Edward, una vez estuvimos sentados.
-Estas de broma, me encanta este sitio – dije sonriendo, mientras él cogía una de mis manos apoyadas en la mesa.
-Es nombrado por la crítica culinaria, uno de los mejores restaurantes del mundo. Esta especializado en la cocina francesa, pero tiene unos toques asiáticos que… - callo ante el inoportuno sonido de su teléfono móvil.
-¿Quién es? – pregunte una vez lo miro, para volver a guardárselo.
-Emmett.
-¿Sabe que hemos quedado? – pregunte.
-Si, le dije si podía quedarse con el niño, pero me dijo que tenía algo importante que solucionar. No se, quizás haya terminado ya, y quiera saber donde esta Eliot – respondió.
-Es extraño – dude unos segundos - Bueno, dime que me recomiendas comer – pregunte cambiando de tema, perdiéndome en la profundidad de su mirada.
-Pues yo te recomiendo…, espera un momento – bufo ante la nueva interrupción de su teléfono.
-¿Es Emmett otra vez? – asintió -Puede que sea algo urgente, digo, él no te llamaría si no… - era bastante raro que llamara y más si sabía que había quedado conmigo.
-Quizás tengas razón. Dime Emmett – puso cara extraña - No, no espera habla más despacio, no te entiendo bien – pidió mientras su cara se iba descomponiendo poco a poco- Emmett cálmate – reclamo, inquietándome más con ello - No te oigo tío…
-¿Que pasa? – pregunte nerviosa, una vez aparto el teléfono de su oreja.
-Se ha cortado – susurro mirando la pantalla.
-¿Esta bien?
-Creo que no – negó con la cabeza, tras unos instantes – Creo que aquí dentro no tengo mucha cobertura, voy fuera a llamarlo, no estaré tranquilo hasta que…
-Tranquilo ve – le corte rápidamente, yo tampoco estaría tranquila hasta saber si estaba bien - Yo te espero aquí. Dale un beso de mi parte, y dile que lo llamare mañana – complete mientras Edward se levantaba de su asiento.
-Vuelvo enseguida – susurro en mi oído, guiñándome un ojo, antes de marcharse.
¿Estaría bien Emmett?, llevaba varios días sin verlo, entre el trabajo, los exámenes finales, y Eliot, poco tiempo había tenido para hablar con él pero… de ahí a tener algún problema que solucionar, como había dicho Edward…, no se… Tranquila Bella, seguro que no será nada grave, quizás necesita un consejo o… a lo mejor necesita algún tipo de favor, a saber, con Emmett, todo era probable.
-Buenas noches, soy Brandon Wallas, y esta noche seré su camarero. ¿Saben ya que van a tomar?
-Un momento, mi acompañante vendrá en seguida – respondí sin levantar mi vista del plato colocado encima de la mesa, estaba intranquila por Emmett.
-De acuerdo. ¿Desea algo mientras espera? – insistió.
-No gracias – respondí mirándolo por primera vez.
-Vale… Oye ¿puedo hacerte una pregunta? – consulto dudoso. La cara de este chico me sonaba…
-Si… claro – susurre extrañada.
-Puede ser… ¿que nos hayamos visto antes?
-Mmmm…, no se…
-Estas en la universidad ¿verdad?
-Si – susurre sorprendida.
-Y estudias periodismo si, si… – murmuro para él - te vi este medio día allí, sino me equivoco tu eres… ¡Bella Swan! – grito mi nombre.
-Isabella para ti - ¿quién era este tío?
-Bueno, quien me dijo tu nombre me aclaro que querías que te llamaran por ese diminutivo, el cual me parece precioso.
-¿Quien eres? – le corte bruscamente.
-Brandon Wallas, soy nuevo en la ciudad, apenas llevo aquí dos meses. Estudio periodismo como tu, solo que yo estoy en tercero…
-¿Y tu como sabes tanto de mi vida?
-Porque preguntado todo se averigua – sentencio con una sonrisa petulante en sus labios.
-¿Y porque preguntas sobre mi? – reclame indignada.
-Pues porque es lo típico que se hace cuando alguien te interesa.
-Impresionante – susurre apartando mi mirada de la suya.
-Impresionado, así me quede al verte hace unas horas en la cafetería – siguió hablando.
-¿Quién te hablo de mi? – volví a cuestionar, esto era alucinante.
-Di más bien, quien no sabe de ti. Eres muy conocida entre el sector masculino del campus – sonrió nuevamente… Subnormal.
-Mira…Brendan…
-Brandon – aclaro rápidamente.
-Como sea. Como ves estoy acompañada, y…
-De momento te veo sola – me interrumpió.
-Bueno, mi acompañante esta por entrar ahora mismo y…
-Bueno, puedo hacerte compañía mientras – volvió a interrumpirme. Será imbécil.
-¿No se supone que tienes que trabajar? – pregunte claramente molesta.
-Si, cada camarero tenemos asignadas unas mesas, y esta, es una de ellas.
-¿Y las demás?
-Todas atendidas por el momento, solo falta esta – y otra vez esa cara de gilipollas pasmado.
-Bueno mira… no me importa – bufe fastidiada - de momento estoy muy bien servida así que…, cuando necesitemos tus servicios, te lo haremos saber – sentencie, volviendo a fijar mi mirada en la mesa.
-Estoy siendo amable, nada más.
-Pero es que no quiero tu amabilidad – mascullé entre dientes - ¿Es que no te das cuenta?
-Esta bien… Quieres agua o…
-¡Quiero que te vayas! – le interrumpí alzando la voz.
-No deberías tratar así a un camarero – encima se hacía el ofendido, increíble.
-Ni tú, deberías extralimitarte en tu puesto de trabajo, si no quieres perderlo claro – amenace.
-¿Es una amenaza?
-Si, es… Dios, Bran, Bren…
-Brandon.
-Eso. Gracias por tu amabilidad, pero estoy bien… de verdad – susurre intentando mostrarme lo más amable posible, dada la situación.
-Está bien. Silva si necesitas cualquier cosa – ¿este tío no entendía las cosas?
-Gracias – respondí irritaba. ¿Cuándo pensaba largarse?
-La que sea, yo no tendré ningún problema en facilitarte todo lo que me pidas.
-¡Largo! – grite llamando la atención de todos los presentes en el gran salón. Al menos había valido para que se fuera de una maldita vez.
Dios…que clase de gente hay por este… mundo. ¿Se podía ser más insoportable?, y encima el tío se las daba de amable. Gilipollas. Dios, con lo que estaba empezando a gustarme este sitio.
-¿Y ese tío? – pregunto de pronto la voz de Edward, llenándome de un completo alivio. No se que hubiera hecho si el idiota hubiera vuelto a aparecer sin estar él.
-El camarero. ¿Qué tal esta Emmett? – cambie de tema rápidamente, cuando antes lo olvidara, mejor.
-Bien, bueno – corrigió rápidamente - un poco jodido, ha visto a Rose y bueno… no ha ido demasiado bien – dijo entre muecas.
-Esa chica – susurre negando con la cabeza. No me gustaba nada Rose, al menos la cara que me había dado a conocer de ella.
-El caso es que le he dicho que vuelva a casa y se acueste, pero no me ha hecho ningún caso. Me ha colgado diciéndome que a Emmett Cullen nadie lo trataba así.
-¿Y que va a hacer?
-Pues…, conociéndolo, va a ir a casa de Rose – cerro los ojos mientras negaba así mismo - Bueno, por donde íbamos – sonrió, volviendo a entrelazar mi mano entre sus dedos.
-Aún por ninguna parte – sonreí yo en respuesta, aprontando levemente su mano.
-Eso va a ver que cambiarlo…
-Puedo ya atenderos – mierda, otra vez la mosca cojonera, ¡no por favor!
-Nadie te ha llamado – masculle molesta, este tío tenia una facilidad para irritarme… impresionante.
-Bueno, ya no estás sola – será, será…
-¿Quien es? – pregunto Edward un poco alucinado.
-El…
-Brandon Wallas – otra vez interrumpiéndome - su camarero de esta noche, aunque, si desean algo más – pero este tío… ¿de que coño va?
-Un poco descarado ¿no? – hablo Edward, claramente molesto.
-¿Perdón?
-Déjalo Edward, pidamos y así se marchara antes – interveni antes de que Edward le contestara, lo que me faltaba esta noche era una pelea entre Edward y este…, este…
-¡Edward! ¿Es usted Edward Cullen?, ¿el profesor de historia del periodismo en primero y el de Historia Contemporánea bloque uno de tercero? – asintió el aludido resignado - Entonces usted será mi profesor a partir de mañana
-Vaya – fingió falso entusiasmo.
-Profesor y alumna… Anda, tu eres la que tiene un hijo de… y tu eres el padre de…
-Para ti soy usted – le interrumpió Edward. Lo que me faltaba, que todo Chicago se enterara de mi vida privada.
-Bueno, eso es en la universidad, aquí usted, esta en mi campo – insolente.
-Si, un campo en el cual el cliente tiene la razón – protesto Edward, visiblemente enfadado.
-Bueno, a partir de mañana vamos a ser colegas, no hace falta que se ponga así.
-Vamos a pedir Edward – dije agarrando fuertemente su mano en un intento de calmarlo. Sus ojos desprendían una furia impresionante, jamás lo había visto así.
-Puedo hacerles una recomendación si gustan – señor….
-Bri…
-Brandon… B.R.A.N.D.O.N, Brandon, mi nombre no es tan difícil
-Brandon sabes que, tráenos lo que mas te guste – expreso Edward.
-Pero…
-Da igual lo que valga, me da lo mismo de acuerdo, lo que sea – alzo más la voz.
-Esta bien, esta bien. Tiene mucha suerte de cenar con esta hermosura…
-¡No me ha odio! – grito más fuerte.
-Vuelvo en seguida – por fin se había largado.
-Lo siento, si llego a saber que hay gente así no….
-No te disculpes – dije con una sonrisa, era mejor hacer como si nada de lo ocurrido, hubiera pasado - Mejor centrémonos en aquello por lo que estamos aquí – Sonreí.
-Si, mejor – carraspeo – Bella…
-Un segundito, un segundito… - ¿otra vez? - El cocinero me ha dicho si quieren salsa en los entrantes.
-Si – respondió Edward, en un intento de no perder la paciencia.
-Tenemos, salsa a la parmesana, a la pimienta, a las finas hiervas, al roquefort, a la langosta, bechamel…
-La que prefieras, lo dejo a tu gusto – le corto Edward a la vez que apretaba sus labios para seguro, no acabar gritándole ningún improperio.
-La salsa de langosta esta increíble, pero para los entrantes yo preferiría a las finas hierbas. Aunque la parmesana también…
-Tráelas todas de acuerdo – pidió Edward exasperado.
-¿Todas?, hay como veinticinco salsas, no van a poder degustarlas todas…
-No traigas ninguna – pedí yo, si este tío no se largaba de una vez, acabaría estampándole el plato en esa cara de gilipollas…
-¿No te gustan las salsas?
-Brandon, estoy a esto de perder la paciencia – susurro Edward, con la mirada perdida…
-Yo no podría perder la paciencia ante semejante dama
-Muy bien – expreso levantándose de la silla, haciendo que yo lo imitara para controlarlo.
-Edward, Edward, tranquilo, el camarero ya se va ¿verdad? – lo asesine con la mirada.
-Si…, me voy, pero me debes una… guapa – se fue guiñándome un ojo. Esto…, esto era alucinante.
-Yo no… Da igual, Edward… tranquilo – intente calmarlo.
-Ese tío es gilipollas – dijo tirando la servilleta contra la mesa.
-Si, pero mejor si lo olvidamos y nos centramos, estamos aquí por algo ¿no? – sonreí con las pocas ganas que ya me quedaban. ¿Por qué siempre tenia que salir todo al revés?
-Si, si, tienes razón – volvió a sentarse, haciendo que yo lo imitara - Bella yo… O vamos, pero que mierda es esta – bufo tras el nuevo sonido de su teléfono móvil. De risa, ni en las películas…
-¿Ahora quien es?
-Andrew – susurro.
-Eliot – dije en un hilo de voz.
-Dime And… Cálmate – pidió elevando sus manos en acto reflejo - Vale escucha… he… ¿Sabes?, vamos para allá… Si Andrew, es lo mejor – me miro, vaya nochecita - De acuerdo - colgó - Eliot, no deja de llorar y ha empezado a toser – dijo mientras guardaba su teléfono nuevamente, y se levantaba de la silla.
-Mejor si nos vamos entonces – lo imite.
-Si, mejor. Camarero – llamo al idiota de turno - Tome, quinientos dólares por… sus servicios – dijo metiendo el billete entre sus dedos.
-Pero…
-Haga con ellos lo que quiera, a mi es indiferente. Vamos Bella – dijo colocando su mano en mi cintura, a la vez que comenzaba a andar hacia la salida.
-Hasta luego – respondió el imbécil con voz cantarina.
Que gente por dios, que gente. Solo esperaba, no volver a tomarme al idiota este, nunca más.
…..
-Mira, el niño ha conseguido tumbar a Andrew – susurro Edward, mientras los ronquidos de un dormido Andrew sobre el sofá del salón, crujían por todo este.
-Si – susurre entre risas, mirando a mi pequeño, jugando con la mano de su padre.
Apenas habíamos tardado quince minutos en llegar, entre las ganas por estar con nuestro pequeño, se sumaban las ganas de alejarnos lo máximo posible de aquel sitio que, en principio, iba a unirnos más. Desde luego a mi, no volverían a verme el pelo por allí.
-Ya no lloras verdad – rio Edward, haciendo cosquillas a nuestro pequeño.
Vaya estampa, Edward, el niño y yo, recostados sobre la alfombra polvorienta del salón, mientras Andrew, amenizaba la velada con sus ronquidos a solo un metro de nosotros.
Tanto vestido, tanto rulo, para luego acabar espatarrada aquí… Si Alice se enterara…
-Él quería estar con sus papis, ¿verdad pillín? Al menos ha sido nuestra salvación de ese horrible sitio – mire a Edward fingiendo estremecerme.
-No me lo recuerdes. Dios, la noche ha sido un absoluto fracaso, Emmett, el niño, el imbécil – bufo resignado. La verdad, es que de todo lo que había imaginado, nada se parecía lo mas mínimo a todo lo ocurrido.
-Da igual Edward, una anécdota más a recordar – reí, como si ya no tuviéramos suficientes anécdotas.
-Si pero, yo no quería que la noche acabara así, es decir, si me gusta como esta acabando pero…, no como ha transcurrido. Ya ni se me expresar – dijo vencido, a la vez que cerraba sus ojos.
-Relájate, solo dime lo que sientes – pedí acariciando su brazo con mis dedos. Ya iba siendo hora de dejar de lado las tonterías.
-¿Por qué no nos sale nada bien?
-Mmmm, no se… ¿por qué lo hacemos todo al revés quizás? – reí.
-Planee esta noche con una intención y… mira todo lo que ha ocurrido. Tengo la sensación de que nunca avanzamos de ese punto cero.
-Bueno, lo ocurrido esta noche no tiene porque frenarnos en avanzar, yo creo que ya va siendo hora de dejarnos de tonterías – hable en alto, todo aquello que desde hacía tiempo pensaba.
-Tienes razón – susurro mirándome fijamente – Bella… – entrelazo su mano con la mía - me ha costado darme cuenta pero…, cada día me gustas más, cada día me siento más cómodo contigo, y no hay día que no recuerde ese día en las Vegas.
-¿La noche también? – le pique apretando más nuestro agarre.
-Intento recordarla todas las noches pero… - sonrió - Sigue sin estar completa en mi mente, aún siguen habiendo partes algo turbias.
-Bueno, a estas alturas es tontería que yo niegue que también me gustas, y no poco – dije sincera.
-Entonces, ¿que te parece si dejamos el punto cero a un lado, y vamos a por el uno?
-Bueno, tenemos ya el punto diez – reí mientras señalaba a nuestro pequeño – pero si, creo que estamos preparados para subir al punto uno, y al dos también – sonreí.
-Te gusta correr ¿eh? – insinuó, acariciando mi mejilla con el dorso de su mano.
-He estado tanto tiempo viviendo en el cero que ahora, me han entrado las prisas.
-Y en el punto dos esto esta permitido – dijo antes de rozar sutilmente sus labios con los míos.
-Ajam – murmure sin dejar de rozarme con ellos - Y esto también – repetí su gesto, pero esta vez entreabrí mis labios, invitándole a entrar.
-Ya veo ya… - susurro alejándose levemente, para después volver a rozarse en ellos.
-¡Vosotros dos! irse a un puto hotel. Vaya padres, con vuestro hijo presente.
-¿Pero tu no estabas durmiendo? – pregunto Edward, apartándose lo justo de mi boca.
-Me han despertado vuestras tonterías. Dios, esta noche voy a tener pesadillas.
-Que exagerado – dije entre risas.
-¿Exagerado?… claro como vosotros no habéis sido los que…
-Vaya noche – susurre a Edward, dejando a Andrew hablando solo.
-Si, pero ha merecido la pena – me contesto él.
-Y que lo digas – murmure, antes de que los labios de Edward, me acallaran por completo.
Y así, con las quejas de Andrew de fondo y los pequeños balbuceos de nuestro hijo, bajo nosotros, sellemos lo que desde hacía tanto tiempo, debíamos haber hecho.
Que conste que he borrado bastante, pero he llegado a escribir 32 páginas. Si, loca perdida estoy, hoy me lo han dicho dos veces:-S. Karla, no he podido desaprovechar al nuevo personaje que has incluido XD. Sin pena ni gloría iba a pasar MI Ian ¡JA!, y si, es mío :-}
Pues nada, el miércoles más con Milu… Besos!!!
01/12/2010 Ayyys
03/12/2010 Nuri
06/12/2010 Karla
08/12/2010 Airam
10/12/2010 /
13/12/2010 Almu
15/12/2010 Milu
17/12/2010 Alba
20/12/2010 Montse
4 Sonrisas:
Me encantó este capítulo al principio pensé que lo de edward y bella se iba a fregar mas pero leyendo me di cuenta que no y eso me gustaaa. Me encanto como escribiste a brandon me he matado de la risaa!! y Andrew OMG que inoportunoo jajajja te quedó lindo el capítuloo!!
Bye Besos!!
Almu!!!!! buenisimo!!! desde el comienzo como me rei con Alice!! la cena ufff que desesperante para los dos... primero Emmet ,luego Brandon mencion aparte XD y despues Andrew no iba para mas....
Ahora si Brandon!! que lanzado es un sinverguenza XD decir todo lo que dijo, para nada se detubo sobre todo estando presente Edward, este chico la va armar sobre todo que le ha encantado Bella!!! porque si le encanto digo si no no supiera todo lo que sabe de Ella... o al menos que tenga otras inteciones haber que pasa con este Brandon que me ha encantado la forma que lo escribiste como dijeste algo diferente a lo que hay!!!! digno de disturbia porque tambien es diferente a lo que hay XD
me encanto tambien que hayas maenciando a ROSE eso quiere decir que algo paso con Emmet ... asi no queda olvidada tenia mucho tiempo sin salir despues de la ultima platica con Edward ....
muchas gracias Almu a pesar de todas las ocupaciones que tienes sobre todo con los otros fics!!!
otra cosita ese final .... ya tenemos algo formal con esos tortolos..... eso espero XD
Almu!!!!!
Nunca pensé que un desastre de cita podría gustarme tanto jejeje
Me ha gustado todo, empezando la parte con Alice, siempre me gustan las escenas entre Alice y Bella.
Y después Edward que sigue siendo un amor, a diferencia de como ha sido en el pasado...
La cena....jajajaja, un desastre la verdad, pero es genial que ambos tengan ya tan claro que sienten algo y quieren probar a ver que pasa, que monos son :*)
Y la última parte....ayy, que ya se nos han lanzado, ya era hora!! ;-D. Con Andrew y el peque presentes, pero da igual, han tenido que esperar tanto que les ha dado igual, normal jeje, además así ha sido más especial ;-)
Ah!! Y lo de Brandon!! Con lo guapo que es y lo tonto que nos ha salido.....;-D
Rosalie y Emmett......y ahora que les ha pasado?? :-S
Bueno Almu, me ha gustado muchísimo, sobre todo porque lo que siente Bella ya ha quedado bastante claro por fin, genial!!
Un besazo y gracias!
holaaa almuu.. que capitulo hee. pense k la cenita podria salir bien pero todo lo contrario jajaja.. y nada este tipo brendan brandon jajajaj X* ashh como lo deteste jaja andaba haciendo corajes como bella y edward... lo k tiene de guapeton lo tiene de entrometido y fastidioso XD .. hombre pero que pesado es jajaja....
me encanto los conjutos que nuestra queridisima alice les busco.. es que son hermosos.. bueno venga eso es para ti que los escogiste jejeje..
a pesar de todo... el final quedo lindo.. m encanto que coketos jaja esos jueguitos de los pasos jejee.... este andrew de metichon usshh pense k dormia jajaj se nos kedooo.. pero cuando ellos tengan k star d nuevo tiene k ser perfecto :D...... me encanto mi almu.. lo digo como siempre eres fantastica!
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?