Capítulo 7

¿Hola?...bueno, no se ya si seguiré teniendo alguna lectora por este fic, ya que la ultima actualización fue hace un mes. Pero bueno, dije esta historia la sacaba de mi mente aunque nadie me leyera, y eso pienso hacer :-}. Siento el retraso, no puedo decir otra cosa ya que este último mes, no ha sido muy bueno y mí tiempo junto a mi inspiración tampoco lo han sido…

Bueno pues aquí lo dejo. No es muy largo si lo comparamos a los demás, y también es un poco más flojillo, pero es un capítulo puente para la historia, de esos que siempre os digo yo que son necesarios…

Ahí va…

Capítulo 7 - Vulnerable

“Aún diez días antes de la boda…”

-Buenas tar…des…

Y si creía que el día de hoy había sido movidito, claramente, estaba equivocada…

-¿Bella? – pregunto la única voz capaz de hacerme olvidar todo lo sucedido durante el día de hoy, la única, que seguía aún clavada en mis recuerdos.

-¿Jasper?...

...

-Jas…per... – susurre nuevamente su nombre, una vez sus ojos azul cielo se clavaron en los míos. Hasta puedo jurar, que deje de respirar durante más tres segundos.

Era él, la persona que me enseño el amor y el dolor de igual medida. Y estaba aquí, en mi casa, delante de mis narices…y yo no tenía ni idea de que decir o hacer.

Tres años, tres malditos años preparándome psicológicamente para este momento, y cuando llega, solo soy capaz de pronunciar su nombre. Eso si, la cara de gilipollas que debo tener en este momento, no me la quita nadie.

-¡Jasper! – irrumpió Renee, haciendo que éste rodara sus ojos para mirarla, momento que aproveche para desviar mi vista al suelo. Dios…esto no esta pasando - Hola cariño. ¿Cuándo has vuelto? – siguió hablando ésta, lanzándose a los brazos del susodicho…

Un momento ¿cariño?

-Justo llegue hace un par de horas – contesto mientras volvía a mirarme – Tenía que ir a la oficina, pero preferí pasarme primero a ver a la novia – siguió hablando, mirando ahora a mi hermana, la cual seguía parada en mitad de la sala, sin saber muy bien como actuar. Ya éramos dos.

-¿Y que tal por Australia?...muchos canguros – pregunto Rose, en tono cordial.

-Alguno, si – rió – Bella – llamo nuevamente mi atención, haciendo que aún me tensara más – ¿Qué tal?…

¿Qué tal?...Pues…muy bien Jasper. Genial, hasta que te conocí…

-Bien…muy bien – conteste con voz ahogada y entre cortada. No podía ser real que lo tuviera delante de mis narices.

-Me alegro…muchísimo – ¿Si?...pues yo – Bueno, solo pasaba a saludar, pero veo que no es un buen momento – señalo a mi hermana.

-¿Te refieres a esto? – preguntó ésta, tocando su vestido – ¡Ah!, no te preocupes, mientras no le cuentes nada a Emmett, pues quedarte – claro que puede quedarse, ¿qué tiene de malo que este aquí?

-Seré una tumba – rió. Imbécil – No de verdad, solo pasaba a ver que tal van los nervios – volvió a mirarme.

Por lo menos tenía valor de hacerlo. Bueno, tuvo el valor de seguir trabajando con mi padre, no de darme una explicación, pero si de seguir entrando aquí, a la que fue mi casa, a la que en teoría, aún seguía siéndolo.

-Charlie me ha dicho que ha sido un éxito el proyecto – habló Renee.

-Si, la verdad es que estoy muy satisfecho. Ha sido un mes horrible, y echaba mucho de menos esto pero…ha merecido la pena – y de nuevo otra vez, su mirada se poso en la mía. Como de por si, la situación no es incomoda, él va y la hace más.

-¿De verdad que no quieres tomar algo?

-No, gracias Renee, pero quiero irme a casa y deshacer las maletas, y antes tengo que pasarme un momento por la oficina a dejar unos papeles. Por cierto – volvió a mirar a mi hermana - mañana me gustaría invitaros a cenar a ti y a Emmett, antes de que os caséis y todo eso, así os cuento que tal el viaje.

-A pues…por mi genial y bueno, ya sabes que Emmett todo lo que sea comida, encantado.

-Si, tengo ganas ya de ver al grandullón. Eh… Bella – otra vez - me gustaría que tú también vinieras.

-¿Yo? – esto si que no me lo esperaba.

Señor, dime que un huracán va a entrar ahora mismo por esa ventana y me va a arrastrar con el.

-Si… ¿Si quieres claro? – remarcó acompañado de cierta… ¿pena? en sus ojos.

-Podría estar bien ¿no cariño? – hablo Edward, del cual por cierto, me había olvidado completamente que estaba, mientras pegaba su cuerpo al mío y sus manos se posaban en mi rígida cintura - Así de paso os conozco más – siguió hablando a la vez que su mirada iba de mi hermana a mi ex…

¿Dónde está ese huracán?

-Él es Edward – dijo de pronto mi hermana.

-Su novio – recalco el susodicho.

-Jasper – susurro el aludido.

-Lo se – le respondió Edward.

Y el huracán que sigue sin venir.

-Bueno pues…cena para cinco entonces – hablo Jasper, cortando con ello la pequeña tensión tan palpable en el ambiente - Mañana en mi casa a eso de ¿las siete?

-Si, genial – respondió Rosalie con una sonrisa, mientras yo seguía muda, asimilando todo lo que estaba pasando ante mis ojos.

-¿De verdad no te quieres quedar a cenar? – volvió a insistir Renee.

-Gracias Renee, pero estoy muerto. Solo tengo ganas de tirarme en la cama. Otro día.

-Bueno, no olvides que pasado mañana tenemos la cena en honor a los tortolos.

-Cierto, ahí estaré – sonrió. Gilipollas - Bueno chicos, mañana nos vemos… - y otra vez, su mirada volvía a mi - Me alegro de volverte a ver Bella – asentí levemente, apartando mi mirada de la suya.

-Espera te acompaño – dijo mi madre, antes de perderse con él por la puerta.

-¿Estas bien? – me susurro Edward. Yo solo pude negar con la cabeza, a la vez que me separaba de su cuerpo.

-Bella… - susurro mi hermana, pero no tenía ganas de hablar con nadie, no ahora.

-Luego Rose – conteste caminando hacía las escaleras. Necesitaba estar sola…

-No llores Bella, no llores – me repetí varías veces a mi misma mientras subía por la escalera, sintiendo un fuerte quemazón en mis ojos. Pero de nada sirvieron mis palabras, una vez cerré la puerta de mi habitación.

Tres años intentando olvidar, y ahora, en tan solo dos días, todo volvía a estar presente.

-¿Por que he tenido que verlo? ¿Por qué justo ahora? – grite sintiendo como las lagrimas se apoderaban de mi rostro, a la vez que mis piernas dejaban de sostener el peso de mi cuerpo, lo que provoco que mis rodillas impactaran contra el suelo.

Seis meses, seis meses hacía que ya no dolía. Atrás quedaban dos años y medio de recuerdos, gritos en mitad de la noche, sueños que se convertían en pesadillas al despertar de golpe y ver, que todo eso que mi mente se empeñaba en recordarme una y otra vez, ya no estaba. Ni volvería a estar.

Seis meses en los que pronunciar su nombre ya no molestaba, es más, ni siquiera pronunciaba ya su nombre, solo lo escuchaba cuando mi hermana me llamaba y sin querer, me lo nombraba. Pero daba igual, porque ya no dolía, como tampoco dolía verlo en las pocas fotos que no había tirado de él, nada, ya nada dolía… Hasta que supe que volvería a verlo…

Sabía que no tenía que haber venido, lo sabía…Ni preparación psicológica, ni borracheras con Jacob y Ángela, ni libros de autoayuda ni nada, que te planten cuando te vas a casar jode, y mucho. Ya puedes ser la persona más preparada de este mundo que cuando vuelvas a ver a esa persona, lo sufrido en el pasado vuelve en forma de puñal, clavándose en tu estomago, mandando con ello a la mierda todos los años invertidos en intentar olvidar.

Por dios, ¡si hasta me había olvidado de miss perfecto!

Diez minutos, solo diez minutos antes de que Jasper entrara por la puerta, estaba frente al espejo con ese…ser, un ser digno de las mejores fantasías de una mujer, y me estaba tocando a mí, su cuerpo se estaba rozando con el mío. ¡Joder!, si hasta estaba consiguiendo que me olvidara de mi nombre… Pero ni eso me ayudo cuando vi a otro de los elementos de mi pasado, el más fuerte de ellos, entrar por la puerta del salón.

Cuatro palabras, esas fue las que dije desde el momento en el que él entro por la puerta de la sala, pues en mi mente solo estaba una pregunta, ¿que hacía aquí?

¿Qué?

Y más después de lo ocurrido. Pero eso no fue lo peor, no. Lo peor fue ver como mi propia madre se lanzaba a sus brazos, ver como éste le correspondía a ese gesto tan sincero, gesto que ni siquiera a mí, había sido capaz de darme mi propia madre.

“Pasaba a saludar”, dijo él una vez se deshizo de los brazos de mi madre. Por lo visto había estado de viaje, y venia a ver a la novia…Imbécil.

Sabía de la buena conexión entre Jasper y mi hermana. Forjaron muy buena relación mientras duro la nuestra, de echo, por lo que Rose me había contado en las llamadas de teléfono, gracias a él, había conocido al que en unos días sería su marido. Por lo visto estos eran muy buenos amigos, de ahí que supiera con claridad que acabaría viéndolo, quisiera o no lo vería.

¿Pero en mi casa?, ¿y abrazando a mi madre?…, no, para eso no estaba preparada, aún sabiendo de sobras que Renee seguro seguiría adorándolo. Ya lo adoraba antes…, porque no ahora ¿no?

Al menos tuvo la decencia de largarse pronto, disculpándose “en que estaba muy cansado”…Mentiroso, estaba incomodo, normal, él no hacia nada aquí, y menos después de lo que me hizo.

Ni una llamada, ni una triste llamada merecí. Nada. Y ahora aparece por mi casa como si nada, y encima mi familia le recibía como la cosa más normal. Vale, no pido que lo quemen en una hoguera pero… ¡joder!, les tuvo que dar alguna explicación ¿no?...digo, deja plantada a su hija, destrozada y encima con todo preparado ¿y vuelve como si no pasara nada?

A saber que les dijo, si es que acaso alguien le llego a pedir alguna explicación, porque lo que soy yo, aún no he llegado a escuchar ninguna. ¡Dios!…no tenía que haber venido.

“Bien, muy bien”, idiota, eso es lo que soy.

Había ensayado el momento de verlo desde que Rose me comunico que se casaba. Me había tirado horas delante del espejo preparando mi cara, analizando todos y cada uno de mis gestos, mientras me imaginaba que lo tenía frente a mí. ¡Por dios!, si hasta había improvisado una conversación con él, bueno era Ángela la que se hacía pasar por él pero…, tras muchos intentos algo bueno habíamos conseguido. Pero de nada me valió cuando lo tuve frente a mí.

“No te tenses, muéstrate como una tía segura de ti misma”, me dijo una y mil veces Ángela. Pero todo se fue a la mierda durante los días previos a venir. Los miedos, las pesadillas, el dolor, todo volvió a hacerse presente justo antes de venir, y como no, todo lo que predije se acabo cumpliendo.

Ni seguridad en mi misma, ni vestidos caros, ni tíos mágicos que se hacen pasar por tu novio, nada, de nada valía todo el paripé que había montado, cuando el dolor aún seguía estando aquí dentro.

¡Dios!, porque cuando un tío te dice la frase mágica “¿Donde has estado todo mi vida?, en vez de responder “intentando esconderme de ti”, caemos como tontas en su juego…. ¡Dios!, ¿Por qué somos tan tontas?...

-¿Por qué?, ¿por qué lo haría? ¿Porque me pidió que me casara con él si no me quería?....

“….-Que hace una mujer tan guapa, sola, en un sitio lleno de hombres.

-¿Y quién te ha dicho que este sola?

-Mi intuición…Bueno, lo cierto es que te llevo observando un rato y no pareces estar esperando a nadie…

-Chico observador.

-Bella…tu padre acabara entendiéndolo, con el tiempo todos lo haremos.

-Tú tampoco pareces muy ilusionado con el tema.

-No me lo esperaba, cuando me hablabas sobre esa carrera pensaba que no era más que una afición de las tuyas, algo que olvidarías con el tiempo.

-Pues ya ves que no.

-Tienes que entender que tu padre pensaba dejarte el legado de la empresa. ¡Joder Bella!, llevas tres años haciéndonos creer a todos que estabas estudiando una cosa, cuando realmente no lo hacías.

-¿Crees que mi padre me hubiera dejado estudiar esa carrera si se lo hubiera dicho?, sabes que no, lo conoces muy bien.

-¿Y a mi también me tenias que engañar?

-Mírate. Por favor, tú eres como él.

-Te equivocas.

-No, no lo hago.

-¿Eso crees? Muy bien, quieres que te demuestre mi apoyo ¿no?

-¿Que haces?, levántate por favor, nos esta mirando todo el mundo.

-Isabella Marie Swan…

-¡Levántate!

-Cuando termine…Isabella Marie Swan, ¿aceptarías casarte conmigo?....”

-¡Bella!, Bella…Bella por favor ábreme – dios…malditos recuerdos.

-Voy, voy – conteste levantándome del suelo al sentir como golpeaban la puerta, a la vez que limpiaba con el dorso de mi mano los restos de mis lágrimas.

-¿Puedo pasar? – ahí estaba miss perfecto y su sonrisa profident, y yo con semejantes pintas.

-Claro – dije dándole la espalda. Seguro que con mi suerte, tenia todo el rímel corrido por mi cara.

-Tienes a tu hermana en huelga de hambre, dice que hasta que no bajes no cena y Carmen se ha sumado a su huelga, no servirá la cena hasta que no bajes – habló tras de mi.

-¿Y mi madre? – pregunte con voz ahogada, sin darle aún la cara, mientras terminaba de limpiarme las evidencias de mi encierro.

-Bueno, ella tiene otras formas de ponerse en huelga, pero también esta preocupada. Quería subir a hablar contigo, pero Rose creyó más prudente que fuera yo el que lo hiciera – susurro lo ultimo.

-Lo siento – dije encarándolo - pero como ya sabes, soy una cobarde – era lo mínimo que podía decirle después de dejarlo solo ante mi familia, pero no podía quedarme allí, sabía que de un momento a otro iba a explotar.

-No lo eres – respondió apoyando su espalda sobre la puerta ya cerrada de mi habitación.

-Si, si lo soy – sentencie - lo he sido siempre, no intentes hacerme ver lo contrario, todo mi vida lo he sido, de echo, tu no estarías aquí si no lo fuera – termine de decir mientras me sentaba sobre la cama.

-Es de idiotas que pidas perdón por sufrir, son otros los que tienen que pedírtelo, no tu. Tú no eres idiota – aseveró mientras su mirada me traspasaba.

-Ya no se ni lo que soy – conteste frustrada, apartando mi mirada de la suya.

-¿Lo sigues queriendo? – lo sentí preguntar cercano a mi, tras unos segundos de silencio, a la vez que el colchón se hundía.

-¿A Jasper?..., no, ya no. Pero eso no quita que me siga doliendo – dije devolviéndole la mirada - Siento haberme comportado así. Es una lástima que no exista un manual de instrucciones para saber como comportarte cuando vuelves a ver a quien más daño te ha hecho.

-Si que lo hay, ¿no lo conoces? – negué mientras él sonreía - Se llama “como actuar ante imbéciles” – reí ante su comentario - Es muy bueno de verdad, tiene una sección para casos como el tuyo.

-¿Cómo actuar cuando te dejan a un mes de casarte? – pregunte burlona.

-Si – afirmo, haciendo que riéramos juntos – Ves, el objetivo de ese libro es conseguir que te rías.

-Tengo que aprender a reírme de lo malo.

-Te ira mejor, créeme – contesto poniendo su cálida mano sobre mi hombro descubierto.

-¿Lo dices por experiencia? – pregunte sin pensar.

-Existen varias verdades en esta vida, esa es una de ellas – respondió tras un leve suspiro. Se me olvidaba que no estaba dispuesto a compartir su vida con nadie.

-Vale – reí mientras volvía a centrar mi mirada sobre el suelo de madera.

-Mira, se que nada de lo que pueda decirte te va a consolar, a penas me conoces, no soy más que un extraño para ti pero…, no creo que encerrándote en tu habitación consigas solucionar nada – susurro.

-Lo se.

-Y lamentándote tampoco lo vas a conseguir. Solo lo harás el día que cierres pagina.

-Para eso antes tengo que saber porque me dejo – no podía seguir con mi vida sin saber que hice mal, si fui yo, si fue él…, sin saber lo que fue.

-¿Tanto importa? – preguntó haciendo que volviera a mirarle - Quiero decir, te dejo, no te dio ninguna explicación, al menos aparentemente, y de eso ya han pasado tres años.

-¿Que quieres decir? – pregunte confusa.

-Quiero decir que si él a podido seguir con su vida, ¿por qué tu no?, tu no hiciste nada malo – bueno, eso aun no lo se.

-Porque yo no tengo la facilidad que él tiene. ¿Lo has visto?, ha entrado aquí como…si nada – respondí frustrada.

-Y tú no has hecho como si nada – afirmo sonriente.

-¿Y que hago si lo tengo delante después de tanto tiempo?

Deberían de haber libros para momentos como estos “como actuar, cuando vuelves a ver a la persona que destrozo tus sueños”, así al menos tendría una guía. Aunque conociéndome, aún habiéndomelo aprendido de memoria, habría puesto la misma cara de idiota.

-Restregándole por las narices que ya no te importa – otro que hablaba como Ángela, no si al final, tendrían puntos en común y todo.

-¿Y eso como se hace?, porque mira que he ensayado, no sabes las horas que he pasado delante del espejo practicando este momento…y todo para nada – dije atropelladamente mientras me llevaba las manos a mi pelo, el cual por cierto, empezaba a necesitar un peine urgentemente.

No si al final el peine me lo tendría que comprar yo.

-Hubiera sido muy interesante verte frente al espejo en ese momento – rió…

Cuarta nota mental del día, pensar antes de hablar…

-Déjalo – susurre sintiendo como mi cara empezaba a arder.

-A ver – volvió a llevar sus manos a mi cuerpo. Vale, lo de Jasper no me mataría pero lo que este tío hacía con mi cuerpo…si - Dices que ya no lo quieres y yo te pregunto, ¿si te pidiera perdón?, si te diera una razón convincente sobre porque hizo lo que hizo, y te pidiera que volvierais a estar juntos ¿volverías?

-No – sentencie, si algo tenía muy claro era eso. Vale que ya no me quedara dignidad pero…, existen límites que con dignidad o no, no se deben sobrepasar.

-¿Seguro?

-Segura – respondí sin poder evitar fijarme en sus labios, en la manera en la que se curvaban estos cuando hablaba…Bella, estáis hablando de algo serio, luego lloraras…

-Pues se tu misma. Te duele tenerlo delante vale, pero no lo admitas cuando lo tengas frente a ti. Hazte la dura, se fría con él si hace falta. Pero no seas vulnerable en su presencia, solo así conseguirás hacerte inmune – fría, fuerte, en otras palabras, segura de mi misma, esa era la idea que tenía y luego…

-¿Y si quiere hablar conmigo?

-Pues lo escuchas, es lo que quieres ¿no? – asentí, en cierta manera era lo que necesitaba para terminar con todo esto - Pero jamás le pidas explicaciones, ahora no merecen la pena.

-Resumido brevemente, que haga como si nada no hubiera pasado.

-No, que hagas como que ya no te importa, no es lo mismo – sonrió.

-Vas a tener que ayudarme a hacer eso – pedí mientras una tímida sonrisa se escaba de mis labios.

-Bueno, en parte para eso estoy aquí – volvió a sonreír - Y ahora – dijo acercándose peligrosamente a mi – si no quieres que suban las que están allá abajo, mas vale que bajemos y sonrías, así le restas importancia a todo lo que ha pasado – susurro en mi cuello haciéndome cerrar los ojos.

-Gra…cias – balbucee cuando volví a ser consciente de donde estaba. Bendito poder el suyo de hacerme olvidar todo.

-¿Por qué? – pregunto alejándose de mi.

-Por todo – conteste mirando como se ponía de pie.

-Y eso que aun no he hecho nada – susurro guiñándome un ojo - ¿Vamos? – pregunto tendiéndome su mano, la cual agarre sin pensar.

Conclusión del día; habían tres cosas de las que estaba totalmente segura:

La primera; lo sucedido hoy cuando vi a Jasper, no volvería a pasar, aunque me costara, no volvería a llorar jamás por él.

La segunda; Edward me descolocaba totalmente, cuando estaba con él, mi cuerpo y mi mente dejaban de estar conectados.

Y la tercera; no sabía porque, pero me fiaba de él.

A partir de ahora empieza lo bueno, al menos eso creo :-}…Buen fin de, nos leemos pronto…

Publicado por Almu en 18:55