Striptease de Robert - Porque menos puede ser más!

Hola chic@s,


aquí ando de nuevo, con esta locura. Muchas veces digo, ¿cómo te metes tu sola en estos berenjenales? Pues no lo se... pero bueno, al menos me río un rato cuando lo veo fríamente! jajajaja Y al menos vosotras me acompañáis en esta locura!


Pues nada, sin más, aquí va todo de nuevo! 

Dale al play y ahora concéntrate en la imagen que te presento.

Tienes ahí enfrente a Robert, vestido con bufanda a pesar del calor que hace. Y empieza a sonar de fondo una música, rítmica y conocida. Estas sentada en un cómodo butacón enfrente de él y los pies se te mueven solos con el ritmo animado de la batería. Te estas animando por momentos, la música está entrando dentro de ti y al sonido rítmico se le añade otro instrumento musical que finalmente consigue soltar tu cuerpo aún más. Por diosssss... tienes a Robert Pattinson enfrente tuyo, y sabes lo que viene, lo sabes! Lo vas a aprovechar y lo vas a disfrutar! Él se empieza a mover, sus caderas empiezan a balancearse de lado a lado y tu mirada se centra en cierta parte del cuerpo que se mueve al ritmo. Cada vez ves más cerca lo que viene. Agárrate el butacón! Esto está a punto de empezar! En ese momento empieza a sonar una voz fuerte y algo desgarrada que consigue desinhibirte y ponerte los nervios de punta! Ya llega! El momento llega.... Sus caderas siguen balanceándose al ritmo de la música al mismo tiempo que aparece en su cara una sonrisa tremenda que te hace caer rendida. Sus manos se mueven hacia el cuello y empieza a desanudar la bufanda al mismo tiempo que su cuerpo se balancea completamente siguiendo el tempo de la música de fondo. Y justo en ese momento llega el estribillo de la canción y él da dos movimientos ágiles balanceando sus caderas adelante y atrás al ritmo de la música. Y de nuevo se repite el estribillo y el movimiento y tu mirada cae hacia esa parte del cuerpo que parece tan bien coordinada! Te entran ganas de gritar el estribillo Hot stuff!! Si si, caliente caliente! jajaja Diriges tu mirada hacia arriba de nuevo y una sonrisa pícara está en sus labios por haber conseguido llamar tu atención. Mientras las manos han conseguido desatar la bufanda y la va deslizando por su cuello con un movimiento lento que sólo consigue subir aún más la temperatura y dejar volar tu imaginación......

La bufanda va resbalando por su cuello mientras él va tironeando de ella con dos de sus dedos. La mano va bajando, lentamente, desde su cuello pasando por su pecho en una suave caricia que consigue que se te corte la respiración por unos segundos. Sólo eres capaz de seguir con la mirada el movimiento de esa mano... bajando y bajando, adaptándose a su perfecto pecho... bajando y llegando a su estomago. Y en ese instante solo deseas dos cosas, que esa mano que recorre el escultural cuerpo que tienes delante de ti sea la tuya y que su mano esté sobre tu cuerpo, acariciando con esa suavidad todo lo que él quiera. Y solo ese pensamiento consigue aumentar la temperatura en la habitación. Cuando su mano llega a su zona más baja, da un rápido tirón y consigue sacarla completamente de su cuello. En ese momento se vuelve a repetir el estribillo con su correspondiente movimiento de caderas y acompañado de la sonrisilla pícara que te está encendiendo por momentos.

Te agarras con fuerza a la butaca, te re-acomodas en ella de nuevo, buscando una posición que te de una falsa sensación de poder retenerte. Justo en ese momento sus dos manos vuelven a subir por su cuerpo, mientras se sigue balanceando al ritmo de la música, acariciando toda esa superficie que quieres ver, tocar y lamer! Deseas con gran intensidad que empiece ya a sacarse la ropa, necesitas ver ese pecho marcado que se entrevé a través de la camisa. Pero sus manos no se detienen en los botones, siguen subiendo por su cuello hasta llegar a su cabeza. Con un rápido movimiento de su mano derecha saca ese gorro azul que lleva puesto y te lo lanza directo al regazo mientras con su otra mano se despeina el pelo y te muestra la mayor de las sonrisas seductoras que hayas visto jamás.  Escondido debajo de ese gorro azul hay el pelo más sexy que te hubieras podido imaginar. Tiene una tonalidad característica que resalta a través de la leve luz rojiza que hay en la habitación. Y en ese instante, totalmente ensimismada en esa ensoñación, tomas el gorro entre tus manos y aspiras su olor, deseando entrecruzar tus dedos entre esas hebras juguetonas que te están llamando. 

Él observa como inhalas ese trozo de tela y sonríe con autosuficiencia. Un medio suspiro discreto escapa de tus labios, sabiendo que esto no está haciendo más que empezar y que lo que viene a continuación cada vez va a ser mejor y mejor. Ese aroma dulzón pero masculino al mismo tiempo te atrae y consigue envolverte en una especie de nube de excitación.

Lo ves como empieza a subir las manos por su abdomen, masajeando todo aquello que tú estarías encantada de poder palpar, y con ese suave vaivén, la camiseta empieza a subirse por un extremo. Fijas toda tu atención en ese pequeño trozo de carne levemente bronceada que queda expuesta ante tu mirada y la boca se te empieza a hacer agua solo con pensar lo que puede ser pasar tus manos por ese abdomen que se intuye y que está escondido bajo esa camiseta.

De repente hace un movimiento brusco que hace perder toda tu concentración en esa fantástica fantasía que estabas teniendo, y te das cuenta de que esta deslizando su chaqueta por los brazos con suavidad, mientras se balancea al ritmo de la música. En ese momento vuelve a sonar el estribillo y él lo acompaña con ese movimiento pélvico que te hace volver loca y que te transporta a una serie de sueños eróticos de lo más excitante. ¿Llevará tan bien el ritmo en otros aspectos?

Con ligereza, va acabando de deslizar la chaqueta por sus brazos hasta que esta cae al suelo a su alrededor. ¡Ohhh Dios mio! Este hombre me quiere matar de un infarto. Al sacarse la chaqueta, deja al descubierto una camisa que marca perfectamente una musculatura bien ejercitada.

Un ligero gemido escapa de tu garganta sin que puedas evitarlo. Él, al escuchar ese ruido, sonríe con suficiencia y da un par de pasos adelante. En ese momento no estás segura de ser capaz de mantenerte sentada en el butacón. Usas toda tu cordura para mantenerte sentada y no saltarle encima de un momento a otro.

Una suave sonrisa te saca de tu momento de ensoñación y cuando levantas la mirada, observas como con su mano derecha está levantando ligeramente la camisa mostrando unos marcados abdominales que podrías pasar la vida acariciándolos. La mano sigue subiendo y subiendo y arrastrando consigo esa camisa, pero al llegar a la altura de su pecho la deja caer.

Esa mano tramposa te ha dejado con ganas de más. Pero sin embargo sigue subiendo hasta situarse en la montura de esas odiosas gafas de sol que lleva. Posa sus estilizados dedos sobre la negra montura y al mismo tiempo levanta una ceja en un gesto sumamente seductor.

En ese preciso momento, caes en la cuenta de que no le has visto los ojos desde que ha entrado. Lleva con las gafas puestas desde que ha salido a esta sala y la música ha iniciado. Y realmente mueres por saber cómo es esa mirada. Te puedes imaginar que si sólo es igual de buena que lo que llevas visto, vas a estar derretida en unos instantes en cuanto lo compruebes.

Y sin esperar mucho, desliza la montura suavemente por su afilada nariz y las lanza a algún lugar de la sala. En ese instante te da todo igual, porque si este hombre tiene un cuerpo de infarto, su mirada no se queda atrás. Te quedas anclada en esos ojos verdes que te miran con deseo, haciendo hervir tu sangre y olvidarte de dónde estás e incluso de quién eres. 

¡Madre de dios! ¡Que siga sacándose la ropa ya!

Con paso ágil y seguro se va acercando a ti sin alejar su mirada de la tuya. Cuando llega a tu altura, rodea el butacón y se sitúa a tu espalda. No dudas ni un segundo en voltear tu cabeza, aún a riesgo de contracturarte, para mantener vuestras miradas enlazadas. Él, al ver tu reacción sonríe y suelta una pequeña carcajada que suena de lo más erótica. Mientras va rodeándote, deja rozar con despreocupación sus dedos sobre tus hombros y un excitante escalofrío te recorre por la espina dorsal enviando pequeñas descargas por todo tu cuerpo.

La sensación de su mirada clavada en ti y el calor que desprenden sus dedos sobre tu cuerpo crea una sensación indescriptible. No eres capaz de expresar las sensaciones que sientes en este momento, y simplemente de dejas llevar y un ligero gemido escapa de tu garganta.

Una vez ha rodeado totalmente el butacón, se planta delante de ti y con una rapidez pasmosa se deshace de sus zapatos y calcetines. Y vuelve a centrar su mirada en ti al mismo tiempo que te guiña un ojo.

“Aquí hace mucho calor, ¿verdad? Como no mantenga la distancia de seguridad, 

no me hago responsable de los daños ocurridos!”

Pues nada chicas, los pies no son nada eróticos, pero estoy segura que las fans más incondicionales de Robert también sabrán disfrutar de sus piececillos! jajajaja

¡Venga, que ya queda poco! Yo creo que si nos ponemos las pilas lo tenemos como Dios lo trajo al mundo en menos de lo que os pensáis.

Un trato, ¿alguien me recomienda alguna canción nueva para el striptease? Es que ésta ya se está quedando corta y la parte que viene ahora... tiene subidón de temperatura, así que venga. ¡Dejadme algún  link de youtube!

Publicado por Anónimo en 18:58