CAPÍTULO XX – Alemania
Kristen
Desde que había descubierto, o más bien admitido, que todas mis paranoias no eran más que celos, mi comportamiento con Michael había vuelto a ser distante.
Tras volver de Nueva York mis ganas de él fueron cesando. Excusa a excusa me las ingeniaba para no mantener relaciones, e incluso para no tener que besarlo o acariciarlo, hecho que sin duda acentuó la mala publicidad vertida en las revistas, trayendo consigo también de nuevo sus dudas, esas dudas que hacia apenas tres semanas, me juro que jamás volvería a sentir.
Además de toda esta situación con Michael tenia que soportar a Nikki, que no hacía otra cosa que contarme con pelos y señales las citas que tenían ella y Robert, algo que en parte agradecía ya que así estaba enterada y podía respirar tranquila sabiendo que entre ellos aún no había pasado nada, pero por otra parte, no hacía más que aumentar mi rabia.
Que si Robert esto, que si me coge de la mano, que si me lleva a cenar, que si el otro día salimos con su amiga… una tal Camila. En fin, un sin fin de cosas teniendo en cuenta que solo habían pasado diez días desde la última vez que lo había visto, diez días en los que el único contacto que tuve con él fue telefónico.
Ya estábamos a tres de diciembre, eso significaba dos cosas. La primera, hoy mismo empezaba la promoción europea de la película, con el estreno de ella en Londres, después vendría Alemania y Paris y fin de Crepúsculo, al menos por un tiempo, ya que en vista de la situación, era prácticamente seguro el rodaje de Luna Nueva. La segunda cosa es que ya no lo vería, por lo menos no como hasta ahora y, aunque en un momento de mi vida deseara llegar a este punto con muchas fuerzas, ahora me negaba a que acabara.
Pero esa era la historia de mi vida, negarme a todo, negarme a hacer la película, como me paso al principio, negarme a creer que entre Robert y yo había algo más que amistad, negarme a que él tuviera sentimientos hacía mi, negarme a comprender que mi relación con Michael estaba acabada y lo mejor, negarme a aceptar mis sentimientos por ese británico, ese británico que cada día ocupaba más horas en mi cabeza.
Y como no, mi estancia en Londres no hizo más que confirmar que mis sentimientos por Robert no eran pasajeros, ni flechazos de esos que suelen dar y duran dos días, no. Él era algo más, algo a lo que tenia miedo, era un sentimiento que jamás había conocido, de esos que te hacen sonreír nada más verlo, de esos que te cambian hasta el humor cuando te miran, de esos que te da por temblar cuando lo tienes cerca…
Igual que con Michael… igual. Ese amor de mi vida, ese amor de juventud, ese que en vez de hacerme sonreír solo me hacia llorar, llorar como me paso horas antes del estreno.
Nuevamente, ese Michael en el que se había transformado en los últimos meses, pero que se hallaba oculto tras una cortina de humo, volvió a aparecer con sus amenazas, con sus insultos, con sus conclusiones sacadas de contexto, así que entre lágrimas decidí que esa noche lo mejor era mantenerme lo más alejada posible de Robert, pero no pude… simplemente no pude.
Una vez se estreno la película, Michael se excuso con que estaba muy cansado, aunque en realidad lo que estábamos era ignorándonos el uno al otro, y volvió al hotel. Y la verdad es que yo tampoco estaba para muchas fiestas pero era lo que tocaba, era la protagonista así que, no podía irme. Además, no quería estar a solas con Michael, y menos después del numerito que me monto antes de salir de la habitación.
Lo que nunca imagine, es que ni me quedaría en la fiesta ni iría al hotel.
Sin pedirle nada, Robert hizo lo que yo más deseaba esa noche, olvidarme de quién era, y lo consiguió solo alejándome de todo en lo que se había convertido mi mundo en los últimos meses, y trasladándome a lo que era el suyo antes de toda esta locura.
Primero me llevo a un restaurante que solía frecuentar con su familia, y gracias a su sutil encanto, consiguió que nos dieran de comer algo decente. Para cuando salimos de allí, la sonrisa ya se dibujaba en mi cara, no solo por el vino de la cena, sino también por los recuerdos de su infancia mencionados en ella.
Después me llevo a uno de los típicos bares que solía frecuentar, y allí nuevamente me hizo sentir natural, me presento a sus amigos, bebimos, reímos, escuchemos la buena música que sonaba en directo… Estuve cómoda, relajada, no se… feliz, feliz de estar disfrutando como no lo hacia en meses.
Y para rematar la noche me llevo a su casa, a su habitación, a su templo como él la llamaba, y allí me sentí especial. Quizás fuera tonto lo que digo pero… me hizo sentir única, como si yo fuera la única que había cruzado esa línea, la única a la que quería enseñarle todo aquello.
Pero lo bonito se acaba y en todos los cuentos hay un ogro, y ese me estaba esperando en la habitación del hotel.
-¿Dónde coño has estado toda la noche? –grito nada más entré por la puerta.
Esa noche la había pasado en casa de Robert. No se si fue el alcohol, mis deseos de estar con él o las pocas ganas que tenía de ver a Michael, lo que me llevo a quedarme durmiendo allí, y aunque este me despertó muy temprano, algo que le agradezco eternamente ya que no quería toparme con la mirada interrogativa de sus padres, no fue lo suficiente para esquivar la de mi novio.
Y si bien es cierto que Michael merecía una explicación, yo pase de dársela. Igual que entre por la puerta salí, no estaba dispuesta a seguir aguantando ni una más de sus muchas humillaciones, así que me fui a la habitación de Cath y entre sollozos, le conté lo que me estaba pasando con él, todos sus miedos y sus paranoias, todo… Todo menos lo de Robert, eso era algo que prefería guárdamelo en mi carpeta de “los miedos de Kristen”.
Y con todo este bonito panorama llegamos a la Gran Alemania , concretamente a Munich. Allí estuvimos dos días totalmente absortos en toda la dichosa promoción, por lo que pasaba de la habitación del hotel al coche, del coche al sitio donde nos tocara ir y de allí vuelta al hotel con mi estupendo novio, el cuál no paraba de reprocharme mi actitud de la última noche en Londres, y eso que no conocía realmente lo que había estado haciendo gracias a Cath, que me salvo el tipo contándole que pasamos toda la noche en la fiesta que nos habían preparado.
Y con Robert pues… apenas había hablado. Después de la noche en Londres fue imposible estar a solas, cada vez que no veíamos estábamos rodeados de un sequito de gente, pero eso no impedía que siguiera deslumbrándome, aprovechando la mínima ocasión para sacarme una sonrisa, para hacerme olvidar todo lo malo. Pero todo aquello no hacía más que alimentar mi miedo, ese miedo a lo que sentía, a lo desconocido, a decirle que lo que sentí con ese último beso en su habitación, era distinto a todo lo que había sentido antes.
Ese beso no solo tenía pasión, ese beso tenía… tenía amor.
-Bueno, allá vamos –me dije a mi misma, bajando del coche mientras limpiaba mis lágrimas, para entrar al auditorio donde se estrenaba la película.
Esa noche Michael directamente no me acompaño. ¿El por qué?, muy simple, una fuerte pelea hizo que me largara de la habitación dejándolo con las palabras en la boca.
Aún con restos de lágrimas en los ojos llegue hasta donde estaban Cath y Robert, y nada más verlo me aferre a él sin importarme quien o quienes estuvieran mirando. Entonces llegó el turno de subir al escenario seguido del temblor de mis piernas, pero ahí estaba él para tranquilizarme, para hacerlo todo más llevadero y yo… simplemente me deje llevar.
No se bien el tiempo que estuvimos en el decorado, solo recuerdo hablar con él, sonreír a las cámaras, volver a hablar con él, contestar a las preguntas, volver a hablar con él, sonreír, nuevamente hablar con él, y finalmente mis nervios…
-¡Dios! Estoy desesperada por salir de aquí –dije mirándole.
-¿Tú?, mírame a mi y consuélate –sonrió. Si yo lo estaba pasando mal, él sin duda alguna debía de estar peor.
-Si, eso es verdad –musite bajo los estridentes gritos de las fans.
-Bueno, ¡despidamos como se merecen a los protagonistas de Crepúsculo, que han hecho un hueco en su apretada agenda para estar aquí esta noche! –gritó el coordinador, mientras unos mujeres nos entregaban unos regalos en agradecimiento, algo que a mi me hizo ver la luz.
-Wow ¡Yo me bajo de aquí ya! –dije encaminándome hacia la salida.
-Espera Kristen, aún no hemos acabado –me dijo Robert cortándome el paso.
-¿Como que no?, ya nos han despedido. A ver, déjame pasar –conteste, intentándolo apartar.
-Kris espera, no hemos acabado –decía mientras se ponía delante de mi y apuntaba con el dedo no se ni donde, yo lo único que quería era dejar atrás toda esa locura.
-Que te muevas te digo. ¡Déjame pasar! –exigí un poco mas seria, intentando nuevamente pasar.
-Kristen de verdad, mira, date la vuelta, no hemos acabado.
-Como que…
-Disculpa Kristen podrías colocarte para unas últimas fotos –sentí como me decía el fotógrafo, mientras me iba dando la vuelta en señal de su roce.
-¿Que? ¡Más fotos todavía! ¿Lo dices en serio? –inquirí, abriendo los ojos como platos, bajo la escandalosa risa de Robert y mi gran desesperación por bajar del escenario.
-Si, pero no te preocupes, solo un par más por favor –¿solo un par más? ¡Dios!
-Vale, lo haremos porque no hay más remedio. ¡Y tú! -exprese mirando a Robert que todavía se estaba partiendo de risa gracias a mis estupidos nervios-. ¡Ya basta, no te rías más de mi!… Dios, que vergüenza –susurre, tapando mi cara con el regalo. Todos me estaban mirando a mí.
-¿Ves?, ya esta. Vamos anda –dijo Robert, ahora si dejándome pasar.
-¿Vamos?, ¿vamos?… ¿y dices vamos? ¡Que vergüenza más grande!, todo me tiene que pasar a mi –rechinaba mientras caminaba hacia las escaleras.
-No ha sido para tanto peque.
-Robert no soporto esto, me pongo muy nerviosa de verdad –dije dándome la vuelta y esperándolo para entrar con él al backstage, mientras que él no hacia otra cosa que reírse–. Me halaga mucho ser tu diversión de esta noche.
-La mía y la de mucha gente –rió a carcajadas.
-Que graciosos…
-¡Chicos, estupendo! Todo ha sido estupendo y la película –vociferó Cath-. ¡Dios!, ¿habéis visto como aplaudían? ¡Les encanta! -pobre Cath, si la pobre era nerviosa de por si, esto aún la alteraba más.
-Cath vamos, hay mucha gente de la productora que te espera. Chicos, como siempre estupendos.
-¿Eh? ¡Dios mió! –gritó, antes de abrazar al miembro de la productora que nos acababa de interrumpir, o se salvar según, se mire-. Si, ¡voy! –respondió efusiva-. Chicos… ¡estupendos!, ¡maravillosos!, ¡alucinantes!… ¡Os quiero! –vociferaba, mientras se perdía entre la multitud.
-Pobre Cath –susurre mientras la veía desaparecer toda nerviosa entre la gente.
-¿Pobre Cath? –inquirió Robert-. Pobre de nosotros que tenemos que aguantarla.
-Si –reí-. Eso es verdad… pero es normal, ni ella misma se esperaba todo esto.
-Bueno que… ¿nos volvemos a fugar? –pregunto tras unos segundos de silencio, haciendo que dudara unos instantes.
-Mmmm… tu eres mi perdición ¿lo sabias? –inquirí, mirándolo con el ceño fruncido.
-Si, pero me gusta oírlo –sonrió, jactado de si mismo.
-¿Y como vamos a salir de aquí sin ser vistos?
-Eso es fácil, lo que espero es que no haya gente fuera.
-Miedo me das –susurre, antes de seguir sus pasos.
Como bien predijo Robert, salir del auditorio fue bastante fácil, era tanta la gente que había dentro de el, que ni cuenta se dieron de nuestra huída, el problema vino cuando salimos fuera. En la puerta trasera, habían varios coches de la productora tapando la salida y justo detrás de ellos, gente esperando por si podían ver algo, así que no quedo más remedio que utilizar uno de los coches para nuestra pequeña fuga.
Nada más montar en el, Robert le pidió que nos llevara al hotel, pero que no nos dejase en la misma puerta, sino que lo hiciera tres calles antes, para así poder evitar el revuelo que pudiera montarse al vernos. Mientras lo decía me partía de risa por dentro, solo de pensar lo que estábamos haciendo, me hacía sentir como una niña pequeña que se escapa de ir a la escuela, o que inventa excusas para no ir a misa los domingos.
Y lo mejor era, que esa sensación estaba bien, dejar de hacer lo que esperan de ti para hacer lo que quieres, era lo que mas apetecía en ese momento.
Una vez que el coche nos dejo donde Robert le indico, echemos a correr entre risas calle abajo hacia la avenida principal como si fuéramos dos presos que se fugan de la cárcel, y nunca mejor dicho la verdad. No fue muy difícil coger un taxi, y gracias a dios nuestra popularidad no era excesiva por aquí, ya que el taxista ni nos reconoció, solo nos veía como dos jóvenes que no paraban de reírse y que intentaban chapurrear un idioma desconocido para él.
Tras varios intentos, y entre risas, Robert consiguió decirle que nos llevara a un sitio de comida rápida a las afueras de la ciudad, algo que entendí cuando vi el logotipo de McDonald’s.
-Ni aquí te olvidas de este tipo de comida ¿verdad? –dije, aún riéndome.
-Siento no poder llevarte al restaurante más caro de la ciudad, pero no creo que sea lo correcto dadas las circunstancias por las que estamos aquí –dijo en respuesta.
Tras muchos intentos, Robert consiguió explicarle al taxista que fuera al autoservicio, ya que desde allí pediríamos la comida. Una vez pedimos la cena, volvió la lucha de intentar comunicarnos con el conductor, yo no entendía ni media de lo que hablaba Robert, y estaba segura que el taxista menos pero aún así, Robert consiguió que nos dejara en el centro de la ciudad.
-¿Y ahora que? – le pregunte una vez bajamos del taxi.
-Ahora pues… a andar.
-No se donde estoy –dije intentando hacerme la asustada, pero mi risa me delato.
-Ni yo tampoco, pero eso lo hace todo más excitante.
-Estas loco –susurre- ¿Como me he dejado embaucar por ti? Vamos a perdernos y mañana saldremos en todas las revistas como los desaparecidos en Munich, y encima con el hambre que tengo.
-Que exagerada eres. Mira, vamos a sentarnos allí mientras comemos y luego ya pensaremos como volver –dijo, señalando uno de los bancos del parque que estaba cruzando la calle.
Entre risas y comentarios fuimos comiéndonos la cena, cena la cual no perdió la oportunidad de mancharme mi vestido blanco…
-¡Vaya… mierda! –grite, observando aquella gran mancha de kétchup–. ¡Deja de reírte ya Pattinson, y pásame una servilleta! –grite furiosa, mientras él se partía de la risa.
-Estás tan guapa cuando te enfadas –habló entre carcajadas-. A ver, déjame que te ayude –pidió, llevando sus manos hasta la falda de mi vestido.
-Si, guapa no, guapísima –ironicé-. Genial, estamos perdidos y tengo una enorme mancha roja en todo mi vestido blanco –mi boca se torció en una mueca.
-Si te estas quieta, a lo mejor consigo limpiarla –dijo Robert, mientras con sus manos apoyadas sobre mis piernas, intentaba limpiar mi vestido.
-¡Si lo que estas haciendo es hacerla más grande! –grite-. Quita, estate quieto, ya lo hago yo.
-¿Ah que no quieres mi ayuda? Vale –respondió, en un intento por hacerse el ofendido–. También tienes una mancha en la cara –añadió, cuando sus ojos me miraron.
-¿Donde? –pregunte mirándolo, a la par que llevaba mis manos hacía mi cara.
-Aquí, en la comisura del labio –susurró, acariciando aquella zona con su pañuelo. No pude apartar mi mirada de la suya mientras lo hacía-. Ya, limpio –dijo, pero sus dedos ahora se centraron en acariciar mi mejilla.
-Gra… gracias –tartamudee, embobada por aquellos ojos.
-De nada peque, por ti lo que sea… -sonrió levemente-. ¿Has terminado de cenar? –asentí en respuesta–. Bien. Vamos, quiero enseñarte una cosa –pidió, poniéndose en pie y alzándome su mano para que la tomara.
-¿Y a donde vamos? –pregunte cogiéndole la mano.
-Ahora lo verás.
Y así, cogidos de la mano, comenzamos a pasear por las calles de Munich, dirección hacía la plaza Max-Joseph, o algo por el estilo creo que dijo Robert, para pararnos frente al Teatro Nacional.
Era un lugar precioso. Aunque su estructura pudiera parecer fría por fuera, gracias a las luces que emanaban de dentro se podía apreciar que era todo lo contrario. Robert me contó que era uno de sus deseos, ver aquello aprovechando que estábamos en la ciudad, ya que desde niño sentía fascinación por su estructura y las grandes obras que se hacían en el.
Nuevamente este hombre consiguió que me sintiera especial, embelesada con sus palabras, lo miraba mientras sentía como una tonta sonrisa se dibujaba en mi cara. Era fascinante oírlo hablar, sabía tanto y conocía tantos sitios que yo me sentía pequeña a su lado, pero solo en conocimientos, ya que él hacía que me sintiera importante, como te hace sentir una persona cuando confía en ti contándote uno de sus mayores secretos… no se pero… nuevamente volví a sentirme única.
Tras varias horas hablando de todo y de nada mientras dábamos vueltas por la plaza del teatro, decidimos que ya era hora de regresar al hotel, de esa forma nos evitábamos mayores problemas con la productora y yo con Michael.
-¿Has estado alguna vez en Alemania? –pregunte mientras volvíamos cogidos de la mano al hotel, como si fuera la cosa más natural del mundo.
-En Berlín, un par de veces.
-¿Y como sabes que este es el camino de regreso al hotel?
-No lo se, simplemente estoy esperando a que pase un taxi.
-¿Qué? ¡Tú estás loco! –grite, soltándome de su mano.
-Qué no tonta –rió-. Tenía pensando venir a ver el teatro así que, mire el mapa que esta en la habitación del hotel y vi que no quedaba muy lejos de él.
-¿Y lo memorizaste?
-Era fácil, y a unas malas siempre están los taxis. Solo espero que el próximo conductor hable inglés –y tras un guiño de sus ojos, volvió a coger mi mano-. ¿Por qué tu novio no ha venido esta noche? –preguntó, rompiendo el silencio que se había formado.
-¿A que viene esa pregunta? – porque tenía que sacarlo en la conversación, ya bastante jodida estaba, para encima tener que hablar de él y encima Robert.
-Curiosidad –dijo sin más-. Además, la última noche en mi casa fuiste tu la de las preguntas, ahora me toca a mi –eso si era verdad. Además, éramos amigos ¿no? No tenía porque pasar nada malo por comentarle un poco el tema. Aunque este siempre fuera el mismo problema de siempre.
-Es lo justo. Bueno, digamos que últimamente esta en un plan… demasiado exigente -conteste con la esperanza de que le sirviera esa respuesta. Pero era Robert, él siempre quiere llegar al fondo del asunto.
-¿Qué quieres decir con eso? –vualá.
-Pues… que literalmente me ha prohibido toda relación contigo, y cuando le he dicho que eso era imposible, nos hemos peleado. Y harta ya de toda la misma mierda de siempre me he largado de allí sin esperarle.
-¿Quieres decir que no es la primera pelea?
-Vamos Robert… ya lo sabes, no se porque lo preguntas.
-Ya pero, tu me dijiste que estabas bien con él, que le dabas otra oportunidad –eso era lo que pensaba en ese momento, pero resulta que me equivoque.
-Si, pero mira… ha vuelto a las andadas –dije mirando seria al suelo, mientras seguíamos caminando.
-¿Y si estas harta porque sigues con él? –buena pregunta, difícil respuesta.
-Se supone que porque lo quiero –y las relaciones son así ¿no? Se supone que hay que tener paciencia y esperar ¿no?
-¿Se supone? –inquirió.
-No… Si lo quiero, solo que ahora no estamos en nuestro mejor momento. Da igual, no quiero hablar del tema –susurre ante su mirada escéptica.
-Vale Kristen, vuelve a guardar silencio, sigue guardándotelo por dentro.
-No, eso lo guardo en mi carpeta de miedos personales –mierda, ¿por qué he dicho eso en voz alta?
-Ah… ¿y que miedos guardas en ella?
-Mi miedo al público, al fracaso, al rechazo... Mi miedo a que todo se desmorone, a… -a lo que siento por ti.
-Dilo.
-No, ya esta –musité de forma casual, para no seguir delatándome más. Tenía que cambiar de tema ya, sino acabaría sacándomelo y todavía no estaba preparada para admitirlo, por lo menos a él-. Oye, ¿qué tal con Nikki?, he visto que salís mucho últimamente –¡mierda! Dios, ¿por qué tengo tan poca imaginación?, ¿es que no se me podría haber ocurrido otro tema?
-Kristen por favor… –expresó, clavándome aquella mirada.
-No, dime –ahora que lo había preguntado, quería saberlo.
-Ella solo es una amiga, nada más –y entonces, a mi cabeza vino una maravillosa pregunta que sin darme cuenta también dije en voz alta.
-¿Con cuantas de tus amigas te has acostado? –así, sin más preliminares.
-Con ninguna –respondió. Vale, eso también saca de la lista a la tal Camila, pero ¿y si lo hace con desconocidas? ¿Cuantas serian?
-Y… -dudé-. ¿Con cuantas te has acostado desde que terminó el rodaje de la película? –finalmente lo solté, éramos amigos ¿no?, pues eso.
-¿Y eso a que viene? –inquirió, parándose en seco en mitad de la calle.
-Va… -dije haciendo un puchero–. Contéstame a la pregunta.
-A ti no deberían sacarte de California, afecta a tu cabecita.
-Si bueno, pero contéstame.
-¿Que gano a cambio? –inquirió alzando sus cejas.
-Lo que quieras –me daba igual, si con eso conseguía saberlo.
-¿Segura? –ironizo.
-Siempre y cuando sean preguntas si, contestare la que quieras –tan tonta no era.
-¿Segura entonces? –asentí con la cabeza–. Está bien. A ver… -susurro pensativo-. Tres.
-¿Tres?
-Si. Dos cuando regrese a Londres y otra más una vez volví a los Ángeles.
-¿Cuándo? –¿cuando había sido eso?
-Eso no importa, ahora me toca a mí. ¿A que tienes miedo?
-Eso ya lo he contestado.
-No, no me refiero a eso, me refiero a mí. Sabes lo que siento y por mucho que tú lo intentes negar, también sientes algo por mí. Dime, ¿porque tienes miedo?, ¿por que simplemente no te dejas llevar? –¿por qué?, ¿por qué tenía que preguntar aquello?
-Robert, sabes que tengo novio –conteste caminando, dejándolo atrás.
-Si, pero eso no contesta a mi pregunta –dijo corriendo hacia mi para cortarme el paso.
-¡Joder! No es fácil ¿sabes? Yo quiero a Michael -no podía contestarle, no estaba preparada, ni yo misma sabía lo que me pasaba. ¡Dios!, como pude caer en mi mismo juego.
-¿Eso significa que no tienes ningún sentimiento hacia mi?, ¿ni el más mínimo? –insistió.
-¿Por qué me haces esto?
-¿Por qué? Porque aquí no eres tu la única que lo esta pasando mal ¿sabes? Todas las malditas noches me acuesto pensando en que él está contigo.
-¿Y crees que es fácil para mi verte con una y otra? Ver como sales con Nikki, que ella me llame para contarme que habéis quedado o para decirme como han idos vuestras citas… –chillé en reproche.
-Entonces en que quedamos, ¿sientes algo por mi o no?
Y finalmente, la presión pudo más que yo…
-¡Si! Si maldita sea, ¡si! –grite-. ¿Era eso lo que querías oír?, pues ahí lo tienes. Y lo gracioso es que no se que es lo que siento, ¡solo se que no te puedo quitar de mi maldita cabeza!
-¡Kristen yo estoy igual que tu!... Yo…
-¡No! -grite interrumpiéndolo–, no te compares conmigo porque no es igual. Tú estas soltero, tú no tienes novia, además, yo solo sería un triunfo más en tu lista de conquistas.
-Sabes que eso no es así Kris, tu a mi me importas…
-No, eso no lo se –volví a interrumpirle-. ¿Quién me garantiza que ahora mismo me revuelco contigo y mañana vayas a seguir estando ahí?, ¡¿quién?! –grite de nuevo.
-¡Yo! –chilló-. Eso te lo garantizo yo porque soy yo él que siente. Soy yo él que no se esconde detrás de nada.
-Yo no me estoy escondiendo Robert. Las cosas no son tan fáciles como tu las estas pintando.
-No son fáciles porque tú no las quieres ver así, porque tú lo complicas todo.
-¿Yo?
-Si, ¡tu! Te escudas en que tienes novio, en que lo quieres, pero luego al que vienes llorando es a mí, al que abrazas es a mí, es a mí a quién siempre tienes –reprochó.
-No puedes reprocharme eso. Se supone que tú eres mi amigo.
-¿Si? ¿Buscas a tus amigos igual que me buscas a mi?, ¿te consuelas con ellos igual que lo haces conmigo? Eso no es reproche Kristen, eso es la verdad, te guste o no.
Él tenía razón, en todas sus palabras, en todo lo que dijo, pero yo no era tan fuerte como él, así que hice lo que mejor se me daba hacer, huir, huir antes de admitirlo todo. Huir antes de darle la razón, sin ni siquiera tenerlo yo claro…
Despavorida, corrí calle abajo y me lance al primer taxi que vi, dejando atrás sus llamadas, sus reclamos… pero sabía que esto no se quedaba ahí, la caja de Pandora ya estaba abierta. Pero al menos por esta noche no habría más palabras… solo lágrimas.
Siguiente - Capítulo XXI
Chicas tengo que deciros que siento mucho no haber podido actualizar ayer y más todavía no haber avisado, como es costumbre en mi, pero como muchas sabréis estoy de exámenes y ahora tengo mucho menos tiempo para escribir y aunque ayer termine el capítulo, el resultado no me gusto la verdad, y preferí esperar a ver si lo mejoraba y aunque he hecho muchos retoques aún a si no me termina de convencer pero bueno, aquí esta…haber que tal os parece…
Bueno no se como daros las gracias por los comentarios de verdad, que sois geniales todas, y a las que lo leéis también y gracias también a los dos comentarios anónimos (no se como os llamáis por eso lo pongo así), gracias de verdad y Laura (creo que así se llama una de las anónimas, por el correo más que nada), si quieres saber de Robsten solo puedo decirte que entres al Blog de robwardandkrisella, porque es el que mejor nos tiene informadas….
Quiero Felicitar a las chicas del Blog de robwardandkrisella, por los tres meses que hacéis hoy, de verdad que hacéis un trabajo increíble besos a todas y hasta el cuarto mes jejeje……
Saludos a todas las chicas del blog Rodward&Krisella, os quiero un montón…….
Ya sabéis, críticas, comentarios, “guerras”, lo que sea…besos….
10 Sonrisas:
Por fin!!!!
Gracias, me gustó el capítulo pero ya quiero leer cuando rompa con el Angarano.
Sorry, me olvidaba, suerte en los exámenes!!!
Siiii!!!no veas que saltitos dí con lo de que el último beso era de amorr y ya cuando por fin le dijo a rob q sentía algo por él ya fue lo máximo!!!ahí vamos poquito a poco!!!esto se pone cada vez más interesante!No te preocupess si tenemos que esperar dos o más días esperaremos, tenemos a robward&krisella para entretenernos mientras :P aunq a ver si nos dejan ver de una vez a kristen con el look de bella!! besos!!
Cris
dios almuuu me encanto el capitulo no se xk dijiste k no te daba mas! es perfecto! que ganas de seguir leyendo tu historia sabes que me encanta y que te idolatro xk la escribas!jaja suerte con los examenes de verdad!
un beso (:
Almusitaa!! muy buen capi, como siempre y si, la vdd ayer me hizo falta mi dosis de lectura pero no te preocupes ni t presiones mucho, iwal yo recien estoy saliendo de examenes te entiendo k tu mente se ocupa con mil cosas imaginate tu k eres la creadora de la historia tienes que tener la mente despejada para k ye llegue la inspiracion, asi k no te acongojes, este te kedo genial esta concentrado de emociones y al parecer Kristen ya se resigno a sus sentimientos por Rob (finally) solo falta que bote al oreganoo.
besos a todas las de Blog ROBWARD&KRISELLA Y MIL FELICIDADES POR ESTE TERCER MES!!!
Bueno ayer vine x aki y me di kuenta ke no habias actualizado y se me hizo raro xq como dices es costumbre en ti avisar asi q dsd ayer estuve entrando akda rato para ver si ya staba el kpi y nada pero hoy volvi y ya staba actualizado , y en realidad me a gustado no se xq dices q no te convencia la verdad t quedo muy bien d verdad siempre me dejas keriendo mas pero ya se hay q sperar xq yo en lo personal comprendo ke no puedas actualizr todos los dias, pero creo q es xq ya nos mal acostumbraste con un kpi cada dia weno spero y te vaia mui bien en tus examenes suerte y saludos!!!
Almu cariño ¿retoques? ¡pero si te ha quedado divinoooo! me encanta la forma como estas llevando la historia ¡que ganitas ya de que entre este par pase lo que tiene que pasar! Un beso guapa y al resto de robstenianas también.
esta genial!!
sigue escribiendo asi x favor
espero los capitulos cn ansia
ers genial :D
Almu:
Joer, si te ha quedado fabuloso, me encanto.
OMG!
YA S EESTAN PONIENDO LAS CARTAS SOBRE LA MESA!!!! LO MEJOR ESQ CONDIMENTO NO APARECIO EN ESTE CAPI1!!!!!
EXCELENTE DESARROLLO AMIGAAAAAAAA SIGUE AZIIIII TKMMMMMM
PD: YA KIERO VER MOMENTOS LINDOS DE ELLOZZZZZZZZ
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?