Chicas mi intención era que este capítulo fuera más largo, pero llevo todo el fin de semana con jaquecas muy fuertes (por lo visto es sinusitis, aunque aún faltan los resultados de una prueba médica que me han realizado hoy :-S), así que lo he dejado como estaba porque de nada sirve que me fuerce ahora, bueno si, de que me duela más la cabeza :s… Sorry si es un poco flojo el capítulo.
En honor a Marianna…, respondiendo algunas dudas, y creando algunas más :-}:
Lau: Por supuesto, el primer despertar de ambos juntos en la misma cama no podía faltar:-}. Aunque como tu bien dices, este a sido el menos incomodo, a ver como son los siguientes:-}. Gracias a ti cielo;-)
Marianna: Tenme miedo tenme :-}. Tranquila, recuerda que Jacob es gay… no te preocupes por Bella XD. El momento sabana, ese momento solo puede ser de Bella, solo ella hace esas cosas, esta loquilla. Conexión y química… si, y la que aún queda por ver X*. No te preocupes por hacer un testamento, a mi me encanta leeros, os lo juro. Por cierto, ¿qué tal tus exámenes?, genial, seguro. Gracias cielo ;-)
Erin: Te lo digo lo mismo que a Marianna, tranquilas, Jacob es gay… o no… a lo de tranquilas me refiero :-}. Por cierto, soy de las tuyas, con un dios en la cama yo tampoco dormiría, ni tendría problemas en verlo desnudo buscando la ropa XD, pero nuestra Bella, es más pudorosilla, o eso cree ella. Enredado si, pero como tu bien dices, lógico e ilógico, así son los sentimientos. Te resuelvo tu duda, la historia de Edward, será una historia propia, ósea se, el mismo fic, pero desde el punto de vista de Edward, y conociendo todos sus misterios, y vendrá a continuación de este. Ahora ya podéis matarme ;-D. ¿Qué va a pasar?, yo si lo se, la historia esta totalmente estructurada, pero aún queda por saber de Bella, tranquilas quedan tres días y medio, pero aún queda. Gracias a ti cariño ;-)
Karla: Muchas, muchas… ¿o debería decir que muchos son los orgasmos que le quedan a Bella por vivir? X*. Bella esta loquilla, y encima Edward le da coba, pues ella aún se enloquece más. Esa foto la tengo hecha desde antes de empezar con el fic, la vi y dije, este tiene que ser para la historia, poco a poco mis conocimientos con el photoshop se amplían :-}. Bella también tuvo la misma sensación que tu sobre el beso… ¿Por qué no la beso?... porque vio la ropa, al menos esa es la versión oficial, la extra oficial… ya la conoceréis X*. Gracias a ti cariño ;-).
Airam: El blog esta peor que Bella, te lo digo yo, que no veas la de peleas que tengo con el cada vez que me toca actualizar (es una tortura porque me junta todas las letras y me toca separar los párrafos ¡argggg!). Si a ti te dejo mareada Bella… imagínate a mí, es una locura imaginármela… esta completamente chalada. ¿Te la imaginas corriendo desnuda hacía el baño?, si mira la que ha liado. No, esta se nos cae se rompe una pierna y se queda espatarrada desnuda en el suelo a la espera de que Edward despierte, (no te creas que la idea… la pensé :-}). ¿Se esta cociendo el arroz?, espero que no se queme X*. Gracias cielo ;-).
Dana: No te preocupes cielo, todas tenemos obligaciones, tu a tu ritmo, sabes que yo estoy encantada de leerte por aquí. Me queda claro, te gusta todo :-}. Aunque puede que no lo parezca, Bella es muy impulsiva, de ahí esa parte ilógica. Gracias cariño ;-)
Sorry también si estoy escasa en los comentarios, ya os digo, que llevo unos días que no me encuentro muy bien :-S. Venga chicas, os dejo con el siguiente…
Capítulo 23 – Políticamente correcto
“Aún cuatro días antes de la boda”
-Esto que estas haciendo conmigo es injusto – protesté de manera infantil, mientras un inocente puchero poseía a mi labio inferior.
Tras una ducha rápida en la que intente encontrar la parte lógica de todo lo ilógico que me estaba pasando, volví al mismo punto del día anterior, tenía que dejar de intentar encontrarle sentido al asunto y disfrutar de ello sin pensar en nada más. Lo que me llevo a la siguiente cuestión, ¿qué ropa era la adecuada para un nuevo día ilógico, de una mujer que no pensaba en cosas lógicas?
Tarde media hora en decidirme entre el lógico vestido ajustado que cualquier mujer elegiría, teniendo a semejante hombre esperándola en el piso de abajo, o los ilógicos vaqueros ajustados capaces de cortar la respiración. Y dado que era un miércoles nublado, con clara tendencia a llover, y que me tocaba hacer turismo en busca de la dichosa tiendecita de víveres, me decidí por lo ilógico combinándolo con una blusa blanca, algo menos ceñida que mis vaqueros y de generoso escote, y mis Christian Louboutin de catorce centímetros, de los cuales me arrepentí nada más ponerme pero… eran preferibles antes de dar la imagen de ser la enanita de Edward.
-¿Comprar comida es injusto? – pregunto Edward con la vista abstraída en algún punto de la estantería de la pasta.
-No… pero hacerme llevar el carrito de la compra si lo es – volví a protestar. Eso me pasaba por hablar.
Dicen que la mente funciona antes que cualquier otro músculo del cuerpo. En mi caso no era así, de ser así, me lo habría pensado dos veces antes de decir… “Hey… ¡un carrito!, jamás he llevado uno”.
-Es que me sorprende que nunca hayas sido capaz de llevar uno – añadió con una sonrisa ladina, dejando sobre el carrito un paquete de tallarines.
-No me hace falta, vivo sola ¿recuerdas? – inquirí mordaz - ¿Porque usar un carrito si no tengo necesidad de llenarlo? Además, nunca hay carritos en el supermercado al que voy – añadí mientras le seguía por los pasillos de la tienda.
-No te quejes, un paquete de tallarines no pesa tanto.
-No es que pesen… Pero yo te tenía como un completo caballero y cada día que pasa, me demuestras más que estoy equivocada. La leche desnatada sino te importa – pedí al ver como cogía entre sus manos la del tipo entera.
-Bella, la leche desnatada es agua – exclamó en un susurro.
-No es agua, es sana… ¿Sabes cuantas calorías lleva esa? – proteste mientras Edward soltaba una risotada.
-Está es la misma leche que te ponen cuanto te pides un café en cualquier cafetería – dijo en su defensa.
-No, porque yo lo pido con leche desnatada – añadí yo en la mía.
-¿Alguna vez han hecho tu café delante de ti? – inquirió alzando las cejas.
-No… - negué con la cabeza, pero al ver la expresión risueña de su rostro, volví a protestar - ¿Qué insinúas?, ¿porque pones esa cara?
-No insinuó nada. Bella – ahí estaba otra vez su sonrisa engañina - en las cafeterías solo tienen un tipo de leche, y es está.
-Eso no es cierto – volví a rebatir.
-Esta bien – suspiro vencido - haremos algo. Cogeré la desnatada a cambio de que tú aceptes una apuesta – sugirió, y nuevamente mi lengua funciono antes que mi cerebro.
¿Pero quien no, ante ese tono tan adulador?
-Habla.
-Si consigo demostrarte que la leche de las cafeterías no es desnatada, ganare, y tú harás algo a cambio.
Una cínica sonrisa se dibujó en su rostro tras pronunciar aquellas palabras que ahora hacían eco en mis odios. Apuesta, ganar, premio, palabras que lejos de cohibirme, hicieron que mi cuerpo entrara en un estado de ansiedad por conocer cual era ese premio.
-¿Algo como qué? – pregunte hipnotizada por el brillo de su mirada verde esmeralda.
-Eh, hay radica el reto, si te digo lo que es te echaras atrás. La emoción esta en no saber de que se trata – respondió en tono sutil, a la par que sugerente, consiguiendo con ello que mi garganta se secara de golpe.
-¿Y yo que gano, si tengo la razón? – inquirí en un susurro, mientras un pequeño nudo comenzaba a formarse en mi estómago.
-Lo mismo, haré lo que tú quieras. ¿Aceptas? – pregunto dejando su boca ligeramente entre abierta, mientras sus ojos curiosos me estudiaban con detenimiento.
¿Hacía falta responder a su insinuación?
La ladina sonrisa volvió al rostro de Edward mientras yo asentía débilmente. Tras ello, dejó el cartón de leche desnatada junto al de los tallarines y prosiguió su camino hacía el fondo del pasillo y yo sin más, empuje el carrito siguiendo así sus pasos, mientras la sensación de humedad, comenzaba a hacerse patente en mis bragas.
¿Desde cuando hablar sobre los distintos tipos de leches, se convertía en un motivo de excitación? La respuesta me invadió, antes de que Edward se detuviera en el estante del café. No era el tipo de conversación, era hablar con él directamente. Daba igual el tema del que se hablara, Edward tenía el don de convertir la situación más grotesca en la más sensual y esa sensualidad, no pasaba inadvertida en mi cuerpo.
-El café no es negociable – me indico enseñándome leves segundos el frasco del café, antes de depositarlo junto al resto de la escasa compra.
Y sin más, la estúpida sonrisa volvió a mi rostro mientras Edward retomaba su atención en los estantes del pequeño supermercado. Algo contrario a lo que hizo yo, pues mientras él ojeaba cada uno de los productos, yo me centraba en observar como sus dedos rozaban sutilmente éstos, como se fruncía su ceño cada vez que algo parecía desagradarle, o como se torcían sus labios cuando parecían interesarles.
Y cuando su atención estaba centrada en caminar, la mía estaba concentrada en su cuerpo. La gracilidad con la que caminaba, lo jodidamente bien que se ceñía la camiseta oscura que vestía sobre su espalda, torso y cintura, el borde de sus vaqueros, escudriñándose tras el termino de su camiseta a la altura de su cadera, lo rematadamente sexy que se veía con ellos puestos, ese culo que aún recordaba desnudo… Ese culo capaz de ser la perdición de cualquier ser humano.
Estaba claro, si antes tenía dudas, ahora no tenía ninguna, deseaba con todas mis ansias que Edward tuviera razón, y el mundo de la leche desnatada solo existiera en los frigoríficos de mujeres como yo.
Sentí como mis labios se estiraban en otra idiota sonrisa mientras dejaba volar mi mente. ¿Qué haría Edward conmigo si tuviera razón?, ¿si ganara esa, ya no tan tonta apuesta?... ¿Me bañaría en leche y bebería de mí?...
Y aún mejor, ¿qué haría con él, si yo tuviera la razón?
-¿Con que vas a hacer los tallarines? – pregunto de pronto Edward, trayéndome de vuelta al mundo real, ese en el que la leche es para beber, no para fantasear…
Señor… estoy perdiendo el norte, el sur, el este y el oeste, pero todo es culpa tuya… por crear… a semejante ser tan políticamente correcto.
-Perdona ¿que decías? – pregunte cuando la mirada inquisidora de Edward, volvió a encerrar a mi mente en mi cabeza.
-Te preguntaba con que ibas a hacer la pasta… ¿con tomate?... ¿alguna salsa especial?...
-¿Te fías de dejarme en la cocina? – inquirí sorprendida.
-Me dijiste que sabías cocinar – contesto irónicamente.
-Si pero… - callé, por una vez, mi mente funciono antes que mi lengua y me acallo antes de decir “no es buena idea dejarme jugar con el fuego, estando tú cerca de mi” – Ves como por minutos vas perdiendo los modales – dije mordaz, llamando a sus risas.
-Yo te haré el desayuno mañana – susurro acariciando con su voz aterciopelada mi oído, a la par que su brazo lo hacía con mi mano mientras se hacía con un bote de mermelada.
Mermelada, leche, desayuno… apuesta…
-Chantajista – susurre mirándolo a los ojos, mientras sentía como todo el vello de mi cuerpo se ponía de punta.
Una caja de huevos, distintos tipos de verduras, algo de carne picada y varias fantasías más tarde, nos colocábamos tras una señora, con el carrito lleno, a la espera de que la cajera, una joven maquilla como cualquier señorita de vida alegre, con sangre, no muy alegre a juzgar por la lentitud con la que pasaba los productos por el lector, terminara de atender a un matrimonio. Cosa que a este paso, bien podría tardar varios días…
-Espero que nos atienda antes de que mi hermana se case sino… me matara. No te rías – proteste burlona – créeme, reservara energías para matarte a ti también.
-Entonces dile a tu hermana que le pase algo de energías a ella – susurro a la vez que hacía un gesto con la cabeza señalando a la cajera, la cual parecía entretenida con el maduro matrimonio, mientras estos se peleaban entre risas por llevar las bolsas de la compra.
-Es bonito – susurro Edward, con su vista abstraída hacía la pareja.
-Si – susurre yo, mientras una sonrisa volvía a apoderarse de mí cuando el marido, le arranco literalmente la bolsa de la compra a la mujer, y tras las protestas de ella, él le hizo un guiño con la lengua.
¿Alguna vez tendría yo eso?... Dicen que si deseas mucho algo, ese algo sucede… Hubo una época en la que yo lo desee, y lo único que obtuve, fue un traje de novia sin estrenar.
Antes de que la nostalgia me invadiera, observe como la sonrisa dejaba de dibujarse en la cara de Edward dando paso a una expresión algo más sería mientras su vista se centraba a mi izquierda. Motivada por su gesto, seguí su mirada.
Ahí estaba, junto a los dulces y chocolatinas de los niños, aquello que parecía haber llamado la atención de Edward.
Sabor a plátano, fresa, mentolado, todo un dulce para el paladar infantil más selecto. Un comentario sarcástico, en alusiones al tema, comenzaba a tejerse en mi mente, cuando la mano de Edward se extendió frente a mí, haciéndose con varias cajas de… dulces extra finos…
-¿No iras a meter eso al carrito? – proteste mientras mi cara se tenía de un rojo intenso.
-¿Porque llevarlo en la mano cuando esta el carrito? – inquirió con normalidad.
-No… es que… no… ¿Para que quieres eso? – ahí estaba la gran pregunta del día, la única que mi mente y mi lengua fueron capaces de procesar, dada la situación.
-¿Por qué no me quedan? – respondió en forma de pregunta, arqueando sus cejas.
-¿Y? – no, ¿y? si había sido la gran pregunta del día…
Solo te falta preguntarle para que se utilizan…
-Bella…
-Déjalo – proteste acallándolo - no hagas esto aún más embarazoso de lo que ya lo es - susurre totalmente avergonzada.
-Es algo natural… - dijo burlón - No debería darte vergüenza cuando…
-Edward… - volví a protestar, sin separar la barbilla de mi pecho. Solo de imaginarme su sonrisa socarrona, mi vergüenza iba en aumento.
-Esta bien – susurro haciendo que con ello los sudores fríos que gobernaban en mi cuerpo se tranquilizaran - Falta la nata – dijo de pronto, haciendo que mi vista se centrara en él tras el incidente - Para la pasta tonta… aunque ¿si quieres? – hay estaba otra vez su tono insinúate.
-Da igual – espete apartando mis ojos nuevamente de los suyos - Puedo improvisar algo con la leche… No, con la leche no – me contradije ante la imagen que rápidamente se formo en mi mente, de mi cuerpo desnudo bañado en leche.
Señor, tengo que salir ya de aquí, llevo demasiado tiempo en el supermercado.
-Ahora vengo – susurro de pronto Edward.
-¡No!
-Me da tiempo de ir y volver – protesto ante mis reclamos.
-No puedes dejarme sola con… ellos – dramatice señalando las cajas de preservativos, las cuales no dejaban de mirarme con lujuria.
-No van a comerte – susurro Edward, volviendo a acariciar con su voz mi oído - Ya vengo – musito con un giño de ojos, antes de darse media vuelta y marcharse.
Yo ni proteste, bastante tenía con aferrar mis manos con fuerza en el barrote de metal del carrito, pues el temblor de mis rodillas, debido a su nueva cercanía, vaticinaban que de un momento a otro me desplomaría en el suelo.
Embaucador, eso era Edward, un embaucador, un encantador de serpientes capaz de convencer a cualquiera con tan solo una sonrisa, el perfecto político deseado por todos los votantes. El perfecto senador, políticamente correcto.
-Hola – mascullé entre dientes, saludando a la señora que había frente a mí, la cual parecía estar más pendiente de mis gestos, que del niño malcriado que la acompañaba.
Cohibida por la mirada escrutinia de la mujer, agache la vista centrándola nuevamente en la compra. Ahí estaban las tres cajas “textura extra fina” mirándome como si de un momento a otro fueran a saltar a grito de ¡pecadora!. Es natural, claro que es natural, pero en mi vida había comprado preservativos, creo que en mi vida había visto una caja tan de cerca… es normal que necesite un tiempo de adaptación ¿no?
Inconscientemente, cogí una de las pequeñas cajas y me entretuve en mirarla. Si Ángela pudiera verme en esta situación… No se lo creería. Yo, la recatada de mí comprando preservativos… Aunque creo que alucinaría más por el echo de saber que los fuera a usar.
“Trojan, textura extra fina… placer ilimitado, tres unidades”. ¿Tres unidades? Yo era de letras, pero si mis cuentas no me fallaban, tres por tres eran nueve, nueve preservativos… ¿Nueve preservativos?... ¿Los iría a usar conmigo?
Involuntariamente, una risa nerviosa se apodero de mí con tan solo ese pensamiento, sonrisa que desapareció tras el sonido de la voz del niño malcriado.
-Mama, ¿eso que lleva esa señora que es? – automáticamente, solté la caja hacía el interior del carrito, y volví a sonreír a la señora.
No sabía que me ofendía más, si la mirada inquisidora de la mujer, o que su hijo me llamara señora.
-Son globos cariño – respondió la madre a su curioso niño.
-¡Yo también quiero globos! – demando entre gritos el niño, mientras las ganas de que se abriera la tierra bajo mis pies, se apoderaron de mí.
-En el parque ahí globos más bonitos, ahora vamos y te compró allí.
-No, ¡yo quiero globos como esos! – protesto el malcriado, entre pucheros.
Y como la tierra no se abría, y sentía la fuerte mirada inquisidora tras las gafas enormes de la señora, repetí mi gesto de mirarla por tercera vez y sonreírla fingidamente. Sonrisa que no fue devuelta, pero al menos, conseguí que me diera la espalda y se centrara en terminar de poner sus productos sobre la cinta de la caja, mientras su niño me miraba con ojos de corderito.
-¿Me das uno? – pregunto de pronto el niño, alzando su mano hacía mi, mientras sus ojos intentaban derretirme.
¿Qué pasa con el ADN de los chicos?... ¿Tienen que ser tan persuasivos desde niños?
Apunto estaba de escapar de la situación tan surrealista en la que me estaba viendo envuelta, cuando Edward apareció de pronto luciendo su mejor sonrisa, acompañada de su andar felino.
-No vuelvas a dejarme sola – susurre una vez Edward se posiciono a mi lado.
-¿Qué has liado ahora? – inquirió mordaz.
-El niñito, quiere un globito – musite señalando ligeramente al niño que ahora estaba siendo reprendido por la señora de mirada escrutinia – De esos globitos – añadí señalando ahora las cajitas extra finas, que ahora ya no me miraban con tanta lujuria.
-Chico listo – se mofo Edward, haciendo que mis ojos se abrieran como platos - ¿Qué?... ¿De pequeña nunca los has confundido con globos? – pregunto haciendo que mi cara nuevamente se tiñera de un rojo profundo – Cuéntame lo que estas pensando – negué duramente – Cuéntamelo – volví a negar, mientras apartaba mi mirada de la suya.
Jamás revelaría mi gran secreto, ese que tenía olvidado y gracias a Edward acababa de recordar. Al menos no en voz alta.
Nunca había visto una caja tan de cerca, eso era cierto, pero si me había topado con algún que otro envoltorio metalizado, antes de que mi vida sexual se activara. Tenía ocho años, aún seguíamos viviendo en Forks. Un día, como muchos en los que Renee se entretenía en el jardín mientras Charlie trabajaba, Rose y yo entramos a su habitación. Ella para coquetear con las joyas y pinturas de Renee, yo para reírme de ella mientras se ponía de pintura hasta las cejas.
Pues bien, ese día, mientras Rose imitaba su maquillaje al de la cajera del supermercado, yo comencé a cotillear los cajones de la mesita de noche de mis padres, ahí me tope con mi primera experiencia “sexual”. Como niña que era, corrí hasta el lavabo para llenar el “globito” de agua, globito que Rose y yo utilizamos de pelota en el jardín, hasta que claro, Renee nos pillo.
Nunca entendí la reacción y los gritos de Renee, ni tampoco el porque ya no habían más globitos en el cajón. Años más tarde… comprendí la situación.
-Algún día me lo contaras – alardeo Edward, mientras una sonrisa triunfal bordeaba sus labios.
Jamás… bastantes situaciones bochornosas sabía ya.
-No estés tan seguro – susurre.
-Veremos si dices lo mismo, cuando gane la apuesta – insinuó, mientras una sonrisa sagaz de perfilaba en sus labios.
-Eso no es justo – proteste haciendo que él sonriera ampliamente.
-Has aceptado, así que, todo vale – y yo fantaseando con la leche. Adiós al mundo de las fantasías.
-Siguientes.
-¡Aleluya! – vocifere tras escuchar la voz nasal de la cajera.
Tuve que fingir otra sonrisa tras la mirada inquisidora de ésta. Otra vez, hablaba antes de pensar.
La imagen de Edward y yo colocando la escasa compra sobre la cinta que daba acceso al lector, me recordó a la pareja que habíamos visto instantes antes. ¿Nos pareceríamos a ellos?, ¿un matrimonio bien avenido que se dedicaba a comprar juntos? ¿Llegábamos a dar esa impresión?
De pronto, sentí como un pequeño vacío se instalaba en mi estómago, ya no se si debido al hambre que tenía, o a mis fantasías, las cuales fueron disipadas, antes de que la cajera terminara de pasar los productos.
¿La razón de dejar de soñar? Recordar que todo esto tenía fecha de caducidad, y esta, cada vez estaba más próxima. Jamás debía olvidar ese detalle.
-Treinta y tres dólares, con veinticinco centavos – voceo de pronto la de la mascara por rostro.
-Pago yo – dijo Edward, mientras se llevaba la mano al bolsillo de su pantalón.
-No, déjame pagar a mí – contradije siendo yo ahora la que llevaba mi mano al bolsillo trasero de mi pantalón, donde había guardado cincuenta dólares en la mañana.
-He dicho que no – sentencio, pasándole un billete idéntico al mío a la cajera.
No me dio tiempo a rebatir, más bien, la mirada descarada de la chica hacía Edward, no me permitió hacerlo. Estaba claro que ante todos, no parecíamos un matrimonio.
Imitando su descaro, clave mi mirada en la joven, la cual no tardo en apreciar dicha observación. Ni corta ni perezosa, agarre una de las pequeñas cajitas, y sin apartar un ápice mi mirada de la suya, ennegrecida por el rímel, me deleite mientras metía la caja en una de las bolsas, haciendo con ello que la expresión de su rostro se contrariara.
Puede que lo mío con Edward tuviera fecha de caducidad, pero durante ese tiempo, la única que iba a utilizar esos preservativos con él, iba a ser yo.
Una sonrisa triunfal se dibujaba en mi cara mientras salíamos por las puertas del supermercado. Por supuesto, Edward tampoco me dejo llevar las dos bolsas llenas de compra, ni siquiera mientras abría el maletero del coche viejo de Charlie que habíamos cogido prestado para llegar hasta Forks el día anterior.
Apenas estaba apunto de montar en el asiento del copiloto, cuando una voz madura me llamó.
-Perdone joven – era la misma mujer que peleaba con el marido en el supermercado – ¿Sois de por aquí?, es que estamos de vacaciones, y nos han comentado que ahí una playa en los alrededores, pero mi esposo no logró encontrarla. Hombres – suspiro, poniendo sus ojos en blanco.
-Eso no es cierto. Lo que pasa es que me pones nervioso mientras conduzco – contradijo el marido, tras acercarse a nosotros.
-¿Yo te pongo nervioso?… Excusas, todos son iguales, que no te engañe ninguno cielo – me advirtió, guiñándome uno de sus pequeños ojos azul claro.
-Deja hablar a la joven. Disculpa a mi esposa, con la edad…
-No se preocupe – respondí risueña - Si hay una playa… La push, esta a las afueras del pueblo, dirección al oeste, a un kilometro más o menos. Hay indicaciones cerca de la entrada – les indique.
-¿Ves Roger? Te dije que estaba al oeste – protesto la mujer, mirando a su marido. Apenas un par de metros nos separaban de ellos, pero desde mi posición, podía ver como los ojos de ésta brillaban cada vez que miraba a su esposo.
-Tú no dijiste eso – expreso él con ironía, mientras nos miraba a Edward y a mi.
-Claro que lo dije – rebatió ella, causando las risas en nosotros.
-Discúlpennos, aunque parezca que nos llevamos a matar, nos queremos muchísimo – añadió el marido con humor.
-¿Ustedes están casados?
-Clare… por dios – objeto el marido tras la pregunta de ésta.
-No se preocupe. No, no lo estamos – respondió Edward, en tono jovial.
-Pues os lo recomiendo – intervino nuevamente la mujer - Hoy día la juventud no se casa por miedo al fracaso. Pero os aseguro que es una experiencia muy bonita – volvió a mirar hacía su marido, él cual correspondió a su mirada complacido.
-Aunque a veces tenga ganas de matarla – susurro éste.
-Yo tengo más ganas – susurro ella por lo bajo, haciéndome sonreír de nuevo.
-¿Nos vamos cariño? – pregunto Roger a Clare. Ésta asintió entusiasmada, antes de despedirse de nosotros.
-Muchas gracias.
Una extraña sensación de paz, se apodero de mí, mientras contemplaba como la pareja caminaba hacía su vehículo con las manos entrelazadas.
-Son felices – sentí susurrar a Edward a mi lado.
Eran felices, eso nadie podía ponerlo en duda.
-No sabía que había playa por aquí. Vas a llevarme ¿verdad? – pregunto Edward de pronto, llamando mi atención.
-¿Lo dices enserio? – pregunte exceptiva.
-Muy enserio – sonrió - ¿Cuándo vamos? ¿Ahora?
-Ahora tengo hambre, además, con esta ropa no puedo ir a la playa – le indique señalando mi zapatos. Bastante que aún seguía en pie.
-Claro que sí puedes ir – rebatió burlón.
-Tengo hambre, además, llevamos la compra – demande entre quejas, las cuales parecían no importarle.
-Bueno, dejamos la compra en tu casa y te invito a comer algo rápido en la cafetería que vi viniendo hacía aquí – sentenció.
-¡Edward! – proteste mientras él caminaba dirección a la puerta del vehículo.
-¡No es negociable Bella! – grito antes de montar en el asiento del conductor.
Una sonrisa se dibujo en mi rostro mientras abría la puerta para introducirme en el vehículo…
Hombres… todos tan políticamente correctos.
Lo dicho, siento si es flojito, pero no quería haceros esperar mucho. ¡Besos!
8 Sonrisas:
:-)
buenisimo el cap me encanto estubo tierno por los señores hehehe bella kiere tener a eddi asi aun k pelen. bueno lo k mas me a gustado fueron los louboutin los amoooOo :-D
y me encanto k los incluyeras en un cap almu bien y k bella los use aunk atente contra su vida ;-D un beso almu recuperate y dios kiera y no sea lo que crees y solo sea un dolor pasajero.
chao
Flojo? ni por asomo Almu. Fue un capi super interesante, ver como se manejan con tanta naturalidad en algo tan cotidiano como ir al super hace que la conección y la comodidad mutua afloren más, :-}
Quien ganará la apuesta? Eso va a ser algo muy, muy interesante para leer, aunque Bella le tenga que contar su experiencia con los globos. ;-d.
Casi me caigo de la risa de imaginar la cara de Bella cuando Edward agarró los dichosos "globos", y te diré que la verguenza no me es ajena para nada, sé como se sintió la pobre. :°)
Ayy por Dios los zapatos son hermosos, me encantaron.
Gracias por responder a mi curiosidad con respecto a la historia de Edward, y no, no te voy a matar. Es más te voy a agradecer aún más, porque leer la historia completa a través de los ojos de Edward es lejos mucho mejor que algunos capitulos por él. Asi que GRACIAS DIOSA.
Espero que te mejores, yo personalmente prefiero los dolores que tuve en el parto de mi bebe que los dolores de cabeza, son horriiiiibleeeesss.
Otra cosa, nosotras sabemos que Jake es gay, pero Edward no. ;-)
Besos.
Mi Almu un capitulo muy divertidooo , me rei muchoo con tus ocurrencias XD ..... Cuando lo iba leyendo , pensaba quien va a pagar la cuenta?? queria saber ese detalle jejje no es que sea importante pero eso hablo bien de Edward antes mis ojos jeje es que hoy en dia , la mujer d es independiente y trabajadora y los hombres lo han malinterpredado y ya no quieren dar dinero, y me estoy dando cuenta que es muy común , me llega cada caso a mis oidos ,pero aveces nosotras tenemos la culpa porque los malacostumbramos,con eso de q queremos pagar y ellos con el tiempo hacen concha jejej... hay que checar ese dato mujeres!!!!! q no es mi caso digamos q yo soy la administradora y por eso queria saber si Edward pagaba la cuenta jejejej ok me sali del tema jeje me concentro en el capitulo!!!
Creo q la apuesta la ganara mmmmm lo dejamos en sorpresa pero que risa cuando las fantasias de Bella se le vinieron abajo.... eso de la leche , en todo su cuerpo me mato XD , la situación de los condones, yo no he pasado por eso porque nunca lo acompaño a comprarlos , me quedo en el carro jejej me pregunto por que una cosa tan normal , puede causar verguenza y pudor jejje ayyyy q cosas!!!
uyyyyyyy iran a la playa que ricooooo!!!!!
quiero que la meta a la fuerza al mar!!! ya me los imagino!!!
bueno me encanto Almu , gracias como siempre , y todo va a salir bien!!! cuidate mucho!! y q te concientan ahora q estas enfermita!!! besitos mi Almu!!!!
Flojito????Ni ahi!!!!El chap genial,y el nene de la caja...como para comprar un camion de globitos
antes de tener un accidente y que salga uno asi!
Almu tu fic me haca morir de risa con esta Bella y sus pensamientos hilarantes,la verdad me encanta!!!!Gracias por tu esmero y tus ganas de escribir!!!Saludos desde Argentina!!!Marchu
jajaja buenisimo siempre buenisimo no se como siempre te kejas ajaja yaa yaa la perfeccion :D... vale guapa olee me salio lo española jaja.. bueno puess nada de flojo estuvo super divertidoooo me encantan me encantas simplemente no existira otra pareja mejor jaj.. ya me ta molestando bella ... dejaateeeeeee aprovechaaaa despues te preocupas si termino o no pa k recuerda jajaja..... me encanto la ropa super fashion no se como puede dcir k no se ve bien jaja mujeres verdad jajaja... la compra del super jaja moriiii con la caja de condonees haa y las fantasias jaja super bien... ya pobre bella si pierde la apuesta.. pero lo interesante seria ver si lo ganaaa k haria ellaaa jaja.. y es parejita se parece mucho a ellos ahi peleandose pero jajaj se aman.. eso significa que asi podrian verse en unos años.. jajaja....
ya quiero ver cuando vayan a la playa- ver el crepusculo ahi jajaj uy que sera jeje... superbuenisimoo almuuuuu.... y parece k ya arregle mi problemita jajaja
jajajajajaja como me haces reir Gracias por ese honor!!!!!
Y Que mal q estes malita :-S pero esa prueba saldra bien ya veras y si no te pones en tratamiento si es sinusitis y listo!!! o sera que las jaquecas son por lo de tus examenes q empiezan y esas cosas..? pero relax que todo te saldra fine ;-)!!! Como mis examenes que GRACIAS por preguntar hasta ahora todo esta genial!
Y te estoy temiendo mucho :-( con eso de Jacob ahora me preocupas mas!!! porq Ed no es gay y Bella es mujer que papel pinta jacob :-S Que te estaras invetando Almu!! ojo no voy a seguir preguntando mas porq creo que sera peor hahahahaha
Y nada de flojo el capitulo por el contrario estuvo fascinante sabes..? como dice Bella que hacer algo tan simple como hacer el mercado se vuelva una situación tan sensual ps esta muy bueno y como no si tiene a su lado a ese hombre!! me rei mucho con lo de la apuesta y bella ya imaginandose toda llena de leche }:-] vamos a ver quien ganara esa apuesta...? yo abro una apuesta a que gana Ed jaja.
Otra parte que me reí fue con lo de los preservativos y también me puso a pensar porq tanta vergüenza cuando se esta comprado algo para protegerse y que demuestra responsabilidad a su vez!! es mejor comprar preservativos q luego estar yendo a comprar pañales y me refiero a cuando eres un menor de edad q aun ni siquiera sabes nada de la vida y ya tienes q estar criando a un baby jajajaja me puse intensa verdad pero es q pense en eso uno siempre tan pudorosa con esos temas (aunq no me ha tocado).
En fin aqui te deje mi testamento!!! Y Gracias a ti Almu por compartir esas ideas que se crean en tu mente y que nos interesan mucho!!!
Otra cosa ame esos Louboutin ojala y yo pudiera usarlas!!
Almu, andamos igual, (del dolor de cabeza) pero a mi me dijeron que podía ser alergia, gotas para la nariz, inyección y obleas antialergicas por un mes, hay veces que la neuralgia se debe a las caries. Con respecto al cap. me gusto mucho la convivencia fuera, como poco a poco Bella va soltandose. Un bezo cuidate.
Almu!!
Que lado más sensiblon me estas sacando.... hablando de viejecitos casados y felices. Ya me estoy empezando a preocupar, no se habran pasado de dosis con las pastillas que tomas? jajajaj
Va, ahora en serio, muy buenos capítulos. Me he leído del tiron desde el del despertar post-coital y la sábana y no veas como me he reído.
A lo tonto a lo tonto ya llevaos 23 capítulos y es como si fuera ayer, es un fic que no cansa para nada!
Y bueno, ya tengo ganas de ver la version de Edward, aunque a eso le quede aun algun tiempo!
Venga loca, un besote!
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?