CAPÍTULO LVI

Voy, voy, ¡¡¡¡voyyyyyy!!!!, siento el retraso, pero no os voy a mentir, esta semana he hecho la vaga con mayúsculas (cara de sonrojo), de verdad que intentaba ponerme a escribir y solo quería estar de cháchara (no haciendo nada vamos)

Este capítulo va dedicado a TODAS vosotras, sin excepción, por apoyarme durante este pequeño parón, por aguantar mis retrasos, por entenderme y sobre todas las cosas, por seguir aquí, fieles y por esa gran paciencia que me tenéis…Gracias de verdad…Sois GRANDES, sin más….Vaya si los sois….

Dicho todo, vamos al lío…Capítulo de… ¿transición?, no sabría si considerarlo así, sencillamente es el capítulo que toca para seguir la línea…

CAPÍTULO LVI - Regresar

Robert

Adiós Nueva York, hola Vancouver.

Así de rápido habían pasado las últimas semanas. Tras ellas quedaron los últimos días de rodaje en Nueva York, días en los que se mezclaron las sensaciones de vacío típicas tras escuchar al director gritar el último ¡corten!, con las ganas de coger entre mis manos el nuevo guión, pues este significaba la garantía de volver a estar con ella, sin ningún rodaje de por medio que nos separara, sin nada que nos obligara a utilizar el teléfono como único medio para poder estar algo más juntos, solos ella y yo, durante tiempo indefinido, bueno, al menos por un tiempo mayor a un fin de semana….

Tras decir adiós a los que fueron mis compañeros de trabajo por casi tres meses, y hacer lo propio con mi familia, pues así era como consideraba a mis amigos, regrese a los Ángeles, ya que allí pasaría los escasos días de descanso que me separaban del nuevo rodaje.

Insuficientes pero extraordinarios, así describí los pocos días que estuve en la ciudad, y salvo alguna que otra molestia por parte de los paparazis, nada hizo enturbiar nuestras mini vacaciones. Mini no solo porque fueran pocos días sino porque en ellos, también tuvimos que lidiar con alguna que otra entrevista pre/promoción de la nueva película de la saga más una entrega de premios, cerrando así el círculo de la primera de las películas.

El resto del tiempo, solo fuimos ella y yo.

Nuevamente su rostro se convirtió en la última imagen que veía antes de dormirme y en la primera al despertar. Su risa, el sonido que podía estar escuchando horas sin cansarme. Sus ojos, la luz que mirar mientras mis manos acariciaban su pelo, sus facciones, sus labios…toda ella, pues, cuanto más tenia de ella, más quería.

Era como una droga para mí, una droga de la cual no quería, ni podía desengancharme.

-¿Es enorme verdad? – pregunto Kristen refiriéndose a la nueva habitación, la cual se convertiría en nuestra…casa, por llamarla de alguna forma, durante los próximos tres meses.

-Demasiado – conteste un tanto aturdido.

Sala de estar, comedor, cocina, dos baños, dos habitaciones con amplias camas, una enorme terraza…, así podía resumir la habitación de mi hotel. Lejos estaban aquellas habitaciones donde nada mas entrar podía divisar la cama en el centro de la pequeña estancia, y donde, junto a la mesita de noche, se observaba la puerta que llevaba a un modesto cuarto de baño, cuarto de baño con la misma extensión que ahora tenía tan solo una de las dos bañeras que complementaban mi nuevo lugar de alojamiento.

Sin duda, enorme era un adjetivo que se quedaba corto.

-Ambas habitaciones están comunicadas por esta puerta, así que si algún día sientes la necesidad de buscarme, solo tienes que llamar a la puerta – dijo Kris señalándome aquel trozo de madera inútil. No haría falta pues en mi mente no estaba el dejarla sola ni una sola de las noche.

Ese era uno de mis planes, estar con ella el máximo posible. Tener una prolongación de nuestras escasas vacaciones, pero sobre todo volver a revivir aquellos momentos de meses atrás, con una diferencia, ahora solo tenía que compartirla con el nuevo rodaje, pues aunque peque de posesivo, ella por fin era mía, solo mía.

-¿No vas a dormir conmigo? – pregunte frunciendo el ceño, no iba a aceptar un no por respuesta.

-¿Eso quieres? – pregunto acercándose lentamente hacia mi, desesperándome con cada uno de sus pasos, por lo que me vi en la obligación de acortar la distancia que nos separaban, y aferrando mis manos en su cintura, la pegue contra mi cuerpo, presionando cada una de sus curvas contra mí. Esta mujer era una tentación andante que no hacia mas que provocarme, un peligro para mi ya, frágil resistencia.

-Todos y cada uno de los días – susurre antes de humedecer su cuello con mi lengua.

-¿Incluso los días que este de mal humor? – gimió arqueando su cuello, dándome así un mejor alcance de este.

-Me encanta verte enfadada – pronuncie sobre su piel, no quería dejar de degustarla.

-Dirás que te encanta enfadarme – murmuro al sentir el contacto de mis manos sobre su perfecto trasero, para después jadear una vez la presione más contra mí.

-Simplemente tu me encantas – dije separando mi boca de su cuello para llevarla hasta la suya, la cual me recibió gustosamente.

Lo que empezó siendo un suave beso poco a poco fue tomando forma más demandante. Los leves jadeos comenzaron a morir en nuestras bocas mientras ambas lenguas se enredaban como solo ellas sabían hacer. Sus manos, aferradas en mi cuello, hacían la fuerza necesaria para atraerme más a ella. Las mías, presas de la desesperación comenzaron a introducirse por el interior de su camiseta, acariciando así toda la extensión de su espalda.

-Robert…nos están esperando… - susurro agitada cuando nuestras bocas se separaron en busca de oxigeno. Las que no se separaron fueron mis manos de su cuerpo. Ansiaba tenerla entre mis brazos nuevamente, deseaba amarla cada vez con mayor desesperación, desesperación que provocaba que mi cuerpo ardiera de tan solo pensarlo.

-Hay que estrenar la preciosa cama que tenemos – conteste sin dejar de besar su clavícula a la vez que comencé a dar pasos, sin soltarla ni un solo instante, hacía una de las habitaciones.

La escuche reír levemente mientras mis manos volvían a perderse por el interior de su camiseta, esta vez no solo con la intención de rozar su piel, sino con la clara idea de deshacerme de la molesta prenda. La sentí estremecer una vez quedo desnuda ante mí de cintura para arriba, dándome así la perfecta visión que tanto anhelaba en momentos como este.

Gimió, gimió y me aferro más hacia ella cuando sintió la humedad de mi lengua deleitándome con el sabor de sus más que erguidos pezones. Volvió a gemir con más fuerza cuando pegue su espalda contra la blanca pared de la habitación y nuevamente volvió a hacerlo cuando la alce, haciendo que sus piernas se enredaran a la altura de mis caderas, colocando así su sexo contra la excitación del mío.

Volví a devorar su boca con fervor mientras ahora eran sus manos las que se deshacían de mi camiseta. Pero de pronto, un molesto sonido procedente del bolsillo de mis pantalones la freno a continuar.

-Robert…para – la sentí murmurar entre jadeos mientras yo seguía llenando su cuello con mis besos - …Seguro que son ellos…, nos están…esperando… – continuo diciendo, pero a mi me daba igual, sabía lo que quería en este momento, y no era otra cosa que estar con ella, el resto….podía esperar.

-Pues que esperen – conteste antes de volver a tomar su boca con la mía en un beso que empezó siendo correspondido hasta que otra vez, el molesto aparato comenzó a sonar, terminando así por desesperarme.

-Dejemos los estrenos para más tarde, hoy toca fiesta de bienvenida – repitió Kristen intentando alejarme de su cuerpo.

-Que celebren solos – susurre en su oído haciendo que con ello todo su cuerpo volviera a estremecerse.

-Tenemos que ir – dijo entre risas mientras la tumbaba sobre la amplia cama.

-Si quieres les doy la bienvenida más tarde, ahora déjame dártela a ti – susurre en sus labios a la vez que me colocaba entre sus piernas, apretándome así contra su centro. Aún con el pantalón puesto, mi excitación era más que evidente.

-Robert – protesto una vez me deshice de sus pantalones, dejándola desnuda ante mis ojos, a excepción de la diminuta ropa interior, la cual no tardo mucho más en desaparecer.

-Shusss – susurre sobre su cuerpo, el cual estaba llenando por completo con mis besos, cuando volví a escucharla pronunciar mi nombre.

Los siguientes minutos, solo el sonido de nuestros jadeos fueron escuchados en la habitación.

….

Los posteriores días, resultaron ser bastantes moviditos, y eso que aún no habíamos empezado con los ensayos de la nueva película.

A la fiesta de bienvenida, la cual resulto ser más entretenida de lo que yo pensaba en principio, aunque como era de esperar, las bromas de porque llegábamos tan tarde fueron el centro de conversación durante los primeros minutos, le siguió una audición especial de luna nueva.

A la mañana siguiente de la fiesta, todo el elenco volvimos a reunirnos, pues querían enseñarnos de primera mano el resultado de los meses pasados en Vancouver.

Me quede atónito con el resultado. No es que no me fiara de Chris, al revés, pero…el concepto que tenía de la película, resulto ser muy distinto de lo que vi. Sinceramente era muchísimo más y mejor de lo que esperaba.

-El color de la película era fascinante, y los efectos… ¡Impresionantes! – comentaba Jackson a la salida del estudio.

-Los efectos son una pasada – siguió Taylor.

-Todo eso es debido a la aparición de tu personaje, no seria igual sin ti – comente a este palmeando su hombro.

-No le digas eso al pobre, vas a sacarle los colores – bromeo Peter.

-Todos Taylor, Taylor, y yo… ¿yo que?...Lo mío no a valido para nada ¿no? – comento Kristen, fingiendo tono de molesta.

-Tu has sido lo mejor de todo cariño….Que sería de nosotros sin Bella, sin tu Bella – expreso Elisabeth.

-No le hagas la pelota que se lo acaba creyendo – respondí ganándome la cara de desaprobación de ella con esto.

-¡Chicos! – grito Kellan acercándose a nosotros – Esta noche concierto, ¿os apuntáis verdad? – pregunto mirándonos a todos, pero sobre todo a Kristen y a mi.

Nuevamente todo el elenco, como si de una gran familia feliz fuéramos, nos reunimos en el concierto de Kings of Leon, aunque yo, como venía siendo costumbre desde hacia mucho, solo tenía puesta mi atención en ella, bueno, en ella y en el grupo, ya que era innegable mi afinidad por ellos.

Miradas llenas de complicidad, pequeñas caricias con cierto disimulo, susurros al oído, sonrisas llenas de palabras escondidas, e incluso algún que otro pequeño beso robado, todo eso en conjunto con la buena música hicieron que no deseara más estar en otro sitio, pues que más podía pedir.

La noche no termino ahí. Al acabar el concierto, Kristen y yo, junto con algunos compañeros, nos quedamos hablando un rato más mientras tomábamos algo.

Estaba cómodo, tranquilo, como en casa, no es que los meses que estuve en Nueva York no lo estuviera, pero era evidente la confianza que había entre nosotros. Sin duda alguna, el comienzo de esta nueva etapa no podía ser mejor.

Pero toda la magia fue rota, una vez salimos del recinto en dirección al hotel.

-Que asco – protesto Kristen una vez entramos en nuestra habitación, se notaba que estaba molesta, no conmigo, sino con la gran cantidad de expectación, por parte de los periodistas, que se había formado a nuestra salida.

-Se acabaran relajando, cuando tengan un par de fotos nuestras nos dejaran más tranquilos – comente mientras me quitaba la chaqueta.

-No lo creo, ¿has visto como se han tirado al taxi?, y como nos han seguido hasta aquí ¿qué?– decía sin parar de moverse de un lado a otro de la habitación.

-Pues entonces nos tocara hacernos a la idea – dije tranquilamente sentándome en el sofá. Estaba totalmente de acuerdo con ella, pero…todo esto ya lo había vivido, y ya sabía que poniéndome así no conseguiría nada.

-Que fácil lo ves – protesto nuevamente.

-No Kris, te equivocas, fácil no lo veo, pero bastante tuve en Nueva York para ahora amargarme por ello – conteste relajado viendo como ella iba encendiéndose por segundos.

-Claro, como tu los comprendes los demás también debemos hacerlo.

-No los comprendo, al contrario, a mi tampoco me gusta que vayan detrás y delante de mi, ni me gusta ver una cámara nada más salir del hotel, o tener que salir por la puerta de atrás para evitar ser fotografiado, pero…

-Es lo que hay ¿no? – me interrumpió.

-Si – no podíamos hacer otra cosa así que…

-¡Pues me niego! – grito a la vez que volvió a empezar a moverse de un lado a otro.

-¡Kris!, ven, siéntate y relájate.

-No me da la gana – volvió a gritar haciéndome reír.

-Conmigo no pagues tu frustración – dije entre risas.

-No estoy pagando nada contigo, es que…me mata verte tan tranquilo. No entiendo como puedes llegar y sentarte aquí y decir lo que dices.

-¿Que estoy diciendo?...Señor…acabaras volviéndome loco – exprese casi sin fuerzas. Con lo bien que estaba todo y ahora…esto.

-Déjalo, será mejor – eso seguro.

-¿Vas a estar así toda la noche? – la pique al ver que después de casi cinco minutos sentada a mi lado, seguía absorta en sus pensamientos y con cara de cabreo.

-¿Te molesta? – pregunto mirándome con cara de pocos amigos.

-A mi no…a mi me encanta verte así, ya lo sabes – dije acercándome a ella para besarla, cosa que parece, a ella no le hizo mucha gracia.

-Para…por favor.

-Solo intento relajarte – murmure besando su clavícula.

-Pues yo no quiero relajarme – contesto intentando separarse de mí.

-No seas tonta… - susurre pegando su cuerpo más al mío.

-Vale ya Robert, estoy agobiada y así no me ayudas nada – protesto a la vez que ponía sus manos en mis hombros e intentaba hacer fuerza para que me alejara, gesto que, sinceramente no me gusto.

-Esta bien, la niña esta agobiada, pues vale me quedare aquí calladito sin hablar, cuando quieras algo ya sabes – respondí alejándome de ella.

-A veces eres peor que un crio.

-¿Yo?...y tu a veces eres bipolar y no te digo nada – dije mientras me acomodaba en el sofá que quedaba justo en frente de donde estaba sentado hacia escasos segundos.

-¿Y ahora porque te cambias de sofá?

-No quiero agobiarte – respondí sin mirarla.

Y sin decir nada más, el silencio se hizo presente entre nosotros, silencio que solo era roto por las palabras incomprensibles que la escuchaba murmurar entre dientes alguna que otra vez, o los golpes que daba contra el suelo con su pie. Mientras tanto, yo permanecí en mi línea, callado, sin hablar, aunque he de reconocer que de vez en cuando la miraba y cada vez que lo hacía, las ganas inmensas de reírme me invadían.

-¿De que te reís? – pregunto una de las veces que no pude contenerme, pero es que era tan ridícula la situación, era tan graciosa su imagen enfadada, y lo mejor de todo, es que aún no comprendía el porque de la situación.

-De lo ridícula que eres – conteste mirándola.

-¿Que yo que?... – murmuro – Sigue calladito, estas más guapo.

-Tiene que bajarte la regla o simplemente estas así porque te apetece – dije en un intento de romper el hielo, pero lo que conseguí, fue totalmente lo opuesto.

-Pues no listo – contesto a un más malhumorada - ¿Sabes que?…Esta noche prefiero dormir sola, así te evitas de ver a la ridícula y yo de escuchar tus tonterías – continuo hablando a la vez que se levantaba del sofá.

-Te estas pasando – conteste sin dejar de mirar todos sus movimientos.

-¿Si?, pues me alegro. Buenas noches – y sin mas…se largo, dejándome totalmente a cuadros.

¿Qué había pasado?... ¿En que momento, de la que pensaba iba a ser una noche increíble, se fue todo a la mierda?... ¿Donde estaba la Kristen de horas antes en el concierto?....porque desde luego aquí no estaba, ni esa, ni ninguna Kristen.

No conseguí estar mucho más tiempo sentado. Me levante dirección a la terraza, pues necesitaba un poco de aire fresco y así quizás, también conseguía entender que narices había pasado. Estando allí, vi como la luz de su habitación se iluminaba y apagaba continuamente, - quizás estaba pagando su rabia con los interruptores – pensé para mi mientras reía.

Y entonces comprendí que lo que había pasado no era más que lo que siempre sucedía cuando algo se descontrolaba. Kristen tenía esa manía, la manía de intentar controlar todas las situaciones, y gracias a los paparazis todo volvió a descontrolarse, así que la rabia no era conmigo, si no con ellos…

Salí de la terraza dirección a la puerta que separaba ambas habitaciones, no había más remedio, me tocaba controlar a la fiera, era eso o llamar al servicio de habitaciones para que trajeran más bombillas porque al paso que iba….muchas no aguantarían.

Con miedo a que la hubiera cerrado con llave, lleve mi mano hasta el pomo de la puerta y tras girarla, nuevamente estuve junto a ella.

¡Ay!…que bonito es el amor…, que relajado esta el ambiente…, como me gusta la paz…, vaya si me gusta….

Tres cosillas os tengo que decir, una, en los próximos días, el blog va a sufrir ciertos cambios, pero no asustaros, serán de organización, algo que desde hace mucho ya le va haciendo falta, lo digo para que cuando los vayáis viendo no os alarméis.

Dos, recordaros que estamos preparando algo muy especial para el primer aniversario del blog (más información en el post seguido a este), ya sabéis, nosotras encantadas de que os animéis, seguro que de esto sale algo muy muy bueno, o por lo menos, la risa ya esta asegurada. De momento ya somos 13…¡Animaos!

Y tres, y para ello me pongo en plan serio….Que no me entere yo, que hoy a las 8.30 hora española (dentro de dos horas mas o menos), estáis haciendo otra cosa que no sea apoyar a nuestra selección…

HOY, más que nunca, TODAS CON LA ROJA!!!!!!

Publicado por Almu en 18:33