Ale, a una que se le acabaron las vacaciones, ya estoy de vuelta por estas tierras :P. Nada las vacaciones, bueno, diremos que bien, he conocido a dos pequeñas muy grandes como son Cris y Desy y eso ya no me lo quita nadie. Encantadoras y tal cuales son, de verdad que si. Por lo demás, bien, salvo que me he traído de recuerdo un pedazo de catarro veraniego impresionante, pero bueno, espero estar mejor en unos días...
Ahora a lo que toca, nuevo capítulo del fic que parece estar causando sensación :P, o al menos parece que tiene muy buena acogida. Hoy quién toca, pues Cris, o Ayyys, o nuestra miss, como la queraís llamar, ya le ha llegado el turno de pasar por aquí, a ver que tal....seguro que genial ;)
Y sin más que decir.....
CAPÍTULO V – Cambios de sexo y de humor
EMMET POV
La Universidad, dicen que son los mejores años de tu vida, y que hay que disfrutarlos al máximo. Pues en eso estoy yo, en exprimirlos a más no poder, en sacarle el jugo hasta la última gota. La verdad es que no me va nada mal, vivo como un rey en la residencia y tengo un nombre resaltado entre toda la multitud de estudiantes que estudian en el campus de Chicago. Los profesores me adoran, los chicos me respetan y las chicas me tontean sin ningún disimulo….soy Emmet Cullen, el amo de la facultad de Biología.
Hoy estamos de vuelta, primer día de clase, novatos por los pasillos y muchos conocidos a los que saludar. Las clases han acabado por hoy. Estoy apoyado en el pasillo en la facultad de Periodismo, hablando con unas chicas de segundo que tienen mucho interés en hacerse notar, y es que mis artes amatorias no han pasado inadvertidas para el sexo contrario, ¡es un secreto a voces! Pero a pesar de que soy Emmet Cullen “la ONG del amor”, como me llaman mis colegas, he perdido bastante el interés en estas chicas insustanciales. Mi cabeza no deja de volar a ese parque de atracciones donde conocí a ese par de rubias que me han vuelto del revés. Pero prefiero no pensar demasiado en ello, lo que tenga que ser será, al fin y al cabo, espero noticias suyas esta semana.
Así que vuelvo a la realidad y sigo hablando con ellas. Parece ser que están organizando una fiesta de inicio de curso para esta noche. Así va todo por aquí, cualquier cosa por insignificante que sea, es suficiente motivo para preparar una fiesta y celebrarla por todo lo alto. Mientras me van contando todo lo que hay preparado, veo salir del aula a mi objetivo. Ahí va, con ese pelo rebelde peinado, en un intento de controlarlo. Ha fracasado en el intento. ¡Para qué negarlo!
Me despido de las chicas, prometiendo que intentaré pasarme a la noche por su fiesta. Y persigo al joven y serio profesor de Historia del Periodismo. Al igual que yo, tiene una reputación muy marcada, pero a diferencia de mí no es una reputación agradable. Edward es conocido por ser un profesor muy exigente y duro. Vamos, un hueso de profesor. Pero aún así tiene a muchas de sus alumnas a sus pies y loquitas por sus huesos. ¡Para mí que es el gen Cullen!
Ya hace algunos días que ha vuelto de su aislamiento voluntario. Realmente nadie sabe porque se fue y solamente se ha comunicado en contadas ocasiones con mi madre para decir dónde estaba y cómo estaba. Aunque en el cómo, mintió de cabo a rabo porque insistía que estaba bien y que solo necesitaba unas vacaciones; pero viendo que se marchó de un día para otro, sin hablar con nadie y sin explicación….pues estaba claro que algo había. Y ya sin contar la petición que le hizo a mi madre, de hacer la mudanza de sus cosas a otro lugar. Nadie entendía nada, y claro, mi madre preocupada como estaba por su hijo primogénito, me pidió que me acercase a él y tratase de ayudarlo.
En verdad no hubiese hecho falta que me lo pidiese, siempre he estado muy unido a mi hermano. Él siempre me ha ayudado y protegido, y nos hemos entendido a la perfección. Hemos hecho mil gamberradas juntos que volvían locos a nuestros padres, desde ocultar comida que no nos gustaba hasta atar al pesado de nuestro primo en pelotas a un árbol. Pero claro, es que se lo merecía bien merecido. ¡Siempre se metía conmigo porque era el más pequeño! Y claro Edward siempre estaba ahí para dar la cara por mí, que si las golosinas del bote no las había cogido yo sino algún vecino de visita o que si el jarrón no se había roto por un pelotazo sino por una ráfaga de viento o que si la ropa tendida estaba sucia porque un pájaro la había manchado. Es igual, al final siempre acabábamos los dos castigados, uno por trasto y el otro por mentiroso y encubridor.
Lo que peor llevo de toda esta situación, es que nunca hemos tenido secretos entre nosotros. Las cosas siempre han sido claras y hemos compartido tanto las situaciones divertidas como las difíciles. Y ahora… ¡nada! ¿Qué debe ser eso tan tremendo que lo tiene en este estado? Y encima esta creando este muro entre nosotros que se hace tan raro… ¡Esto no puede quedar así!
Así que me acerco a mi hermano que camina a través del pasillo. Va enfocado en un pensamiento y se le ve ligeramente irritado. Bueno, al menos algo es algo, ya es un sentimiento diferente a la pasividad y conformismo. Lleva así desde que llegó, quizás ya estaba así en Londres, quién sabe. Cuando estoy casi a su lado veo que lleva colgado un bolso de su hombro. Menuda oportunidad se me presenta. ¡Ésta no la dejo escapar! Así que cuando estoy a su altura le toco el hombro y le saludo:
-¡Hombre, hermano! ¿A dónde vas tan rápido?
-Ey Emmet, no te había visto – me contesta un Edward bastante molesto ¿Qué narices le tiene así?- ¿Qué haces por aquí?
-¿Qué pasa, no puedo venir a saludar a mi hermano? – le contesto. Y aprovecho para empezar la broma – Oye, Edward, sabes que puedes contar conmigo ¿verdad?
-Mmmm claro Emmet, ¿por qué lo dices? – se le ve algo incómodo por el comentario.
-Nada…. Es sólo que quiero que sepas que te quiero y que siempre estaré a tu lado, pase lo que pase.
-¡Ah! Ok, mmmmm pues… ya sabes que también puedes contar conmigo. – Le he pillado desprevenido y no sabe de qué va el tema, lo tengo atrapado.
-Bueno ¿Entonces quieres que te acompañe? – lo veo en sus ojos, no tiene ni idea de que le estoy hablando. Me encanta.
-Claro, pero… ¿adónde vamos Emmet?
-Bueno, pues a comprarte algunas cosas ¿no?
-Emmet, al grano, dime lo que has venido a decirme – Ya empieza a estar exasperado. Pues no le queda ni nada.
-Pufff,… mmmmmm… Es difícil para mí, pero….voy al grano. Hermanito, me podrías haber dicho que esa huída a Londres fue únicamente para hacerte un cambio de sexo ¿no? ¡Yo podría haber ido contigo a acompañarte para que no estuvieses solo! – Los ojos se le salen de las órbitas, la mandíbula se cae e intenta hablar… pero no puede emitir ningún sonido, está en shock. Le dejo unos segundos para que reaccione y me responde totalmente irritado
-¿Pero qué narices dices Emmet?
-No sé, te veo raro y estás distante. Has desaparecido durante dos meses y …. Hermano, ¡Llevas un bolso de mujer colgado del hombro! ¡Joderrr a mi me da igual si tienes flautín o castañuelas, yo te voy a querer igual! – Su cara pasa por diferentes tonalidades de rojo, cada vez más intensos. Mira a ambos lados del pasillo para ver si alguien ha oído nuestra conversación. Así es Edward, siempre tan vergonzoso y correcto. Se encuentra que las dos chicas con las que hablaba antes y un par de personas más están mirándonos sorprendidos.
-¿Quieres dejar de decir tonterías? – Ahora sí que está totalmente exasperado. – Yo no me he hecho ningún cambio de sexo, me he ido a Londres a airearme, estoy distante porque necesito espacio y llevo un bolso de mujer porque tengo una alumna tremendamente patosa y despistada que se lo ha dejado tirado en el aula. ¡Iba de camino a objetos perdidos para dejarlo allí! ¡Así que déjate de cambios de sexo y de tonterías! – Lo conseguí, lo tengo fuera de sí. Casi casi le sale humo por las orejas. Y en ese momento no puedo hacer nada más que empezar a reírme a pleno pulmón, resonando las carcajadas por todo el largo pasillo de la facultad de Periodismo. Me mira fijamente a la cara intentando descifrar que me pasa, si acaso me he vuelto loco en estos dos meses que ha desaparecido.
-¡Me alegro de que mi hermanito haya vuelto, Edward! – Aprovecho y le doy un enorme abrazo de oso – Solo hace tres días que estas de vuelta y por lo que sé no haces más que esconderte y estar como un objeto inanimado, sino llega a ser por mi mudanza no habrías salido de casa hasta hoy. Así que me alegro de que vuelvas a ser tú, aunque hubiese preferido que sacases el lado divertido en vez del gruñón!
-¡Idiota! – Pero aún así me devuelve el abrazo. –De verdad que a veces pienso que no debí dejarte aguantar tanto la respiración cuando hacíamos esos concursos en la piscina, está claro que te trastornaron el cerebro. Te he echado de menos Emmet, no sabes cuánto. Anda, ¿Me acompañas a objetos perdidos? Eso sí, ¡el bolso lo llevas tú! – Y me sonríe. Se le ve algo más relajado, aún tenso por lo que sea que le preocupa, pero se ve un pequeño retazo del que ha sido mi hermano mayor.
-Yo también te he echado mucho de menos hermanito – le devuelvo la sonrisa.
Nos dirigimos hacia la recepción de la facultad, aún con la sonrisa en la cara, para dejar allí el bolso de su alumna. Yo voy a su lado, luciendo el bolso tanto como puedo, con meneos de cadera propios de una Miss y provocando risas en los alumnos que hay dispersados por los pasillos. Es el primer día de clases, así que al final de las clases quedan solo cuatro gatos. Y Edward va refunfuñando y diciendo por lo bajo que me encanta ser un payaso, pero aún así sigue con la sonrisa torcida típica de él. Pues si tengo que estar haciendo el imbécil todo el día para verlo sonreír, con mucho gusto me pongo.
Cuando llegamos no hay nadie allí, así que mientras esperamos, no pierde la oportunidad de contra-atacar y devolverme un poquito de lo que le he dado antes.
-Así que…. ¿dos rubias eh?- Me pregunta, mientras arque las dos cejas.
-Mmmm siiiii. ¡Dos pivones rubios que ni te cuento! – Si tan solo supiera la verdad.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
FLASHBACK
¡Disneyworld, por fin! Llevaba más de veinte horas de conducción desde Chicago hasta las afueras de Orlando. Podría haber venido en avión, pero así era el plan original, y así lo iba a cumplir. Venía solo, pero lo llevaba en mente y… bueno, se me ocurrió que podría llevarme además de una foto suya, el peluche de Mickey Mouse que Edward me regaló cuando cumplí los 9 años. Estaba algo trotado, pero aquí estaba conmigo.
Después de registrarme en el hotel “Disney's All-Star Movies Resort” me fui a instalarme en la sencilla habitación y a descansar.
A la mañana siguiente desayuné y el espíritu Disney por fin llegó a mí. Olvidándome de todas mis penas, cogí mi gorra negra con las orejas de Mickey (sí, ya sé que rozo la obsesión, pero ¿acaso no es el primer personaje Disney? ¿No es el que inició todo este fantástico mundo?) y salí a disfrutar como un niño.
Me hice con un mapa de los 4 parques que quería visitar. Me decidí a empezar por el Magic Kingdom (El castillo de cenicienta) y me dirigí hacia allí. Estuve toda la mañana dando vueltas, disfrutando de las atracciones y haciéndome fotos con todos los muñecos Disney que me cruzaba, pero a mediodía necesitaba un descanso y me fui a comer a uno de los fabulosos restaurantes que había en el parque. Estaba entrando cuando vi a una niña rubita de unos seis años con lágrimas en los ojos. Tenía unos ojos de un azul imposible, llevaba un vestidito de cenicienta y una gorra de Mickey como la mía. Curioso conjunto, lo sé. Así que me agaché a su altura y le dije:
-Oye, llevas la misma gorra que yo. ¡Mola eh!
Me miró a los ojos y empezó a gimotear, así que le pregunté:
-Princesa, ¿estás bien? ¿Qué te pasa? ¿Dónde están tus papis?
Una vez que se calmó me pudo explicar lo que le pasaba, se había perdido y no encontraba a su mamá. La pobre estaba moqueando, con los ojos rojos y carita triste, así que hice lo único que me calma a mí las penas, fui a comprarle un helado de 3 bolas de chocolate. Cuando tuvimos nuestros helados, nos fuimos a información para intentar encontrar a su madre. Nos indicaron que había una zona para niños perdidos y que su madre ya había dado aviso de que no la encontraba. Así que acompañados por el de seguridad, me dio su manita y nos dirigimos hacia un carrito parecido a los de golf. La subí, la sujeté y salimos hacia la zona de niños perdidos a buscar a su madre.
Cuando llegamos allí, la bajé del carrito y se oyó una voz de mujer gritando “¡¡¡¡Emma!!!!”. La niña soltó mi mano y corrió hacia ella, dejándome allí plantado con los dos cucuruchos de helado de chocolate. La seguí con la mirada y….¡Dios mío que mujer! ¡Impresionante! Alta, rubia, con un tipazo de infarto. Iba vestida con unos tejanos ajustados y una camisa roja de manga corta que mostraba unos…. Ufff… unos…. Ayyyyy…unos ¿ojazos? Bueno sí, tenía también unos ojazos azules igualitos que los de la niña. Vamos, la mamá de la dulce cenicienta era una diosa. Me quedé mirándola con cara de embobado mientras los helados se deshacían y caían por las muñecas. Ella estaba abrazada a la niña y se veía que se había llevado un susto de muerte. Estaba tan atontado mirándola que claro, me pilló babeando, con la gorra de Mickey y los cucuruchos chorreando. Pensé que me diría algo por mirarla como un perro hambriento o que me agradecería por haber encontrado a su hija, pero lo primero que salió de su boca fue:
-¡Cabeza de chorlito, llevo buscándola más de media hora! ¿Y a ti no se te ocurre otra cosa que ir a comprar un helado con MI hija?- ¡Ufff, Diosa y con carácter! Por fin la suerte me sonríe.
-Pues…. verás… es que la pobre….tenía un disgustazo… que pensé yo…
-¿Tu pensar?¡Anda ya! Llevas puesto un gorro con las orejas de Mickey, ¿Cuántos años tienes? - me cortó.
-Mira, Rubia, no pagues tu frustración conmigo por haber perdido a TU hija y ¡no te metas con mi gorra de Mickey!- le devolví yo.
Y justo ahí, se derrumbó, abrazó fuertemente a su hija y empezó a llorar desconsoladamente. Diosss, había hecho llorar a la gran Rubia….piensa rápido Emmet, piensa rápido. Así que hice lo que mejor se me da, me acerqué y me disculpé lo mejor que pude:
-¿Podría otro helado de chocolate conseguir que me perdonaras?
Y así empezó las que han sido las mejores vacaciones de mi vida. Y así conocí a mis dos rubias.
FIN DEL FLASHBACK
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Hacía ya más de dos semanas que no sabía nada de ellas. Pero tenía la esperanza, que tal y como me dijeron, me llamarían a lo largo de esta semana y sabría lo que tanto deseaba. Pero de nuevo, prefería apartar esa idea de mí, no quería atormentarme, así que centré mi atención en mi hermano que estaba entregando el bolso de su alumna al bedel para que lo registrase como objeto perdido.
Una vez cumplida la misión Entrega de Bolso, nos dirigimos a la salida de la facultad y caminamos dirección a nuestras respectivas casas. La residencia le pillaba de paso de camino a la suya, así que me acompañó en el trayecto. Estuvimos hablando de cosas sin importancia y poco a poco iba viendo que a mi hermano le costaría volver a ser el de siempre, pero que tarde o temprano estaría de vuelta. Ya sabes lo que dice el refrán, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy; así que me arriesgué y le pregunté:
-Edward, ¿qué vas a hacer esta noche?
-Nada en especial, estamos entre semana, así que descansaré y prepararé la clase de mañana.
-¡Venga, hermano, no me digas eso! Llevamos mucho tiempo sin vernos, ¿Qué te parece si vamos a una fiesta de inicio de curso? Eh, ¿te animas?
-Emmet, de verdad que tengo mucho trabajo pendiente y además sabes que no me gusta ir a esas fiestas que pueden estar llenas de alumnos míos.
-¡Vengaaaa Edward, eres un aguafiestas! Hemos estado sin hablar mucho tiempo, no me puedes hacer esto. De acuerdo, olvídate de fiesta universitaria con tías muyyy dispuestas a celebrar el inicio de curso…. ¿Qué te parece si salimos tu y yo solos a tomar algo por ahí? Te paso a recoger a las diez. ¡Ponte guapo!
Y con esas me marcho dejándolo plantado en la puerta de la residencia mientras subo a mi cuarto. Aún me quedan un par de horas para cenar y arreglarme. ¡Al fin y al cabo, el curso ha empezado y es momento de disfrutarlo!
¿Que tal?....otra nueva artista verdad, para que luego digan :P....Ya sabéis chicas, son nuevas en esto y aunque sea un "me ha gustado" no os hace perder mucho tiempo.
El miercoles, más de la mano de Adry!!!!!!!! Besos chicas......
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| 11/08/2010 | Montse |
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Almu
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