ACTUALIZACIONES DEL BLOG

CHICO CHUNGO DEL VERANO - CLASIFICACIÓN FINAL



Ayyyyy que emoción!

Después de tantos días y días de ver desfilar por el blog a cuerpos serranos, que en el peor de los casos (exceptuando al bombonazo, lo recordais? nooo?? un segundo, os lo recuerdo:)


jajajajaja que bueno! Más de una se lo tomó en serio! jajajja Bueno, a lo que iba, que después de ver ese desfile de cuerpos de machos potentes que exceptuando al de aquí arriba son en su totalidad tremendossss... pues hoy llegó el día de decir quien es definitivamente el chico chungo del verano 2011.

Preparadas señoras y .... mujerzuelas? jajajjaa 

Empezaremos por el de menod puntuación y iremos subiendo...(sólo comentaros una cosa, en algun momento me debí descontar con el número, y en total hay 25 concursantes). El podio lo dejaremos con unas bonitas fotos! Allá vamos.... de la posicióin 25 a la 11 quedan:


Posición
Chico chungo del verano
25º
23 - Bonbonazo
24º
13 - Zac Efron
23º
5 - Rodrigo Santoro
22º
18 - Bradley Cooper
21º
2 - Alessandro Gassman
20º
22 - Kerry Degman
19º
9 - John Holloway
18º
17 - Chris Evans
17º
25 - Justin Timberlake
16º
19 - Paul Wesley
15º
20 - Joe Manganiello
14º
24 - Ashton Kutchner
13º
26 - Billy Burke
12º
14 - Jack Gyllenhaal
11º
15 - Ryan Reynolds



Y ahora vamos desgranando el top 10:

En la posición 10 encontramos a Beiron Andersson

En la posición 9 encontramos a Taylor Lautner

En la posición 8 encontramos a Mathew McConaghey

En la posición 7 encontramos a Mathew Fox

En la posición 6 encontramos a Robert Pattinson

En la posición 5 encontramos a Hugo Silva

En la posición 4 encontramos a Kellan Lutz


Y ahora el podio.... quien será el ganador? Nerviosassss??? vamos allá!

En la posición 3 encontramos a .... Hugh Jackman!


En la posición 2 encontramos a .... Miguel Angel Silvestre!




Y en el top de la lista, el ganador de este año, el chico chungo del verano 2011... es..... Brad Pitt!





Y ahora... en honor al campeón, ponemos la banda sonora y algunas fotos donde sale tan ricamente!!






BRAD PITT - CHICO CHUNGO DEL VERANO 2011


























¿Y este guiño Brad? ¿Te estas poniendo picarón  eh!? jajajaja A ver que viene ahora....










Pues esto es todo chicas, para que veáis la puntuación media de cada participante, os dejo el siguiente cuadro:


Posición
Chico chungo del verano
Puntuación media
25º
23 - Bonbonazo
25,0

24º
13 - Zac Efron
73,0

23º
5 - Rodrigo Santoro
73,4

22º
18 - Bradley Cooper
76,7

21º
2 - Alessandro Gassman
77,5

20º
22 - Kerry Degman
79,0

19º
9 - John Holloway
81,6

18º
17 - Chris Evans
82,3

17º
25 - Justin Timberlake
83,3

16º
19 - Paul Wesley
83,6

15º
20 - Joe Manganiello
85,0

14º
24 - Ashton Kutchner
87,0

13º
26 - Billy Burke
87,5

12º
14 - Jack Gyllenhaal
87,9

11º
15 - Ryan Reynolds
88,6

10º
3 - Beiron Andersson
88,9

12- Taylor Lautner
90,4

11 - Mathew McConaghey
90,8

10 - Mathew Fox
91,9

1 -Robert Pattinson
92,3

8 - Hugo Silva
92,4

7 - Kellan Lutz
93,4

16 - Hugh Jackman
94,1

27 - Miguel angel Silvestre
95,4

4 - Brad Pitt
98,4




Damos por finalizado el concurso del chico chungo del verano 2011. Ya queda menos para la siguiente edición! Gracias por participar! Nos vemoooooosss!

Amanecer parte 1, nueva escena de la luna de miel

¡¡Chicas!!


Nada, como ya sabéis, la promoción de Amanecer parte 1, ya esta en marcha, y la cuenta atrás para poder ver ¡¡por fin!! esta película también. Yo ya tengo mis entradas jijiji..., en una perfumería, por una compra superior a X dinero, me han regalado dos bonos a canjear por dos entradas de la película que quiera, y como no podía ser de otra forma, las he canjeado para Amanecer :p. 

Bueno el caso, a lo que vengo que os estoy aquí contando mi vida :p, con motivo a la promoción cada día van saliendo nuevas cosillas de la peli y aquí os traigo el principio de una de las escenas mas esperadas... La luna de miel!!!




Gracias a DiarioTwilight




¡¡¡24 días!!!

¿Quieres? - Capítulo 29 (2ªparte)


Venga, después de pasar tres días en la prehistoria, o lo que es lo mismo, sin internet, aquí os traigo la segunda parte del capítulo, pero antes, y para aquellas interesadas…

Erin, Karla, Maria y Marianna… Veo que mi aclaración inicial del capítulo anterior os gusto, aunque fuera mayor al capítulo :p, pero os gusto y creo que os ha servido para intentar comprender un poquito más a Bella, cosa que se que es difícil, pero poco a poco se van encajando todas las piezas de su mente. También he visto que mi pequeña aclaración os ha causado alguna que otra duda… de eso también se trataba, no os lo voy a poner tan fácil ¿no? :p. Lo que más me ha gustado, es ver como leéis entre líneas, no se os han pasado desapercibidas las frases y no sabéis la gran alegría que me he llevado con ello ¿Qué significado tendrán?... Ay que seguir leyendo para saberlo :p. Muchísimas gracias chicas, es un gustazo teneros como lectoras, y más después de haber estado tantas semanas sin actualizar ;).

Vale, y antes de nada otra cosita. Ya me conocéis ¿no?... que me pongo a escribir y escribir y… me enrollo, así que nada, este capítulo al final va a tener tres partes ¿y porque lo hago así?, porque lo suyo sería que hicierais reflexión de esta parte, antes de leer la siguiente ;).

Ale, espero que os guste.




Capítulo 29 – Leyendo entre líneas (2ª parte)


-¿Que te parece si dejamos de sentirlo y le preguntamos a esa pareja a que se debe tanto alboroto?

-Ahora mismo creo que me apetece más seguir disculpándome –ronronee, descansando mis manos en sus hombros. Y por primera vez, el pronto rubor azotado en mis mejillas, no me importo.- Pero también tengo curiosidad por saber de donde proviene esa música –añadí tras su sonrisa, antes de que esta volviera a sellarse contra mis labios, en otro beso que me supo a poco.


-Esto es… increíble.

-Definitivamente, estas cosas no pasan por Boston.

Sonreí ante el comentario de Edward. No, en Boston estas cosas no pasaban, y hasta donde yo recordaba, solo en las películas había visto algo similar. Por lo visto estaba claro, que yo no era la única tocada con el gen de la locura, a juzgar por la masa de gente agolpada en la calle, cerrando el paso de la misma a golpe de samba y ritmos caribeños.

Parecía un mundo totalmente distinto al que habitaba dos calles más arriba. Todo era festividad, colorines y risas, ante un escenario improvisado donde una banda de tambores y timbales, amenizaban a los curiosos que, guiados por el sonido de la música, llegaban hasta mezclarse con el bullicio arremolinado entre la supuesta pista de baile y las mesas que servían copas a dos manos.

Todo un festival visual y musical.

-Te aseguro que esto no es muy distinto a lo que puedes llegar a ver en festividades brasileñas.

-¿También has estado en Brasil? –pregunte algo aturdida. Acostumbrada a tan poca información por su parte, lo de hoy estaba rompiendo todos mis esquemas.

-Te dije que hablaba el portugués bastante bien –su aliento fresco cercó todo mi oído con su respuesta, y aquel tono lascivo impregnado en su voz, no paso desapercibido en mi cuerpo.

Podría estar rodeada de millones de vatios de potencia musical, y siempre descifraría esa voz melosa,  junto al tintineo de su risa.

-Tengo la garganta seca –dije teatral, cambiando intencionadamente de tema a causa de mis desvaríos mentales.

-Tomemos algo entonces –respondió Edward antes de coger mi mano y tirar de ella ligeramente hasta adentrarnos y mezclarnos con la multitud.

Posicionados ya en la cola para pedir nuestras bebidas, reconocí a la pareja interceptada por Edward hacía apenas quince minutos, aguardando hasta llegar su turno. Inevitablemente, mis ojos se centraron en el brillo que los ojos de la chica desprendían, algo de lo que no me había dado cuenta instantes atrás, probablemente porque mi concentración estaba centrada en contar mentalmente los muchos “lo siento” que podía decirle a Edward con tal de volver a sentir su roce, mientras estos nos indicaban como llegar a este lugar y el porque de tanto ajetreo.

 “Quizás dentro de unos años”, me dije a mi misma eclipsada por la mirada que aquella chica, en la que ahora, sin querer, me veía reflejada, dedicaba a su pareja. “Quizás con alguien como Edward”, añadí a mis pensamientos.

E instantáneamente, el nombre de Edward me hizo reparar en él, seguida de la unión de nuestras manos. Y no pude ni quise tapar la risa tonta que se me escapo.

“Esto va a terminar muy mal. Yo voy a terminar fatal”, me dije sin pensar.

-¿Otra vez perdida en tus pensamientos? –pregunto de pronto Edward, trayéndome de vuelta a aquella realidad, una, mucho mejor a la recreada en mi imaginación.

-Que le voy a hacer –me encogí de hombros.- No puedo evitarlo, me pierdo con facilidad.

-Estás completamente loca –susurro de nuevo Edward en mi oído. Pero a diferencia de la vez anterior, antes de que sus ojos me sonrieran de igual forma a su boca, esta reparó levemente en la mía, rozando así mis labios sin ningún permiso y sin ningún lo siento.

¿Hacia falta que lo hiciera? “No”, me respondí a mi misma, tranquilizando con ello las frenéticas pulsaciones de mi cuerpo. Hacía mucho que Edward ya no tenía que pedir perdón, y mucho menos permiso, y aún menos si lo hacía con aquel acento brasileño con el que se refería a los camareros mientras pedía nuestras copas.

Toda una caja de sorpresas, eso era Edward, y aunque me hubiera propuesto dejar de hacerme preguntas, no podía evitar querer indagar para saber más, y más ahora, que parecía algo más receptivo a mis intentos de investigación.


-¿Y esto que es? –pregunte extrañada, intentando descifrar a que se debía el color amarillento de la bebida que Edward acababa de ofrecerme. Aunque el trocito de limón que colgaba de uno de los extremos de mi vaso, me daba una clara idea.

-Caipirinha, la bebida carioca por excelencia.

-En cristiano por favor –respondí en un resorte, ampliando con ello su sonrisa.

-Pues es un concentrado de aguardiente, lima y azúcar… mucho azúcar –añadió alzando una de sus cejas.- Exquisito.

“Como tú”, pensé antes de dejar de lado aquella mirada tan atrayente para centrarme en algo que no provocara la rápida combustión de mi cuerpo.

-Aguardiente… no me gusta ese nombre –dije en un mohín.

-Remueve bien el fondo, en el se concentra toda la glucosa –me indicó, no solo con palabras, si no también con gestos, los cuales imite a la perfección, hasta llevar el extremo de la pequeña pajita hacia mis labios.

-¡Hey!… esta buenísimo –dije sorprendida mientras saboreaba los restos azucarados  emplazados en mi lengua.

-No te confíes, aunque el azúcar camufle su sabor, es una bebida potencialmente alcohólica –matizó Edward, mientras me refrescaba nuevamente con un sorbo más largo.

-Te has empeñado emborracharme todas las noches ¿verdad? –pregunte entrecerrando mis parpados en un gesto que intentaba llamar a su risa.

-Bueno, si bebes con moderación no tendrías porque emborracharte. Si bebes como lo estas haciendo ahora, terminaré llevándote en volandas hasta el coche –ironizó.

-Tengo mucha sed –dije como excusa, removiendo el escaso licor que ya quedaba en mi vaso.

-Contigo la empresa de hielos se arruina, no permites que se descongelen lo más mínimo. Bella con calma –ya no había ironía en su voz.

-Vale, vale, prometo beberme la segunda con más calma.

-¿La segunda? No va a haber segunda –ni siquiera mi fingido puchero suavizo la dureza de sus rasgos.

Aunque debía reconocer, que ese punto de seriedad mezclado con severidad, le daba un toque… un toque demasiado insoportable para alguien que lleva dejando rastros de su falta de ropa interior, por todas las calles de Port Ángeles.

-Vamos a bailar –pidió Edward, tras dejar nuestros vasos sobre los barriles que hacían de mesas improvisadas.

¡Que digo pidió! Podría decirse que directamente lo demandó, ya que sin llegar a preguntar, ya estaba llevándome a rastras hacía el remolino de gente.

-Edward no, ¡yo no se bailar!

De poco sirvieron mis gritos y mis inútiles intentos de forcejeo, cuando quise darme cuenta estaba rodeada de improvisados bailarines que a mi lado, eran todo unos expertos.


-Edward de verdad, no me hagas esto, si apenas puedo andar con estos tacones, ¡imagínate bailar!

-Venga Bella, no es tan difícil. Yo seré tu guía –respondió con esa sonrisa que… tan… ¡Dios! ¿Quién podía negarse a esa sonrisa?

Un momento. Yo, mis tacones, Edward y sus manos afianzándose en mis caderas junto a su sonrisa, y todo ello sin bragas… No, ¡ni hablar!

-¡Edward!

Pero apenas empezaba a protestar de nuevo cuando las manos de Edward envolvieron mi cintura, ejerciendo la presión de los movimientos acompasados de su cuerpo, mientras mis temblorosas manos intentaban amarrarse entre su camisa y su cuello.



-Ves como no es tan difícil –gesticulo entre risas, mientras sus manos obligaban a mi cuerpo a seguir los movimientos del suyo.

-Me caeré, me torceré un tobillo y tendré que usar muletas para acompañar a mi hermana hasta el altar, y todo será culpa tuya.

-No voy a dejar que te caigas –susurro en mi oído, haciendo que los líquidos recuperados con la copa se instalaran directamente bajo mi vientre.

Y la verdad, es que tenía que reconocer que bailar guiada por un experto como él, no resultaba tan difícil como creía. Incluso podría decirse que a su lado, los torpes movimientos de mis pies ya no parecían los de un pato intentando nadar sobre arenas movedizas.

Definitivamente, junto a Edward todo parecía mucho más fácil. Hasta diría que mis vergüenzas se habían quedado atrás con los movimientos giratorios que apenas ya bloqueaban mis piernas. Edward se limitaba a marcar el ritmo mientras sorprendentemente, mis caderas parecían seguir los sones marcados por los tambores y timbales que resonaban con fuerza en mis oídos.

Ni siquiera los ligeros roces de su piel contra la mía, provocaron mi desconcentración en este arte tan desconocida hasta ahora. Y aunque mi piel se erizaba por completo cada vez que sus manos descendían rumbo a mis caderas, el temor o el miedo a caerme no hacían acto de presencia. Ni tampoco cuando su cadera chocaba contra la mía al compás de la música, ni cuando su entrepierna se rozaba ligeramente contra el hueso de mi pelvis, haciendo que esta gritara por el exceso de ropa que nos envolvía.

Y no se si fue la euforia provocada por la música, la armonía que parecía proyectar mi cuerpo, o la seguridad que me transmitían aquellos ojos verde esmeralda, pero tan pronto los miraba, deje de hacerlo para darles la espalda en un movimiento improvisado que me supo a gloria, cuando sus caderas friccionaron contra mi baja espalda.

-Eres una pequeña mentirosa, si sabes bailar –susurro Edward en mi odio.

Mi cuerpo entero se resquebrajo en mil pedazos, solo de sentir su sonrisa socarrona acariciando los pelos de mi nuca, erizando completamente la piel anidada en mi cuello.

-Será que tengo un buen maestro.

Aquellas palabras salieron de mi boca, con la misma rapidez con la que contoneé mis caderas, aumentando la frotación de nuestros cuerpos.

Los estragos del vino tomado durante la cena junto a la rapidez con la que había tomado aquella copa, ya corrían presurosos por todas mis venas, llevándose tras su paso cualquier tipo de vergüenza.

-Ya veo… ya –volvió a susurrar él, de forma sagaz.

Y gracias a que sentí su fuerte brazo envolviendo mi cintura, mi cuerpo no acabo desplomado contra el suelo, cuando su mano derecha se ciño con fuerza contra mi muslo, a la par que sus caderas se frotaban con ahincó contra mi trasero, recordándome la vida que había dentro de sus pantalones y bajo mi falda, la cual facilitaba la intrusión por mi pierna de aquellos ávidos dedos.

-Ni te imaginas la contención que estoy teniendo ahora.
Tuve que morderme el labio inferior en un intento de no cerrar los ojos, cuando aquellos dedos comenzaron a trepar lentamente por muslo, pero no pude evitar el sonido gutural que entreabrió mis labios, cuando la dureza escondida tras los pantalones de aquel ser capaz de hacerme olvidar donde estábamos, golpeó con fuerza contra mi espalda baja.

-Te ves tan jodidamente sensual –otro jadeo- Me esta matando saber que no llevas bragas –y otro más.

-Edward –siseé en un intento por mantener mis parpados abiertos.

Su pesada respiración, la cual sentía a través de mi espalda, pues su pecho se ceñía completamente a ella, se armonizaba a la perfección con la mía, mientras los susurros ya casi ininteligibles, tanto por su parte como por la mía, se siguieron repitiendo.

Y ya no fui consciente del tiempo que pasamos así, pegados completamente el uno al otro, contoneando las caderas de forma simultánea, mientras me  dejaba arrastrar por el aroma de su cuerpo y el delicioso toque de sus dedos a través de mi piel y mi vestido.

Para cuando la música cesó, mis ojos volvían a estar perdidos a través de aquel océano tan misterioso, pero cada vez más conocido.

El bullicio volvió a emerger a nuestro alrededor con los sones de una nueva percusión igual de rítmica a la anterior, pero a diferencia de esta, mis pies no respondían a aquel sonido, mi cuerpo entero estaba paralizado ante la voluntad de aquellos ojos que intentaban penetrarme.

Y de nuevo el tiempo dejo de tener algún sentido cuando sentí la cálida caricia de Edward sobre mejilla. 


E instantáneamente, mis ojos se cerraron cuando su mano se aferró a mi nuca y acortando la distancia que nos separaba, su respiración golpeó contra mi boca mientras en silencio, esperó los breves segundos que tardó mi cuerpo en reaccionar en busca de aquellos labios en los que sin mas me hundí.

Puede que a nuestro alrededor todo fuera alboroto y diversión, música y alcohol, puede… yo ya no era consciente de nada, bueno, si era consciente de algo, del remolino de emociones que azotaban con fuerza mi estómago, del toque fluido de un par de lenguas que se abrazaban lentamente, de la suave caricia de unos labios que parecían no querer separarse.


Pero por encima de todo, de aquellas caricias, de aquellos roces, de aquel cosquilleo infantil recorriendo mis entrañas, de las mil y una sensaciones que todo aquello me estaba provocando, de lo que más era consciente, era del abismo que se abría bajo mis pies.


Un abismo del que hasta hoy había sabido mantenerme lejos de su precipicio… Hasta hoy…   



Uy, uy, uy… :p