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Relatos-Fanfic - "La audición", 3ª parte (Robsten)

¡Chicas! Liberada por fin satisfactoriamente de los siniestros exámenes orales, y tras una larga e intensiva cura de sueño, aquí estoy de regreso, y que mejor forma que con algo de la parejita :p. Os dejo la tercera parte de este relato robsten escrito por Irina, desde el punto de vista de Kristen, sus impresiones sobre la película, sobre Robert... sobre ese beso ^^. En fin, que os va a encantar, al igual que pasará con las anteriores partes ;).

Y como siempre os digo, si os gusta, no tenéis más que decírselo a la autora para que así nos regale más de esta historia :P.

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La audición, 3ª parte (Robsten)


Kristen

DIA 2

Inglés, 20 años, 1,86, pelo castaño claro, ojos azules. Catherine me dijo que había salido en “Harry Potter y el cáliz de fuego”. La había visto con mis amigas pero no me acordaba muy bien así que decidí volverla a ver en casa. A mí no me iban mucho las de Harry Potter pero bueno.

“Ese es. Alto, delgado, desgarbado. Pero esto es de… 2005, cuando tenía 18 años. Es guapo, sí y tiene una bonita sonrisa ¡y vaya ojos!, pero está un poco verde”.

Al final lo mataban, que pena y esa parte de la película era en la que mejor estaba.

“Bueno, tendré que esperar a ver qué pasa en la audición. Nunca se sabe. Quizás esta vez…”. Y me fui a dormir. No quería tener ojeras al día siguiente.

DIA3
  • -          Te prometo que esta es la última audición, Kristen – dijo Catherine.
  • -          Sí pero eso dijiste de la anterior. ¿Y si esta tampoco…?
  • -          Bueno, no pienses ahora en eso, cariño. Mente positiva, como yo digo,
  • -          Positiva – bufé -. Solo espero que este no me intente meter la lengua hasta la campanilla como el último payaso.
De pronto sonó el timbre de la puerta.
  • -          Ese debe de ser Robert. ¡Puntualidad británica! – rió Catherine.
Suspiré y me dispuse una vez más a prepararme para la escena, que esta vez iba a ser sobre la cama de la mismísima directora.

“¡Mierda me sé el guión de memoria! Pero esta vez será la última, me niego a besar a otro tonto guaperas más”.

Los oí subir por la escalera. Primero escuché la voz de Catherine, él hablaba bajo, con voz suave y no conseguía oírle bien.
  • -          No será un problema. Puedo poner acento americano – le oí decir nervioso.
“ Me gusta su acento inglés y tiene una bonita voz”, pensé.

Era profunda y suave, grave pero no demasiado. Sexy era la palabra y eso era importante para el personaje. Sentía cada vez más curiosidad. De pronto se pararon en medio del pasillo y Catherine se sinceró con él. Pude oír a Robert decir ¿besar? con voz más aguda y fuerte y me hizo gracia.

“Pobre, no lo sabía y ahora estará de los nervios”.

La puerta estaba entornada. Catherine entró primero y le cedió el paso a Robert para luego presentarnos.

Sí que era delgado y alto pero no tan desgarbado. No era el típico guapo de anuncio, no, estaba claro. Había algo en él, algo diferente que no tenían los demás  y que no pude precisar a simple vista. Le miré directamente a los ojos. ¡Vaya ojos, joder! ¡Y cómo me estaba mirando! Tenía una mirada intensa, felina.

De pronto estábamos dándonos la mano. La suya era de dedos largos y finos, cálida. Pronunció mi nombre y se tocó el pelo nervioso. “Es tímido”.

Me dio lástima y tuve la compasión suficiente como para decidir no a largar las presentaciones.
  • -          ¿Empezamos?
Dijo que sí titubeando y le invité a sentarse a mi lado. “Se nota que estaba cohibido y yo se lo he puesto más difícil interrumpiéndole. No te pases, Kristen. Parece majo. Dale una oportunidad”.

Robert me sonrió con una preciosa sonrisa ladeada, entre tímida y dulce. Estaba claro que él no iba a acercarse más a mí así que lo hice yo.

Visto de tan cerca era aun más guapo, mucho. ¡Qué ojazos! Los enmarcaban unas cejas oscuras y pobladas que hacían que fuesen tremendamente expresivos. Labios muy rojos, bonitos, una extraña nariz y piel muy blanca y fina. ¡Y cómo me miraba!, sin pestañear, como hipnotizado.

Algo en aquellos grandes ojos azules me hizo apartar la mirada. Carraspeé, la muestra de que aquel chico me estaba… poniendo nerviosa. “Kristen, céntrate”. Rápidamente aparté ese pensamiento de mi mente y comencé a leer mirando el papel, aunque a esas alturas ya no me hacía falta pero sabía que él seguía observándome.

Robert me siguió y para mi sorpresa con un buen acento americano. Tuve que levantar la vista del guión y me topé una vez más con sus ojos, que me miraban fijamente, llenos de ternura.

Catherine entró de pronto y debía estar tan concentrado en la escena que del susto casi se cae de la cama. Intenté no reírme. El rubor cubrió su cara.
  • -          ¿Empezamos a grabar? – preguntó Catherine.
Robert dijo que sí. Frunció el ceño y apretó los puños. Ese gesto de rabia contra sí mismo y el hecho de que tuviese las orejas coloradísimas me hizo sentir una gran ternura por aquel chico. Y en ese momento me di cuenta de qué era eso que lo diferenciaba de los demás candidatos a Edward: Robert no era perfecto. Era torpe, inseguro y eso lo hacía tremendamente dulce. Estaba claro que no era como aquellos arrogantes que vinieron antes que él, con la sonrisa ensayada, fingidos, creyéndose maravilloso e irresistibles. Su sonrisa era real y también su vergüenza.

Volvimos a sentarnos juntos y me dieron ganas de decirle lo bien que lo estaba haciendo con su acento y sus frases pero no podía.

Estaba tenso. Miró sus frases y tragó algo. Me di cuenta de que era el chicle que masticaba al llegar y que ahora me tocaba besarlo.
  • -          Quiero probar una cosa – dijo con voz suave, algo ronca y la mirada más intensa que había visto.
De repente se fue acercando a mí muy despacio. Parecía tan…asustado. Deseé con todas mis fuerzas que Catherine grabara un buen beso porque ese miedo que estaba experimentando Robert era lo que Edward sentía ante Bella, ese miedo a herirla, a dañarla.
  • -          Quédate muy quieta – susurró con la voz más sexy que había oído en mi vida -. No te muevas.
Pero lo hice. Fui yo la que me acerqué a él hasta casi tocarle. No sé por qué.

Sus hermosos y enormes ojos estaban fijos en los míos. Cerré mis ojos dispuesta a besarle y no sé que más hice pero de pronto sus labios estaban sobre los míos. Los sentí calientes y blandos. Olía a jabón de afeitar.

El beso comenzó muy lento, casi solo un tímido roce pero cuando sus manos tocaron mi cintura sentí como se me hacía un nudo en el estómago y le correspondí besándole con mayor intensidad.

“¡Guau!, esto sí que es un beso. ¡Por fin!. Lo hace bien, definitivamente bien”.

La boca de Robert era grande, sus labios suaves y tiernos. Su respiración se volvió más rápida y sus beso más intenso. Sus manos se deslizaron por mi cintura bajo la camiseta. La recorrieron hasta mi espalda y acariciaron mi vientre. Se me puso la piel de gallina y deseé que aquel beso no acabara nunca. No pude evitarlo, le acaricié la nuca por instinto y agarré su espesa mata de pelo. Su boca se apretó más contra la mía, más abierta y pude notar el sabor salado con un toque de menta de su saliva.

De pronto me soltó y tomándome de los hombros me alejó de su cuerpo con delicadeza. Robert abrió los ojos y al mirarle sentí que me ruborizaba sin remedio.

En ese momento Catherine nos interrumpió pero Robert continuó mirándome. ¿Seguía actuando? ¿Por qué me miraba con tanta intensidad? ¿Y por qué había tenido la extraña sensación de que estábamos solos él y yo?
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Catherine no quería humo en su casa y tras el café salimos al jardín a fumar.
  • -          Así podréis charlar un poco – dijo.
“Y oír su precioso acento”, pensé yo.

Era simpático y tan agradable y educado… no un ególatra de los que abundan en Hollywood.

“También odia las audiciones. Y tienes que reconocer que su beso ha sido mucho más agradable que el de los demás. Más que agradable, en realidad”.

Robert me dijo que había visto alguna de mis películas. Me sentí muy halagada y extrañamente avergonzada por la intensidad con la que lo dijo.

Me pareció que sonreía. “Me lo ha notado, seguro. ¡Mierda! ¿Por qué tengo que ser tan estúpidamente tímida?”.

No me quedó otra que intentar ponerle humor al asunto porque la mirada que me echó al decir que mi personaje de Tracy dejaba huella me puso nerviosa.
  • -          Te vi en Harry Potter – dije.
“Que poco original eres, Kristen”.
  • -          ¿Ah sí? Empiezo a odiar esa película – dijo.
  • -          Te mueres muy bien – bromeé.
Acompañó su respuesta con una cara tan graciosa que no pude reprimir una carcajada. La sonrisa que me dedicó después me dejó sin palabras y con un nudo en el estómago.

Cuando me iba le dije lo que a todos los aspirantes a Edward: Espero volver a verte.

Pero esta vez iba en serio.
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Llegué a casa pronto y canturreando.
  • -          ¡Ya estoy aquí! – grité al entrar por la puerta.
  • -          Qué buen humor traes, ya era hora – dijo mi madre saliendo a mi encuentro -. Kristen, te ha llamado Mike.
  • -          ¿Qué quería?
  • -          Saber qué tal te había ido. Ha llamado dos veces.
  • -          Luego le llamo. Estoy hambrienta.
No lo hice enseguida. Me molestaba eso de Mike. Siempre que tenía algún casting se comportaba así conmigo y sobre todo durante las audiciones con actores masculinos. Yo no lo hacía con él. Era nuestro trabajo y aunque sabía que estaba harto de tanto beso no me parecía motivo para ponerse tan pesado.

“No es mi padre y yo no soy ninguna niña”, pensé enojada. No le di más vueltas y en vez de llamarle le mandé un mensaje para quedar por la tarde. Pero aquello me estropeó el buen humor que había traído de casa de Catherine.
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Quedamos donde siempre pero me empeñé en pasar a buscar a Mike con mi flamante nuevo coche, mi Mini Coupé gris que me encantaba. Estaba orgullosa de mi pericia al volante, a pesar de llevar poco tiempo como conductora y también de habérmelo pagado yo misma con el dinero ganado con el sudor de mi frente. ¡Y vaya si sudé porque rodé “Into the wild” en el desierto!
  • -          Hola cariño – dijo Mike besándome en la mejilla y pasándome el brazo por el hombro.
  • -          Hola Mike – dije sonriéndole.
Ya se me había pasado el mal humor. Mike era cariñoso y tierno conmigo y nos lo pasábamos bien juntos. Nos conocíamos casi desde niños y aunque tenía la edad de mi hermano enseguida congeniamos. Al principio solo fue amistad, luego hicimos una película juntos y lo que empezó como una cosa de críos ya iba para los dos años.
  • -          Bueno ¿y qué tal Catherine?
  • -          Bien, muy bien. Me dio recuerdos para ti.
Mike había estado en una película de ella y se tenían mucho aprecio.
  • -          ¿No terminabais hoy?
  • -          Sí, creo que esta será la última audición.  ¡Por cierto, Nikki hará de vampira! ¿No es genial?
  • -          ¿No es seguro?
  • -          El qué, ¿no me escuchas?
  • -          Que si acabáis de una vez.
  • -          Ya sabes cómo es esto Mike, nunca hay fechas. “Tú deberías saberlo mejor que nadie y no atosigarme con preguntas estúpidas”.
Tuve la sensación de que a Mike no le interesaba lo que le estaba contando y que me estaba haciendo un interrogatorio. “Hoy estás un poco extraña Kristen. Paranoias tuyas”.

Mike debió notar algo en mi voz porque se apresuró a excusarse.
  • -          Solo me preocupo por ti, cariño.
  • -          Lo sé, pero creo que ya hemos terminado, de verdad. Catherine me llamará mañana. Pasado mañana se reúne con Stephenie Meyer y el productor pero quiere implicarme en el proyecto porque dice que tengo las cosas muy claras – sonreí orgullosa.
  • -          Sí cariño, clarísimas para tus 16 añitos – dijo besando mi mejilla.
  • -          Ya tengo 17 como quien dice – dije molesta.
  • -          Sí y por eso nos vamos a ir de acampada el fin de semana que viene, para celebrarlo.
Me agarró de la cintura y quiso besarme en el cuello pero me solté.
  • -          No puedo Mike. Catherine quiere que me reúna con Meyer sin falta.
  • -          Pero ya había preparado todo – dijo desilusionado.
  • -          Anda no te enfades. Podemos posponerlo para el siguiente fin de semana – dije dándole un beso rápido.
Volví a  besarle pero esta vez con más cariño y él me devolvió el beso. Cerré los ojos y fue cuando vino a mi memoria el beso que Robert y yo nos habíamos dado esa misma mañana. Sin querer volví a sentir aquel agradable cosquilleo en mi estómago y el dulce beso que le estaba dando a Mike se convirtió en otro diferente, lleno de pasión.

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DIA 5        
  • -          ¡Tienes que ver esto, Kristen! – me dijo Catherine al otro lado del teléfono -. ¡Se come la cámara! Bueno desde mi punto de vista por eso quiero que lo veas cuanto antes.
Y tenía razón, Robert era abrumadoramente sexy, aun más que en la realidad. No me había equivocado. La ansiedad en sus ojos, la tensión de su cuerpo, el temblor en su voz. Catherine había enfocado un primer plano de nuestros rostros casi rozándose, luego un primerísimo plano de nuestras bocas abiertas y por último de sus ojos. Las pupilas dilatadas, brillantes, sus pestañas largas y curvadas y sus suaves párpados azulados. ¿Era deseo lo que mostraban? Aquellas imágenes eran tan hermosas, él era tan…hermoso.
Recordé su beso. ¡Vaya beso me había dado!
  • -          Es él, Catherine, es mi Edward – dije absolutamente convencida, esta vez sí, de que era Robert.
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  • -          Vale, me has convencido del todo – dijo Catherine – pero ya sabes que Stephenie tiene que aprobarlo y aunque desde el principio ha sido muy comprensiva y siempre se ha dejado aconsejar…
  • -          Qué – dije ansiosa.
  • -          Pues que no las tiene todas consigo. Le gustó otro actor pero si le doy tus razones y ve esto está hecho.
  • -          Sí, déjale bien claro que Robert no es solo una cara bonita. El no es…no es perfecto. Vuelve a poner la grabación. Pásala un poco, un poco más, ahí. ¡Míralo! Estaba asustado. Tiene miedo y ese miedo es el que tiene que tener el personaje, miedo de hacerla daño, de herirla. Edward cree que no es bueno para Bella y eso lo transmite Robert a la perfección. El ni siquiera se cree guapo y además, lo más importante, no parece ningún idiota.
  • -          ¡Vaya!, le has tomado la medida al Casanova.
  • -          ¿Casanova? ¿Por qué lo dices?
  • -          Lo digo porque me dio su número de móvil para ti – rió -. Prometí que te lo daría pero tuve que decirle que tenías novio – rió.
  • -          Ah, bueno, por lo menos ya lo sabe – dije entre aliviada y decepcionada -. Gracias, así no he tenido que decírselo yo. Hubiese sido muy embarazoso. Parece muy majo después de todo.
  • -          ¿Solo majo? – rió de nuevo Catherine.

DIA 6

  • -          Menos mal – dijo Mike cuando le di la noticia -. Creí que te pasarías la vida besando a cientos de tipos.
  • -          Ya, pues tranquilo que de momento solo te besaré a ti – dije dándole un cariñoso beso en los labios.
  • -          ¿Cuándo empezáis a rodar? – dijo acariciando mi mejilla y tomando mi mano.
  • -          Falta mucho aun. Catherine calcula que las pruebas de vestuario se harán a finales de año y que a principios del que viene comenzaremos a grabar Crepúsculo. Están con las localizaciones, hay muchos exteriores. ¡Tenías que haberte leído el libro y lo sabrías!
  • -          Lo sé pero sigue en mi mesilla.
  • -          Me lo prometiste – dije haciéndome la ofendida.
  • -          Lo haré, lo haré. ¿Por cierto quién es el tipo?
  • -          Ah, eh… un inglés que salió en Harry Potter. El de la última audición – dije quitándole importancia -. Se llama Robert Pattinson.

Primer clip de Amanecer, parte 2

Marianna, el otro día, nos dejo en el chat del blog el primer clip de una de las escenas de Amanecer, parte 2. Aquí os los dejo de forma rápida, ya que tengo que volverme con mis retorcidos apuntes :S. Disfrutarlo de nuevo, ya que seguro que todas lo habréis visto ya :p

Este primer vídeo solo contiene la escena de Edward y Bella. Esta subtitulado en ingles para aquellas como yo, que apenas entendáis que dicen :p

 Gracias a ItziarMRvideos


Y este segundo es el clip completo que nos dejo Marianna en el chat, de mejor calidad, con comentarios de los protagonistas, junto alguna que otra escena mientras la rodaban.

Visto en LaSagaRobsten Gracias a meltav2009


¿Que os va pareciendo el resultado? ¿Os gusta? Cada vez hay más ganas por que llegue el 16 de Noviembre, ¿verdad?

¡Feliz día del amor y la amistad!

Soy consciente del retraso “monumental” con las actualizaciones de los fics. Y de los varios flecos sueltos de otras secciones distintas a la primera. Y, también, de mi ausencia estas últimas semanas, lo que ha provocado que aún no os haya contestado a todos los comentarios, aunque os aseguro que si los he leído. Pero, la que tenga la misma situación “estudiantil” que yo, entenderá a la perfección que las semanas de este mes  parecen equivaler a un día, y las horas con la cabeza agachada sobre los apuntes, se pasan igual de rápido que el agua se escurre entre los dedos. Pero, la luz ya se divisa al final del túnel chicas. ¡El sábado! El sábado termino, aunque seguidamente entro en la tanda de exámenes parciales pero… ¡para nada son lo mismo!

He querido empezar con esta explicación, porque muchas pensaran, ¡joder!, ¿no se concentra en escribir, pero si saca un hueco para esta nota? Pues si, porque aunque tarde, no puedo dejar pasar el día como uno cualquiera :p

Hoy, 14 de Febrero, es un día especial para muchos países. En algunos como España se celebra el día del amor, en otros, además del amor, también celebra la amistad. Reconozco que jamás he sido partidaria de esta fecha, pues aquí, en mi país, por lo menos en mi zona, no es más que algo comercial. Si que habrán parejas que lo entiendan como algo simbólico, yo, bien por la pareja que tenía, bien por mis opiniones en ocasiones demasiado drásticas, jamás lo he celebrado hasta… que hace unos años, y gracias a la saga Crepúsculo, entre en este mundo virtual, en el cual he conocido a todo tipo de personas, unas mejores, otras peores, todas me han enseñado algo, y como soy de las personas que se quedan con lo bueno y se olvidan de lo malo, una de esas cosas que me enseñaron, y me enseñáis vosotras a día de hoy, es que, más allá de la representación que queramos darle a este día, el día de hoy es la oportunidad perfecta para expresar el amor, cariño o afecto, bien hacía la pareja, o hacia los amigos. En definitiva, hacía las personas que nos importan.

Y eso pretendo hacer hoy, en contra de mi personalidad, pues debo reconocer que soy una sosa en potencia nada cariñosa, pero que no lo demuestre, no quiere decir que no lo sea. Por eso, quiero deciros a todas que os he cogido un gran cariño, que para mi sois mucho mas que simples lectoras que pasan por aquí, y que sin vosotras, lo poquito o lo mucho que pueda significar este rinconcito, no sería posible, así que muchísimas gracias de verdad. Y espero sinceramente, pueda seguir aumentando con el resto de los días, aunque algunas estéis cansadas de que no pueda estar todo lo que os aseguro me gustaría (^_^).

Y ahora, después de este momento ¡ñoño total!, solo me queda desearos que paséis un buen día, las que hayáis encontrado el amor, en compañía de esa persona que os haga sentir únicas. Pero ante todo, nunca olvidaros que más allá del amor romántico, ese que los años puede que se apague o que reviva cada día, esta el de la amistad, ese que de verdad os dan esas personitas que os sepan apreciar.

¡Feliz día para todas!

Relatos-Fanfic - "La audición", 2ª parte (Robsten)

¡¡Chicas!! Aquí vengo con la continuación de este relato robsten escrito por Irina. Si en el anterior, al que podréis acceder pinchado AQUÍ aquellas que aún no lo hayáis leído o queráis volver a hacerlo, nos quedamos con las ganas de que ambos se conocieran y de ver el desarrollo de esa famosa audición, las expectativas serán cubiertas con esta segunda parte, doy fe de ello ;).

Y como ya os dije en el anterior chicas, si os gusta solo tenéis que decirlo, lleva poco tiempo hacerlo y os aseguro que a Irina le sacareis más de una gran sonrisa.

Disfrutadlo.


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La audición, 2ª parte (Robsten)

Continuación...

DIA 3

El sonido del móvil bajo la almohada me despertó. Era mi agente, que no se fiaba y me llamaba desde el gimnasio.

Me duché, me comí un trozo de pizza de la noche anterior con un té helado y me lavé los dientes dos veces.
Camiseta blanca planchada bajo el colchón, una camisa azul por encima, jeans y olor a jabón. No me gusta usar perfume.

Un último vistazo en el espejo para intentar recolocar mi pelo aun mojado, atusándolo sin remedio. Siempre he tenido una mata de pelo grueso e indomable, a pesar de los cepillados exhaustivos de mi padre, pero hoy me veía más despeinado que en toda mi vida. “Quizás debería habérmelo cortado un poco”, pensé. “¡Dios, estoy poniéndome histérico, más que nunca! Esa chica…, no me la quito de la cabeza”

Siempre me he puesto nervioso en las audiciones, incluso los primeros días de rodaje me siento como enfermo pero esto… Y encima me moría por fumar pero según Nick no era correcto llegar oliendo a tabaco. En USA le daban mucha importancia a eso así que me aguanté como pude.

Respiré hondo. Estaba a punto de salir pero cuando tenía un pie en la calle di media vuelta. “Esto tiene que salirme bien, esta vez sí”. Corrí  hacia mi escaso equipaje y rebusqué. Ahí no estaba. Miré en la mesilla de noche, tampoco. “Eres un desastre Rob. Piensa, ¿dónde lo pusiste?”. Corrí al baño y tiré sobre el lavabo todo lo que tenía en mi neceser.  Maquinilla de afeitar, pasta de dientes y allí estaba, junto a las aspirinas y los antiácidos.

Tom me había dado un valium. No es que mi amigo fuera un drogadicto ni nada por el estilo pero él decía que le hacía estar relajado para las audiciones. No había tomado nada en mi vida, de drogas, quiero decir. A lo sumo un par de caladas a un porro para cinco. Mis adicciones se limitaban al tabaco, la cerveza y las hamburguesas, así que esto me parecía ser un adicto.

“Necesito este trabajo” pensé, “no quiero volver a casa como un perdedor para acabar trabajando de dependiente en una zapatería pija”.

No lo pensé más, puse la pastillita en mi boca, abrí el grifo y la tragué con un poco de agua.

“¡Ahí va, joder! Espero no marearme o dormirme”.

El taxi esperaba en la puerta y me condujo hasta Venice dejándome junto a una bonita casa con vistas al Pacífico.  Salí del taxi y miré el mar. L.A. era tan cálido y soleado que era difícil echar de menos mi querido y viejo Londres. Mi estado de ánimo era excelente, la ansiedad había desaparecido. Tom tenía razón. El valium me hacía estar relajado, como un poco anestesiado.

Llamé al timbre y esperé. “La  tal Catherine Hardwick debe ser una tía muy rara. Mira que hacer la audición en su casa”. Me abrió la puerta una mujer de mediana edad, rubia y sonriente.
  • -          ¿Eres Robert, verdad?, pasa. Kristen ya ha llegado. Te está esperando.
Tragué saliva al oír su nombre. “Ya está aquí, ¡Oh dios!, menos mal que me he tomado esa cosa porque sino ahora mismo estaría sudando a chorros”.

Catherine me miró a la cara y de pronto se plantó frente a mí. 
  • -          Quédate ahí parado un momento, a ver… No está mal. Date la vuelta – dijo mirándome de arriba abajo. Parecía una mujer muy enérgica -. Tienes un aire… “bayroniano”, como de galán decimonónico. Soñador, desgarbado. ¿No te lo han dicho nunca?
  • -          Eh…no, es la primera vez que me lo dicen – sonreí azorado ante esa descripción mía tan extraña.
Catherine sonrió y me cogió del brazo para que continuara caminando.
  • -          Pasa por aquí. Subamos. Te vi en Harry Potter. Has crecido desde entonces. Ya no pareces tan niño.
“Oh, oh, lo sabía. No parezco un adolescente. ¿A quién intento engañar?”.
  • -          Bueno, solo tengo 20 años – dije para intentar arreglarlo.
  • -          No te preocupes, eso no es un problema. El acento sí. Es precioso tu acento británico pero…
  • -          No será un problema, puedo poner acento americano – me apresuré a añadir.
Catherine se paró de nuevo al final de la escalera que llevaba al segundo piso de la casa.
  • -      Te voy a ser sincera, Robert. No encontramos a Edward. No damos con el galán – rió-. Todos parecen maravillosos cuando los ves ahí de pié con sus cuerpos de gimnasio y sus dientes blanqueados pero luego no funcionan junto a Kristen. No hay química. La pobre está harta de besar muchachos.
  • -          ¿Besar? – pregunté aterrorizado.
  • -          Sí, básicamente quiero que os beséis. Toma, aquí tienes la escena.
Entonces me di cuenta de que Catherine tenía unos papeles en la mano. Los agarré con los ojos como platos y me puse a leer rápidamente: habitación de Bella, de noche. Edward aparece y la sorprende. Se sienta a su lado en la cama. No seguí. Saqué el último chicle de menta que me quedaba del bolsillo trasero de mis pantalones y me lo metí en la boca masticando con fuerza. Catherine se paró al final del pasillo ante una puerta entornada.
  • -          Es aquí – dijo.
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  • -          Rob, esta es Kristen. Kristen, Rob – dijo Catherine -. ¿Quereis preparar un poco la escena? ¿un café? Podéis hacerlo mientras lo preparo.
Y salió de la habitación.

Allí estaba, sentada sobre la cama de Catherine con las piernas cruzadas, los mismos papeles que yo en las manos, mirándome fijamente. Fue como si su imagen me golpeara. Me acerqué dando un par de zancadas y le tendí la mano sin dejar de mirarla.
  • -          Hola Kristen – dije agarrando su pequeña mano.
  • -          Hey – dijo sujetando con fuerza la mía, escrutándome con curiosidad y una media sonrisa en sus labios -. ¿Inglés?
  • -          Sí, pero puedo cambiarlo, el acento , quiero decir – sonreí azorado -. Crecí viendo películas americanas.
Ella también sonrió y bajó la mirada un momento para volver a mirarme directamente a los ojos. Solté su mano para pasármela por el pelo. “Santo dios, es preciosa, tan dulce, tan sexy…”.

Vestía unos vaqueros ajustados, y una camiseta blanca de pico que dejaba ver la nívea piel de sus brazos, su cuello… “Eres un maldito pederasta y un pervertido. Es solo una cría pero no puedo dejar de pensar en… Que dulce tiene que ser… ¡Para Rob!”.
  • -          ¿Empezamos? – preguntó Kristen de pronto.
  • -          Sí, sí, claro – titubeé.
  • -          Ven siéntate aquí – dijo señalándome la cama.
  • -          Si quieres podemos…- empecé a decir sentándome a su lado.
  • -          Sí me interrumpió -. Perdona, dime.
Se mordió el labio inferior para luego chupárselo levemente. “¡Oh, mierda! Esto es…”. Me fui acercando más a su frágil cuerpo.
  • -          Que podemos leer el diálogo juntos para ir cogiendo el ritmo de la escena.
  • -          Vale – sonrió -. Aunque ya me lo sé de memoria.
Sonreí pero por dentro me sentía un completo idiota. Kristen se removió para acercarse más a mí y pude apreciar mejor la piel blanquísima de su escote, su largo cuello, su rostro sin una gota de maquillaje, su nariz un poco respingona rodeada de pecas y el verde de sus bellos ojos fijos en mí. De pronto los bajó dejándome sin ellos, carraspeó y comenzó a leer con voz profunda, suave ¡tan sexy! Yo la seguí,  intentando poner mi mejor acento americano y con ello forcé mi voz que sonó algo más ronca de lo habitual.
  • -          ¿Por dónde has entrado? – comenzó Kristen.
  • -          Por la ventana – respondí tímido.
  • -          ¿Lo haces a menudo?
  • -          Los dos últimos meses. Me gusta verte dormir. Es… me parece fascínate. Pero quiero probar una cosa – hice una pausa -. Quédate muy quieta. No te muevas (…) ¡Para!
  • -          Lo siento.
  • -          Soy más fuerte de lo que creía – susurré perdido en aquellos dulces ojos.
  • -          Ojala pudiera decir lo mismo.
  • -          No puedo perder el control contigo.
  • -          No te vayas – dijo Kristen con angustia.
En ese momento entró Catherine.
  • -          ¿Qué tal vais chicos?
Estaba tan ensimismado que me levanté de golpe tropezando con mis pies y casi caí de la cama.
  • -          Bien, todo controlado – dijo Kristen intentando no reírse.
  • -          ¿Empezamos a grabar?
  • -          Sí, sí muy bien – dije avergonzadísimo.
  • -          Estupendo, después tomaremos el café.
Catherine se puso a preparar la grabación y yo volví a sentarme al lado de Kristen.

El diálogo fluía con facilidad. De vez en cuando echaba un vistazo al papel para acto seguido volver a toparme con su mirada verde. Ella decía su texto con aplomo y sentimiento, sin mirar el guión una sola vez. No podía dejar de admirarla. Kristen tenía algo que me hacía desearla muchísimo y eso me asustaba.
  • -          (…) Es… me parece fascínate. Pero quiero probar una cosa. Quédate muy quieta – susurré una vez más, con la voz más sexy que conseguí poner.
Mi cuerpo se puso en tensión. En el guión ponía “BESO” bien claro. En ese momento me tragué el chicle.

Su cuerpo se aproximó lentamente. ¡Oh, dios la tenía tan cerca, cada vez más cerca! Hasta que pude oír su respiración. Estaba seguro de que ella también podía oír mi corazón palpitando como un loco.

Kristen se puso de rodillas frente a mí, casi rozándome. Pude oler su pelo, una mezcla de miel y tabaco. Su rostro junto al mío. Sus pequeños senos tan cerca…
  • -          No te  muevas.
Mi voz tembló de deseo. Sentía su calor y mi corazón latiendo a mil por hora. Acerqué mi boca a la de ella. Kristen cerró los ojos y entreabrió sus labios. Posé mis labios en los suyos muy despacio. Los rocé apretando su labio superior muy suavemente, sin abrir la boca y sentí como si una corriente de calor extendiéndose por todo mi cuerpo. La besé más fuerte esta vez tomándola por la cintura, acariciándola apenas. Vi el rubor de sus mejillas, noté su respiración entrecortada. Cerré los ojos y continué besándola con ternura y pasión a la vez, notando su dulce sabor en mi boca. De pronto Kristen acarició mi nuca erizando todo el vello de mi cuerpo y me agarró del pelo sin dejar de besarme, succionando un poco mi labio inferior. Todo mi ser estaba excitado, en tensión. Menos mal que el valium tuvo efectos secundarios en mi virilidad porque si no hubiese pasado un momento muy embarazoso. Aun así no me permití bajar la guardia y haciendo caso a las señales de mi cuerpo la aparté un poco de mi, muy dulcemente. Abrí los ojos despacio, como despertando de un sueño, para encontrarme con los de ella fijos en los míos. Las pupilas dilatadas y brillantes, la boca aun abierta, húmeda. ¿Era cosa de mi calenturienta imaginación o ella me había correspondido?

Nuestros cuerpos se separaron poco a poco y mi pecho sintió una punzada de anhelo muy cercana al dolor. ¡Cómo deseaba seguir besando sus suaves y tiernos labios. La deseaba con toda mi alma, joder!

De pronto la voz de Catherine me sacó de mi estado de ensimismamiento y me di cuenta de que  ni siquiera me había percatado de la cámara.
  • -          Suficiente, chicos. Perfecto,  muy bien ¿Tomamos ya ese café?
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Había sido como… como si Catherine no hubiese estado presente. Solo Kristen y yo.
  • -          Salid a ver el océano, ya recojo yo esto – dijo Catherine tras terminar nuestros cafés.
Caminamos juntos en silencio. Al salir al jardín le cedí el paso a Kristen y me quedé tras ella. Era pequeña pero con un cuerpo muy bien proporcionado. “Preciosa”.

Me apoyé en la pared de la casa para encender un cigarrillo. Kristen se colocó junto a mí.
  • -          ¿Quieres?
  • -          Aha – asintió y cogió el cigarro que le tendía rozando mis dedos -. ¿Es la primera vez que vienes a L.A.?
  • -          Sí, a probar suerte – dije mirando el mar y encendiéndome otro cigarrillo.
  • -          ¿De dónde eres, de que parte de UK?
  • -          De Londres.
Asintió exhalando el humo de un modo muy sexy.
  • -          ¿Y qué te parece esto? – dijo sin dejar de observarme.
  • -          Pues…es raro. Esto de estar en Hollywood, quiero decir. Los contrastes. Todo el mundo te dice que es actor o que quiere serlo, hasta la cajera del supermercado – reí -. Y no tenía ni idea de que las audiciones se hacían en las casas de los directores.
  • -          Sí, en sus camas. En L.A. lo hacemos así -. Bromeó Kristen.
Reí y me di cuenta de que aun podía sentir el calor de su beso en mis labios. Kristen me sonrió y continuamos fumando en silencio.
  • -          Odio las audiciones, todas, no solo las de L.A. – dije.
  • -          Yo también. Amo actuar pero las audiciones. Son tan…
  • -          Frustrantes ¿verdad? – asintió -. Por cierto me encanta el clima de L.A. ¿Siempre hace tan buen tiempo?
  • -          No siempre pero bueno, no hace frío como en tu tierra.
  • -          ¿Has estado en Inglaterra?
  • -          No, aun no he viajado mucho, solo a Australia, mi madre es de allí, y a Canadá. Pero me encantaría ir. Lo haré, lo haré en cuanto pueda.
  • -          Quizás hagamos esta película juntos, tengamos muchísimo éxito y viajemos por todo el mundo – deseé en voz alta.
  • -          ¿Tú crees? – rió para acto seguido fruncir el ceño -. No lo sé. Casi ninguna de las películas que he hecho han tenido mucho éxito. “La habitación del pánico” quizás pero ya nadie me recuerda cuando voy a los castings. Ultimamente he tenido buenas críticas pero en Hollywood manda la taquilla, no es como en Europa.
  • -          Pero allí hay poco trabajo.
  • -          Sí, es difícil – dijo encogiéndose de hombros.
La miré con ternura. ¿Qué tenía 16, 17? Pero parecía tan madura e inteligente.
  • -          Ayer vi “Into the wild”. Tenía curiosidad – sonreí -. Me encantó tu papel.
  • -          Gracias – susurró avergonzada -. Salgo muy poco.
  • -          Lo suficiente para dejar huella.
La observé. Estaba colorada, mirando al suelo con el ceño fruncido, apretando los labios y negando con la cabeza y comprendí porque Catherine la había escogido para el papel de Bella. Kristen se moría de timidez y no le gustaban los halagos, no era vanidosa pero sin embargo se transformaba cuando actuaba. Era valiente y lo daba todo, ¡vaya si lo daba! Rocé mis labios con mis dedos recordando y sonreí.
  • -          Te vi en Harry Potter – dijo con una sonrisa tímida.
  • -          ¿Ah sí?, empiezo a odiar esa película.
  • -          Te mueres muy bien – bromeó.
  • -          Menos mal. Un vampiro es un muerto viviente ¿no? – y puse cara de monstruo con la intención de hacerla reír.
Lo hice y me sentí genial al oírla. Estaba tan a gusto a su lado… No quería que acabase aquel día.

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“Espero volver a verte”, me dijo antes de irse. “Y yo”, dije mirándola embobado, sin querer soltar su mano cálida y pequeña.

La vi marchar no sin antes fijarme en su precioso culo respingón. ¡No pude evitarlo!

“Eres tonto Rob” pensé, “podrías haberle dicho algo más, joder, haberla invitado a comer o algo”.

Poco después me estaba despidiendo de Catherine y aun me duraba la tristeza. En un momento de lucidez quise asegurarme de volver a ver a Kristen.
  • -          Catherine, encantado de conocerte – dije estrechando su mano -. Me voy pero antes quería que le dieses mi teléfono a Kristen por si… bueno, estaré por aquí unos días más y me gustaría…
  • -          Muy bien Casanova. Se lo daré pero siento decirte que Kristen tiene novio. Le conozco porque trabajó en una película mía – debí poner la mayor cara de desilusión de la historia -. Es un buen chico y llevan juntos algún tiempo.
  • -          Sí, eh… claro – dije completamente desolado.
  • -          De todas formas le daré tu teléfono.
  • -          Muchas gracias – intenté sonreír -. Gracias por todo Catherine.
  • -          Gracias a ti, Robert.
  • -          Una cosa más. Tengo que preguntártelo porque si no reviento, ¿hay más candidatos?
  • -          No tú eres el último y esta audición no estaba programada. Por eso ha sido en mi casa. Te llamaré tanto si eres elegido como si no. Te doy mi palabra ¿vale?
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¡Estaba bien jodido! “¿Por qué no puede salirme nada bien?”. Esa noche solo en casa de mi agente me dediqué a beber para olvidar. Estaba realmente deprimido y aunque Tom me llamó para salir no quise. Ya había planeado acabar con todas las cervezas y el whisky de Nick. El tenía una cena de trabajo y no se iba a dar cuenta. Puse de nuevo “into the Wild”. Ya había decidido no devolverla al video club.

Pasé la parte de Kristen como diez veces o más y esta vez terminé el trabajito manual que había comenzado la noche anterior. “Tan caliente, tan dulce…”. Justo al llegar al orgasmo gemí su nombre como un desquiciado.


DIA 4

Nick me despertó al regresar del gimnasio y Tom no tuvo compasión de mi resaca sacándome de la cama antes del mediodía.

  • -          ¡Venga Rob, ponte una gafas de sol. Hollywood nos espera!
No soy un mitómano pero acabé comiendo en un garito del paseo de la fama y paseando por los alrededores del teatro chino donde cientos de estrellas habían inmortalizado sus huellas. Tom y yo terminamos haciendo que poníamos nuestras manos en el cemento  y tonteando con las chicas que pasaban al grito de “Eh, chicas ¿queréis conocer a dos actores británicos? “.

Nos paramos a tomar algo y entonces Tom comenzó el interrogatorio que había estado temiendo.
  • -          ¿No me vas a contar nada de la audición?
  • -          No tengo ninguna intención – dije.
  • -          ¿Por qué? ¿Tan mal te fue? Por lo menos dime que tal era la chica.
Qué cómo era la chica decía. Dulce, sexy, preciosa, inteligente… Era “la chica”.
  • -          No sé – suspiré -. No tengo ni idea de lo que hice. Ya sabes. Te llamaremos y todo eso.
  • -          Aquí todo el mundo parece conocer esos libros de vampiros.
  • -          Crepúsculo, la Saga Crepúsculo – dije.
  • -          Lo que sea. Las preciosidades del otro día se los habían leído. Le dije que mi amigo iba a hacer una prueba para el papel protagonista y se pusieron como locas. Casi se enfadan por no haberte llevado conmigo. Les prometí que os presentaría. Parecían estar enamoradas de ese tipo, el del libro.
  • -          Pues ya pueden ir esperando.
  • -          ¿Qué coño te pasa, tío?
  • -          Nada, es la resaca.
  • -          ¿Pero crees que tienes posibilidades? Puede que se convierta en una de esas películas de culto, como “Jóvenes Ocultos”.
No contesté. Me limité a encogerme de hombros. Posibilidades. Las deseaba con toda mi alma y ya no solo por el dinero si no por volver a ver a Kristen. Había decidido que me daba igual lo que Catherine me hubiese dicho. No podía olvidarme de aquel beso. Algo había ocurrido en ese par de horas que estuve con ella. Por lo menos me había ocurrido a mí.


DIA 6

Catherine lo prometió y cumplió. Dos días después de la audición me llamó.
  • -          Hola Robert, soy Catherine.
  • -          Hola Catherine, ¿qué tal? Gracias por llamar.
  • -          Te lo prometí y bueno lo prometido es deuda así que…
Se me hizo un nudo en la garganta y dejé que ella continuara hablando.
  • -          Tuve un presentimiento contigo cuando entraste por la puerta y la grabación no hizo más que confirmarlo. ¡Tenéis una química increíble tu y Kristen! Nunca vi nada igual.
  • -          Eso, eso significa… - tartamudeé.
  • -          Significa que el papel es tuyo. Habrá que pulirte un poco. Pelo, cejas, ropa, quizás algo de ejercicio… ¿estás dispuesto a ello Robert?
  • -          Sí,  sí, claro. ¡Lo que sea!
Estaba en estado de shock. Solo veía la imagen Kristen en mi mente y aquel caliente beso.
  • -          Stephenie no estaba convencida del todo pero…
  • -          ¿La autora? – pregunté volviendo a la tierra.
  • -          Sí, bueno ella prefería a otro actor del cual no diré el nombre pero era demasiado mayor y Kristen la convenció finalmente.
  • -          ¿Kristen? – reí emocionado, loco de alegría.
  • -          Sí, ella vio conmigo la grabación pero creo que ya lo tenía decidido. Dijo: “Es Rob, tiene que ser él. El es mi Edward”.  Fue ella quien te eligió.
Continuación - Aquí
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¿Que os aparecido? Falta una tercera parte narrada desde el punto de vista de Kristen, así que ya sabéis, si queréis más, decidlo ;)