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Capítulo 31 – Con faldas y a lo loco
“Aún dos días antes de la boda”
-¡Oh! Samantha… es precioso. ¡Muchas gracias! –expresó mi hermana, claramente agradecida por el gesto de su compañera de trabajo.
-¿Este tipo de fiestas no se hacen cuando vas a tener un hijo? –inquirió Jake con ironía, haciéndome reír.
Por suerte para mí, ni el trió de rubias, ex compañeras de universidad de mi hermana, ni la otra oxigenada compañera de trabajo, escucharon nuestras risas, pues parecían estar más entretenidas en su pequeña batalla por ver quien le hacía el mejor regalo a la novia.
Ese había sido el comienzo de lo que en principio, amenazaba con ser la fiesta de las fiestas, al menos así lo había gritado Alice, nada más poner un pie en el jardín de casa. Pero… bien fuera por la copiosa comida que los chicos nos habían traído antes de desaparecer entre gritos y risas, rumbó de nuevo a casa de mi cuñado para comenzar con su gran fiesta, o bien por mi exceso de sueño, producto de una larga noche de charla con mi otro yo, la monotonía y lentitud con la que las amigas de mi hermana le iban dando sus regalos, me hacían pensar claramente que esta fiesta, mucho tenía que envidiarle a las del tipo mencionadas por mi amigo.
Ni siquiera los regalos se salvaban, ¿quién regala un kit de maquillaje, a alguien que estaba a punto de casarse? ¡Si hasta me estaban entrando ganas de bajar alguno de los conjuntos de ropa interior replegados por mi maleta!
-Señor, esto es peor que pasar la tarde de domingo jugando al parchís con la abuela –protestó Ángela, mientras ocupaba de nuevo su sitio en el asiento que quedaba libre a mi izquierda-. Hasta he intentado suicidarme con la taza del wáter al escuchar de nuevo esas risas histriónicas.
-¿Y perderte esta súper fiesta? –inquirí irónica, haciéndola fruncir el ceño-. ¿Un té? ¿Una pastita? –pregunté con mofa, señalándole la mesa repleta de aquellos manjares propios de cualquier celebración, que había a menos de medio metro de nosotros-. Son de mantequilla –añadí, haciéndome con varias de aquellas dulces pastas.
-Dame una a ver si exploto y termino ya de sufrir –susurró, cogiendo un par de aquellas pastas de mala gana. Había que reconocer, que aquellas galletas no estaban del todo malas-. Definitivamente, tu prima y tú sabéis como montar una fiesta. Lo lleváis en los genes –mugió de nuevo haciéndome reír, ganándome con ello una mirada de mi prima.
De no conocer a Alice como lo hacía, habría pensado que la teína del té, sería el único estimulante que tendría toda la fiesta. Pero aquella mirada pilla, que ahora de nuevo volvía a estar centrada en mi hermana, ocultaba algo más. Y a juzgar por aquella loca cabecilla, algo gordo.
-De saber que iban a hacerle regalos habría traído algo. No se… unas esposas, un látigo –habló Jacob, tras masticar una de las galletas que hacía unos instantes le había dado, mientras mi hermana se concentraba en abrir otro de los paquetes envueltos.
El más importante de todos, al menos eso es lo que pensaba la portadora.
-¿Cuál es tu regalo Bella? –inquirió Ángela. La mantequilla industrial parecía haberle devuelto la ironía.
-Créeme, ser dama de honor junto a ella –suspire en resignación, cuando mis ojos no pudieron evitar centrarse en Jessica-, es el mayor regalo que puedo hacerle.
Y de pronto, esa risa tan molesta llenó el pequeño salón, mientras una Rosalie emocionada, le abrazaba en gratitud a su obsequió, bajo las risillas y comentarios de Renee, mi prima y aquel cuarteto de rubias, sobre los muchos usos que podrían darle a ese camisón de seda, uno bastante minúsculo por cierto.
Y hortera, debía añadir.
-Como no deje de reírse, lo usaré como mordaza –susurró Ángela, añadiendo un nuevo uso a aquel regalo.
Y si no lo hacía ella, lo haría yo.
-Que bichos estáis hechas, la chica no es tan mala –comentó Jacob, en alusiones a la susodicha. Rápidamente se ganó una mala mirada por nuestra parte.- No me miréis así, es el tipo de clientas que más dinero deja en el negocio. ¿Os imagináis organizar su boda? –inquirió entre risas, alzando sus cejas.
Por la expresión de su rostro, seguro que se imaginaba a él mismo bañándose en una bañera repleta de dólares.
-Jacob, ni se te ocurra. No pienso pasarme la vida en un loquero, con Jane ya he tenido suficiente –resopló Ángela.
Y aquella contestación no hizo más que recordarme la conversación pendiente con Jake.
-Jacob –llamé su atención-. Ángela me ha contado antes lo de Jane y yo…
-Bella nena, no tienes que preocuparte por nada –me interrumpió rápidamente.
Sus palabras, al igual que su sonrisa eran sinceras.
-Pero lo hago, y no puedo evitar hacerlo cuando esta en riesgo tu trabajo y aquello por lo que has luchado tantos años –confesé abrumada.
La sola idea de que por mi culpa Jacob perdiera, o viera en peligro aquello por lo que tanto había luchado, bastaban para dar rienda suelta a la intranquilidad.
-Bella, no le tengo miedo –sonrió de nuevo, a la vez que sujetaba y acariciaba una de mis manos-. Necesito algo más que Jane Vulturi para amedrentarme –fanfarroneó en un intento por tranquilizarme.
-Pero…
-Bella –suspiró-. ¿Me ves preocupado? –los rasgos de su rostro me indicaban que no-. Dime, ¿crees que estaría aquí si estuviera nervioso? –negué de nuevo-. Tranquila –sonrió- disfrutemos de este fin de semana. Lunes será otro día.
Asentí a sus palabras no muy convencida. La duda seguía ahí pero sabía que intentar despejarla en este momento era tarea inútil, Jacob era más tozudo de lo que podría llegar a serlo yo. Pero aunque ahora sonriera, y llenará mis oídos con palabras tranquilizadoras, sabía que había algo más detrás, algo que le había hecho marcharse de Boston en un intento de poner tierra de por medio y no pensarlo más.
Algo de experiencia tenía en esa materia.
-¡Si! ¡El número siete! –gritó de pronto Alice, llamando la atención de todos. Ella ni se percato de ello, pues en un resorte, que provocó el impacto de su móvil contra la alfombra que cubría el suelo del salón, se levantó del sofá donde estaba sentada, para danzar su minúsculo cuerpo hacía la puerta de la entrada mientras canturreaba…- ¡Por fin, por fin, por fin!
-¿Que le ha dado a esta? –inquirió Ángela, mientras mis ojos seguían los saltitos de mi prima hacía la puerta.
-¡Ese debe ser el strippers! –voceó Jake.
El alto bullicio formado por las amigas de mi hermana ante el comentario de Jacob, disminuyó en seco cuando tras la puerta, se asomó una larga cabellera rubía, seguido de metro ochenta de estatura y curvas de infarto. Hasta el moreno de mi amigo palideció al verla.
Si aquella chica tenía que desnudarse, desde luego se había equivocado de sitio.
-¡Chicas!, ella es Tabatha –anunció Alice, completamente emocionada. A su lado, aquella rubia aún parecía más alta-. Es asesora de Taper´sx, y ha venido a instruirnos y estimularnos en el amplio mundo erótico.
¿Taper que?... ¿Mundo que?... ¡Si no eran ni las cinco de la tarde! Y yo que creía que con el té sería suficiente.
-¡Esto ya empieza a gustarme! –bramó Ángela, acomodándose en el sillón.
Seguía sin poder creerme lo rápido que había cambiado la dinámica de la fiesta, mientras observaba como aquella profesional, acomodaba su amplio maletín en la mesa en la que hacía un par de horas habíamos comido. De fondo, el jolgorio de las invitadas hacía contraste con mi cada vez mayor impresión.
-Chicas por favor, necesito toda vuestra atención –reclamó la visitante, antes de comenzar a presentarse.
-Ya pensaba que nunca vendría –susurró Jake, llamando mi atención que hasta el momento luchaba por no imaginarse todo lo que aquella gran maleta plateada contenía en su interior.
-¿Tu lo sabías? –inquirí, mirándole de frente.
-Algo escuche ayer cuando Alice nos recogió en el aeropuerto –respondió con naturalidad. Ahora me cuadraban las palabras de Edward, cuando aludió a una reunión que mi amigo no podía perderse.
-Por eso tu insistencia por venirte con nosotras ¿eh? –sonrió, guiñándome uno de sus ojos, antes de que la nueva rubia volviera a ganarse toda mi atención.
-Los folletos que Alice os está entregando, son una guía de lo que hoy hablaremos –Estas completamente loca, le susurre a mi prima, cuando se acercó hasta mí para darme aquel panfleto. Con un codazo, Jacob me alertó de que volviera a mirar a la ilustradora oxigenada-. Contiene dibujadas las partes mas importantes de nuestra anatomía, las zonas más erógenas, tanto de la mujer como del hombre –añadió, mirando fijamente a mi amigo, causando con ello las risas de Ángela-, además de dibujos explicativos de las mejores posturas para estimularlas –siguió diciendo, pero yo no pude seguir escuchándola, sabía que abrir aquel folleto conseguiría traumarme de por vida, pero aún así, mis manos actuaron antes que mi mente y, omitiendo a esta, hicieron justo lo contrario a lo que debían.
¡Madre de dios!
Ahí estaba la imagen que a partir de hoy formaría parte de mis sueños. El órgano sexual femenino a todo color y extensión, bajo el titulo de… “Tu suelo pélvico y tú”.
Se que es un poco de locos abrumarse por estas cosas, y más cuando eres una tía de veintisiete años, hecha y derecha, con plenas facultades mentales y conocimiento de sobra de que aquella imagen que mis ojos no podían dejar de mirar, no era más que un reflejo de lo que se escondía entre mis piernas. Pero… verlo tan de cerca, tan nítido, con esos colores… con esas formas dibujadas tan perfectas… ¡Dios mío!, si hasta podía contar todos los músculos y tendones que lo componían…
-¿Nunca os habéis mirado… con un espejo? –pregunto algo pudorosa, la futura culpable de mis desvelos nocturnos.
¿Si nunca nos habíamos mirado?... ¿Con un espejo?... ¿A-A-¡Ahí!?
-¿Tu nombre es? –me pregunto a mi directamente. Y casi casi estaba convencida de que la causa se debía a ser la única que no tenía la mano levantada.
-Be-Bella –tartamudee.
-Bella. ¿Nunca te has… mirado a ti misma? –enrojecí al momento con su pregunta. Esto no estaba pasando-. ¿Y nunca has sentido curiosidad por hacerlo? –inquirió de nuevo, ante mi falta de respuesta.
Todas, incluida ¡MI MADRE!, me miraban como si de un bicho raro fuera, haciendo que la incomodez y la vergüenza aumentaran por minutos. ¿Qué pasa?... ¿es que se había puesto de moda mirarse así misma? ¿Tan raro era no hacerlo?
Pero si creía que aquel sofocón acababa ahí… Bueno;
-Puede que ella no lo haga, ¡pero si tiene a alguien para mirárselo! –bramó Ángela, haciendo que mi cara se tiñera de un rojo furia, aún más intenso que el color del vestido de la recién llegada.
Respira Bella, tu solo concéntrate en respirar.
-Bueno, espero que a partir de hoy, pueda despertar tu curiosidad –sonrió Tabatha, y yo no pude más que imitar aquel gesto, en un intento por destensar los músculos de mi rostro.
-Voy a matarte –masculle en un susurro, dedicado única y exclusivamente a mi amiga.
-No te quejes porque te he hecho un favor –espeto ésta-. Mira como ya no te miran con burla, ahora lo hacen con envidia –añadió con cierto retintín, consiguiendo con ello que volviera a levantar la vista del suelo.
Tal como me había indicado Ángela, el triplete de rubias junto a Jessica, continuaban mirándome por encima de sus hombros. Pero a diferencia de cómo lo habían hecho hacía unos minutos, aquellas miradas parecían llevar incrustada la palabra envidia. Justo aquella misma palabra que había despertado en ellas, nada más verme junto a Edward en el jardín de casa, y justo aquella que les corroyó cuando éste, en una nueva prueba de su gran valía como actor, se despidió de mí con un beso nada esperado por mi parte.
Beso que por unos instantes, disipó todas mis dudas hacía él.
El regocijo en el que se había aislado mi mente por el recuerdo de la envidia que había suscitado aquel beso, desapareció tan rápido como la voz Tabatha se volvió a filtrar en el ambiente.
Como había imaginado en un principio, aquellos panfletos explicativos solo eran el aperitivo de lo que realmente se escondía en aquella gran maleta. Lubricantes de todo tipo de texturas, olores y sabores, yacían esparcidos por la mesa, junto a aceites para la piel de la misma variedad a sus predecesores. Muestras de cremas, perfumes y geles para la higiene mutua de la pareja, que sin querer me trasladaron de nuevo a mis recuerdos con Edward en aquella ducha de Seattle, se paseaban entre mis manos, bajo las exageradas risitas y comentarios que las amigas de mi hermana hacían sobre la lencería, no solo textil, sino también masticable, con la que aquella chica nos iba ilustrando, e incluso una gran variedad de afrodisiacos comestibles, entre los que se encontraban un gran surtido de pastillas potenciadoras del alivido, vitaminas para potenciar la estimulación, y sprays con efectos retardantes y potenciadores.
En otras palabras, lo que aquella mujer contenía en su maletín, bien podía bautizarse como la viagra moderna del mundo naturalista, pues ninguno de aquellos productos contenía algún componente químico, cosa que reitero Ángela, tras leer bastante interesada la composición de todos y cada uno de ellos. Vamos que en cuestión de apenas unos minutos, el mito de las fresas, el champán, las ostras o la canela como afrodisiacos por excelencia, había quedado reducido a eso, a un mito.
Y pensar toda la parafernalia que se ahorrarían los protagonistas de las novelas rosas en sus conquistas. Nada de ostras y champán, a partir de hoy, con un vaso de agua y una pastillita… listo para disfrutar durante horas…
Tras una explicación exhaustiva, en la que Jacob se presto más que dispuesto para que aquella rubia embadurnara su torso y espalda con toda aquella multiplicidad de cosméticos, causando así estragos en las féminas presentes, las cuales veían en él todo un stripper profesional, llegó el turno de los juguetes, y a juzgar por la gran variedad que Tabatha nos iba mostrando a cada segundo, yo no podía más que hacerme dos preguntas;
Una, ¿quién necesita un hombre con semejantes aparatos? Y dos ¡¿de donde habría sacado aquella chica esa maleta?! Y no por su contenido, no, eso ya que se lo indicaran a Ángela, a mi solo me bastaba con una igual en la que cogieran todas mis cosas.
¡Por dios! ¡Si solo había que verla para recordarte a la de Mary Poppins!
Pero si aquella amplia gama de vibradores, clasificados por tamaños, grosores y movilidad, no consiguieron que mis ojos se salieran de sus orbitas, si lo hicieron las fundas que en cuestión de segundos yacieron sobre mis manos. Si, he dicho bien, fundas, y no precisamente de esas que se hacen con la misión de resguardar los teléfonos móviles, no. Están tenían otra función más… más… Vamos que no tenían otra misión que la de proteger el miembro viril masculino, o mejor dicho, estimularlo.
Al diablo con aquellos consejos publicados en revistas púberas donde te explicaban como… manipular manualmente el órgano sexual de tu chico, si este tenía problemas a la hora de excitarse. Al diablo también con la regla que dice que el tamaño no es importante, y con los típicos consejos para retrasar el momento sublime de su orgasmo, o aquellos otros que tuvieran problemas a la hora de conseguir el de sus parejas. A partir de hoy, todo aquello se podía solucionar con una simple funda de silicona. De todas las medidas, texturas y sabores por supuesto, no fuera ser, que las, o los, hubiera que prefirieran meterse eso en la boca en lugar de… lo que viene estando debajo de esa funda vamos.
¡Si hasta las había especialmente fabricadas para encontrar el punto G! Y yo que ni siquiera sabía que existieran fundas para los mandos de la televisión… ¡Que narices! ¡Ni siquiera sabía si tenía punto G!...
Madre mía, lo que avanzaban las tecnologías.
Pero el momento estelar de la tarde, llego sin duda de la mano de China. China… que decir de ese país comunista tan venerado por unos y odiado por otros, ese país lleno de tradiciones arraigadas, ese país tan rico en historia, patrimonio y reliquias… ese, con el que se había bautizado el producto estrella por excelencia de toda la reunión, aquel que fue motivo de los mayores silbidos, “las bolas chinas”.
Aunque de China tenían poco, pues según Tabatha nos contó, el país origen de semejante utensilio era Japón, pero vamos, que aquel dato histórico era lo menos relevante. Lo importante sin duda era lo que aquellas dos simples bolitas circulares unidas entre sí a través de una simple cuerdecita, del diámetro inferior al de una moneda de cinco peniques, al menos por norma general aunque, como en todo, las había de mayor y menor tamaño, eran capaces de hacer…
-Estas dos simples bolitas poseen una doble función. Terapéutica, pues fortalecen la musculatura pélvica, evitando así problemas como la incontinencia urinaria o el vaginismo. Pero principalmente, y de ahí su gran fama, son potencialmente estimulantes.
-Que me lo digan a mí –susurró Ángela de forma socarrona, intentando llamar con ello mi atención, puesta profundamente en Tabatha.
Si aquel objeto despertaba tanta expectación, habría que probarlo ¿no? Dios mío, ya estoy desvariando.
-Terapéuticamente, basta con usarlas quince minutos al día para ejercitar nuestra vagina. Podéis ponéroslas mientras limpiáis por casa, mientras vais a hacer la compra, o que se yo, mientras vais a dar un paseo por ejemplo. Lo ideal es que las llevéis mientras os movéis, para aprovechar al máximo su funcionalidad.
-¿Y no son incómodas? –pregunte sin más.
Tan absorta estaba en su explicación, que ni cuenta me había dado cuenta del momento en el que había tomado aquella reunión como las típicas explicaciones del colegio, el instituto o la universidad, de esas que van despertando tu curiosidad junto a tus dudas, esas explicaciones que te motivan a preguntar.
-¿Incomodas de colocar o de llevar? –inquirió Tabatha, con una sonrisa. Para ese momento todas las miradas volvían a estar fijas en mí.
Si, ¿qué pasa?, soy una curiosa. Y además, en mi vida había usado nada parecido.
-De llevar… No se, no parece que sean como llevar un tampón, tienen que molestar al andar –añadí sin más. De fondo escuche de nuevo el murmullo de la voz de mi amiga.
-Para nada –sonrió de nuevo “la profesora”-. La sensación que sentimos al caminar con ellas puestas, se traduce en pequeñas vibraciones nada molestas. Y algunas clientas me han comentado que eso, sumado al morbo que les da el llevarlas puestas en un sitio público, hace que al llegar a casa estén completamente excitadas.
-Sobre todo si tienes a alguien esperando en casa impaciente por quitártelas –voceó mi hermana de forma taimada, causando las risas y ovaciones de todas.
-¿Te imaginas a Edward quitándotelas? –inquirió Jake bajo todas aquellas risitas, matando de golpe la mía, y no exactamente porque me molestaran sus palabras, todo lo contrario.
De hecho, ya casi podía sentir a Edward entre mis piernas, su aliento golpeando mi centro y sus dedos hurgando mi cavidad minuciosamente en busca de aquel maravilloso objeto imaginario, cuando…
-¿Y dices que estas que llevan más bolitas son para estimular? –pregunto de pronto, la inconfundible y pintoresca voz de mi madre, trayéndome de vuelta de nuevo a aquel salón.
Pero si aquella pregunta no terminó por matar de golpe toda la excitación, producto de mis divagaciones, si lo hizo su reacción eufórica ante la contestación que le dio Tabatha.
Vale que para el sexo no hay edad pero… si esa persona que da saltitos de alegría mientras canturrea y pregunta posibles nuevos usos, inimaginables hasta ahora por mi mente, sobre lo que parecía ser un collar compuesto por bolas chicas, es la persona que te ha traído al mundo pues… la cosa cambia, radicalmente.
-¡Charlie! –gritó de pronto mi progenitora, haciendo que todas giráramos el cuello dirección hacía la puerta que gracias a los gritos eufóricos no habíamos escuchado abrirse.
Ahí estaba la figura estática de mi padre, contemplando a penas sin parpadear a una Renee, rodeada de lubricantes, bolas chinas y vibradores, mientras ésta extendía sus manos enseñándole todos los productos que estaba dispuesta a comprar.
-Me alegra que ya estés aquí, ¡así puedes ayudarme a elegir que me llevo! –grito la susodicha. Hasta la nuez se le tensó a Charlie, ante aquellas palabras.
-No voy a poder dormir en meses –susurre volviendo la vista al frente. Por el rabillo de mis ojos pude ver como mis dos amigos me miraban entre risas.
Claro, ¡como no eran sus padres a los que me estaba imaginando usando aquellas bolas!
La cosa no quedó ahí. Tabatha resulto ser una esteticista bastante reconocida, no solo en todo lo relacionado al erotismo, sino también en el amplio mundo de la depilación.
De poco sirvieron mis excusas, ante la insistencia de mis amigos porque entrase a la habitación que mi madre le había habilitado para desempeñar aquellos servicios, tan pronto me encontraba en el pasillo intentando convencer a aquellos dos cabezotas de que la cera y yo, no éramos muy buenos amigos, lo estuve acostada sobre la improvisada camilla, en aquella habitación que rezumaba a cera caliente por cada una de sus cuatro esquinas.
Y aquel olor, sin duda era sinónimo de dolor.
Vale Bella, tranquila, ¿qué son unos cuantos tironcitos?, me dije a mi misma cuando sentí la gelatina hirviendo sobre mis muslos vírgenes.
Gracias a que solo era pelusilla, palabra utilizada por Tabatha para describir al poco vello que tenía en mis muslos e ingles, aquellos tironcitos quedaron en eso, leves tironcitos que me hicieron preguntarme el porque seguía utilizando la cuchilla como método de depilación. Y tal era mi emoción por no haber sentido dolor alguno, que sin dudar, deje que aquella depilación profundizara más. Pero, como era de esperar por alguien que no pensara con mi lógica, hay zonas en las que el dolor se intensifica.
Uno, dos… así hasta seis, fueron los tirones que me dejaron imposibilitada a mantener relaciones sexuales lo que restaba de fin de semana. Y puede que hasta incluso sin voz, ya que esta desapareció en el último tirón. La parte positiva de todo, es que estaba segura de que durante la boda no podría llorar cuando me emocionara, pues mis lágrimas, al igual que el pelo de mi pubis, tardarían tiempo en volver a hacer acto de presencia.
Ni siquiera fui capaz de escuchar aquella rubia maligna cuando, ya en pie, y vestida de cintura para abajo nuevamente, me explico como ponerme las bolas chinas que había decidido regalarme. Ni siquiera el hecho de aquel regalo me causo alguna conmoción, ¡ya lo estaba! ¿Y quien no lo estaría al sentir el tacto por completo de la tela de las bragas?, ¡si hasta podía sentir como me hacían cosquillas!
Al menos eso, parecía mitigar un poco el dolor.
Por supuesto omitiré la parte en la que tras mi desnudo pélvico, y animada, o más bien obligada por aquella chica que desde hoy sería el mismísimo demonio para mí, me encerré en el baño con un espejo. Solo diré, que aquello que vi, consiguió que olvidara de golpe todas las imágenes de mis padres juntos utilizando los productos de aquella maleta, o más bien, aquello que no vi, ya que no había rastro de vello en mi. ¡Ni uno! Y cuando digo ni uno, ¡es ni uno!
Bueno… al menos, lo que se escondía entre mis piernas no parecía ser desagradable, más bonito incluso que el órgano sexual masculino era, eso desde luego.
“Mira el lado positivo Bella, al menos Tabatha, a conseguido que te mires a ti misma.”
Si… Aunque eso no cambiaba el hecho de que seguía sintiéndome desnuda.
-¿Como ha ido Bella? –inquirió Jake con mofa, nada más entré a mi habitación, tras una corta ducha que al menos, había conseguido quitarme la sensación pegajosa del cuerpo.
-Borra esa expresión de tu cara –espeté con acritud, mientras intentaba sentarme de la forma menos dolorosa, sobre los pies de mi cama-. Tu como mi amigo, podrías habérmelo dicho.
-¿Y perderme esa cara? –bramó entre risas, mientras terminaba de recolocarse los botones de la camisa negra que vestía-. Espero que la esteticista me haya hecho caso. No me mires así –dijo ante mi mirada escrutinia-, quiero un recuerdo de tu cara del momento estirón –de nuevo rió con fuerza. A mi no me hacía ninguna gracia.
Y yo que pensaba que la llegada de mi prima Alice, sería el salvavidas perfecto para huir de Renee… ¡Que ingenua había sido!
-¿Qué es todo esto? –pregunte cuando al girar el cuello, me encontré con un vestido extendido sobre la colcha de mi cama.
A este se sumaban varias de las prendas que tan “sutilmente” Ángela había metido en mi maleta, junto a unas medias, casi transparentes, color negras, que bien sabía, no podría ponerme.
-Lo que te pondrás esta noche –contestó sin más.
-Pensaba que solo era tu maniquí en Boston.
-Es uno de mis últimos diseños –dijo con una brillante sonrisa-. Lo escogí exclusivamente para ti, cuando Ángela me comento que vosotras debíais vestir de rojo, salvo la novia, que lo haría de blanco –y por sus palabras, estaba claro que yo iba a ser la última en enterarse de los preparativos para la despedida de soltera de mi hermana.
-Gracias por el detalle. No me había traído nada rojo para la ocasión –aún sin mirar a mi amigo, sabía que este tenía una expresión de arrogancia pintada en la cara por mis palabras.
Y yo en su lugar también la tendría, pues el vestido verdaderamente era precioso. Algo simple, de tirantes finos pero con un marcado escote en V, que como él bien sabía, ayudaría a realzar más mis pechos y mis piernas, pues a juzgar por su largura, no llegaría a tapar más que la mitad de mis ahora, más que suaves muslos. El color borgoña parecía resaltar más en aquel tejido mezclado con seda y licra, del cual se distinguían unas finas líneas asimétricas que descendían desde el pico del escote, cruzando toda la zona de las costillas hasta perderse por la franja de la espalda.
Pero sin duda, lo que más capto mi atención, fue la ropa interior que parecía completar aquella prenda. Escueta, diminuta y trasparente, muy transparente, así podía describirse aquello que mis ojos ahora se negaban a dejar de mirar.
-Es que Alice nos ha contado el plan para esta noche –comenzó a explicar mi amigo, cuando alce con el dedo aquello que se suponía, era el culote. Entre el encaje trasparente, y mi falta de vello, verdaderamente si me sentiría desnuda.
Aunque aquello no parecía ser lo importante, pues a juzgar por su mirada pilla, aquel plan parecía que me iba a interesar.
-La idea es juntar a Emmett y Rose esta noche, lo que supone mezclar ambas fiestas, lo que significa que…
-Veré a Edward –susurre antes que él-. ¿Tú también piensas igual que Ángela? –inquirí ante su sonrisa taimada.
-Querida –suspiro mientras se sentaba a mi lado-, os vi con estos dos ojitos.
-¿Y por lo que se has hablado con él esta noche? –pregunte, aunque más bien era una afirmación.
-Si, pero no pienso decirte una sola palabra. Soy un caballero –susurro con dignidad. Ni siquiera me limite a insistir. Apenas había pensado en Edward en toda la tarde, pero fue escuchar su nombre y sentir como por dentro todo se me removía-. Te has pillado por él ¿verdad?
-Ajam –asentí sin apartar mi mirada abstraída de las losetas del suelo-. Pero…
-¿Pero? –inquirió-. ¿Ha pasado algo? Parecía que todo estaba bien mientras hablabais en el jardín.
Salvo que mi prima me salvo de no tirarme encima de sus brazos… no, nada. Edward ni siquiera me había preguntado el porque, tan inesperadamente, había rehusado a que se acercara a mí.
-Lo que viste hoy forma parte de un acuerdo, igual que lo que viste ayer, y lo que hubo anteayer… Todo no es más que un acuerdo.
-Hay cosas contra las que simplemente no se pueden luchar –y ese precisamente había sido mi caso. Tanto me había dejado llevar que al final…
-Ya, bueno, da igual, solo quedan dos días. El domingo todo se acabará, Edward desaparecerá de mi vida, y yo volveré a mi normalidad, en Boston –respondí monótona.
Aquellas palabras si eran algo que no debía olvidar.
-Bella… Tu de…
-¿Se puede? –pregunto Alice, tras tocar y abrir la puerta de mi habitación-. Espero no interrumpir nada.
-Para nada –respondió Jacob, levantándose de un resorte de mi lado-. De hecho, me vienes genial para vestir a Bella, ya que Ángela no se ni donde esta.
-Se vestirme sola –susurre con acritud. ¿Qué era yo? ¿Un muñeco?
-Por si acaso –susurro él en respuesta.
-Ángela esta con Tabatha. Hablando de… dejémoslo en hablando –simplifico Alice entre risas.
-Eso no suena muy bien –murmuro Jake, justo aquello que yo estaba pensando.- Voy a ir a ayudar a la pobre, antes de que la vuelva loca.
-Tus amigos son geniales –comento mi prima, una vez mi amigo se perdió tras la puerta de mi habitación.
-¿Si? –inquirí alzando las cejas-. Pues si quieres volver a contar con Tabatha, mas vale que vayas tu también, antes de que salga escopeteada de aquí.
-Mientras tía Renee no se acerque –respondió, haciendo que ambas rompiéramos a reír. Desde luego, si de alguien tenía que huir Tabatha, era de mi madre-. La verdad es que me viene bien que estemos a solas. Quiero hablar contigo.
-Vale –susurre animada, algo contrario a lo que parecía reflejarse en su rostro.
Tras un suspiro, y un leve asentimiento por su parte, Alice acorto la distancia marcada por ella.
-Que tarde más movidita ¿verdad? –inquirió una vez se sentó a mi lado.
-Si. Creo que tengo que darle la razón a mi amiga Ángela, soy un muermo organizando despedidas de soltera, a mí jamás se me habría ocurrido lo de la asesora.
-Se te habría ocurrido algo mejor.
-No creas, soy de limitada imaginación –para según que cosas, claro-. Pero dime, ¿Qué querías decirme? A menos que estés aquí para que comentemos lo de esta tarde, cosa que dudo.
-Dudas bien –susurro, matando de golpe mi risa-. Verás, yo no se si hago bien en contártelo pero… ya no puedo callar más, llevo haciéndolo mucho tiempo.
-¿De que se trata? –inquirí frunciendo el ceño. La expresión de su rostro no pintaba que fuera algo bueno.
-Es sobre Jasper.
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Se aceptan las apuestas chicas, ¿que va a decirle Alice? :p
12 Sonrisas:
tan tan tan tannnnnnnnnnn... no venga alice a arruinar la nochee.. es vestido la lenceria el depilado jajaja... dios bueniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo.. me quedo picadisima.. sin duda no me huviera imaginado ese tipo de fiesta jajaja...
ahora si sabremos sobre jasperrrr ouuuchhhhhh
Mira que he estado en varias despedidas de soltera.... para que no sea aburrido las organizadoras te ponen a jugar, juegos inocentes, también el dar consejos a la novia, el de beber de un tazón en forma de miembro masculino jejej aqui ya empieza a subir de tono o quebrar la piñata en forma igual jeje , tambien fui a una donde hubo strippers .... pero esta que he leido ha sido muyyyyy buenaaaa ya quisiera haber estado ahi y conocer esas bolas chinas que no logro recrearlas en mi mente tendré que buscar en google jeje o ver todos esos afrodisiacos que mencionaste o esas cremas, o esas fundas pero las bolas chinas repito, se llevaron las palmas!!!!
A Edward se le van a salir los ojos cuando la vea toda depilada uyyyyyy que imagen jejej
Alice quiere hablar de jasper .... algo sospecho , pero prefiero no apostar jeje tu también miedo me das!!!
Muy bueno el capituloo me he reido un monton!!!! gracias!
OMG estoy con María que Alice no venga arruinarnos la noche que ya me había imaginado, con Bella toda depilada, vestida con la lencería mas pequeña y con el hermoso vestido rojo que creo tu imaginación, llegando a la fiesta y deslumbrando totalmente a Edward.
Karla yo también las busque en Google mi mente no lograba imaginarlas jajajaja y hay de todo tipo colores y diseños WOW hahaha me he reido un montón con esta parte, me hizo recordar a una peli que me encanta, pero no presentaron las bolas chinas XD No puedo leer a Jacob sin tensarme pensando en el comentario final de Almu en el cap 30 pero él y Angela me fascinan.
Y apuesto que será lo de que ella es la "culpable" o al menos sabe porque fue que Jasper dejo en el ultimo momento a Bella.
Y Almu cariño solo quería acotar, que no tienes que agradecernos por tenerte paciencia ni nada de eso, se que lo haces porque es tu manera, pero al contrario gracias a ti que sacas tiempo y sigues compartiendo esta historia con nosotras, que nos entretiene y nos hace pasar un buen rato, tranquila que siempre vamos a sacar un tiempesito para pasarnos a leer en nuestro rincón tus grandes historia, esa es mi opinión claro esta :)
No diríais ayer, que no os acostasteis sin saber una cosa nueva, ale, ya sabéis lo que son las bolas chicas jejej, os dejo una foto también de ellas, aunque ya he visto, que alguna hecho mano de San google :p
http://www.portaldetuciudad.com/imagenes/32/noticias/amp_223061-1.jpg
Y estas otras son las que tenía Renee;
http://pictures.venvir.net/venvir/2011/01/20/9982590.jpg
Y para el resto de objetos mencionados en el capítulo, por si os pica la curiosidad, y queréis saber como son ^^, echar un vistazo a este enlace que os voy a poner, la página me sirvió a mi de guía;
http://www.tapersx.com/
Ahí están todos los productos mencionados con fotografías, yo pensé en ponerlas, pero como no se el promedio de edad de algunas lectoras pues, pensé en poneros los enlaces si me preguntabais, cosa que me parece genial que hayáis hecho ;).
Veo que con Alice no os mojáis ¿eh? Preferís que no le diga nada ¿verdad? por lo que pueda ser lo que le diga :p.
Y por último os dejo una foto de anticipo del siguiente, así os hacéis una idea, y veis el vestido que Bella llevará :p
http://2.bp.blogspot.com/-n6YZdDR0M8k/TsRJVhwjg9I/AAAAAAAALx8/ybT9spCKMdI/s1600/fe561e5d208b21256dbef841a1d7a.jpg
(A Marianna le va a dar un chungo cuando vea que Jake también esta en la foto :p)
Que forma de empezar la semana!!!!!!!!!!!!! No si cuando dije que estabas loca, no mentia. :-}
Eres increible solo a ti se te ocurren estas cosas, me imagino que disfrutaste de la investigación... }:-].
Me rei hasta las lágrimas de solo imaginar la situacón en la que se encontraba Bella, pero mi momento cumbre fue la llegada de Charlie, no es que eso fue sublime.
Hay algo que Jake sabe, sospecha u oculta y que casi se le sale, lástima o no que llegó Alice.
Alice..Alice, no creo que lo que ella tenga para decir llegue a rozar a Bella, su preocupación ahora es otra y ya se dio cuenta de que su relación y sus sentimientos con y por Jasper no era lo que ella creia, eso si es que Alice tiene algo sobre el pasado para decir...
GRACIAS, GRACIAS por decirme que antes que acabe el mundo voy a terminar de leer ¿Quiere?, la secuela, Femme Fatale y algunos más, asi si he de morir será feliz.
Suerte con todos tus exámenes y sabes que aqui estaremos cuando tengas tiempo.
Besos
Gracias por lo de loca Erin, te aseguro que disfrute muchísimo con la investigación XD, y más cuando, mientras escribía, me imagine a Charlie irrumpiendo aquel momento.
Tu pareces mojarte un poco más respecto a Alice... Bueno, para el siguiente capítulo, que coste desde ya, que voy a cumplir vuestras ordenes, luego... no digáis :-}.
Ya vi los enlances, que dejaste , muchas gracias... vi las bolitas chinas , me pregunto funcionaran??? pero me imagino que sera incomodo traerlas puestas jeje
Me encanto el maletin... y hacer ese tipos de reuniones , buena ideaa... sobre todo para pasar una tarde muertas de risa y de mucha curiosidad... seguro que son un exito ... la verdad yo si compraría algún producto....
yo se que nadie a preguntado sobre las piñatas en forma de pene jeje aqui les dejo un enlance auqnue no hayan preguntado por si quieren ver , conocer , eso se cuelga sobre una cuerda y uno le pega con un palo de madera...http://www.mielypiel.com/19-despedida-de-soltera
No encontre el tazon en foma de pene pero encontre algo que me llamo la atención , sarten en forma de pene jjeje un buen regalo para la futura novia para que se enseñe a cocinar jejeje
http://latiendadelborracho.com/33-sarten-con-forma-de-pene.html
ahi se los dejo!!!!!!
:-S:-S:-S:-S Hasta cuando Jacob??? ya me dio el chungo, no podias elegir otra foto claro, porque ese vestido esta hermoso, la mejor elección pero Jacob es necesario :-| hahaha y a ver chicas yo soy la unica traumada (y para muy mal) con jacob? XD
Y cuanta variedad de juguetes chicas :-|ahora si tengo una idea mas clara de todo jajjaja muy buena la investigación, ya ven lo de las bolas (si esas me traumaron) son de diferentes tipos!!
Karla, ¿tu tuviste una de esas piñatas en tu despedida?, me gustaría saber donde le diste con el palito XD, y que puntazo lo de la sartén ;-D.
Por cierto, lo que conté en el capitulo sobre las bolas chinas, es información cien por cien verifica, las recomiendan muchísimo terapéuticamente. Y yo personalmente no las he probado (aunque si he de decirte que tengo verdadera curiosidad), pero se de gente que si, y según, no molestan nada. Yo cuando las pruebe te lo cuento jejeje :p.
Marianna!!!! Ay pobre mía, le tienes miedo a Jacob eh?, cuanto daño han hecho los fics!!! Tu tranquila, salvo que despierte el interés de Edward, este Jacob es muy legal ;-), por lo menos con las mujeres jeje.
Almu yo no tuve una piñata en mi despedida porque no fui la organizadora ... lastima me hubiera encantado XD lo que si me encanto como digo .. fue el sarten , si lo compro, a pesar que no me gusta la cocina , alli me puedo enseñar a hacer huevos revueltos :-}
Tú pruebalas y ya nos cuentas!!!!!! jeje
almu, me gustaria saber si vas a continuar con el fic de quieres, es que esta genial y como veo que no actualizas desde enero..besines
almu querria saber si continuaras la historia como llebas muchos dias sin poner capi azmelo saber plisssssssssssssssss.......
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?