¡¡Chicas!! Aquí vengo con la continuación de este relato robsten escrito por Irina. Si en el anterior, al que podréis acceder pinchado AQUÍ aquellas que aún no lo hayáis leído o queráis volver a hacerlo, nos quedamos con las ganas de que ambos se conocieran y de ver el desarrollo de esa famosa audición, las expectativas serán cubiertas con esta segunda parte, doy fe de ello ;).
Y como ya os dije en el anterior chicas, si os gusta solo tenéis que decirlo, lleva poco tiempo hacerlo y os aseguro que a Irina le sacareis más de una gran sonrisa.
Disfrutadlo.
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Continuación...
DIA 3
El sonido del móvil bajo la almohada me despertó. Era mi agente, que no se fiaba y me llamaba desde el gimnasio.
Me duché, me comí un trozo de pizza de la noche anterior con un té helado y me lavé los dientes dos veces.
Camiseta blanca planchada bajo el colchón, una camisa azul por encima, jeans y olor a jabón. No me gusta usar perfume.
Un último vistazo en el espejo para intentar recolocar mi pelo aun mojado, atusándolo sin remedio. Siempre he tenido una mata de pelo grueso e indomable, a pesar de los cepillados exhaustivos de mi padre, pero hoy me veía más despeinado que en toda mi vida. “Quizás debería habérmelo cortado un poco”, pensé. “¡Dios, estoy poniéndome histérico, más que nunca! Esa chica…, no me la quito de la cabeza”
Siempre me he puesto nervioso en las audiciones, incluso los primeros días de rodaje me siento como enfermo pero esto… Y encima me moría por fumar pero según Nick no era correcto llegar oliendo a tabaco. En USA le daban mucha importancia a eso así que me aguanté como pude.
Respiré hondo. Estaba a punto de salir pero cuando tenía un pie en la calle di media vuelta. “Esto tiene que salirme bien, esta vez sí”. Corrí hacia mi escaso equipaje y rebusqué. Ahí no estaba. Miré en la mesilla de noche, tampoco. “Eres un desastre Rob. Piensa, ¿dónde lo pusiste?”. Corrí al baño y tiré sobre el lavabo todo lo que tenía en mi neceser. Maquinilla de afeitar, pasta de dientes y allí estaba, junto a las aspirinas y los antiácidos.
Tom me había dado un valium. No es que mi amigo fuera un drogadicto ni nada por el estilo pero él decía que le hacía estar relajado para las audiciones. No había tomado nada en mi vida, de drogas, quiero decir. A lo sumo un par de caladas a un porro para cinco. Mis adicciones se limitaban al tabaco, la cerveza y las hamburguesas, así que esto me parecía ser un adicto.
“Necesito este trabajo” pensé, “no quiero volver a casa como un perdedor para acabar trabajando de dependiente en una zapatería pija”.
No lo pensé más, puse la pastillita en mi boca, abrí el grifo y la tragué con un poco de agua.
“¡Ahí va, joder! Espero no marearme o dormirme”.
El taxi esperaba en la puerta y me condujo hasta Venice dejándome junto a una bonita casa con vistas al Pacífico. Salí del taxi y miré el mar. L.A. era tan cálido y soleado que era difícil echar de menos mi querido y viejo Londres. Mi estado de ánimo era excelente, la ansiedad había desaparecido. Tom tenía razón. El valium me hacía estar relajado, como un poco anestesiado.
Llamé al timbre y esperé. “La tal Catherine Hardwick debe ser una tía muy rara. Mira que hacer la audición en su casa”. Me abrió la puerta una mujer de mediana edad, rubia y sonriente.
- - ¿Eres Robert, verdad?, pasa. Kristen ya ha llegado. Te está esperando.
Tragué saliva al oír su nombre. “Ya está aquí, ¡Oh dios!, menos mal que me he tomado esa cosa porque sino ahora mismo estaría sudando a chorros”.
Catherine me miró a la cara y de pronto se plantó frente a mí.
- - Quédate ahí parado un momento, a ver… No está mal. Date la vuelta – dijo mirándome de arriba abajo. Parecía una mujer muy enérgica -. Tienes un aire… “bayroniano”, como de galán decimonónico. Soñador, desgarbado. ¿No te lo han dicho nunca?
- - Eh…no, es la primera vez que me lo dicen – sonreí azorado ante esa descripción mía tan extraña.
Catherine sonrió y me cogió del brazo para que continuara caminando.
- - Pasa por aquí. Subamos. Te vi en Harry Potter. Has crecido desde entonces. Ya no pareces tan niño.
- - Bueno, solo tengo 20 años – dije para intentar arreglarlo.
- - No te preocupes, eso no es un problema. El acento sí. Es precioso tu acento británico pero…
- - No será un problema, puedo poner acento americano – me apresuré a añadir.
Catherine se paró de nuevo al final de la escalera que llevaba al segundo piso de la casa.
- - Te voy a ser sincera, Robert. No encontramos a Edward. No damos con el galán – rió-. Todos parecen maravillosos cuando los ves ahí de pié con sus cuerpos de gimnasio y sus dientes blanqueados pero luego no funcionan junto a Kristen. No hay química. La pobre está harta de besar muchachos.
- - ¿Besar? – pregunté aterrorizado.
- - Sí, básicamente quiero que os beséis. Toma, aquí tienes la escena.
Entonces me di cuenta de que Catherine tenía unos papeles en la mano. Los agarré con los ojos como platos y me puse a leer rápidamente: habitación de Bella, de noche. Edward aparece y la sorprende. Se sienta a su lado en la cama. No seguí. Saqué el último chicle de menta que me quedaba del bolsillo trasero de mis pantalones y me lo metí en la boca masticando con fuerza. Catherine se paró al final del pasillo ante una puerta entornada.
- - Es aquí – dijo.
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- - Rob, esta es Kristen. Kristen, Rob – dijo Catherine -. ¿Quereis preparar un poco la escena? ¿un café? Podéis hacerlo mientras lo preparo.
Y salió de la habitación.
Allí estaba, sentada sobre la cama de Catherine con las piernas cruzadas, los mismos papeles que yo en las manos, mirándome fijamente. Fue como si su imagen me golpeara. Me acerqué dando un par de zancadas y le tendí la mano sin dejar de mirarla.
- - Hola Kristen – dije agarrando su pequeña mano.
- - Hey – dijo sujetando con fuerza la mía, escrutándome con curiosidad y una media sonrisa en sus labios -. ¿Inglés?
- - Sí, pero puedo cambiarlo, el acento , quiero decir – sonreí azorado -. Crecí viendo películas americanas.
Ella también sonrió y bajó la mirada un momento para volver a mirarme directamente a los ojos. Solté su mano para pasármela por el pelo. “Santo dios, es preciosa, tan dulce, tan sexy…”.
Vestía unos vaqueros ajustados, y una camiseta blanca de pico que dejaba ver la nívea piel de sus brazos, su cuello… “Eres un maldito pederasta y un pervertido. Es solo una cría pero no puedo dejar de pensar en… Que dulce tiene que ser… ¡Para Rob!”.
- - ¿Empezamos? – preguntó Kristen de pronto.
- - Sí, sí, claro – titubeé.
- - Ven siéntate aquí – dijo señalándome la cama.
- - Si quieres podemos…- empecé a decir sentándome a su lado.
- - Sí me interrumpió -. Perdona, dime.
Se mordió el labio inferior para luego chupárselo levemente. “¡Oh, mierda! Esto es…”. Me fui acercando más a su frágil cuerpo.
- - Que podemos leer el diálogo juntos para ir cogiendo el ritmo de la escena.
- - Vale – sonrió -. Aunque ya me lo sé de memoria.
Sonreí pero por dentro me sentía un completo idiota. Kristen se removió para acercarse más a mí y pude apreciar mejor la piel blanquísima de su escote, su largo cuello, su rostro sin una gota de maquillaje, su nariz un poco respingona rodeada de pecas y el verde de sus bellos ojos fijos en mí. De pronto los bajó dejándome sin ellos, carraspeó y comenzó a leer con voz profunda, suave ¡tan sexy! Yo la seguí, intentando poner mi mejor acento americano y con ello forcé mi voz que sonó algo más ronca de lo habitual.
- - ¿Por dónde has entrado? – comenzó Kristen.
- - Por la ventana – respondí tímido.
- - ¿Lo haces a menudo?
- - Los dos últimos meses. Me gusta verte dormir. Es… me parece fascínate. Pero quiero probar una cosa – hice una pausa -. Quédate muy quieta. No te muevas (…) ¡Para!
- - Lo siento.
- - Soy más fuerte de lo que creía – susurré perdido en aquellos dulces ojos.
- - Ojala pudiera decir lo mismo.
- - No puedo perder el control contigo.
- - No te vayas – dijo Kristen con angustia.
En ese momento entró Catherine.
- - ¿Qué tal vais chicos?
Estaba tan ensimismado que me levanté de golpe tropezando con mis pies y casi caí de la cama.
- - Bien, todo controlado – dijo Kristen intentando no reírse.
- - ¿Empezamos a grabar?
- - Sí, sí muy bien – dije avergonzadísimo.
- - Estupendo, después tomaremos el café.
Catherine se puso a preparar la grabación y yo volví a sentarme al lado de Kristen.
El diálogo fluía con facilidad. De vez en cuando echaba un vistazo al papel para acto seguido volver a toparme con su mirada verde. Ella decía su texto con aplomo y sentimiento, sin mirar el guión una sola vez. No podía dejar de admirarla. Kristen tenía algo que me hacía desearla muchísimo y eso me asustaba.
- - (…) Es… me parece fascínate. Pero quiero probar una cosa. Quédate muy quieta – susurré una vez más, con la voz más sexy que conseguí poner.
Mi cuerpo se puso en tensión. En el guión ponía “BESO” bien claro. En ese momento me tragué el chicle.
Su cuerpo se aproximó lentamente. ¡Oh, dios la tenía tan cerca, cada vez más cerca! Hasta que pude oír su respiración. Estaba seguro de que ella también podía oír mi corazón palpitando como un loco.
Kristen se puso de rodillas frente a mí, casi rozándome. Pude oler su pelo, una mezcla de miel y tabaco. Su rostro junto al mío. Sus pequeños senos tan cerca…
- - No te muevas.
Mi voz tembló de deseo. Sentía su calor y mi corazón latiendo a mil por hora. Acerqué mi boca a la de ella. Kristen cerró los ojos y entreabrió sus labios. Posé mis labios en los suyos muy despacio. Los rocé apretando su labio superior muy suavemente, sin abrir la boca y sentí como si una corriente de calor extendiéndose por todo mi cuerpo. La besé más fuerte esta vez tomándola por la cintura, acariciándola apenas. Vi el rubor de sus mejillas, noté su respiración entrecortada. Cerré los ojos y continué besándola con ternura y pasión a la vez, notando su dulce sabor en mi boca. De pronto Kristen acarició mi nuca erizando todo el vello de mi cuerpo y me agarró del pelo sin dejar de besarme, succionando un poco mi labio inferior. Todo mi ser estaba excitado, en tensión. Menos mal que el valium tuvo efectos secundarios en mi virilidad porque si no hubiese pasado un momento muy embarazoso. Aun así no me permití bajar la guardia y haciendo caso a las señales de mi cuerpo la aparté un poco de mi, muy dulcemente. Abrí los ojos despacio, como despertando de un sueño, para encontrarme con los de ella fijos en los míos. Las pupilas dilatadas y brillantes, la boca aun abierta, húmeda. ¿Era cosa de mi calenturienta imaginación o ella me había correspondido?
Nuestros cuerpos se separaron poco a poco y mi pecho sintió una punzada de anhelo muy cercana al dolor. ¡Cómo deseaba seguir besando sus suaves y tiernos labios. La deseaba con toda mi alma, joder!
De pronto la voz de Catherine me sacó de mi estado de ensimismamiento y me di cuenta de que ni siquiera me había percatado de la cámara.
- - Suficiente, chicos. Perfecto, muy bien ¿Tomamos ya ese café?
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Había sido como… como si Catherine no hubiese estado presente. Solo Kristen y yo.
- - Salid a ver el océano, ya recojo yo esto – dijo Catherine tras terminar nuestros cafés.
Caminamos juntos en silencio. Al salir al jardín le cedí el paso a Kristen y me quedé tras ella. Era pequeña pero con un cuerpo muy bien proporcionado. “Preciosa”.
Me apoyé en la pared de la casa para encender un cigarrillo. Kristen se colocó junto a mí.
- - ¿Quieres?
- - Aha – asintió y cogió el cigarro que le tendía rozando mis dedos -. ¿Es la primera vez que vienes a L.A.?
- - Sí, a probar suerte – dije mirando el mar y encendiéndome otro cigarrillo.
- - ¿De dónde eres, de que parte de UK?
- - De Londres.
Asintió exhalando el humo de un modo muy sexy.
- - ¿Y qué te parece esto? – dijo sin dejar de observarme.
- - Pues…es raro. Esto de estar en Hollywood, quiero decir. Los contrastes. Todo el mundo te dice que es actor o que quiere serlo, hasta la cajera del supermercado – reí -. Y no tenía ni idea de que las audiciones se hacían en las casas de los directores.
- - Sí, en sus camas. En L.A. lo hacemos así -. Bromeó Kristen.
Reí y me di cuenta de que aun podía sentir el calor de su beso en mis labios. Kristen me sonrió y continuamos fumando en silencio.
- - Odio las audiciones, todas, no solo las de L.A. – dije.
- - Yo también. Amo actuar pero las audiciones. Son tan…
- - Frustrantes ¿verdad? – asintió -. Por cierto me encanta el clima de L.A. ¿Siempre hace tan buen tiempo?
- - No siempre pero bueno, no hace frío como en tu tierra.
- - ¿Has estado en Inglaterra?
- - No, aun no he viajado mucho, solo a Australia, mi madre es de allí, y a Canadá. Pero me encantaría ir. Lo haré, lo haré en cuanto pueda.
- - Quizás hagamos esta película juntos, tengamos muchísimo éxito y viajemos por todo el mundo – deseé en voz alta.
- - ¿Tú crees? – rió para acto seguido fruncir el ceño -. No lo sé. Casi ninguna de las películas que he hecho han tenido mucho éxito. “La habitación del pánico” quizás pero ya nadie me recuerda cuando voy a los castings. Ultimamente he tenido buenas críticas pero en Hollywood manda la taquilla, no es como en Europa.
- - Pero allí hay poco trabajo.
- - Sí, es difícil – dijo encogiéndose de hombros.
La miré con ternura. ¿Qué tenía 16, 17? Pero parecía tan madura e inteligente.
- - Ayer vi “Into the wild”. Tenía curiosidad – sonreí -. Me encantó tu papel.
- - Gracias – susurró avergonzada -. Salgo muy poco.
- - Lo suficiente para dejar huella.
La observé. Estaba colorada, mirando al suelo con el ceño fruncido, apretando los labios y negando con la cabeza y comprendí porque Catherine la había escogido para el papel de Bella. Kristen se moría de timidez y no le gustaban los halagos, no era vanidosa pero sin embargo se transformaba cuando actuaba. Era valiente y lo daba todo, ¡vaya si lo daba! Rocé mis labios con mis dedos recordando y sonreí.
- - Te vi en Harry Potter – dijo con una sonrisa tímida.
- - ¿Ah sí?, empiezo a odiar esa película.
- - Te mueres muy bien – bromeó.
- - Menos mal. Un vampiro es un muerto viviente ¿no? – y puse cara de monstruo con la intención de hacerla reír.
Lo hice y me sentí genial al oírla. Estaba tan a gusto a su lado… No quería que acabase aquel día.
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“Espero volver a verte”, me dijo antes de irse. “Y yo”, dije mirándola embobado, sin querer soltar su mano cálida y pequeña.
La vi marchar no sin antes fijarme en su precioso culo respingón. ¡No pude evitarlo!
“Eres tonto Rob” pensé, “podrías haberle dicho algo más, joder, haberla invitado a comer o algo”.
Poco después me estaba despidiendo de Catherine y aun me duraba la tristeza. En un momento de lucidez quise asegurarme de volver a ver a Kristen.
- - Catherine, encantado de conocerte – dije estrechando su mano -. Me voy pero antes quería que le dieses mi teléfono a Kristen por si… bueno, estaré por aquí unos días más y me gustaría…
- - Muy bien Casanova. Se lo daré pero siento decirte que Kristen tiene novio. Le conozco porque trabajó en una película mía – debí poner la mayor cara de desilusión de la historia -. Es un buen chico y llevan juntos algún tiempo.
- - Sí, eh… claro – dije completamente desolado.
- - De todas formas le daré tu teléfono.
- - Muchas gracias – intenté sonreír -. Gracias por todo Catherine.
- - Gracias a ti, Robert.
- - Una cosa más. Tengo que preguntártelo porque si no reviento, ¿hay más candidatos?
- - No tú eres el último y esta audición no estaba programada. Por eso ha sido en mi casa. Te llamaré tanto si eres elegido como si no. Te doy mi palabra ¿vale?
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¡Estaba bien jodido! “¿Por qué no puede salirme nada bien?”. Esa noche solo en casa de mi agente me dediqué a beber para olvidar. Estaba realmente deprimido y aunque Tom me llamó para salir no quise. Ya había planeado acabar con todas las cervezas y el whisky de Nick. El tenía una cena de trabajo y no se iba a dar cuenta. Puse de nuevo “into the Wild”. Ya había decidido no devolverla al video club.
Pasé la parte de Kristen como diez veces o más y esta vez terminé el trabajito manual que había comenzado la noche anterior. “Tan caliente, tan dulce…”. Justo al llegar al orgasmo gemí su nombre como un desquiciado.
DIA 4
Nick me despertó al regresar del gimnasio y Tom no tuvo compasión de mi resaca sacándome de la cama antes del mediodía.
- - ¡Venga Rob, ponte una gafas de sol. Hollywood nos espera!
No soy un mitómano pero acabé comiendo en un garito del paseo de la fama y paseando por los alrededores del teatro chino donde cientos de estrellas habían inmortalizado sus huellas. Tom y yo terminamos haciendo que poníamos nuestras manos en el cemento y tonteando con las chicas que pasaban al grito de “Eh, chicas ¿queréis conocer a dos actores británicos? “.
Nos paramos a tomar algo y entonces Tom comenzó el interrogatorio que había estado temiendo.
- - ¿No me vas a contar nada de la audición?
- - No tengo ninguna intención – dije.
- - ¿Por qué? ¿Tan mal te fue? Por lo menos dime que tal era la chica.
Qué cómo era la chica decía. Dulce, sexy, preciosa, inteligente… Era “la chica”.
- - No sé – suspiré -. No tengo ni idea de lo que hice. Ya sabes. Te llamaremos y todo eso.
- - Aquí todo el mundo parece conocer esos libros de vampiros.
- - Crepúsculo, la Saga Crepúsculo – dije.
- - Lo que sea. Las preciosidades del otro día se los habían leído. Le dije que mi amigo iba a hacer una prueba para el papel protagonista y se pusieron como locas. Casi se enfadan por no haberte llevado conmigo. Les prometí que os presentaría. Parecían estar enamoradas de ese tipo, el del libro.
- - Pues ya pueden ir esperando.
- - ¿Qué coño te pasa, tío?
- - Nada, es la resaca.
- - ¿Pero crees que tienes posibilidades? Puede que se convierta en una de esas películas de culto, como “Jóvenes Ocultos”.
No contesté. Me limité a encogerme de hombros. Posibilidades. Las deseaba con toda mi alma y ya no solo por el dinero si no por volver a ver a Kristen. Había decidido que me daba igual lo que Catherine me hubiese dicho. No podía olvidarme de aquel beso. Algo había ocurrido en ese par de horas que estuve con ella. Por lo menos me había ocurrido a mí.
DIA 6
Catherine lo prometió y cumplió. Dos días después de la audición me llamó.
- - Hola Robert, soy Catherine.
- - Hola Catherine, ¿qué tal? Gracias por llamar.
- - Te lo prometí y bueno lo prometido es deuda así que…
Se me hizo un nudo en la garganta y dejé que ella continuara hablando.
- - Tuve un presentimiento contigo cuando entraste por la puerta y la grabación no hizo más que confirmarlo. ¡Tenéis una química increíble tu y Kristen! Nunca vi nada igual.
- - Eso, eso significa… - tartamudeé.
- - Significa que el papel es tuyo. Habrá que pulirte un poco. Pelo, cejas, ropa, quizás algo de ejercicio… ¿estás dispuesto a ello Robert?
- - Sí, sí, claro. ¡Lo que sea!
Estaba en estado de shock. Solo veía la imagen Kristen en mi mente y aquel caliente beso.
- - Stephenie no estaba convencida del todo pero…
- - ¿La autora? – pregunté volviendo a la tierra.
- - Sí, bueno ella prefería a otro actor del cual no diré el nombre pero era demasiado mayor y Kristen la convenció finalmente.
- - ¿Kristen? – reí emocionado, loco de alegría.
- - Sí, ella vio conmigo la grabación pero creo que ya lo tenía decidido. Dijo: “Es Rob, tiene que ser él. El es mi Edward”. Fue ella quien te eligió.
Continuación - Aquí
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¿Que os aparecido? Falta una tercera parte narrada desde el punto de vista de Kristen, así que ya sabéis, si queréis más, decidlo ;)
13 Sonrisas:
Robert y yo tenemos algo en común. Él siente que se pone enfermo con las audiciones, y yo lo siento los días previos de un examen ;-D. Vale, después de este off-topic, y de apuntarme lo del valium como un posible para mi proximo examen oral el día 18 :p, vamos a lo importante. Me ha encantado, desde la primera a la última letra. Me encanta lo bien que describes a Robert, los pensamientos hilirantes que vagan por su mente, sus reacciones al ver y al hacer las cosas, lo que Kristen le provoca a cada momento... me encanta, sin más. Pero lo mejor a sido el momento cama, mira que Catherine ya nos lo había contado, pero sin duda ha sido mejor desde tu punto de vista ;).
Y ahora quiero saber lo que piensa Kristen, sip!!, quiero saberlo.
PD: El dialogo entre ellos... genial, me los imaginaba en la terraza fumando y hablando... ufff, por un momento he creído que estaba ahí de espectadora :p.
Gracias Irina por compartir tu escritos!!! como dije en comentario anterior , recordar es volver a vivir!!! y recordar lo que se supone que vivio robert en esa epoca , pues haces que uno se llene de nostalgia.... él hecho que no tenía trabajo , el hecho de que si no lo aceptaban, era volver a londres a saber en q iba a trabajar!!!
Me has sacado varias sonrisas!!! Rob esta loco!!! por eso es mi Rob!!!
omggggggggggggg!!! :-[
mee a encantadoooo siguelaa yaa kiero leer el siguientee felicidades!!!
:-)
Uf, estoy emocionada. Me encanta escribir y estoy emocionada de que os guste mi historia acerca de esta hermosa pareja. (Hoy me han alegrado el día).
Seguiré, tengo ideas que tengo que plasmar bien pero aquí estaré. Y habra momentos cama muy muy fuertes, lo prometo pero de momento no toca.
Almu, gracias. Karla, gracias y a las chicas de mi primera vez también!!!!! Tengo sonrisas para toda la semana.
Proximamente Kristen, aunque ella es más difícil para mi que Rob.
Gracias también a ti Sarai. No me ha dado tiempo antes.
wooooooooooooooo me encantoo *__* el es mi edward *_*
Me encanta!!!! En serio Irina felicidades te esta quedando genial. Amo los diálogos y amo como Rob describe a Kris, esta muy bien ya quiero ver como continua, ademas q con todo lo que hemos sabido de lo que pasó en esa audición y ahora con tu descripción se hace bueno jaja
Y una pregunta para ti o Almu quién pueda contestarme, será solo un relato corto o un fic completo? O iremos viendo que sucede? Saludos!
Voy a seguir Marianna. En principio iba se solo un fic sobre como se conocieron Rob y Kris pero no puedo parar de escribir!!!!!!! Estos dos me inspiran.
Felicidades,escribes muy bien,continua no lo dejes.Ella fue quien eligio a su Edward para luego elegir a Rob.
Me encanto.
Perfecto, no dejes de escribir, un beso para las 2 grandes escritoras. 0oyolyndao0
Ohhh fabuloso!!! Increible la forma en que te metes en la mente de Rob, la forma en que le da vueltas la cabeza, la exitación por conocer a Kristen, el momento del beso, la desilusión cuando supo de orégano, todo perfecto.
Lo del trabajito manual... jajaja.
Ahora me muero de curiosidad por saber que fue lo que pensó y sintió Kris en el momento de conocer a "Su" Edward.
Besos
Almu suerte con tus exámenes de hoy y no tomes muchos valium!!
Besos cariño.
Wow, me encanta.
También extrañaba leer algo Robsten para rememorar esas imágenes increíbles de sus comienzos juntos.
Nunca vi algo igual. La imposibilidad de controlar el deseo de tocarse y mirarse...
Por el momento, le gusta mucho el relato.
Gracias!!!
Anto
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?