Buenassss, ale aquí vengo con nuevo capítulo de Disturbia, hoy con un ligero cambio, ya que este está escrito por Ayyys y no por Mary como estaba puesto en la lista, pero, ya sabéis que a veces surgen cosas inesperadas, pero nada, el lunes ella seguirá con la historia.
Y sin más os dejo con el capítulo que hoy…. viene cargadito….mucho…..no digo más….
Capítulo XVI – En busca de mi Polo Norte
Edward POV
Perdido. Desorientado. Hasta cierto punto asustado por no saber qué dirección estoy siguiendo ni porque. En estos momentos, mientras camino sin rumbo por esta ciudad, recuerdo aquel reportaje de historia del periodismo que leí el fin de semana pasado donde se habla sobre el Polo Norte y todas las historias que ha generado a lo largo de la historia.
Empezaba comentando que dicen que cuando llegas al polo Norte con tu brújula en mano y caminas y caminas y sigues el norte que ésta te marca… hay exactamente un punto donde la brújula se vuelve loca y no para de girar. No consigue encontrar el polo norte, seguramente porque estas encima de él, y cualquier dirección que marque es errónea. ¿Estaría yo tan encima del polo Norte que no era capaz de ver hacia donde tenía que ir? ¿Ahí estaba todo mi problema?
Hubo muchísimas historias a lo largo del tiempo sobre el fenómeno del Polo Norte. Pero en la actualidad, la predominante es que hay dos polos nortes, el geográfico y el magnético, pero si investigas más descubres que pueden llegar a ser cinco, si les sumas a los dos anteriores el “geomagnético”, el de “inaccesibilidad” y el “Celeste”.
De los dos más conocidos, el Polo Norte geográfico es un punto de la superficie terrestre del planeta que coincide con el eje de rotación de la Tierra que nos permite tener noches y días. Nuestro Polo Norte geográfico está situado en el Océano Ártico en alguna superficie helada. Creo que fue un aventurero americano el que llegó hasta él por primera vez en el 1909, quién sino nosotros, siempre tan extravagantes e intentando superar a todos. Quién pudiera ahora mismo estar allí y ver todo desde la lejanía… quién sabe, igual desde esa distancia mis problemas se verían diferentes, quizás.
En cambio, el Polo Norte magnético terrestre actualmente está situado a unos 1.600 km del polo Norte geográfico, cerca de la isla de Bathurst, en Canadá. Lo más curioso que explicaba aquel artículo es que realmente este Polo Norte magnético no lo es exactamente, sino que es un polo sur magnético, por ello señala el norte de la brújula. Ya sabes, todo eso de que los polos opuestos se atraen y los iguales se repelen. Así es la vida, las cosas nunca son lo que parecen ¿no? Y siempre nos gusta lo que no podemos alcanzar. Pero para colmo, este Polo Norte magnético se mueve, si, ¡se mueve! Más o menos unos 40 Km cada año. Y peor aún, a lo largo de la historia del planeta, ha habido cambios de polaridad entre polos. ¡Dios! Si ya el propio planeta no tiene las cosas claras, ¿cómo lo vamos a tener los miserables que vivimos en él? Está claro que era demasiado complicado, todo era demasiado complicado. Y la confusión era predominante en mi vida. Tal y como les pasa a los polos, no estoy donde quiero estar, no coincido con los que me rodean, me siento desplazado y… siento que estoy cambiando, no se por qué, pero es lo que siento.
Con esas ideas en la cabeza, divagando sobre mi propia vida y sobre la del mundo, llegué a la puerta de una cafetería…. “Ufff, Edward tío, que te está pasando?” “¿Por qué justo aquí?” “¿Por qué justo hoy?” Con sinceridad, llevo mal bastante tiempo, desde ESE día, ni más ni menos. He pasado por varias etapas ya, la sorpresa, el enfado, el odio, la huida, la despreocupación, la falsa superación… y ahora… ahora estaba en esa etapa que no sabía ni cómo explicar. Más bien no quería reconocerla….no ahora.
Así que si mis pies me habían llevado hasta aquí, no perdía nada por entrar. Como mucho me ganaría unas horas de dolor. Quizás sea masoquista, pero al menos el dolor me daba a entender que seguía vivo, que aún me quedaba algo de aquellos tiempos que muy en el fondo de mi sabía que añoraba.
Cogí una bocanada de aire, me mentalicé y entré por la puerta de Nuestra cafetería. Me dirigí hacia Nuestra mesa y me senté allí. Mientras esperaba a que Matt viniera a tomar nota de mi pedido, por un instante, sentí paz. Aunque vino seguida de una rabia y rencor que me derrumbaron impidiendo que pudiera cumplir mi deseo de salir corriendo de aquella cafetería donde habíamos compartido tantos ratos libres, tantos momentos de risa y de amor.
Cuando llegó Matt le pedí lo de siempre, un cappuccino con poca leche. Y mientras llegaba el cappuccino, mi mente seguía volando por todos esos recuerdos. Todos esos momentos vividos que, a pesar de doler de una manera insufrible, ahora mimso, no dejaban de ser los mejores de mi vida. Matt volvió con el pedido, se lo agradecí y me volví a sumergir en mis recuerdos ¿Cómo habíamos llegado a esta situación? A ver, me puso los cuernos con mi mejor amigo y por eso se acabó; así de sencillo. Pero, ¿por qué se fue con él? ¿Tuve yo alguna clase de culpa? Es decir, ¿Dejé de cuidar nuestra relación? ¿Se volvió todo rutinario? ¿La dejé de tratar como la reina de mi casa? Mi cabeza seguía centrada en todo aquello cuando oí un carraspeo. Antes de tener tiempo siquiera de levantar la cabeza oí esa voz.
- Vaya, mi mesa de costumbre está ocupada.
Levanto la cabeza y me sumerjo en esos ojos azules. Sentimientos encontrados atraviesan mi cuerpo. Odio y rechazo por la traición, pero al mismo tiempo también añoranza. Espera, ¿añoranza? Si, supongo que añoranza, por el lugar, por la compañía, por los recuerdos. ¡Malditos recuerdos!
Mantengo la vista en esos ojos que parecen temerosos. Ella me mantiene la mirada y junto con un gesto de súplica agrega:
- ¿Puedo compartir la mesa contigo?
Tanya, ¿por qué me lo pones tan difícil? No quiero saber de ti, no quiero nada de ti. Pero, ¿realmente es cierto que no quiero saber nada de ella? En ese momento lo que quiero es salir corriendo, escapar de ella, marcharme, quizás de vuelta a Londres o a cualquier otra ciudad. ¡Qué más da! Mientras sea lejos de aquí. No quiero estar cerca de ella, no quiero verla, no quiero escucharla.
Pero ahí sigue esa mirada, esa súplica silenciosa. Y la verdad es que, en cierta manera, sigo pensando en ella aún, no sé muy bien si guiado por los sentimientos que aún quedan o por la costumbre de pensar en ella. ¿Debería escucharla? Al fin y al cabo, sigo amándola, sino no tiene explicación este sentimiento. ¿No debería escucharla? ¿No debería al menos pedir una explicación a todo lo que pasó? No sé muy bien con qué objetivo, pero una explicación si me merecía ¿no? En realidad, tengo curiosidad por saber porque hizo aquello y luego me envió una carta diciendo que me amaba. Así que, con la vista aun clavada en sus ojos, le digo:
- Siéntate Tanya, creo que tienes algunas cosas que explicarme ¿no?
- Gracias – me responde seguido de un leve suspiro.
Por esos ojos azules que tanto conozco, pasan diferentes sentimientos: alivio, miedo, tristeza, esperanza y vergüenza. Todos ellos en un fugaz flash. Aparta la vista de mí y desplaza la silla para poder sentarse enfrente de mí, como tantas otras veces habíamos hecho.
Hay unos largos segundos de silencio mientras nuestras miradas se vuelven a mantener fijas la una en la otra: verde contra azul. Y en esos momentos, sé que estoy haciendo lo correcto. Necesito escucharla, necesito que me explique el porqué de todo.
Ella hace un breve carraspeo y empieza.
- Te he estado buscando todo este tiempo… yo… eh.. yo necesitaba decirte muchas cosas Edward – y en sus ojos me muestra la mayor sinceridad posible. Nos conocemos bien, sabemos cómo es el otro y el significado de cada uno de los gestos.
- Te escucho Tanya, pero no quiero oír mentiras.
- Bueno, Edward, realmente no sé por dónde empezar. Yo, me siento tan confusa aún. Yo… no… yo no me reconozco.
- Yo tampoco te reconozco Tanya. No sé dónde está mi Tanya – le respondo con la mayor de las sinceridades.
- Por favor, Edward, déjame explicarte. Y luego si quieres te daré un tiempo, prometo no agobiarte. Pero no prometo dejar pasar esto, dejar pasar lo nuestro… porque realmente es importante para mí.
- Ya lo vi Tanya, ya lo vi – responde el rencor a través de mis labios.
- Edward… sé que es complicado de entender, pero déjame explicarte, por favor.
Y allí, tal y como habíamos hecho muchas veces en los anteriores años, hablamos cogidos a un par de capuccinos. Intento mantener la mente abierta, intento escucharla y ponerme en su lugar. Pero aun así me duele escuchar que no sabe por qué ha pasado lo sucedido en mi habitación. Me explica que fue un impulso por parte de ella, que no entiende aún como se dejó llevar por la situación. Me promete que aquello que vi fue el único acercamiento que habían tenido y que ella no culpaba a Jake por aquello, que fue culpa de los dos. Con lágrimas en los ojos me explica todo lo que pasó en mi habitación hasta el momento de mi llegada.
Y muy en el fondo, entiendo lo que había sentido Jacob hasta el momento, siempre al lado de algo inalcanzable. Así que no lo culpo por intentarlo por una vez, aún traicionando a tu mejor amigo. Y por otro lado, entiendo en cierta manera la actitud de ella. Yo nunca le había sido infiel a ella, pero había vivido en mis carnes estas últimas semanas sensaciones e impulsos incontrolables que me habían hecho actuar de una manera tan diferente a la mía. Me habían hecho hacer cosas de las cuales me avergonzaba y sorprendía en la misma medida.
Así que una pequeña parte de mi corazón, los empieza a perdonar. Aquella había sido la peor de las traiciones que una persona puede sufrir y seguramente no sería perdonada jamás. Pero mi madre, Esme, desde pequeños nos había inculcado la necesidad de perdonar a la gente para mantener el odio y el rencor lejos de nuestro corazón y poder seguir adelante. Siempre nos había dicho que “perdonar es de sabios, olvidar es de tontos”.
Tanya se disculpa en varias ocasiones por todo lo sucedido, pero sobretodo por todo el dolor que se imaginaba que había pasado. Y he de decir que aunque lo había pasado y aun lo estaba pasando mal, puedo ver en su mirada el mismo dolor que el mío. Supongo que al dolor de la separación, hay que sumarle la culpabilidad y el desprecio que siente hacia ella misma. Así que en cierta manera, Tanya lo está pasando peor que yo. Y es ese instinto protector que siempre tuve hacia ella, guiado por el amor que siento por esa mujer que tengo sentada enfrente, el que dirige mi mano desde la taza donde las tenía sujetas hasta llegar a su mano a través de la mesa.
Y en cuanto nuestras manos entran en contacto, ella se queda callada y me mira fijamente y puedo ver de nuevo a mi Tanya, hundida y derrotada, pero mi Tanya. Intento tranquilizarla frotando mi dedo pulgar por encima de sus nudillos, mientras cambio ligeramente de tema y le pregunto por cómo le va todo. Me cuenta que sigue trabajando en el mismo laboratorio de investigación, que parece que han avanzado mucho en el último proyecto. Está trabajando muchas horas porque el tiempo límite se les echa encima y me parece entender que al mismo tiempo, estar ocupada todo el día la mantiene a flote, lejos de todos los problemas que le derrumbaban al llegar a casa. Yo le explico sobre el inicio de curso, los exasperantes alumnos de primero, las reuniones de claustro ininterminables…
Llegado a cierto punto me pregunta donde he estado metido todo ese tiempo que he estado desaparecido. Le digo que me fui del país porque necesitaba escapar de todo y no insiste más con el tema. Poco a poco la conversación va derivando en familia, amigos e incluso algún recuerdo divertido. Claro que si hablas de Emmet es imposible no sonreír con alguna de sus chiquilladas. Hablamos de muchas cosas pero mantenemos a alguien al margen de la conversación, supongo que Jacob no es un buen tema de conversación ahora mismo; aunque no sea el malo de la película, sino una víctima más de este lío en el que nos hemos metido todos.
Así que aquí estamos los dos, hablando de nuestras vidas, con cierto sentimiento de alerta y ligera desconfianza, pero por encima de todo esto aún fluye una sensación de comodidad, de que ahora todo está bien, todo es correcto. Lógicamente no se ha olvidado nada, pero es como si la sensación de estar juntos sentados y charlando, ya fuese suficiente para empezar a sanar heridas, fuese suficiente para apartar momentáneamente ese episodio y disfrutar de la compañía que tanto habíamos añorado.
Después de contarle la última batallita de Emmet y riéndonos aún de sus ocurrencias, cogidos de la mano por encima de la mesa, Tanya se pone seria repentinamente y me mira con una mirada tierna y dulce.
- Edward, te he echado tanto de menos. No te lo puedes imaginar. He echado de menos compartir estos momentos de tranquilidad. Me siento como en casa. Esta tarde aquí contigo está siendo como un oasis en mitad del desierto. - ¿Qué puedo responder yo a eso? ¿Quizás la verdad? Mejor no o mejor si. Edward, no lo pienses más, dile la verdad. También la has añorado.
- Yo también he echado de menos nuestras charlas Tanya – y muchas otras cosas pienso para mí.
- Sé que esto no cambia nada, pero me gustaría seguir manteniendo el contacto, me gustaría saber cómo estás. – y de nuevo allí veo a mi Tanya, destrozada pero en cierta manera esperanzada. ¿Y cómo voy a decirle que no si yo soy el primero en desearlo?
- A mí también me gustaría Tanya.
Y con esas confesiones seguimos hablando de mil historias más hasta que se hace tarde y Matt empieza a subir con discreción las sillas encima de las mesas.
- Bueno, creo que Matt ya tiene ganas de irse a casa – le digo con una sonrisa sincera en la cara.
- Si…. Uii, se me ha pasado la tarde volando. ¿Cuántas horas llevamos aquí charlando? ¿Cuatro, cinco? – ¡Casi seis!
- Si, ha pasado volando. Deberíamos ir saliendo. – Me acerco a la barra y le pago a Matt lo que habíamos consumido, mientras Tanya me reprocha por haberlo pagado todo. Y esa situación se me hace tan común y familiar, siempre discutiendo por quién paga las cosas. Y sin querer suelto lo primero que me viene a la cabeza, sin recordar todo lo que hemos vivido en estos últimos meses - ¡No te preocupes, eso se compensa haciéndome una de las fabulosas Quiches de Tanya! – Mientras ella me mira sorprendida por la naturalidad con lo he dicho. Supongo que sin querer, da un salto en el tiempo y se sitúa en aquellos momentos donde éramos felices.
- ¡De acuerdo! Te invito a cenar, ¿quieres? – pregunta con una sonrisa en su cara pero con un gesto de estar extralimitándose en la mirada. Aún así en sus ojos hay un brillo de ilusión. ¿Qué estará ella viendo en los míos? Di que si Edward, di que si… una cena no hará daño a nadie.
- Hombre… ¡No puedo rechazar un manjar como ese! Además ya sabes que soy un cocinero pésimo, si no fuese por las comidas en la facultad y la comida para llevar…
- ¡Ya decía yo que te veía un poco flacucho! – y así entre bromas y sonrisas nos dirigimos hacia su casa. Lo que no esperaba es que su casa siguiese siendo nuestra antigua casa, no se había mudado, se había quedado en ella a pesar de todos los recuerdos y dolor.
Así que entramos en el apartamento, y el olor, ese olor a nuestro hogar me invade las fosas nasales y destruye momentáneamente todo esos sentimientos de rencor y dolor que tengo aún guardados dentro de mi. Me siento en casa, de nuevo en casa. Es como cuando estás mucho tiempo fuera, ya sea por motivos laborales o personales, que cuando vuelves a casa, nada más entrar por la puerta sientes como todas esas tensiones se marchan y se te escapa ese suspiro y piensas “¡Por fin en casa!”. Pues así me siento una vez atravieso la puerta.
Tanya me devuelve a la realidad diciéndome que me ponga cómodo, que ya conozco el lugar y que ella va a ponerse cómoda. Mientras habla, desaparece por la puerta de la que fue nuestra habitación. Así que me saco la chaqueta, la dejo en el perchero y recorro con la mirada la estancia. Y hay algo que me impacta, dando un vuelco a mi corazón. Allí está, en un mueble al lado de la televisión donde siempre ha estado, ese marco de fotos tan original donde estan las fotos de nuestros mejores momentos. En ellas se ven un Edward y una Tanya sonrientes, abrazados, mirándose a los ojos, besándose, estirados, posando… pero en todas las imágenes se nota el amor que había en nosotros. ¿Por qué aun tenía aquí este recuerdo doloroso? ¿Qué necesidad tiene de seguir sufriendo? “Edward, ¿no lo ves? Ella aún te ama, no te ha mentido. Y tú en el fondo sabes que aún la amas”
No sé cuánto tiempo he estado parado mirando las fotos, pero salgo de mi aturdimiento cuando oigo la puerta volver a abrirse y salir a Tanya con un pantalón corto a juego con una camiseta de tirantes que suele usar para estar por casa. Además lleva su larga melena rubia con tonos rojizos atada en una cola de caballo que le cae por los hombros y se balancea al mismo tiempo que caminaba. Al pasar por mi lado y ver lo que estaba mirando me da una suave sonrisa y me dice:
- ¿Quieres ayudarme? ¿O prefieres sentarte en el sofá y tomarte una copa de vino?
- ¿Qué te parece si hago las dos cosas? Preparo un par de copas y te ayudo a hacer la Quiche. – Le digo con una sonrisa
- ¡Perfecto! Ya sabes donde están las copas y el vino. Escoge el que más te guste.
Y así voy haciendo mientras a ella la veo sacar cosas de la nevera. Siempre me había gustado verla cocinar y ayudarla en las cosas básicas. Se concentraba en los pasos porque según ella las cosas tenían su orden y había que seguirlas; se ponía seria y se le formaban una especie de arruguitas a los lados de los ojos que me resultaban tan dulces.
Así que me manda trocear la cebolla mientras ella va preparando el resto de ingredientes y los va pasando por la sartén. Una vez acabo con la tarea me pone a batir huevos, y me hace gracia porque esa era una faena que Esme siempre nos ponía a hacer a Emmet y a mí de pequeños.
Todo esto parece tan natural, tan familiar que casi no me deja pensar en nada más que en la comodidad que siento, en lo a gusto que me encuentro. Así que decido dejar de darle vueltas a los problemas y simplemente disfrutar.
Seguimos unos momentos más hasta que está todo listo, entonces rellenamos el molde y cuando ella lo va a meter en el horno otra nueva acción sale de mí con normalidad. Le cojo de la muñeca y la miro a los ojos.
- Creo recordar lo que pasó la última vez que metiste una quiche en el horno. Si me permites… – Le digo al mismo tiempo que tomo la bandeja del horno. Recuerdo como aquella vez debido al peso perdió fuerza y cayó la bandeja del horno al suelo, saliendo disparado el molde de vidrio y estallando contra el suelo. El resultado fue una Tanya con algunas quemaduras en una mano debido al horno y algunos cortes bastante profundos en la otra mano debido a los cristales rotos.
- ¿No lo vas a olvidar nunca eh? – me suelta con una sonrisa, pero rápidamente se da cuenta de las dobles intenciones que podría tomar sus palabras y se pone seria.
- No me cuesta nada hacerlo. Además, tengo hambre y preferiría cenar que pasarme la noche en urgencias mientras te suturan – le digo con algo de socarronería para romper la tensión. Ella me devuelve una amplia sonrisa, supongo que agradecida por que intente dejar de lado el incidente y simplemente disfrute de la noche, y me hace un gesto de cesión con la cabeza.
Mientras yo voy metiendo la bandeja en el horno y lo ajusto para que se apague y nos avise en 30 minutos, ella se encarga de meter todos los cacharros en el lavavajillas. Cuando acabamos nos vamos con nuestras copas a la sala.
Cuando llegamos, Tanya se sienta en el sofá y yo… con cierta incomodidad me quedo mirándola de pie. Hay muchas cosas que inconscientemente mi cerebro iba registrando, el olor de hogar, la naturalidad con la que me muevo en aquella casa, las fotos, Tanya vistiéndose cómoda, las cosas colocadas donde siempre en la cocina, Tanya haciendo sus faenas típicas y yo las mías y justo ahora Tanya sentada en “su” lado del sofá donde siempre nos poníamos a charlar con su cabeza en mi pecho y mi brazo rodeándola. Y en ese momento quiero seguir dejándome llevar, quiero sentarme en el sofá y rodearla con el brazo y seguir nuestra tan preciada rutina, pero en lugar de eso me voy hacia la mini-cadena que hay en la sala y la enciendo.
Y esa suave melodía me devuelve a unos meses atrás.
---------- Flashback -----------------------------------------------------------------------------------------
Estaba en el comedor de la universidad, oyendo hablar a mis compañeros de sus cosas, cuando Martin comentó algo sobre un cantante llamado Milow. Tanya me había hablado de él, así que puse algo más de atención a lo que decían. Resulta que Milow iba a venir a Toronto a hacer un concierto en un mes, el 13 de marzo. Bien, creo que sería una buena sorpresa! Últimamente está trabajando muy duro y se merece una recompensa.
Así que en cuanto llegué a mi despacho me conecté y vi que era cierto, que haría una actuación en el Canadian Music Week showcase. No me lo pensé mucho, cogí un par de entradas y un bonito hotel para pasar un buen fin de semana.
Cuando llegué a casa se lo enseñé y lo primero que hizo fue saltar a mis brazos y abrazarme. La verdad es que sabía que le gustaría, pero no me esperaba tanto entusiasmo.
---------- Fin del flashback ---------------------------------------------------------------------------------
Lo cierto es que pasamos un fin de semana increíble, fuimos en coche desde Chicago toda una aventurilla de 8 horas de coche donde charlamos y nos reímos de muchas cosas y el concierto fue muy bueno. Siendo sincero, no había escuchado mucho de él, pero era un estilo suave y refrescante. Al final del concierto hizo una firma de discos así que no dudé en comprarle uno a Tanya y acompañarla a la firma. Y justo ahora, de fondo… aquella melodía suave que nos transportaba a los dos a épocas mejores, épocas de risas y amor.
http://www.youtube.com/watch?v=i6ww4ifEAZ0
Intento no pensar mucho, intento sólo me he dejado llevar. “Haces bien Edward, solo siente, déjate llevar… no hay nada malo en ello. Habéis sufrido mucho los dos, daros una tregua.” “Sigue la canción, la canción lo dice: la has deseado, te enloquece, enfréntalo”. Así que me voy acercando al sofá donde está Tanya sentada y me siento a su lado sin dejar de mirarla. Palmeo el espacio que quedaba libre entre nosotros dos y cuando ella se acerca, paso el brazo por su espalda. Ella se deja llevar por la situación también y se inclina ligeramente sobre mi pecho soltando un suspiro. Estoy seguro de esto, ambos necesitamos la tregua. Así que la abrazo con más fuerza y le digo:
- He echado mucho de menos esto. ¿Qué recuerdos Milow eh? Pasamos un buen fin de semana.
- Yo también te he echado de menos. No te imaginas. – y tras una pausa en la que noto como se formaba una sonrisilla en su cara añade – Lo de Milow fue una gran sorpresa, me recuerda tantos buenos momentos que no puedo parar de escucharlo.
Nos quedamos en silencio, escuchando la canción. Tanya empieza a dibujar círculos en mi pecho con su dedo índice provocando un cosquilleo, una sensación burbujeante, que va directa a mi zona más sensible. Tanya sabe lo que conseguirá haciendo esto ¿verdad? Quiero decir, nos conocemos. Sabe lo que habrá si sigue por este camino. Es decir, ¿lo desea tanto como yo? Edward, relájate, solo es algo cariñoso, solo eso.
Justo en ese momento Tanya levanta ligeramente la cabeza de mi pecho para mirarme a la cara, sus profundos ojos azules me atrapan por unos segundos y no soy capaz de pensar en nada. En ese momento estoy bien, me encuentro a gusto después de tanto tiempo sin sentirme bien. Mis ojos se desplazan a la lengua que pasa por sus labios humedeciéndolos. Así que sin dudarlo demasiado, me acerco a sus labios y los rozo suavemente con los míos. De los labios de Tanya escapa un suave jadeo y sus manos se mueven de mi pecho a la parte de atrás de mi cuello, mientras me da un leve y casto beso.
Y esos suaves besos envían relámpagos de placer por todo mi cuerpo, dejándome en un estado de agitación. Ella quiere esto, seguro que lo quiere, lo desea tanto como yo. Y no duda en demostrármelo de nuevo. Con su mirada clavada en mi, vuelve a acercarse a mis labios y los roza suavemente mientras me acaricia la nuca.
Y en ese instante no dudo en que es hora de dejarse llevar, ya habrá un después en el que pensar, ahora mismo es sólo sentir. Así que la acerco más a mí poniendo una mano en su mejilla y otra en su cintura, y suavemente lamo su labio inferior provocando un nuevo jadeo por parte de los dos.
Tanya abre la boca y se prepara para su visitante mientras yo voy acariciando con mis manos su espalda y su cuello. Suavemente me acerco y introduzco mi lengua en su boca y allí me encuentro a una compañera de baile envidiable que me sigue al compás de la música de fondo, creando una coreografía tremendamente dulce y sensual. Sus manos suben y bajan sobre mi nuca y hombros, repartiendo suaves caricias que no hacen más que encender más mi pasión y crear la necesidad de devolverle todo el amor que me está demostrando.
Tomo a Tanya por la cintura y la subo a mi regazo, provocando un ligero roce en una parte que en estos momentos empieza a estar extremadamente sensible. Mientras, ella se aprieta más a mí y puedo notar cada una de las curvas de su cuerpo sobre mi piel. Y no dudo ni un segundo en repasarlas con mis manos. Voy bajando por su cuello, a través de su espalda por encima de su columna vertebral, repasando cada centímetro de esa piel que he añorado tanto estos últimos meses. Mis manos saben de sobras el camino sobre este perfecto cuerpo tan familiar, así que siguen bajando hasta llegar a sus caderas, donde las tomo suavemente y aprieto ligeramente contras las mías, provocando un sonoro jadeo por mi parte. En ese momento desplazo mis labios por su mejilla y sigo a través de su mandíbula, bajando por su cuello, repartiendo besos en toda la superficie de piel que encuentro a mi alcance.
La respiración de ella es cada vez más acelerada y la mía no quiere quedarse atrás. Las juguetonas manos de ella abandonan mi nuca y se desplazan hacia abajo a través de mis hombros hasta llegar a mis pectorales donde repasa cada uno de los músculos como si quisiera comprobar que nada ha cambiado en este tiempo. Una mano traviesa sigue bajando hasta llegar a la altura de mi vientre y busca una entrada para poder pasar por debajo de la camiseta. Cuando lo consigue, desliza la camiseta hacia arriba con la ayuda de su manos y empieza a repartir besos por mis pectorales mientras va repasando cada uno de mis abdominales con su otra mano. Sigue tironeando de la camiseta y entiendo esa acción como una clara sugerencia a que sobra ese pedazo de ropa. Esa acción enciende mi cuerpo y sin siquiera notarlo, manda mis manos hacia arriba, atrapando mi camiseta y sacándola en un rápido movimiento.
Sin dudarlo ni un segundo, mis manos celosas de las suyas y deseosas de tocar su piel, se introducen por debajo de su camiseta y van subiendo lentamente por su vientre buscando su objetivo final. Mis labios siguen repartiendo besos por las zonas que quedan a mi alcance. Diosss no recordaba con exactitud como de suave era su piel, como de tibia y agradable era al tacto. Voy esparciendo besos por sus hombros, acompañados de algún mordisco suave mientras ella sigue enfrascada en mi pecho, repasando y lamiendo todos y cada uno de mis músculos, consiguiendo acelerar mi respiración.
Mis manos siguen subiendo, acariciando todo lo que encuentran a su paso hasta por fin llegar a sus pechos. Sin dudarlo ni un segundo poso las dos manos sobre ellos, masajeándolos y dando suaves apretones mientras noto como sus pezones se vuelven cada vez más duros.
Y en ese preciso instante, algo estalla dentro de Tanya. Lo veo en su mirada, todo es fuego y pasión. Deja su labor por unos segundos, se endereza y con un rápido movimiento se saca la camiseta. Fija su mirada en la mía, mostrándome toda la lujuria que siente y con extrema delicadeza se acaricia los pechos mientras me sigue mirando y continua acariciándose su vientre plano mientras dirige sus manos hacia su espalda y se deshace de su sujetador, mostrándome sus dos perfectos pechos con sus pezones duros y esperando mi atención.
Uffff, calor calor calorrr, mucho calor. Realmente Tanya sabe cómo hacerme subir la temperatura. Entre la mirada y esas caricias y esa visión… ufffff… excitación pura y dura. Miles de descargas empiezan a centrarse en una única zona de mi cuerpo, consiguiendo que mi erecto pene se endurezca hasta unos límites realmente dolorosos. Parece ser que esos impulsos que están llegando no son detectados solo por mí, ya que Tanya me mira con una sonrisa socarrona al mismo tiempo que se muerde el labio y se aleja de mí.
La pérdida de esa cercanía crea una repentina sensación de malestar, que desaparece en cuanto intuyo sus intenciones. Coloca sus manos en mi cinturón y rápidamente lo abre, con solo una mano y mirándome a los ojos abre el botón del pantalón y baja la cremallera, mientras con la otra mano acaricia mi entrepierna. No necesita decirme nada cuando veo que agarra los extremos del pantalón. Levanto las caderas y la ayudo a sacármelos. Junto con los pantalones, Tanya ha bajado los bóxers. Se agacha muy lentamente y me deja un ligero beso en mi miembro mientras va deslizando su pantaloncito y su tanga hacia abajo suavemente por sus largas piernas.
Y en un movimiento realmente felino, salta sobre mi regazo con una pierna a cada lado. Después de ese momento de ensimismamiento, pataleo para sacarme totalmente el pantalón y los zapatos y dirijo mis manos rápidamente a sus caderas para atraerla hacia mí y conseguir una mayor fricción. Tanya desliza sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mi cuello, mientras yo me lanzo a por su bendita boca. Empezamos una lucha con nuestras lenguas para controlar el beso, sin importar realmente el ganador, ya que los dos nos estamos llevando el premio gordo. Y de repente, sin ser consciente del movimiento, Tanya empuja con fuerza hacia abajo y mi pene penetra con dureza en su interior. Unos jadeos fuertes salen de nuestras gargantas debidos a la tremenda sensación.
Diosss, Tanya iba a matarme. Esta … tan…. Lista… tan… uff… tan estrecha… de mi garganta solo salen gemidos guturales. Ella gime y susurros ininteligibles escapan de su boca, al mismo tiempo que empieza a acelerar el ritmo de sus movimientos.
Sujeto mis manos a ambos lados de sus caderas y la acompaño en el movimiento mientras mi boca busca su garganta para ir repartiendo besos, lametazos y mordiscos. Jadeos y gemidos escapan sin cesar de nuestras bocas e incluso alguna palabra sin sentido. Tanya marca un ritmo salvaje mientras inclina el cuello hacia atrás para darme más acceso a él. Y con esa posición veo a mis dos olvidados objetivos saltando arriba y abajo producto de los movimientos enérgicos de su propietaria. Atrapo un pezón entre mis labios y jugueteo con él mientras el otro la voy pellizcando con la mano que libera una de sus caderas. Succiono con fuerza y unos gemidos altos escapan de la garganta de ella, consiguiendo satisfacerme más aun. La presión en mi bajo vientre es cada vez más insoportable, dudo que aguante mucho más si seguimos con este ritmo, pero no parece que ella tenga intención de bajarlo
- Tanya…. Si sigues… asi.. no me va… a quedar mucho - Cambio de pezón y succiono con fuerza al otro como si me fuera la vida en ello. Aprovecho la mano libre para deslizarla hacia abajo a través de su largo cuerpo y cuando llego a mi destino pellizco suavemente ese pequeño botón abultado que se encuentra entre sus piernas.
- Déjate llevar…. Déjate llevar… ¡Edward! - Y ese grito saliendo de su garganta, junto a los espasmos de su interior que aprisionan mi miembro más aun, provocan que una descarga eléctrica de alto voltaje atraviese todo mi cuerpo, desde la punta de mis pies hasta la cabeza provocando una descarga brutal de mi miembro.
Un grito con su nombre escapa de mi garganta mientras miles de réplicas de esa descarga se suceden viajando por todo mi cuerpo.
Tanya sigue moviéndose encima de mí sin cansancio, hasta que cinco o seis embestidas después, su interior se tensa completamente y un grito con mi nombre escapa de su boca. A continuación cae rendida sobre mi pecho y solo se oye el ruido de nuestras respiraciones intentando acompasarse. Mi mano sube y baja por su espalda en un vago intento de reconfortarla.
Unos minutos después, Tanya levanta la cabeza de mi hombro y me muestra una tímida sonrisa. ¿Tímida? Después de haberse mostrado como una leona, ¿ahora vuelve a ser una gatita? Je je, esta es mi Tanya. Lleva algunos mechones pegados a su cara, su cola de caballo ha perdido muchos de ellos que andan sueltos o pegados a su cuello. Tiene las mejillas coloradas y una fina capa de sudor por encima de su piel. Y en ese instante, lo único que me apetece es besarla, abrazarla y dejarme llevar por mis impulsos.
No hay muchas palabras, tampoco es que sean necesarias, ya nos conocemos demasiado bien para saber nuestros sentimientos con solo unos simples gestos. Caricias y tiernos besos se suceden en este momento tan íntimo donde solo existimos nosotros dos.
Y así, entre caricias y besos....y después apretones, lametones y roces...así hemos acabado, abrazados en la cama. Después de repetir otra sesión de sexo, este veza la más salvaje que la anterior, en mitad de la pared del pasillo que va a nuestra habitación, y otra ultima sesión, algo ya mas duce y suave, en la que fue nuestra cama durante mucho tiempo.
Tanya descansa ahora recostada sobre su lado derecho y se está quedando adormilada. Su espalda está completamente pegada a mi pecho y mi brazo, rodeando su cuerpo en un dulce abrazo. Ahora, en este estado de duermevela, mi cabeza intenta analizar lo sucedido. Y la verdad es que creo que no es demasiado complicado. Amo a esta mujer, mi mujer. Y ella me ama a mí, se eso no hay duda. Ha habido una situación crítica y ha sido necesaria una separación para poder asimilarlo todo. Pero ahora, rodeando su cálido cuerpo, en nuestra cama y entre nuestras sábanas estoy seguro de lo que quiero. Nadie sabe cuánto he echado de menos este sentimiento- Me siento en paz, me siento en casa.
Y aunque puede que sea complicado volver a recuperar la confianza, estoy seguro que los dos vamos a luchar juntos para volver a estar como siempre. Por encontrar el Polo Norte, nuestro Polo Norte.
Hace un poco de calor por aquí ¿Verdad?....Cuantos giros esta dando esto…y los que quedan
El lunes mas……
16/08/2010 Almu
18/08/2010 Nuri
20/08/2010 Ayyys
23/08/2010 Mary
25/08/2010 Karla
27/08/2010 Adry
30/08/2010 May
01/09/2010 Andrea.nube
03/09/2010 Alba
06/09/2010 Grisel
08/09/2010 Airam
10/09/2010 Montse
13/09/2010 Milu (lunes)
12 Sonrisas:
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
OMGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG
Ejem, ahora sí volví a mis cabales ( jaja)
Cris Dios miooooooooooooo te volviste team Taniaaaaaa, amo este capitulo, bienvenido lemonnn
hace calor verdad?? debo reconocer que cuando estaban avanzando las cosas mi mrada checaba a cada rato el marcador del avance de pagina , es que tenía miedo que acabe el capitulo antes que acaben los tórtolos jajajaj, subiste las apuestas tambien vos Ayyys, asi que ahora a ver que se viene.
Venia tan relajada leyendo lo del polo norte pensando es tan de Cris poner algo así hasta que las llamas consumían mi computadora jajaja
Quedé agotada pero totalmente satisfecha, gracias amiga. Beso
Que te puedo decir???
Pues lo mismo que me dijiste tu a mi.....IM-PRESIONANTE! TREMENDO, IMPACTANTE, ARROLLADOR, INNOVADOR.......jajajaja
Genial!!! Hacía falta algo como esto! Que estaba todo demasiado tranquilo!!
Para mi esta vez, Edward ha sido fiel a lo que es. Puede parecer que se le ha ido la cabeza, pero la verdad es que ha seguido sus sentimientos. Bien por el y por ti!!!!
Lo de los polos me ha encantado, y no solo en eso se ha notado que es tuyo el capi jejeje. Que calentita la última parte!!! uy uy uy
Bueno, me ha encantado, de verdad!!!! Y era lo que se necesitaba.....
Un besazo!!
oh por Dios... pero q fue esooo----
Porque Tania?? nooo a mi me cae mal :(
chicas yo quiero Bellward :S.. pero bueno seguimos esperando... a ver como avanza ... ehh bueno esta super chido el fic.... es bien.... espontaneo,,, e inesperado
Animo chicas exelente trabajo :D
soolo puedo decir q calor!!!
q rumbo esta tomando este fic!!
OMG!!!!!!!
Perdon, lo del titulo es por que asi vamos a quedar todas al final????
Ays muy buen capitulo, solo espero que como van las cosas Alice no termine con Jacob y Ros con Jasper jajajaja. xoxo
Que buen capítulo, excelentemente bien redactado, con un derroche de cultura impresionante y un manejo de las emociones muy bien logrado, dedicate a escribir, es lo tuyo!!
felicidades
OMGGG
Aun sigo pensando en el capitulo, extra largo y sentido. Que hot OMG
Soy team bella edward pero con esta narrativa y esta explicacion de sentimientos creo que voy a cambiar. felicidades ayyys. espero al siguiente.
Sonia
Un limón, mi limonero, entero me gusta más (8)....
Hace calorcito....un poquito si hace dios...
....Espera que en su momento me leí el capitulo pero ahora me he vuelto a leer el lemon y .....Vaya Hot....el primero de la historia y superado pero con nota....Ay Edward, quien te iba a decir a ti al principio que ese café te iba a dar tanto.....Y esa Tanya leona....JoDer....
Estoy con Nuri en que Edward a sido fiel a sus sentimientos, después de tantos años, es muy difícil pasar página y más si se ama tanto, y...por sus últimos actos, estaba claro que algo le pasaba al muchacho, ya vamos viendo lo que es...Ahora falta ver si realmente puede ser capaz de perdonarla, y encuentra su polo norte...
El punto de los polos, muy tuyo...muy de Ayyys
Nada chicas...Ahora todas en busca del polo norte de la historia, ¡Madre de dios, como va a terminar esto!, y los otros encerrados en una habitación con nata
Tremendo el capítulo...Muy buenas reflexiones....
QUEEE!!! ACASO YA LE PERDONO K SE ACOSTARA CON SU MEJOR AMIGO??
DIOS PERO Q IMPACTANTE!
Y QUE PASO CON BELLA? SE QUEDA CON EMMET?
AL FINAL NO SE QUEDA JUNTOS BELLA Y EDWARD COMO EN CUALKIER OTRO FIC?!
Valla este fic si k es enredado pero espero que Bella se quede con Edward
Ays cada dia me sorprenes mas, productora, diseñadora,creativa,intelectual y sensual.
A cuantas revoluciones por minuto funciona tu cerebro? xoxo.
Bueno, he de decir que me esperaba insultos y todo, pero veo que habéis reaccionado mejor de lo esperado!
jajajaja
En mi opinión hay que darle algo de vidilla al fic, porque en la vida real las cosas no son como un cuento de hadas... y tampoco me gustaría que lo fueran! ¡Soy guerrera!
Pues nada, vamos a ver como se resuelve este entuerto. Gracias por las buenas palabras, han sido toda una sorpresa! :D
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?