Vale chicas, ya tocaba capítulo de esta historia. Lamento el retraso pero este mes, esta siendo algo complicadillo, y si a eso le sumamos todo lo que tengo entre manos para el próximo aniversario del blog… pues hace que la concentración apenas aparezca. Y cuando aparece, no me gusta el resultado. Es que… parece que no, pero… estar narrando a dos Edward tan sumamente distintos en esencia, y que no se me mezclen las personalidades… cuesta un poquito.
Os dejo rápidamente el capítulo, tengo una prisa tremenda, pero… en alusiones a vuestros comentarios… ¿Estará Edward obsesionado con Bella?... ¿con el recuerdo?... mmm, a ver que nos dice el chico hoy ;-)
****
Capítulo 9
—¿Sientes las mariposas recorriendo tu estómago? –susurro Emmett en mi oído, con descarada ironía.
—Eres un cabrón –respondí sin dejar de mirar a mi claro objetivo, avanzando cual felina segura de si misma hasta nosotros.
—A mi no me miras así –volvió a susurrar Emmett cómicamente.
—Cállate idiota. Solo la miro igual que tú miras a Rosalie –conteste tras mirarlo, cerciorándome así de que estaba en lo cierto. A Emmett también se le caía la baba.
—Está demasiado buena para mirarla con otros ojos.
—Y eso que te intimidaba –ironice tras sus palabras.
—Soy hombre Edward, y que me intimide no significa que sea ciego. Pero eso no significa que vaya a terminar entre sus faldas.
—¿A no? –pregunte impresionado. Emmett volvió a negar con la cabeza, confirmándome así lo estúpido que era—. ¿Vas a dejar pasar la oportunidad con un bombonazo como ese?
—Simplemente no voy a buscar nada –respondió con naturalidad, mientras se encogía de hombros. Lo dicho, este chico era tonto de remate.
—Pues yo… —susurre alzando mi copa de vino—, espero encontrar la cima –sentencie con seguridad, tras brindar conmigo mismo.
—¿Qué habláis chicos? –pregunto la rubia, con una marcada sonrisa en sus labios, mientras ambas volvían a sentarse cada una a nuestros respectivos lados.
—Edward me estaba comentando la arquitectura del local. Se ha quedado impresionado con las molduras de los techos y tabiques –respondió Emmett con humor.
—Y seguro que con alguna que otra moldura andante –ironizo Bella llamando mi atención, la cual fue correspondida con una sutil sonrisa por su parte, mientras de fondo se escuchaban las risas de nuestros amigos ante su comentario.
Si supiera que la única moldura andante que llamaba mi completa atención era ella, seguramente el sonrojo habría hecho acto de presencia en sus marcados pómulos, mientras continuaba manteniéndome la mirada.
Mentiría si dijera que esa seguridad en si misma, no me volvía completamente loco. Pero también lo haría, si no admitiera que me encantaba hacer que se ruborizara. Como cuando admire su profunda belleza al verla en la puerta del hotel esperándonos a Emmet y a mí junto a Rosalie, o cuando, en un gesto de caballerosidad, mantuve su silla para que se sentara, o las mil y una veces que me había pillado observándola durante la cena, cual adolescente enamorado.
Pero a diferencia de eso, yo no estaba enamorado, ¿como estarlo si ni siquiera sabía el significado de esa palabra?, y… siendo sincero conmigo mismo, por muy buena que estuviera Bella, quería seguir sin saberlo. Mis actitudes para con ella durante la velada no eran más que tácticas de seducción, esas que todo hombre desplega cuando su sistema le alarma se enciende. O dicho de otra forma mucho más vulgar, cuando el musculo residente entre nuestras piernas, desea atención.
Aunque, siendo honesto, debía reconocer que con Bella, estaba poniendo toda la carne en el asador. ¿Y como no hacerlo si no había sido capaz de sacármela de mi cabeza un solo instante desde la noche anterior? Aunque... tampoco lo había intentado. Pero ¿cómo hacerlo si solo el recuerdo de su nombre ya bastaba para hacer palpitar mi entrepierna? Entrepierna que ansiaba por volver a escurrirse entre sus piernas.
—Aquí tenéis chicos, la casa invita –la mirada coqueta de la camarera, irrumpió de pronto en mi ángulo de visión, sacándome así de mis pensamientos.
—¡Wow!, esto no pasa por Nueva York –vociferó Emmett, mientras yo me limitaba a devolverle una sonrisa de agradecimiento a la chica que parecía no querer marcharse sin ella.
—Rose tomate el mío.
—Tienes que tomártelo Bella –respondí ante su comentario, a la vez que me hacía con dos de los cuatro chupitos de la bandeja plateada que acaba de traer la de mirada descarada.
—He bebido demasiado vino durante la cena y me siento algo aturdida –susurro la aludida, a la vez que apoyaba su espalda sobre el respaldo de la silla y acariciaba su frente con la yema de sus dedos.
—Pero tenemos que hacer un brindis –rogo Rosalie, a la que Emmett ya le había dado uno de los dos chupitos que quedaban.
—Es que… —dudo—, el tequila y yo…
La imagen de Rose, apoyada en la mesa sobre sus codos, mientras mantenía en alto el pequeño vaso, acompañada del gracioso puchero que se divisaba en su labio inferior, parecía no conmover a Bella.
—Venga Bella –llamé su atención—. ¿Que daño puede hacer un chupito? –insistí.
Pude ver la duda en sus ojos, cuando estos me miraron tras mis palabras. Parecía debatirse entre lo que quería y lo que debía hacer. Como si el tomarse ese chupito, fuera a marcar una diferencia.
Mis ojos seguían estudiando con detenimiento los suyos, como si de un momento a otro, estos fueran a darme paso a leer sus pensamientos, cuando la indecisión atisbada en ellos hasta el momento, pasó a la más pura de las seguridades, esa que siempre estaba patente en todas sus miradas.
—Está bien… —sentencio irguiendo su cuerpo sobre la silla, y tras hacerse con el chupito, pregunto—; ¿Por qué brindamos?
—Pues… —intervino Rose, aclamando así la atención de todos—. Porque esta noche, sea el principio de una bonita amistad –concluyó, dedicándole una mirada a Emmett, dejándolo aún más intimidado de lo que parecía estarlo.
—Brindo por eso –sentencie alzando mi vaso al aire, para después llevarlo hasta mis labios, sin apartar un solo instante mi mirada de los movimientos de Bella.
Y entonces, como si de un deja vu se tratara, la lengua de Bella acaricio su labio inferior trayéndome el recuerdo de aquella noche, aquella noche hacía más de seis meses en la que al igual que ahora, su lengua acariciaba con deleite los restos del sabor amargo, esos restos que, exactamente igual que ahora, tanto ansié por saborear.
Eternos se me hicieron los minutos que tardemos en pagar la cuenta, cuenta que por ninguna circunstancia permití que pagara ella. Hay quien llama a eso machismo, yo prefiero llamarlo caballerosidad, esa caballerosidad que durante años me intento inculcar mi padre, esa de la que yo me reía, esa de la que yo estaba haciendo uso esta noche. ¿O era mi desesperación, por tener a Bella entre mis brazos, quien la usaba?... Fuera quien fuera, la necesidad por sentirla de nuevo, protestaba a cada minuto que pasaba con más fuerza entre mis pantalones.
—¿A donde vamos a ir ahora chicos? –pregunto una más que eufórica Rosalie, acallando con ello el escueto silencio que reinaba en la calle, una vez que el cálido aire californiano nos golpeo de lleno al salir del restaurante.
—No muy lejos de aquí ahí un club –susurro Emmett—. Dicen que está bastante bien –añadió encogiéndose de hombros.
—Pues entonces, vayamos a ese club tan fabuloso, tengo ganas de mover estas caderas –respondió una emocionada Rosalie, enganchándose al brazo de mi amigo.
No pude evitar la sonrisa, ante los ojos perplejos de mi amigo por ese gesto de la rubia.
—Yo no voy chicos.
—¿Qué? –grito Rosalie, sin apenas darme tiempo a reconocer la voz de Bella.
¿Marcharse?... ¿Otra vez?... No, de ninguna manera, hoy no lo podía permitir.
—Estoy cansada. Además –añadió antes de que alguno de nosotros protestara—, me siento algo mareada. Ir vosotros, y pasároslo bien.
—Ni hablar, yo me quedo contigo –dije antes de que Rosalie pudiera adelantárseme—. Si estas mareada no es bueno que andes sola por estas calles –sonrió ante mis palabras—. Y ellos quieren irse a bailar así que… no tenemos porque romperles el plan –insistí de nuevo, causando con ello ese sonrojo tan apetecible en sus mejillas.
—Vale –susurro cabizbaja.
—¿Segura Bella? –pregunto Rosalie.
—Si. Ir a bailar, pasárselo bien. Yo me quedare con Edward –asentí ante su mirada.
—Como quieras –susurro Rosalie—. Cuídala bien, que no me entere que no llega sana y salva al hotel –ironizo apuntándome con el dedo. Tras ello, se despidió de Bella, y volvió a colgarse del brazo del grandullón, grandullón que a cada momento parecía empequeñecerse más.
—Pasároslo bien –dije con humor, ante la mirada desconcertante de mi amigo, mirada que no tardo demasiado tiempo en reclamar Rosalie—. Parece que se llevan bien –susurre acercándome a Bella, una vez nuestros amigos doblaron la esquina entre risas, desapareciendo así de nuestro campo de visión.
—Si, y es raro, Rose suele ser… algo cerrada con los desconocidos.
—Todo lo contrario a Emmett –respondí ante su respuesta.
—Edward –susurro llamando mi atención—, no hacía falta que te quedaras conmigo. Reconozco que a veces soy un poquito muermo.
—No –susurre acallándola—. Estoy encantado de quedarme contigo, de verdad. Además, llevo toda la semana de club en club, necesito un poco de aire fresco.
Y si era junto a ella… mejor.
—Vale, entonces ya no me siento tan culpable –susurro dedicándome una pequeña sonrisa, sonrisa que no tarde mucho tiempo en corresponder.
Y por unos instantes, ninguno de los dos dijo nada, el sonido de los pocos coches que pasaban por la carretera cercana era lo único que se escuchaba. Bella seguía cabizbaja, con las manos metidas en la fina chaqueta que vestía. Yo la miraba sin saber que hacer o decir mientras pensaba en algo que no la hiciera huir calle abajo hasta su hotel.
Pero nada de lo que pensaba servía. No para ella, quizás para otras si pero… para Bella no, ya me lo había dejado claro en otras ocasiones.
—Te apetece –tosí producto del nerviosismo—. ¿Te apetece dar un paseo por la playa? El olor del mar suele despejar –insistí ante la duda de su mirada.
—O causar más nauseas –respondió irónica.
—También –susurre antes de morderme el labio.
Joder, pareces una niña inquieta Cullen, me grite a mi mismo mientras esperaba su respuesta.
—Vale… vamos…
—¿Tienes frio? –pregunte al observar como Bella volvía a introducir sus manos en los bolsillos de su chaqueta, a la par que su pequeño cuerpo se encogía.
No fui consciente del momento en el que llegamos a la playa, hasta que el frio aire no golpeo mi cuerpo de la misma forma que el ruido de las olas lo hizo en mis oídos. Habíamos caminado varias manzanas calle a bajo a un paso tranquilo, mientras nos enzarzamos en una charla que poco tenía que ver con nuestra vida personal, pero que, lejos de hacerme sentir incomodo, aumento más mi atracción por ella, esa que parecía crecer con cada uno de sus gestos.
—Estoy bien –respondió asintiendo—. Esto es bonito.
—Si. Llevo toda la semana vagueando por aquí, y hasta ahora no me he dado cuenta de lo bonito que era.
Llevaba mucho tiempo sin fijarme en los pequeños detalles que me rodeaban. Quizás demasiado.
—¿Ocupado en otros menesteres quizás? –inquirió risueña, a la vez que golpeaba mi brazo con su codo.
—Privado de mis cinco sentidos la verdad –respondí con sinceridad, haciendo que ambos nos riéramos. Ella, por mi comentario, yo, guiado por el sonido de su risa.
—El alcohol es dañino, te hace hacer cosas que jamás harías sin el.
—Si, pero también ayuda con cosas que no hacemos, pero que nos morimos por hacer –respondí ante su comentario, comentario que me valió otra de sus penetrantes miradas.
¿Mi comentario le había recordado lo sucedido hacia ya más de seis meses? Puede que sí o puede que no. Fuera lo que fuera, yo no iba a decirle que el recuerdo de aquella noche, seguía patente en mi cabeza.
Admitir eso sería como admitir mi sentencia de muerte, y por mucho que Bella me atrajera, no debía ser débil.
—Como publicista venderías muchísimo –dijo con humor, apartándome la mirada.
—Eso me decía mi madre de pequeño, pero finalmente me decante por lo que sabía hacer. Dibujar –respondí ante esos ojos que volvieron a clavarse en mí, pidiendo una respuesta.
—Algo que parece dársete bastante bien.
—Y no has visto nada. Cuando quieras te hago un retrato.
—¿Si? –inquirió con ojos expectantes— ¿Sabrías? –asentí.— Vaya… Yo apenas se garabatear mi firma.
—No es complicado, todo es cuestión de técnica.
—Algo de lo que yo carezco –rió—. Ahora si tengo algo de frió –susurro encogiendo sus brazos alrededor de su cuerpo.
Sin dudar un solo instante, me quite la chaqueta de paño que vestía, y con suma delicadeza, la deje caer sobre sus hombros.
—¿Mejor? –pregunte mientras mis manos terminaban de recolocar mi prenda por su diminuto cuerpo.
Y no pude evitar perderme en su mirada, mientras mis manos acariciaban lentamente sus brazos por encima de mi chaqueta.
—Edward yo…
—Me vuelves loco Bella –susurre por impulso sin parpadear. Ya no aguantaba ni un segundo más, teniéndola tan cerca y a la vez tan lejos de mí.
—¿A cuantas les habrás dicho ya eso? –susurro manteniéndome la mirada.
—Te aseguro que a ninguna –no mentí. La atracción que sentía por Bella era algo nuevo e inexplicable para mí.
—Es que yo no soy como ninguna –murmuro irónica.
—Eso es cierto. Tú eres única.
—Vas a necesitar más que esas tres palabras para meterte en mi cama Edward.
—Si es para no salir nunca de ella… hare lo que tenga que hacer –sentencie en un susurro.
Y sin más, acorte la pequeña distancia que nos separaba, y acalle sus labios con los míos, antes de que pudiera protestar.
Anterior - Capítulo 8 Siguiente - Capítulo 10
****
El siguiente capítulo esta completamente en mi cabeza, con un poco de tiempo, y algo de inspiración… creo que podré traéroslo pronto, si nada me lo impide claro, porque últimamente… :-S. ¡¡¡Besos!!!
6 Sonrisas:
o m g.. dejaste calientito el tema pal siguiente cap... me encanto... auch la playaaa perfecto jojoj ... pero creo k ed deberia usar ahora en adelante la caballerosidad con ella aunk sea excusa de ligue jajajaj ayyy k monos me gutaaaaaa
wuaoooo!!! me gusto muchisimooo ... esto va paso a pasitooo. Edward fiel a sus convicciones no quiere saber el significado del amor!! vamos a esperar cuando en realidad se enamore.... me encanta y mas cuando le dice tu eres unica y lo que le contesta ella " vas a necesitar mas que esas tres palabras para meterte en mi cama" auchhhhhhh como dice mi maris!!!! golpe bajo jeje
gracias por el cap!!!! me encantooo.
OMG!!! que manera de cortar }:-]
jajaja esta demasiado Genial quiero ver en que acaba esto, es que no creo que Bella ceda tan rápido sobretodo después de haber dicho esas magnificas palabras que me hicieron reír :-}, amo su personalidad es tan segura de si misma!! En cambio Edward esta mas que obsesionado tan seguro siempre y ahora detrás de una sola "falda" y hasta utilizando la caballerosidad como arma según él, Porque para mi es mas bien porque quiere tratarla así sin darse cuenta!
Ahh una cosita Almu eso que dijiste me llamo la atención, es que de verdad debe ser difícil narrar o describir a dos Edward o dos Bella (mas aun)y que no se te parezcan, pero déjame decirte que lo estas haciendo muy bien porque jamas se me han mezclado las historias no lo he notado! Si te referías a eso no?
Holaaaa Almuuu!!!!!
Noooooooooooooo!!!!!! justo ahi lo dejaste!!!!! :-[ jajaja..... q final ehh.. tengo unas ganas tremendas del siguiente capitulo jeje.. :-D
Fue Geniiiiiialllllllll!!!!!! ...Fue como perfecto la escena, la playa, el frio, la caballerosidad aunq nose si es para meterme en la cama de Bella, creo q con ella le surge naturalmente aunq Edward no se de cuenta todavia!!
A la pregunta de si esta obsesionado, creo q si pero se va a dar cuenta q quiere a Bella para mas q un revolcon, nosee mi opinion jeje...
Bueno solo queda esperar el siguiente para saber como reacciona Bella, asi q subilo cuando puedas, cero presiones, entiendo q debe ser dificil y necesitas tiempo e inspiracion, asi q cuando puedas!! :-)
Besoooooossssssss!!!!!!!
Ohhhh nos dejaste tan cerca, eres mala }:-].
Ya no creo que lo de Edward se pueda llamar obsesion es mas bien el capricho por lo que se le hace por momentos inalcanzable, o sea, nunca ninguna mujer se le resistio, todas caian a sus pies y era él quien daba por terminada las relaciones sin dejar que nadie tuviera de él mas que su cuerpo y unos momentos de placer, sin que nada mas estuviera en juego, pero luego aparece Bella que se comporta como él lo hizo incontables veces y genera esta especie de relacion atraccion/rechazo con la que no esta familiarizado, aunque le es mas que conocida, ahora se encuentra del otro lado de la relacion, donde él es el rechazado. Ironico no? Bien por Bella. Ella tambien es mala }:-], aunque tambien va a caer por Edward, él va a caer primero. Creo :-}
Besos
waaaaaaaaaaaaaaaaa :-D seeee *^*
Y tú, ¿nos regalas una sonrisa?